Saturday, September 30, 2006

Veikko Antero Koskenniemi

A la poesía se debe llegar sabiendo que no va a ser un fin en sí misma, y que sublimarse en ella sin otro interés que el de gozo por el conocimiento que propicia es su mejor valor. Nunca poesía para herir, para encantar, para derrotar, para conquistar... y menos para vender. Siempre poesía para el conocimiento, para la serenidad, para el gozo del sentimiento vivido. No para la autosatisfacción, nunca, sino para el autoanálisis.
En fin, que la poesía nunca debe ser «respuesta»... debe ser «pregunta».

(21:07 horas) Emotivo y entrañable el acto de entrega del Premio Libertad. He sentido el cariño de mucha gente y he visto a todos nuestros muchachos felices por este reconocimiento al trabajo desinteresado de todos durante un montón de años. Confieso que se me puso un nudo en la garganta en el justo momento en que Jesús Márquez interpretó mis poemas y no se me fue ni en la intervención deliciosa de Ramón Hernández, ni en la entrega del galardón, ni en las palabras finales de Jesús Caldera. Miraba a mi colega Juan y se me saltaban unas lagrimillas de emoción, pues han sido muchos años juntos luchando por un proyecto loco y maravilloso, y este reconocimiento nos da energía para seguir haciendo locuras.

Allí estaban Youssouph y Malik, Susana y Lolina, Javi y las niñas de Mario, algunos chavalillos del nuevo MPDL, Blanca y Mariángeles, la hermana de Juan y su moza, su padre –orgullosísimos–, Miguel y Berta con su cuquina chica, Juan Martín Tiedra con señora y sobrinillos, mi familia entera... y el espíritu solidario de Sonia y el Pepe... todos mezclados con calderas, rabadanes, meleros, málagas... y con la gente hermosa de la Agrupación Socialista Bejarana... ¡Mil gracias a todos! Y unas gracias especiales para Ramón, José Manuel y Antonio Gutiérrez (el tiempo nos une siempre, amigos).

Friday, September 29, 2006

Matti Yrjänä Joensuu


Hoy, mi mujer y mi hijucha me han regalado «Escrutaba la locura en busca de la palabra, el verso, la ruta», de Charles Bukowski, un libro que tenía muchas ganas de leer desde hace tiempo, que pedí varias veces a mi librero y que nunca conseguí que me lo trajese. Mañana le daré entrada y fin.
Por otro lado, ando reflexionando sobre la obtención del Premio a la Libertad que mañana nos será otorgado de manos del Ministro Jesús Caldera. No hay duda de que es un bonito empujón que nos llena de responsabilidad y de ganas renovadas, sobre todo un magnífico empujón para Juan, sobre cuyas espaldas siempre ha pesado la responsabilidad de nuestra actividad social y solidaria. Espero que mañana sea el día que marque el principio de nuevos proyectos y de mayores riesgos.

Dejo aquí mi abrazo de hermano al compañero de fatigas Juan Hernández, el Juanito de siempre, a la vez que le aseguro que es uno de los tipos más importantes de mi vida –y de la de muchas otras personas–. Eres grande, hermano, el más grande. Gracias por existir y estar siempre a mi lado.
(22:51 horas) Es inevitable sufrir en el transcurso vital, pero si ese sufrimiento no lleva consigo una carga de conocimiento, resultará absolutamente inútil, lo que lo multiplicará y terminará por hacerlo mucho más arduo. Sufrir es saberse vivo, y tal circunstancia –tal conocimiento– terminará siendo gozosa si se sabe procesar.
Lo más práctico es ser consciente de cómo vibra el dolor –sea físico o psíquico– y arañarle cada esquina para saber superarlo y aprender de él.

Thursday, September 28, 2006

Tove Jansson


El efecto de la libertad es siempre doloroso, y por ello califico a la libertad dentro del capítulo de tragedias, y con nota alta. Y es que la libertad en sí no puede contemplarse sin sus efectos y sin las carencias que nos llevan a buscarla.
Quizás en la soledad del pensamiento pueda llegarse a encontrar algo parecido a una libertad feliz, aunque me parece harto difícil.
Lo correcto sería definir en cada ser humano, desde bien pequeñito, el concepto de libertad y el de utopía, enseñarle que la soledad es imprescindible para acercarse a la idea de libertad y que el otro –sólamente un único otro– supone ya la impracticabilidad del concepto.
Si la libertad llega por lucha personal, acotarás tu territorio libre para que no sea agredido –¿es eso libertad?–, si llega por el trabajo de otros, te sentirás atado a su idea de libertad y eso mismo te robará la tuya; si llega por azar, sinceramente, eso no es libertad, porque no la apreciarás como tal.
La libertad sólo se aprecia en su patente carencia o en la dificultad del camino que nos lleve hacia ella. Y es curioso que en ese proceso nuca existe.

Wednesday, September 27, 2006

Anna-Leena Härkönen


No sé educar y sólo acumulo fracaso tras fracaso en esta tarea que me hace vaso vacío.
«Educar», ¡qué mierda!... Y de mis fracasos constantes, una pregunta igualmente constante: ¿Para qué, educar para qué? Fracaso en el «cómo» y no sé el «para qué»... Magnífica situación en la que me encuentro y me ahogo.
(21:42 horas) Yo siempre he dado mano abierta a mi instinto, lo exploro a diario, lo ayudo y me empeño en conocerlo. Y sé que al afirmar esto entro en contradicción con toda mi defensa de los valores reflexivos, pero no me importa. Intento llegar cada día a moverme en una mezcla de instinto y reflexión que me hace ser una especie de oxímoron con zapatos, pero siento en mi interior que necesito buscar un equilibrio entre estos contrarios, obligarlos a convivir en mí y conmigo.
Ser consciente de esta lucha me proporciona placer, y tal placer me lleva muchas veces a correr pequeños riesgos que me animan (de “ánima”).
Me encanta vivir en la contradicción –pero ser consciente de ello.
(22:23 horas) Llegar a conocer lo que otros ya saben quizás sea perder el tiempo si nos quedamos ahí, en la coincidencia de conocimientos. Hay que buscar el error o el más allá en lo que se aprende. Ahí es donde vibra la música de la vida.
Oye, y que hace unos minutos me pasan un avisito de que me ande con cuidado y no me meta con «personas importantes» de la ciudad. ¡Coño!, no sabía yo que en la ciudad hubiera personas importantes o, mejor dicho, los tipos con los que supuestamente me he metido en este diario durante los últimos meses –son pocos y cobardes– nunca me parecieron importantes.
Hay que ver cómo está el pueblo, mecachis, que haces la pequeña crónica particular de una «verdad vivida» para aclarar ciertas «decoraciones mediáticas interesadas» y empiezan a aullar los perritos falderos como si fueran lobos.
Pues bien, voy a recordar que me suelo crecer ante la adversidad, y más ante los avisos aviesos... también recordaré que no tengo ganas desde hace mucho tiempo... también diré que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio...
En fin, que ahora va a resultar que convivimos con una miserable pandilla de matones –de cartón piedra–. Que ya murió el General hace unos años, coño –sus sicarios asesinaron a mi abuelo Felipe... ésos sí eran sicarios y no estos patéticos avisadores anónimos–, y que amenazar es de mala educación.
En fin, que seguiré en este «mira cómo tiemblo» viendo pasar las sombras marengo de los tristes de espíritu.
«Personas importantes»... Hay que joderse.

Tuesday, September 26, 2006

Martti Haavio

La precaución. Siempre sujetando nuestra debilidad con asuntos inútiles con los que protegernos. Tiempo perdido en una autodefensa que probablemente no nos servirá para nada. Qué ingenuidad la de las precauciones tomadas con un apriorismo tan extenso que sea capaz de hurtarnos al placer.
¿No será mejor correr a tumba abierta y luego, cuando el suceso llega –sea de placer o dolor, que no importa–, buscarle un significado, crearse, recrearse o autodestruirse.
La precaución nos quita tiempo de vida mientras pensamos en vivir dentro de unos márgenes de seguridad que no nos permitirán vivir.

(22:23 horas) Hoy me han regalado un extraño libro de poemas de Marián Bárcena (a la que no conozco de nada) en edición bilingüe castellano/inglés, «Nociones del imperio/Notions of empire» con unas bellísimas acuarelas de María Teresa Martín y traducción de Mike Escárzaga.
Lo más sobresaliente es el lujo de la edición de «Reino del aire» para un volumen que no tiene pinta de venderse más que como objeto. Y yo no entiendo nada, ni la edición lujosísima, ni los poemas y su excusa, ni el arrojo traductor, ni las cuádrigas rampantes, ni una cosita Instituto Cervantes que lo acompaña a todo.
Otros bautizos conocí en los que sobró casi toda la comida.
No sé.

