Friday, November 4, 2011

Las cositas del 'valor'.



El mundo del hombre se traza por el ‘valor’, pero no por la realidad tangible de lo valorado, sino por la dimensión especulativa de la valoración... así llegamos a este desastre en el que ardemos, en el que existe una verdad de lo tangible, pues hay lo que hay, y una mentira atroz en la forma de valorarlo... llegando al punto absurdo de que se mercadea con ‘valores/valoraciones’ y no con realidades.
Un medicamento puede ser valorado con los parámetros del exceso que suponen las partidas de sueldos y beneficios de ejecutivos, comisiones legales e ilegales a galenos y farmacéuticos, con el forzado artificial de escasez y acumulación... pero si los gobiernos –como es ahora el caso del nuestro– obligan por ley a recetar específicos sin marca [genéricos], a los industriales de la salud se les caen los palos de sus lujosos sombrajos y se ven obligados a acercar sus precios a los de los genéricos... 
El ejemplo es claro y, creo, puede ser extrapolado a casi todos los campos del comercio y la industria... solo hace falta la disposición gubernamental capaz de producir una bajada de esas falsas valoraciones para que todo empiece a caminar por senderos normales y el enriquecimiento fácil de esos ladrones con corbata termine en hacerlos trabajar a diario, como todos los demás mortales, para ganarse el pan.
Lo más curioso es que a esta dimensión de lo ‘valorativo’ se le ha venido a llamar ‘macroeconomía’, dontándola de un lenguaje complejo e inentendible para hacerla consistentemente eterna. En este punto, debe empezar a correr la voz de que esa ‘macroeconomía’ es una gran mentira creada por tipos inteligentes [listos] y ‘capaces’ de aprovecharse miserablemente del trabajo y del sudor de los demás hombres. Y en el mismo círculo, armarse contra los mercados de ‘valores’, esos palacetes donde el dinero cambia de manos cada día sin que medie la realidad necesaria y, siempre, bajo la sombra de la ambición desmedida, la inmoralidad desatada y el tráfico constante de lo injusto.
Acabar con esas dimensiones del ‘valor’ me parece imprescindible para comenzar a dar forma a un mundo nuevo para el hombre, eliminar el tráfico de moneda privado agotando a impuestos duros a cualquier banca que no dedique sus ganancias a lo público, perseguir al inversor/traficante de silloncito y puro hasta poner sus blandas nalgas en un jergón de trena, minusvalorar pública y profesionalmente al cambista y al jugador de bolsa, expulsar de todos los foros a cualquier sospechoso de usura y controlar al segundo a cada uno de los políticos que han de ser la mano ejecutora de esos cambios... nadie más que el ciudadano puede salir beneficiado de este proceso... y todos y cada uno de los que han vivido a remolque de los demás con lujos, fastos y oropeles deben ser despojados de todas sus posesiones para pasar a ser una casta menor, baja y deleznable.
Que el ‘valor’ se acerque a la realidad tangible debe ser el norte a seguir... y me da en la nariz que ni uno de los que se presentan a las elecciones parlamentarias españolas están por esa labor [su labor es más bien asegurarse un sueldo y unas prebendas con la gorrilla de la ‘representación pública’].

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