Monday, September 25, 2006

Paavo Haavikko


Cómo me gusta el desinterés, llegar a todo desde él y salir de todo con él, porque en el desinterés se disfruta de lo que nos rodea, de lo que nos contiene y de lo que nos ata sin buscar una finalidad. Ahí es donde radica el valor del desinterés, en que no conlleva esa carga de rigor y voluntad con la que se acomenten las acciones o cosas con vocación de finalizarlas.
El mundo sucede, sucede el hombre, deviene inexorable la naturaleza y hay cosas que permanecen y otras que mutan... y yo mirando con desinterés, chupando el néctar de lo que me resulta superior y desdeñando lo que me parece inferior, sin otorgarle importancia ni al paso ni a lo que promete no perecer.
Todo sigue y seguirá cuando yo no lo mire... o nada existe ni aún posando mi mirada sobre ello. ¿A qué, entonces, hacer un esfuerzo que no sea de placer por las cosas y los seres? Sólo en gozarlo todo con desinterés veo un buen proyecto de vida.. de vida satisfactoria que se enreda en un bucle de lo inacabado.

Sunday, September 24, 2006

Aatos Erkko


Sin adaptarme aún a los rigores del curso escolar, estoy contento porque mis chicos parece que han empezado con ganas –aunque esto no es como empieza...–. Sigo (seguimos) sufriendo la enfermedad de Mada y el encono de Ángel contra lo que sería la mejor solución para todos: contratar a una persona para atender de forma constante a Mada en casa. No entiende el colega que está descabalando nuestras familias, y esto afecta a la educación de los hijos y a las relaciones de pareja. ¿No le iluminará su Dios de una puñetera vez para que acepte cambiar el sacrificio constante de todos por un pequeño sacrificio económico –también de todos– que nos haga llevar el asunto con más dulzura y menos tensiones? En fin, que seguiremos comiéndonos este marrón por el camino difícil, el de ganarnos el puñetero cielo por el sacrificio inútil y diario. ¡Bah!
(16:56 horas) Odio el melodrama cuando se trata de la vida, esa actitud tan común (y tan católica) de ver el mundo sin la mirada práctica de la lógica. Todo se novela y se fabula, cada suceso tiene una banda sonora y un tempo absolutamente teatral; y en esa mirada pequeña, siempre también un punto egoísta disfrazado de conciencia limpia. Los que abundan en estas formas –que son muchos–, jamás han sentido el sufrimiento sicológico de una vida practicable, sus motivos son espurios sin saberlo –o sabiéndolo– y su fin es pasar sin que les roce el daño, volcándolo al instante en los hombros y en las cabezas de otros, mientras hacen aspavientos e incluso derraman lágrimas.
Ojo, y nunca puedes herirlos, porque son gente «buena», ordenada y cumplidora de leyes humanas y divinas... no tienen temor a la muerte de los demás y fían la suya a un Dios magnánimo al que han servido siempre con humillación... ven de maravilla que su caridad pacata se transforme por arte de magia en la sumisión de otros... nunca han sentido el placer porque es pecado... ni dejan que sus cercanos piensen en sentirlo y practicarlo.
Son tipos de otro mundo que siempre han vivido y vivirán bien, pero sin saber lo que es la vida. Su conveniencia es el camino fácil y su pasión es pensar que los demás debieran ser como ellos para el que el mundo fuera perfecto... perfecta y jodidamente melodramático.
Lo que hacen por los demás, lo hacen exactamente por sí mismos.
Vamos de puta madre.

(22:04 horas) Para qué pensar en acabar todos y cada uno de los asuntos en los que nos metemos. No es bueno acabar, porque en el acabamiento hay cierta historia de triunfo que no es conveniente para mantenerse lúcido. Lo mejor es amar lo que haces con intensidad para conseguir que jamás termine. Acabar hace a tu mente cómoda y consigue que pienses de ti tan en positivo, que termines siendo incapaz de retomar la vida en clave de búsqueda. Además, siempre te queda esa «buena conciencia» de la que decía Pavese que «no es otra cosa que la expresión del deseo que todos tenemos: ser nosotros; sentirnos cómodos siéndolo.». Y la comodidad es muerte en cierta forma.

Saturday, September 23, 2006

Rabbe Arnfinn Enckell


Generalmente, los que me rodean se burlan de las cosas que yo considero importantes, precisamente porque para ellos no lo son y, por tanto, ven en mi mundo algo inútil y absurdo. De ello he aprendido que la opinión de los demás me importa un pepino, sobre todo si esos demás demuestran una jodida incapacidad para hacerse preguntas que no sean de índole deportivo, de sexo o de baja economía.
Es por ello que debemos escoger entre quienes nos rodean a una o dos almas sensibles –si es que existen– y cerrar nuestro mundo relacional en ellas.
En todo caso, y no sé por qué, mi esperanza quiere un momento de gran tensión social para que crezca el número de personas que se hagan preguntas importantes... y vendrá, claro que vendrá, vendrá de manos de los ambiciosos que no dudan en derramar sangre por riquezas, vendrá por los iluminados de oración y fe ciega, vendrá por los harapientos que llegan buscando lo que es suyo... y algunos pensarán sólo cuando vean peligrar su parcelita de miseria.

Thursday, September 21, 2006

Outi Alanne


La lógica arbitra casi todos mis actos, y por eso mismo la lógica aparece en mis poemas, pero siempre con un componente de sorpresa –que no es ilógico jamás, por cierto, aunque parezca inimaginable–. El problema fundamental que encuentro con demasiada frecuencia es que el instrumento de tortura que es la lengua –vamos a llamarlo mejor «el idioma»– llena de irregularidades el objeto de palabras que conformo. Por ello a veces parezco tan estúpido en mi poesía, porque el idioma no me es propicio para generar las figuras lógicas de mi cabeza, de mi realidad y de mis ensoñaciones. Pudiera decir que vivo la poesía con intensidad, que alumbro el poema con satisfacción personal y que lo estropeo en el acto físico de la palabra. Por ello siempre pienso que he de formarme como filósofo, que he de esforzarme en conocer los artificios del hombre y los artefactos de su cabeza social y científica.
Conocer el idioma es poder desentrañar un buen porcentaje de los jeroglíficos que sólo están claros en la nebulosa del pensamiento, y acotarlos, apresarlos con saña para luego lanzarlos a los oídos y a los ojos de los otros.
¿De qué me sirve el sentimiento –de los sentidos, coño– si sólo se queda en el plano de las sensaciones y no sabe llegar a mostrarse con perfecto detalle sobre una mano o sobre una mesa?
Describir sin contar con el conocimiento previo de un «objeto» o de una «vivencia» que sirvan como señal inconfudible y relacionable es fracasar siempre, pues el hombre, de natural, no sabe aprehender si no ha tenido antes materiales que le lleven a relacionar y a no confundir.
Busco y no sé dónde buscar... pero busco, joder, busco cada puñetero minuto del día.

Wednesday, September 20, 2006

Juhani Aho


Esta tarde, mientras trabajaba en mi estudio en el absurdo de una revista publicitaria, pensaba en cómo atraparía mejor esta sensación de tedio y de vida perdida que sobreviene mientras me dedico al estúpido arte de sobrevivir. Quizás en un poema, me dije, un poema que actúe como solucionario y como espejo del drama pequeño, un poema que consiga que mi inutilidad se torne útil. De ello he tomado conciencia, y ahora me amparo –me conformo, mejor dicho– para otorgarle un valor positivo a lo que no lo tiene. Debo engañarme cada día y decirme con convicción que actúo como poeta en cada segundo de prosaísmo que se suma al siguiente... ¿Y me perdonará la poesía que la tome y la practique como justificación o como mentira piadosa?, ¿se hará patente en mi letra el impás en el que me encuentro? Ahora no me llama la poesía, no me busca... soy yo quien la persige como un náufrago o como un amante sin su par.
A veces la sentí apremiante, noté su ardor y hasta llegué a odiarla por sus insistencia... Hoy la encuentro indispensable y huida.
Debo reconocer que he andado enredando en mis primeros cuadernos de poemas y que tal aventura me ha resultado muy negativa, pues he visto con nitidez que he nadado siempre en un monotema y he terminado ahogándome en él. Siempre el mismo poema, siempre, siempre...
(22:31 horas) Quizás necesite buscar un nuevo punto de arranque desde el que buscar, dar por finalizado un ciclo, morir un poco... y que vuelva a fluir la candidez para encontrar las ganas y esa sensibilidad renovada que me haga regresar al poema.
Y recuerdo de pronto que ayer me llamó el colega Marino (de «La Luna de Mérida») para pedirme un monólogo sobre Areúsa con el fin de ser representado entre chavales de institutos y para hablarme del poeta suicida Carlos Obregón, por el que mostraba gran interés. Al primer toque no recordé, pero cuando miré mi archivo de poetas suicidas, caí enseguida en la cuenta de que a Carlos le había dedicado un porma en «Paraísos del suicida» y que guardo algo de información sobre su vida y su obra. Voy a llamar ahora a Marino para explicárselo y le enviaré un mail con la información que tengo sobre Carlos.

Monday, September 18, 2006

Anchee Min


Me he dado cuenta hace unos días que la poesía me ha llevado al estudio de diversas materias con tensión y con más ganas que nunca, y lo ha hecho hasta el punto de que el estudio diario y anárquico puede a la poesía, de tal manera que ya ni me permite atacar un poema. También he caído en la cuenta de que la poesía me ha hecho repudiar la prosa y hace años que me cuesta un enorme trabajo acabar de leer una novela. Mis apetencias corren por los caminos de la filosofía y por los de la ciencia, y siempre jugando a buscar sus nexos de unión y las zancadillas que una le pone a la otra. También es cierto que los poemas propios que me han dejado más satisfecho hasta el día de hoy son los que parten de conceptos recien estudiados y razonados.
Y soy feliz de saber esto hoy.

Sunday, September 17, 2006

Cao Xueqin


Habrá que acercarse a Toledo a comprar una espada y ponerle nombre para estar preparados cuando llegue la próxima cruzada benedicta –yo, por mi parte, haré una cruzadita nihilista, algo así como todos contra todos–. Ayer, mientras comíamos, Antonio me comentó que el colega Bene tiene razón por esta vez en sus palabras, aunque sólo le faltó decir un «y nosotros también» para dejarlo todo en su sitio; y yo estoy totalmente de acuerdo con Antonio, pues tanto el islamismo como el catolicismo están asentados en el temor y la sangre, y ninguno puede reprochar al otro nada que tenga que ver con estos conceptos... Sí, pueden discutir sobre quién ha matado más en el curso de la historia –yo creo que los católicos se llevan la palma–, pero nada más.
También, ayer, asistí a una entrevista realizada con muy buen criterio en La 2 de TVE a un jesuita fundador de la teología de la liberación, Jon Sobrino, y me gustaron algunas de las cosas que dijo. Puso el hombrito énfasis en que mientras el Vaticano ensalzaba los valores de caridad elevando a los altares a Teresa de Calcuta, era absolutamente reticente a reconocer los valores de justicia en mártires como Ignacio Ellacuría, asesinado por defenderlos –incluso los recrimina–. También estuvo fino cuando espetó que el marxismo tiene las mismas bases y los mismos fines que el cristianismo y que las dos propuesta de organización social y sus fines pueden convivir perefectamente, sin roce alguno, imbricadas para una evolución positiva.
Yo escuchaba boquiabierto y encantado al sacerdote reclamando que había que trabajar por la justicia, que los países ricos deben ayudar a los paísese pobres para equilibrar la balanza y que deben hacerlo en claves de humanismo, sin reclamar beneficios a sus dádivas ni modular a su antojo las costumbres y la forma de vida de esas gentes. Estaba encantado porque he razonado muchas horas y he escrito metros de palabras sobre ese tema y en esa misma clave.
Lo único que me jodió un poquito fue la excusa evangélica que el tipo utilizaba de vez en cuando para apoyar sus argumentos. Si hubiera dicho lo que dijo olvidándose de pronunciar el nombre de Jesús, todo hubiera estado mucho mejor centrado.
En todo caso, me gusta encontrar de vez en cuando testimonios como este, porque me aportan un poquito de esperanza.
Espero que en el otro bando, en el islámico, también existan tipos con esa misma mirada. Fiaré en ello y esperaré a que lleguen a tomar las zonas de clase de sus sectas para que puedan «imponer» ese mensaje a los locos fieles que no piensan.

(12:49 horas) Leo a Eugenio Montale en una edición magnífica de Fabio Morábito y me asombro, me asombro y me duelo de no saber llegar ni a un 10% de su magia... ni a un 5%... Y digo esto haciendo un descanso en la página 722, donde posa un poema que lleva por título «Big bang o altro», ni peor ni mejor que los ya leídos, simplemente genial: «Mi pare strano che l’universo / sia nato da un’esplosione, / mi pare strano che si tratti invence / del formicolìo di una stagnazione. // Ancora più incredibile che sia uscito / dalla bacchetta magica / di un dio che abbia caratteri / spaventosamente antropomorfici. // Ma come si può pensare che tale macchinazione / sia posta a carico di chi sarà vivente, / ladro e assassino fin che vi vuole ma / sempre innocente?» (me parece extraño que el universo / haya surgido de una explosión, / como me extraña que se trate en cambio / del hormigueo nacido de un estancamiento. // Más increíble que sea fruto / de la varita mágica / de un dios con caracteres / monstruosamente atropomórficos. // ¿Cómo se puede creer que tal maquinación / se endilgue a quien será viviente, / ratero y asesino todo lo que quieran / pero inocente al fin y al cabo?).
Decir como Montale, un tipo enfermizo e introvertido que sintió en toda su vida que no servía para nada... ¡Qué gozo leerlo!, qué envidia.

(17:49 horas) Tengo esta tarde una sensación de gente sola que se cruza conmigo, y me vienen a la cabeza unos versos de José Luis Morante que son exactamente mi sensación de ahora. Los busco en su «Largo recocorrido» y los leo lentamente para encontrar de nuevo ese ritmo endiablado que el colega refugia sus poemas, la encabalgada música y el sentido común que nos aúna: «Murmullos incesantes depositan / triviales comentarios sobre un móvil. / Las pupilas disimulan tediosas, / leyendo fraudulentas biografías. / Lerdas sombras ocupan las aceras. / Se hace tarde y soplan vientos fríos. / Una lejana risa se repliega / en la circunferencia del cansancio; / mientras, evoca un viaje parecido / y asiente circunspecta a los mensajes / reiterados con música de fondo. / Camufla un cigarrillo el desconcierto / de quienes no adquirieron el billete. / La expresión triste de los rezagados / atenaza el adiós del que se queda. / Y sin embargo ocurre lo de siempre / en el amplio vestíbulo en penumbra. / Antiguas convenciones se repiten / con sobria precisión de cirujano, / como si un domador sin repertorio / descubriera por vocación intacta / la urdimbre rutinaria y misteriosa / de los trenes de largo recorrido / que parten azarosos al encuentro / de míticos destinos en las vías.».
José Luis trabaja siempre en un tono especial que yo comparto, jugándoselo todo a doble o doble, pues la nada ya está para gozarla o sufrirla, para ser de ella o para estar en ella. Confieso que con cierta frecuencia acudo a sus poemas para buscar en ellos sensaciones comunes, rabia o láudano... y todo en la solidez poética que aseguran sus versos siempre. En ellos estoy siempre, porque nuestras vivencias son comunes, porque somos del mismo tiempo, el mismo espacio y la misma sensibilidad... Cuando no sé acotar un poema, José Luis me da las claves para hacerlo... aunque él no lo sabe.
Y reescribo por enésima vez el poema que da comienzo a mi nuevo poemario terminado, que se titulará «Hammarcord». Este poema de inicio llevará por título «Amanece en Rimini» y la última versión es como sigue: «De las uñas mordidas o de lo que amé / cuando los días no sabían acabar / porque eran luz y ocaso y a la inversa, // me quedó como un batir de párpados, / un pestañeo sepia o blanco y negro / que me hace y deshace, / que me rima hacia adentro / en justa consonante. // El mar que no vi entonces / era una piel ajena / llamando a lo interior como una química, / ahora paz / antes guerras mínimas tan grandes, / tan sin derrota, / tan despiadadamente dulces. // Yo y vosotros / no fuimos, / apenas somos / todo y nada. // Sábanas blancas frías / para un calor común / tan compartido / como el pan o los golpes, // como el pan / o / los golpes.». Es una voz común y ajena a la vez que me grita por dentro y no sé concretarla con las palabras justas.

Saturday, September 16, 2006

Sima Qian


Mientras se nos viene adivinando otra guerra santa con desafortunados cruzados benedictos e integristas islámicos –prefiero a Los Morancos, y mira que son los tíos de lo más desagradable–, los sociatas gabachos han pillado a una periquita de buen ver que probablemente se lleve el gato al agua ante los guapetones intelectuales de derechas y los neofascistas lepenes (estos sociatas sí que saben)... Lo mismo para el año que viene se da la piña un Airbus contra la basílica de San Pedro y tenemos que revisar al periquito Nostradamus con atención y darle la razón a los visionarios proufo y a los codigodavinceros... y me jodería.
El caso es que la milonga mundial está cada vez más chunga –y peor que se va a poner– y en los gobiernos galácticos –inclúyanse los de carácter religioso– ha caído una caterva de disminuidos integrales de agárrate... Y mientras, olvidándonos del clima y sus catarros –que ya verás–. Va a ser mejor empezar a excavar en el suelo de mi cueva y profundizar bien para hacerme el bunker deseado, que de esta pandilla de hijos de putas poderosos se puede esperar cualquier cosa y ya.

(13:29 horas) Hoy concelebramos el cumpleaños de Ángel con comida familiar enredada en un murmullo de enésima última cena y no me apetece nada de nada no poder quitarme los zapatos y los pantalones durante la manduca. El caso es que cada día llevo peor este tipo de reuniones en las que flota la enfermedad como una espada de Damocles chunga y en las que los silencios dan unos gritos atronadores que ensordecen.
Me llevaré mi diario gráfico de otoño para hacerme transparente y que no se note mi presencia y, sobre todo, para entretener mi mano y dejar mi boca cerrada hasta llegar a meta. Es la hostia.

Thursday, September 14, 2006

Chow Ching Lie


Hay un planteamiento lógico de la existencia humana que siempre me ha interesado, el de dejarse llevar por lo inexorable. Me ha interesado y creo en él a pies juntillas: un hombre no puede decidir su futuro si no es dentro de la inexorabilidad de las cosas que lo rodean. Es, pues, el mejor método a seguir el de la adaptación constante a esa lógina que está por encima de las decisiones y nadar a favor de corriente intentando aprovechar las distintas oportunidades que se presenten. Y, sí, también ser hedonista, buscar el placer por el placer ante la lógica de triste trazado y seguro final. Convencer de esto al común de los mortales no es difícil –siempre que no crean en un Dios salvador–, pues el planteamiento raya los límites de la razón más primaria, pero de ahí a que lo practiquen, es ya otra cosa... pero para qué entrar en el terreno de las utopías.

Wednesday, September 13, 2006

Xin Qiji

Vengo de un organismo semipúblico y me he quedado anonadado de ver trabajando en él a un tipo que no me cuadra –carne de pesebre, a pesar de que el periquito en cuestión siempre ha criticado esta circunstancia a voces allá por donde pisase–. No pasaría nada si fuera otra persona, pero siendo tan «Vox» y tan quien es, me da que se le van a estar revolviendo la tripas hasta el último retorcimiento por tener que tragarse esa piedra de molino... A estas alturas haciendo valer militancia de bar, Dios santo... Lo que fuimos y en lo que terminamos.
Y después, nada, entre sonrisa cabrona y cigarro matón me dedico a darle caña a mi curro, que se me anda acumulando en los últimos días, mientras aguanto el temporal de pagos y el aluvión de incorrecciones que me abrasa. Coño, y al cambio de horarios, que ya mi casa funciona de normal y la bolinga de verano ha tocado a su fin con esa cosa de comer antes, mover a los críos y tal.

(20:14 horas) A media tarde recibí llamada de Esther, que andaba con Lourdes por Segovia comiendo tostón. Unos cielos las dos.
Luego, a lidiar con tipos que le saben dar siempre las vueltas precisas a las cosas para salir ganando. Este país sigue siendo el reino de los pícaros y de los empeñados en vivir sin dar un palo al agua... también es un país de rejones, de quijotes de falsetes, de listos torpísimos y de caracartones. Tienes que andar todo el día alerta para que no te la metan doblada, coño; y eso cansa, por lo menos a mí me cansa mucho.
(22:21 horas) Espera, aprende a esperar, y triunfarás siempre, aunque sea perdiendo.

Tuesday, September 12, 2006

Ban Gu

Vuelta al curro normal, al de todos los días, con visita inesperada de Vanesa, la delegada argentina ( de Argentina y de «argentum») de Paquito Ortega para asuntos de trabajo. Nos tomamos una caña en Cubino y charlamos por encima de proyectos y otros estados de la materia. La vi guapísima, delicada y flou. Un cielo de niña. Marchó a intentar cobrarle a Luisfran la factura fiestera de sus representados y quedamos en vernos por la capital del reino con mediación de poesía y cañas. No lo olvido, Vanesa.

Sunday, September 10, 2006

Lin Shu


Debiera existir un tiempo natural para la muerte o quizás debiéramos buscarlo cuando aún el cuerpo y la mente aseguran autogestión.
A pesar de la dureza que encierra, el mandato natural actúa siempre con una lógica aplastante que está muy por encima de los pensamientos filosóficos y de los avances científicos. El hombre acaba y es un grave error mantenerlo por milongas artificiales en una calidad de detritus latente que distorsiona. Y digo esto con la consciencia de que en un corto plazo de tiempo me ha de llegar la hora de la decisión, el final del ciclo natural.
Quizás mi planteamiento sea egoísta, pero no quiero que mis hijos tengan en mí una rémora que les impida colmar sus vidas con la libertad o las cadenas que ellos mismos decidan ponerse o quitarse.
Como padre, tengo una responsabilidad irrenunciable sobre mis hijos, debo encauzar su camino humanístico mientras su biología termine de tomar las riendas de su libertad. Como hijo, sólo tengo una impronta moral que me obliga, y está en mi decisión modelarla, seguirla o descartarla, procurando siempre huir de los marbetes tradicionales y de los roles marcados. Mi apuesta debe ser que mis hijos crezcan libres y sólo me utilicen como apoyo hasta que yo decida, nada más; que mis padres vayan a su ritmo y que no me procuren disturbios, ni yo a ellos. Que vuelvo a repetir lo que ya he escrito muchas veces: los padres son responsables de sus hijos, pero los hijos no deben asumir las cargas de sus padres si no es por condicionamientos de afecto, cariño o compasión, y siempre en libertad, por supuesto. Bajo este planteamiento, un padre siempre es «culpable» de las consecuencias finales o transitorias que resulten en sus hijos, pero esa culpabilidad nunca puede llevarse a la proposición contraria, de ninguna manera, de ninguna.
La ley natural es taxativa en esto: el individuo que no sirve se elimina. Y yo me pregunto: ¿Qué hay de Dios en este hecho contrastado? ¿No es ese Dios que no existe el que ordena el mundo y la naturaleza? ¿La moral es herramienta de construcción social o es arma de destrucción de la especie con su influencia negativa en la evolución genética del grupo?... Háblenme los filósofos de esto, por favor, explíquenme los teólogos a ese Dios contradictorio que por un lado arbitra la norma de la selección natural y por otro nos dota de una moral destructora de su norma.
Viene todo esto a que me siento profundamente decepcionado de mi hija, que en su explosión de autoafirmación nos maltrata sin pudor (a su madre y a mí) y no cumple ni una de las espectativas educativas que me había planteado con ella... y a la jodida vejez ajena que pone constante disturbio en mi vida, y en la de mis hijos, que están más a su suerte que nunca por esa jodida moral decimonónica del respeto a los padres que no nos permite decirles a la cara cómo debe funcionar el mundo para que no existan estas distorsiones. Es curioso cómo quienes nos educaron, quienes nos quisieron inculcar una moral cristiana –que en ella siguen a machamartillo con sus historias de misas que lo arreglan todo (?)– sean ahora los que ponen la chispa de desastre familiar con ojitos tristes y sin dar su brazo a torcer.
Y sigue sin pasar nada, nada.

(16:12 horas) Si yo fuera presidente me convertiría de inmediato en un imbécil y nombraría un gabinete para pulir la caricatura de mí mismo. Luego, sin prisa, haría una lista de los problemas del pueblo con el fin de tenerlos bien anotados y encargaría a un ministerio que mantuviese viva esa lista para que el personal fuera consciente de que mi gobierno manejaba esa información. Los discursos empezaría escribiéndolos yo mismo para crear estilo, y con el tiempo se formaría un gabinete para tal labor. Me dejaría comprar por empresarios y por presidentes de otros países y tomaría medidas para asegurarme un futuro como asesor blindado de un tipo de gran fortuna.
A mi esposa, la presidente consorte, no sé, la metería en un ayuntamiento de cierto calado y declararía alguna guerra para que el populacho no pensase en las cosas de casa...
Si yo fuera presidente, joder, me haría rico enseguida, que nunca se sabe cuándo acaban estas cosas ni cómo.
Y a la oposición la metería en la cárcel para que engordara su curriculum.
Sobre todo, si yo fuera presidente, me convertiría en un imbécil de inmediato.

Saturday, September 9, 2006

Eileen Chang


Acabo de recibir un correo de Esther Muntanyola con una imagen de su visita a Béjar, una foto entrañable que guardar junto al cuadro que me regaló. Es un cielote.
(17:48 horas) ¡Ah!, obtener hábitos por repetición para intentar ser lo que se quiere ser, eso quisiera que entendieran mis hijos sin que yo tuviera que volcarme en inducirlos a ello.
Somos animales y sólo aprendemos por el juego natural de acierto/error y por la repetición constante de modos que nos llevan a evolucionar de una forma u otra. Esto sucede con cualquier ser vivo, incluso con las plantas, y no hay diferencia en el resultado si se lleva a cabo todo el proceso con cierto control. El problema humano radica fundamentalmente en la alta capacidad de ensoñación y en la aplcación errónea de la imaginación a los sucesos tangibles... nos vamos por las ramas sin medir cuál es el camino más corto para llegar a la meta y sin realizar una localización de futuro acorde a nuestros fines.

Qian Zhongshu

A veces es bueno hacer un pequeño examen de conciencia, algo así como un chequeo interior con el que poner el centro en su sitio si se ha desplazado, pero también un examen de la conciencia de los demás, sobre todo de los que no dan la cara cuando acusan.

Ayer me increpaba «sin acritud», en los «coment» de este blog, un periquito anónimo (vamos a llamarle «J») intentando ponerme en el terreno de los esclavos o de los que deben pleitesía o de los que se cobran caridad doblando el espinazo. Ponía en mayúsculas la palabra «AMO» para referirse a un colega rico y molón que tengo, y todo para indicarme que no había criticado el nuevo edificio de la Plaza de la Piedad en el que «he comprado» los bajos para instalar «mi empresa» en Béjar –es decir, compro y pago, y además invierto en mi ciudad como empresario, manteniendo unos cuantos puestos de trabajo a pesar de las duras condiciones de trabajo que existen en la zona, y los mantengo en clave social y digna (quien tenga dudas, que hable con mis trabajadores).
Del edificio, pues puedo decir que hubiera sido mucho más molón si no hubiera puesto pegas la concejalía de urbanismo bejarana para aceptar la propuesta de mi colega [AMO (?)], que se resumía en no banquear los volúmenes, subir hasta la altura del piso aledaño y ceder en medida y retranqueo lo ganado en altura, circunstancia que hubiera dado un poco más de ancho a las calles de Las Armas y Mayor (esta última lo necesitaba como el comer) y que hubiera dejado el edificio en un volumen lógico y más integrado. Vista esta obligación, pues sólo puedo decir que el edificio respeta la estética de la zona, utilizando materiales constructivos que no entran en discordancia con los edificios anejos... granito, teja vieja, artesonado de madera, galerías de hierro imitando a las tradicionales de la ciudad y puertas exteriores de madera rústica en la línea de las que marcó la construcción de la casa noble restaurada enfrente.

Puede gustarme más o menos, sí, pero lo cierto es que no conozco a otro constructor en Béjar que invierta con estos materiales y con las calidades que pueden verse con sólo elevar la vista. Lo mismo es mejor construir con ladrillo visto en las márgenes olorosas del Cuerpo de Hombre para poder echarle gasolina a tu BMW o a tu Audi con el ahorro en fachadas, interiores y cubierta.

Siempre preferí a los arquitectos mediocres que a los tiralíneas con ínfulas, a los amigos con gusto que a los enemigos con mala baba, a los progres con ganas de hacer que a los pijos sin patrimonio, a los que dan la cara que a los que la esconden. Y tengo muchos defectos, demasiados, pero ninguno que tenga que ver con rendir pleitesía y mamar pollas. Si me dan afecto y amistad, me entrego; si me invocan a la bilis, la vomito deprisa y procuro que caiga en el vestido nuevo de alguien.
El AMO, como tú le llamas en relación conmigo, amigo «J», ni me ha pedido y ni me ha dado, somos colegas y nos echamos manos cuando se necesita –simbiosis, entiendes–. Y lo que tengo me lo he currado a pulso día a día, sintiéndome tan libre como me ha dado la real gana. En fin, muchacho, que no necesito AMOS, porque hasta el día de hoy soy muy capaz de gestionar mi vida corriendo los riesgos que me pide el cuerpo y diciendo lo que me sale del capullo. Si no te gusta lo que digo, escribo o hago, pues te puedes rascar tu anónimo cuerpo entero hasta que se te pase el prurito.
Y eso, «J», sin acritud, sin ninguna acritud, coño, faltaría más.

Friday, September 8, 2006

Xu Ke

Es el día de la fiesta mayor de Béjar y me levanto con un dolor de cabeza enorme –la tengo grande, que todo hay que decirlo–. Anoché llegué tarde con mis chavales, me tomé un par de copas con Gerardo y tuve que aguantar a una jodida piara de mamaos que no saben que la fiesta es otra cosa. Además, mi hija nos revolucionó a las cinco de la madrugada porque la llamó su periquito y salió pitando a verle, dejándonos despiertos a su madre y a mí con caritas de corderos degollaos... si a eso le sumamos que la esposa tuvo que salir temprano a atender a la abuela y que se encontró panorama... queda todo centrado, ¿no? ¡¡¡Jodidas fiestas!!!
Y ahora a aguantar a los meapilas de patrona y moco, a los cagones que han puesto toda su historia en conseguir el cielo, a los cristianos mostrencos y a los doblemoralinos. El día va a ser de traca.

(12:26 horas) NOTAS A UNA CRÓNICA LOCAL
Pillo con retraso «El Adelanto» en el que Manuel Torrico publica una crónica (?) de la apertura de las fiestas bejaranas y de nuevo, igual que hace unos años –no se aprende a escribir, que el colega no maneja los tiempos verbales, no, ni a cronicar–, compruebo que no refleja la realidad, circunstancia que debe ser siempre objetiva. En fin, que con su pan se lo coma el mozo y que le aproveche en prebendas y programas de radio.
Lo que sí me permito es recomendarle al mundo que no compre «El Adelanto» mientras escriban en él cronistas (?) que deforman la verdad, ocultando y silenciado datos con fines espurios.
Yo estuve con mi familia en el arranque festivo y no fui a pitar a nadie, no, que asistí porque el pregonero, José Luis Puerto, es un buen amigo al que aprecio un montón y le debía mi presencia.
Y porque estuve presente, contaré lo que vi, que difiere bastante de lo escrito para la gloria por M.T.:
1. La llegada de las peñas a la Plaza Mayor se produjo ya entre pitidos y un ruido infernal entre el que se podían escuchar claramente voces contra el alcalde de Béjar y dos o tres consignas grupales contra su política festiva.
2. El arranque del concejal de cultura ante el micrófono encendió la primera mecha de protestas comunes y los pitidos hacían inaudible su presentación –he de decir que Luis Francisco tuvo tablas en todo momento y no se arrugó ante lo que se le venía encima, logrando un silencio unánime cuando solicitó el respeto por la mujer asesinada recientemente y un aplauso cerrado cuando terminó el minuto de silencio propuesto por él.
3. Terminado el minuto de silencio, regresó la pitada con más ímpetu, acompañada de consignas contra el alcalde. En este momento pude ver que ya no eran sólo las peñas las que pitaban, sino que muchas personas asistentes se empezaron a unir a la protesta.
4. En el justo momento en que comenzó el pregón, cesaron las protestas y los pitidos, y sólo la circunstancia de que el pregón fue extenso, hizo que el personal comenzase a murmurar, a charlar y a moverse inquieto, pero nunca a pitar al pregonero (sí que recuerdo algunos silbios aislados que fueron acallados inmediatamente por los muchachos de las peñas pidiendo respeto hacia el pregonero). Esto es importante, pues el periódico afirma que se pitó al pregonero, dejando la sensación falsa de que fue a él a quien se dirigió la pitada... y nada más lejano a la realidad.
5. Acabado el pregón, se reanudó la pitada, y justo cuando el alcalde tocó el micrófono para decir un acojonadito «felices fiestas», las peñas asistentes le dieron la espalda mientras le pitaban de forma estruendosa. El alcalde desapareció rápido en las estancias municipales y el público se pasó un cuarto de hora gritando «no hay huevos» y otras frases recriminatorias hacia el alcalde que no reproduzco porque no las recuerdo con exactitud.
En resumen, la noticia dada por M. T. no recoge de forma objetiva lo sucedido, haciendo daño a la figura del pregonero, pues carga sobre sus hombros una pitada que en absoluto iba contra él, ocultando en titulares y en el resto del artículo lo que en prensa decente hubiera sido la noticia principal y apoyando –como tantas otras veces– al poderoso con su deformación informativa.
Sigo pensando que no se debe leer prensa mientras en ella escriban tipos que sólo trabajan en la idea de modificar la opinión pública con el maquillaje y la falsedad vistiendo sus crónicas.
Luis Francisco Martín lo hizo muy bien desde mi punto de vista. Aguantó el tipo y estuvo en su lugar hasta el final.
Alejo Riñones se escondió y no supo estar a la altura de las circunstancias en ningún momento, dejando al pairo a su invitado y cargando el peso de las protestas sobre los hombros de su concejal.
Manuel Torrico no escribió la verdad (no sé si sus colegas de otros medios lo hicieron, pues no he podido acceder a sus crónicas).

(22:34 horas) Después de una opípara comida familiar con mis padres y con mi hermana –qué bien cocina mi madre, coño–, me hice una tarde Palomares, con Mada bailando un ratito y haciéndome gracias como hacía mucho tiempo, charlando con Antonio como se puede charlar pocas veces –que el personal ya nunca habla de cosas serias y trascendentes–, disfrutando de mis hijos, riendo con mi Ángeles, parlucheando con Julia y Nena y quedándome descalzo junto a un charco de tormenta para intentar recordar cómo llega el otoño.
Luego, cena frugal, lavado de cabeza de Guillito y a respirar un poco el principio de la noche, una noche de jacas toledanas cantando tralarilos lúbricos y enseñando pechera hasta el ombligo. Quizás caiga un roncito viejo con limón y cola... o quizás cama molona, que me hace falta.

Thursday, September 7, 2006

Zhang Ziping


Me he levantado tarde porque anoche salí con Felipe a las casetas fiesteras para que disfrutara un ratillo con sus colegas. Además, la noche ha sido de perros, con teléfonos sonando y el sueño de Murano hecho añicos. En fin, días de vino y castaños indios aguantando el tipo de padre, el de hijo y el de insoportable levedad.
Y a media mañana –con medio despertar– me llama Urceloy para ponerme al día un poquito de la literatura de plástico que se cuece en los estudios telemadriles –y lo hace con porra y garita–. Es un cachondo el tío.
(13:17 horas) La excelencia es vista como una virtud casi extinguida en este tiempo, y el personal se queja por ello, sobre todo el personal reflexivo e inteligente; pero la excelencia requiere un alto nivel de trabajo y concentración en un solo camino, circunstancia que me parece, además de sacrificada, de un bajo nivel de vitalidad humanista. Yo, que admiro la excelencia, la determinación y el encono racional, prefiero sin lugar a dudas una vida llena de pinceladas, una actividad como la de Ramoncito Gómez de la Serna, apuntando siempre ideas para que las desarrollen los excelentes.
Es por eso que no me gustan demasiado los poetas que elaboran y reelaboran o los pintores como Antonio López, enfangado siempre en lo excelente y perdiéndose la vida y el arcoíris creativo en un monotema que crece hacia la perfección.
Y es que la perfección no tiene que ver nada con el hombre, un ser que en un altísimo porcentaje depende del azar y de lo reflejo.
Yo no quiero ser nunca excelente... quiero ser humano, profundamente humano.
(16:33 horas) Hoy he visto por la tele a los perros populares después de sus vacaciones. Volvían de sus paraísos artificiales –hasta quizás de su nieve (?)– a morder otra vez con rabia. Las americanas de verano, las corbatas con sus nudos rechonchos como mortíferos nudos de garganta, el moreno casi lúgubre en sus caras fofas, la sonrisa denticlor de diez sobre par, la polla fláccida –que toda la fuerza se les va por la boca–... y sus «dimita...», sus «por España», sus «una y grande». Me dan asco esos miserables, me dan mucho asco... Y lo peor es que respondo a sus capotes con mi asco cuando debiera dejarlos para siempre en el jodido olvido.
(17:03 horas) Ya huele a sanmartín por estos lares y algo se está moviendo lentamente en el «vuelve a amanecer». Va a ser un lujo nubio econtrarme por la calle a algunos tipos de paisano y decirles buenos días con una sonrisa abierta, sin dobleces. No habrá rencor, pues el daño se lo han hecho a sí mismos y su derrota pondrá vergüenza en la mirada que hoy aún permanece altiva. Vivir para ver y esperar para sonreír es la mejor apuesta.

(17:38 horas) ¡Jo!, qué tarde llevo. Toda entera raneando sin hacer nada práctico. Sólo un amago de plástica a base de trapos sucios, tinta china y grafías... un puto desastre para quitarme el calor bestial que tengo.
Hoy no sirvo para nada, ni para arreglar la jodida línea ADSL, que lleva muerta un par de días sin dejarme navegar.
Arranco a leer y lo dejo.... pongo música y la quito... empiezo un poema y lo borro... Quizás necesite un puntito Trakl de rameras pariendo niños muertos o de odios abrasando corazones... o lo mismo que llame Albertito Hernández para tomarnos juntos un cafetín a medio silencio... o quizás meterme en una cosa «Protogaea» a lo Leibniz y armar una taxonomía nueva de caimanes urbanos y de rosas de Chester, de genéticas pizza y de tontocomputers... Lo mismo necesito salir a la calle y mirar con ojos de taxónomo a los albañiles del edificio de enfrente o a la rijosa vecina de la esquina.
Seres para la reproducción, eso es lo que somos; bichos salidos con el pene en ristre hasta que cae por su peso mirando a hembras de morcillones en los sobacos y en la cintura del pantalón, máquinas de follar en dique seco babeando como dragones de comodo mientras imaginamos unas nalgas que se nos vienen a las manos o unos pechos que nos arrodillen. Seres para la carne sin pase de otra evolución que no sea la de sumar hembras cubiertas. Nuestro gran problema es que sobrepasamos los percentiles reproductivos antes de la mitad de nuestra vida, y eso duele, porque no ser un efectivo reproductor no tiene caso, y lo sabemos, y eso nos hace infelices de atar, viejos verdes de cuarenta tacos babeando hasta el final y siendo sólo deseo morboso y mirada sucia.

Wednesday, September 6, 2006

Liu E


A primera hora recibí una llamada de Jesús Caldera para explicarme la ausencia en el concierto que ofreció su hermano Juanito la semana pasada en El Castañar, y todo porque en mi artículo sobre el tema para «La Aldaba» hacía notar al final la ausencia del Ministro y hermano. En todo caso, y fuera de la justificación –que no tenía por qué haberse molestado en hacerla, pues ya conocía sus circunstancias por Juanito– charlamos un ratito de cayucos, senegaleses, injusticias e incomprensión. Tiene el colega un tema difícil para el que necesita el apoyo que nunca le va a dar la fachenda, ellos, que son los que los explotan cuando llegan a nuestra tierra, los que se benefician de su trabajo a fuerza de sueldos miserables y jornadas de curro interminables e insufribles...
La política es una mierda, sobre todo cuando enfrente tienes a la bestia queriendo vestirse de cordero y clavando sus jodidos caninos en las espaldas de los hombres justos.
Afirmo aquí, sin pudor, que la labor del Ministerio de Trabajo en esta legislatura es absolutamente brillante, habiendo aportado avances sociales impensables en la época de guarida aznara. El problema radica en que cuando tienes la voluntad y el poder de cambiar las sociedad a mejor, el ciudadano demanda con más fuerza ante la ventana abierta a las mejoras. Mi abrazo para el colega y toda la fuerza del mundo para salir adelante con el empeño de avance positivo en la sociedad española.
El tiempo enmarcará la labor de unos y otros, y yo sé que Jesús tendrá marco repujado.
(15:54 horas) Ando reñido con los artificios de la palabra, casi hasta medio desertar de trabajar con ella, y me llega una hermosa carta de Mª Sol Huerta Niembro acompañada de dos antiguas postales familiares de lectoras. Sus palabras y las imágenes son de un afecto que guardaré en mi almacén de tesoritos... Y vuelvo a la palabra, coño.
(17:21 horas) Yo soy el sí y el no, la cruz en la que clavar al otro y el que deja sin contenido la creación de cualquier dios inventado. En mi mano están todas las soluciones a los problemas del mundo, los éxitos y los fracasos, las miserias y los días de gloria. Yo sé cómo se derrota la imbecilidad y cómo se hacen los líderes, cómo se roba el dinero y cómo se quitan las vidas. Sé armar el caos y desarmar la armonía, sé hacer reír y consigo el llanto con un chasquido de mis dedos, reconozco sin dudar al miserable, al justo y al hombre lleno de dobleces. Si sonrío, el mundo me sonríe; si grito, el mundo tiembla... Pero prefiero quedarme en mi soledad sin mostrar mi poder mientras me sujeto el vientre, que tiembla de las carcajadas que me produce el mundo.
(19:25 horas) Me gustaría poder mirar con todos los ojos, saber de todos los sentimientos y percibir los valores y los contravalores... eso para poder pasar con tranquilidad, sin prisa, al estadio de la filosofía, y así poder enredarme en lo que debe ser con seguridad. ¡Ah!, la seguridad: El mejor valor de un buen filósofo; la seguridad en el proceso y la seguridad en el resultado.
Todo político tendría que haber pasado «cum laude» una vida de filósofo verdadero antes de meterse a la cosa del ordeno y mando.

(23:01 horas) Acabo de llegar de escuchar el pregón de las fiestas de Béjar, a cargo este año del bueno de José Luis Puerto. No ha tenido el amigo mucha suerte, pues el público andaba en la cosa de meterle una pitada al alcalde y eso ha deslucido su discurso. Tengo que agradecerle, en todo caso, que se haya acordado de mí en mi casa, invitado por un ayuntamiento para el que no existo. Muchas gracias, José Luis, pues es en estas circunstancias donde se nota el afecto. Y a ver si para otra ocasión tienes la suerte de un público que no está en otra historia.

Tuesday, September 5, 2006

Wang Guowei


Día de contacto breve y telefónico con algunos amigos: a primera hora me llamó Belén Artuñedo para indicarme que había recibido el material del Centro Cultural Chino y para sonreír por las imágenes de lectoras que le había adjuntado con el paquete oficial –echo yo de menos la sonrisa fresca y deliciosa de esta niña, que hace ya un porrón de tiempo que no nos vemos–. Otra de las llamadas fue de Ramón Hernández Garrido desde Lisboa para pedirme el teléfono de Luis Pastor y para confirmar lo que yo imaginaba, que está muy feliz y ha sido aceptado de maravilla en esa ciudad –lo celebro con sinceridad–. Y por fin mi Morante, al que atraqué para lo del teléfono de Luis, pues yo era incapaz de encontrarlo en mi directorio –charlamos de la visita pendiente, la que me debe después de todas las que yo le debo–. Todo esto me ha hecho llevar mejor este día terrible de calor sofocante en el que me siento minusválido.

(23:15 horas) Esta tarde, después del curro, me he dedicado a hacer fotos a mis hijos, a mi sobrinilla Julia y a las mujeres de la casa, unas fotos postpiscineras que me han relajado, porque buscaba la paz de esos rostros tan míos como mi propia piel. Estaban todos relajados y me he hecho con una colección de unas ochenta imágenes con magia.
Y sumado al placer estético, corría por mi sonrisa una cosita Felipón, pues mi retoño mediano ha aprobado las asignaturas que le quedaron en junio y pasa limpio de curso –terror me daba que esto no sucediera–. El chaval se ha portado al final y habrá que tomarse unos helados con croquetas de queso para celebrarlo.
Ya por la noche me he dedicado a leer un ratito –una hora aproximadamente– el «Teselas» de Belencita con esa cosa de recuperarla en versos. Delicioso otra vez ese poemario... triste, rabioso, lúbrico, bello, con una soledad como una herida que me llega especialmente en estos momentos. ¡¡¡Gracias nena!!!

Monday, September 4, 2006

Mian Mian


Me escribe el bueno de Jesusote Urceloy para decirme que irá el martes a grabar con Sánchez Dragó y que recomendará mi libro «El gato sólo quería a Harry» al final de su plática. Gracias al colega, y muchas, porque uno, que va mayor en estos días, ya viene necesitando algún cariñito que le ponga aceite a la falleba literaria. Urce siempre se ha portado muy bien conmigo y yo tomo nota de su generosidad con el afán de devolverla a la menor. Junto a esta pequeña noticia, me llega otra de Enrique Gracia Trinidad con invitación incluida para hacer una lectura de poesía en la Biblioteca Nacional... Empieza a moverse ya el otoño literario... a ver qué nos depara.
(23:12 horas) Estalló la noticia presentida, el cuerpo de la hija de Marino ha sido hallado cerca de Puerto de Béjar y un no sé qué de padre vuelve a atemorizarme porque presiento cerca el aliento lascivo y terrible del fauno, porque nunca pensé en un asesinato de estas características aquí al lado, justo en el paraíso.
Me siento triste e intento reconocerme en Marino, un hombre de la izquierda local de siempre al que le envío mi más alta consideración y mi más profundo sentimiento.
La vida es azarosa y Dios sigue sin existir.

Sunday, September 3, 2006

Mu Zimei


Ayer me explicaba mi amigo Ángel Pasos que «nunca pasa nada» y que sólo debemos esperar a que la naturaleza cumpla sus ciclos y ponga las cosas en su justo lugar. Y tiene razón el colega hasta donde no me afecta, porque en mi humana calidad soy enormemente propenso a ganas y desganas, prisas y pausas, amores y odios, cansancios y holganzas... y ese «no pasa nada» me gusta mucho, pero no me sirve a veces para sentirme medianamente bien. ¡Coño!, y digo yo que la vida también es para los altibajos, para los valles y las cimas... sentirse mal para poder sentirse bien, o para crear, o para morirse.
No pasa nada cuando a mí no me pasa nada, ése es mi pensamiento al respecto. Que se caiga el mundo, que exploten las bombas en otros cuerpos, que el hambre toque en la puerta de al lado... así no pasa nada, amigo Ángel, mientras yo lo vea todo suceder y no forme parte del espectáculo.

(17:26 horas) Sigue sin aparecer Mª del Carmen Hernández, la hija de Marino, que desapereció ya hace una semana. Anoto esto porque el asunto ha dado de sí en un aspecto trágico que dice muy poco del periodismo provincial y de la gente en su disfraz de gentío. Todo se ha movido en el trasunto del comentario de barra y en las especulaciones locas de un imaginario colectivo que hace daño como mil cuchillos clavados. Somos lo que somos, una pandilla de inconscientes, y nos dejamos llevar por cualquier regato que fluya. A día de hoy, Mª del Carmen no está entre nosotros, hay un detenido y se está examinando un vehículo... nada más. Todo lo que se escriba o se diga será para clavar dolor en los allegados. Guardemos respetuoso silencio, coño.

(22:40 horas) Después de repasar ciencias con Felipe, salimos juntos con Guillermo a pasear por el mercado medieval. Fue un paseo tranquilo como hacía un montón de tiempo que no habíamos logrado. Compramos una flautita de caña, una rana de madera y un diábolo. Jugamos un ratito con los juegos medievales, vimos una pantomima con un preso puesto en el cepo y volvimos a pasear hasta la zona de las casetas para tomarnos unos refrescos en la caseta de La Alquitara y celebrar así el nacimiento de Elsa, la hija de Miguel. Luego unos churros para una cenita tranquila con la madre y a repasar ciencias de nuevo con Felipe –una tarde familiar a tope y sin abuelos.

Saturday, September 2, 2006

Ma Zhiyuan


La mediocridad anida en la astucia siempre, pero los astutos salen adelante porque se mueven muy bien por los caminos del dinero, ese contravalor que nos hace pensar en que quien lo busca con fuerza es capaz de hacer cualquier cosa por conseguirlo. Y una «cualidad/calidad» del astuto, si así puede llamarse, es su insolidaridad como camino hacia sus metas.
Mientras que el término «solidaridad» anuncia siempre una unidad de fondo en la que todas las partes se ajustan y se apoyan, equilibrándose; la insolidaridad tiende fundamentalmente a una división de la que extraer resultados particulares sin medir lo que supone de privación al otro.
Vivimos, pues, en una sociedad de mediocres astutos, en palabra llanas: en una sociedad de hijos de puta que no dudan en someter a sacrificio y penuria a sus iguales sólo por/para llegar a sus metas... y de este absurdo nacen los partidos y los partidarios, los intereses y los interesados, los ricos y los pobres, las desigualdades y las injusticias.
La insolidaridad es, pues, uno de los mayores males del mundo... hasta tal punto, que los astutos se han venido a apropiar de la palabra «solidaridad» para utilizarla en su propio beneficio... EEUU es solidario con Israel, con el gobierno títere del crudo iraquí, con la antiderechos humanos Arabia Saudí, con... con... con... y así, descendiendo del plano de los estados hasta el de los individuos que se solidarizan para desgravar en su declaración de hacienda, para obtener un puesto de trabajo a dedo o incluso para tener la conciencia tranquila cuando miran el telediario.
Pero para poner en marcha la solidaridad en su mejor acepción, es preciso primero que ésta se produzca en base a la desigualdad, y por tanto, procurar que los desiguales se tornen solidarios con el fin de conseguir la calidad de iguales –ojo, solidarios todos, no sólo de forma unívoca; es decir: yo te ayudo y tú colaboras para que crezcamos juntos hasta la igualdad–. Y en ese larguísimo y utópico camino estamos, en que el poderoso desigual muestre su deseo solidario y lo practique –jodida está la cosa– y que el desigual oprimido se preste a recibir aportando.
Es difícil entrar en la valoración de la aportación del que no tiene, pero hay que intentarlo con fe en el camino a seguir; como es difícil conseguir que el poderoso ceda y acepte abrirse a tomar lo que el débil pueda aportarle –generalmente su aportación será de visión natural del mundo y las cosas, así como de simplificación real de los sistemas humanos para que se equilibren las fuerzas.

Bai Pu


Escribo por mandato de Marciano una suerte de canto laudatorio para Juanito Caldera.
«Juanito Caldera Sánchez -Capitán se me presentó en la imprenta un par de días antes de su “vueltaalruedodelosbolosentrecoleguitas” con un par de cedés en los que se podía leer en letra rotulada: “Los Tarantinos”. Me decía lo que ya había dicho mil veces en los treinta días anteriores: “No encuentro la foto, Felipe; no la encuentro, coño” –andaba buscando una foto vieja del finado mendigo comarcal “Sebastián el de las medallas”–. Luego del consabido “nolaencuentrocoño”, me recordó por enésima vez el lugar, día y hora del concierto... “Que allí estaré Juanito, como un reloj, como un reloj”.
Y allí estuve, en el siempre incomparable marco de El Castañar con su plaza torera y Guinness, con su fresquito bejarano de agosto –”Béjar, oasis de Castilla...”– y con un público vip donde los haya... Un Ramón Hernández ya nombrado asesor de Ministerio de Trabajo en la embajada de España en Portugal, Ana Muñoz de la Peña como alta representación institucional juntera –de incógnito–, Ricardo Luis haciendo gala de su campeonato mundial y también Guinness de manduca jamonera, algunos pijos familiares, la madre de un ministro –a la sazón también madre del cantante–, varios amigos y cercanos, y el laureado poeta local que suscribe –se echaron de menos la presencia política de Don Jesús Caldera y la física de José Antonio Sánchez Paso, al que se puso por esas nubes tan ausentes en estos días estivales.
El escenario de “La Cabaña” de El Castañar era el mejor para el bolo de nuestro Juanito, que fue acompañado por Manolo Gómez Santos a la guitarra rítmica –su colega conciertero de siempre, de ese siempre que duró hasta que Manolo tuvo que marchar de Béjar– y por Tino a la armónica.
Y llegó de pronto una magia Cat Stevens –o Mingo Jerry– con cierta mixtura de Cánovas, Rodrígo y Guzmán... y sonaron piezas del tristemente finado Hilario Camacho, cositas de Antonio Flores, remembranzas de José Antonio Sánchez Paso y un tema nuevo de Juanito Caldera, que no dejó su voz ronca ni para decir gracias –una voz que siempre me ha recordado a la de Patxi Andión. Oye, y todo aliñado con una entrañable proyección de imágenes propiciada por José, por Antonio y por el recordado fotógrafo bejarano Luis Cabrera, que nos dejó la única nota sepia de aquel “Sebastián el de las medallas”.
El caso es que disfrutamos entre música y copas, y también con los cuidados constantes de la compañera de Juanito, atenta siempre a que la brisa nocturna y castañara no cambiase de página el libreto del artista o que la madre –en primera fila– avisase de cuando en vez a los técnicos para que le dieran más valor al sonido del micro de su retoño.
Una noche nostálgica y deliciosa para recuperar a un colega con muchas ganas de hacer música y de mostrarla, y un final apoteósico con “El Compadre”, poeta de aldaba y risas, el entrañable Antonio Calzado Arias.
Lástima de ausencia la del ministro, coño.».
Y se lo envié a Marciano con un artículito de opinión reivindicando para el mí el uso de la bandera española, manda güevos.

«ROJA REIVINDICACIÓN DE LO GUALDA

Hace unos meses definí en un aforismo mi consideración hacia las enseñas patrias y grupales. Decía: “Vistas las banderillas, que me aparten las banderas”, pero hoy hago como que me desdigo y juego a esa cosa tan bonita de las contradicciones que ese Dios que no existe puso en la genética hispana.
Yo… uno, impar y rojo… reivindico la enseña patria como lúgubre vestido para mi postrero traje de madera, como encíclica para mi tonsura de incrédulo, como bastión para mi muñeca reivindicativa y ultrasur de los mundiales deportivos, como paño de lágrimas negras, como insignia molona con la que adornar mi palestina, como norte de mi desnortamiento, como pañal o cojín o adorno de ganchillo para mi tele nueva… Y que no me confundan los nostálgicos “blue” cuando me vean con ella pintada en la frente o en el sonajero de mi teléfono portátil, que no griten al cielo mis anarcoamigos, ni que me censuren los que entre sus pelas encuentran a veces hoces y martillos… ¡Amo a mi bandera!… y quiero quitarle la peste de antaño con esos zurullos tan OJE, con esas miserias tan de requeté que hacían del rojo una sangre fascista y del gualda un sol de camisa nueva. ¡Amo a mi bandera!… sin gallina, sin corona, sin sables, sin barras -y no digo estrellas.
Amo a mi bandera porque me mosquea que catorce ricos, un cura y diez viejas la sigan usando para sus legiones como santo y seña de aquella charada de “milico e mierda” -mi abuela decía que eran el infierno… Sabía mi abuela-. Me compraré una para rebozársela por calles y plazas… y que rujan fuerte -como hacen las fieras-: “¡¡¡Un rojo vestido de España¡¡¡ Esta patria nuestra ya no es lo que era”.
Quiero que me vean junto a mi bandera cuando diga en alto que esto es una mierda, cuando por mi abuelo recuerde a mi abuela, cuando me pasee los días de fiesta por el centro mismo de la plaza vieja. Quiero que me vean junto a mi bandera cuando diga firme que aquí hay corruptelas de peine y ladrillo, que aquí hay una guerra soterrada y triste entre ratas vivas y entre ratas muertas…
Roja, gualda y roja… y pisada tanto por los comemierdas que llevan a gala lucirla sobre la pechera.
Alcaldes, ediles, ministros, rameras, funcionarios, trepas… sabed desde ahora que esa quinta enmienda tan americana está en mi bandera, que perdió el morado en tiempos de penas y hoy me pide a gritos que yo la defienda.
Perdonen los ripios que esta prosa encierra… pero es que la pañosa lleva un no sé qué hortera que hasta las palabras juegan a rimarse… y hasta se me ordenan.
¡¡¡Dios!!! (¿). ¡¡¡Patria!!! (¿). ¡¡¡Bandera!!! ($).
Bye.»