Wednesday, October 31, 2007

Severo Sarduy.


Siempre sentí una debilidad especial por los sonetistas contemporáneos [aunque hay pocos que merezca la pena reseñar], pues acostumbro a entrenarme intentando sonetos en la búsqueda de la música y el ritmo en el poema. Hoy recalo sin querer [azares de enredar en mi biblioteca] en un sonetario muy de mi gusto y en un autor que me fascina: el poemario es “Un testigo fugaz y disfrazado”, y el autor responde al nombre de Severo Sarduy. Tiene un soneto que le viene muy bien a estas páginas, pues su título es ‘Página de un diario’, tanto como a una idea de la muerte que comparto:

Pasado, todo el día, en el complejo
trámite funerario. No es la muerte
lo que derrumba con su hachazo –fuerte
así es el hombre–, sino el turbio espejo

que nos tiende. Si su mercurio muestra
tetanizada de dolor y miedo
una cara deforme o el remedo
de una cara –un borrón–: eso es la nuestra

devuelta a su verdad por la guadaña
que no ahuyenta la fuerza ni la maña.
Es su brasa te alumbres o te quemes,

que no sepa, ni en sombra, lo que temes,
ese dios que veneras y encareces.
Porque eso mismo te dará. Y con creces.

Como curiosidad, suyo también es un soneto que lleva por título “Que se quede el universo sin estrellas” y que no tiene nada que ver con la canción que todos conocemos.
(17:31 horas) Es tan importante el idioma [‘propiedad privada’ es el significado original del término griego], que además de servir para nombrar, y por tanto para dar existencia a las cosas que nos rodean, sirve para tener consciencia del mundo, para comunicar nuestros sentimientos y recibir los de los demás, para conservar la historia pequeña y la grande, como potencia creadora en campos tan magníficos como el arte o la poesía, para armar la evolución social en base a uso [el del idioma] filosófico, para edificar nuestro pensamiento complejo, para rememorar y hacer revivir lugares y gentes en mentes que no las conocieron, para amar y odiar, para agredir y perdonar… Si nos detenemos a analizarlo, nos percataremos de que pensamos en nuestro idioma, de que sentimos con él, de que amamos en él y por él, de que somos en función de sus limitaciones y de sus caminos por hollar.
También el idioma nos aporta cierta trama de automatismo que nos hace en cierta forma el carácter a los que lo compartimos en uso y costumbre, y eso es realmente peligroso, pues se pierde el valor neto de la palabra y su idea, adormeciendo y hurtando la grave potencialidad expresiva y significativa que posee.
Es jodido caer en la red de lo automático [esa historia de repetir frases, actos, hechos… sin saber por qué lo hacemos, habiendo olvidado la necesidad original que los planteó]. Ese automatismo es muy bien aprovechado por los medios de masas, por los gobiernos poderosos y por las empresas globales como pauta hacia la alienación de los grupos humanos y de los individuos… por ello es preciso que empecemos por ser muy cuidadosos con lo que decimos y con la forma en que lo decimos… a la vez que exigir encarecidamente a quien nos habla o a quien nos ofrece un discurso grupal, que sea absolutamente meticuloso con el idioma, de tal forma que todos y cada uno de los receptores sean/seamos capaces de procesar con garantía tanto lo preclaro como las trampas buscadas o ya instaladas en el proceso automático.
Para lograr tal utopía [juego con imposibles, pues cualquier utopía lo es], es preciso que la formación de nuestros hijos vaya dirigida con empeño y vigor hacia ese conocimiento del idioma y sus usos, que lo demás debe ser fruto de la propia curiosidad [o de la ajena], y dejarse de esas zarandajas modernas de tecnologías, música, plástica y educación física [otra cosa sería armar esas materias en función del mejor aprendizaje del idioma, sin exigir contenidos, pero exigiendo ‘expresión’ y conocimiento exacto de vocabulario específico].
De FUMADORAS

Monday, October 29, 2007

Prosaísmo empresarial.


Asuntos de trabajo me tienen hundido y necesito subirme a un caballo desbocado sobre el que desvariar y olvidarme.
No es fácil la vida de un pequeño empresario que tiene que lidiar con administraciones que se demoran cabronamente en el pago y a la vez pasan factura de lo suyo en fecha y con recargo, con sueldos y seguridades sociales que abonar a empleados con familia, con seguros y créditos, con caras mercaderías.
Siento que nadie me entiende a pesar de que procuro sonreír. Llego a mi casa y mis hijos son como esos pajarillos que abren la boca y piden, piden, piden… los abueletes, pasto del alzheimer cabrón, desgastan y gastan como a chorros; la casa se hace un mar de facturitas [comida, ropa, gas, impuestos, cosas que se estropean…], mi mujer va anclando su hermosura en una delgadez alarmante… y no está como para que yo le vaya contando mis cuitas prosaicas con banqueros, concejales y directivos de empresas con problemas de pago.
No me falta el trabajo, que nunca he tenido tanto, pero la tesorería rezuma un algo rojo que me asusta y me atormenta… es un tiempo moroso en el que nadie paga, porque ya se ha aprendido a dormir debiendo… y esta prosa de impagos empieza a devorarme otra vez, como antaño, cuando yo creía que había superado ese estado de tensión superficial para los restos.
Quizás esté deseando en lo más profundo que se rompa todo, que todo se vaya a la mierda, y así empezar de nuevo a levantar cabeza escribiendo, paseando, leyendo, sonriendo hacia adentro y gozando de la compañía de mis amigos, a los que tengo abandonados a su suerte.
Sé que es injusto lo que me está sucediendo, que hicimos una apuesta fuerte y salió, que el trabajo no cesa de llegar, que hay una pasta enorme en mi haber [que nunca llega] y que hay cierta opción de futuro… pero hay ratitos en los que ya no puedo con el alma ni con esta tensión de bolsillo vacío y de esfuerzo constante.
No sé.
(21:16 horas) A ver, que tampoco es para tanto, lo que sucede es que se me juntan mil asuntos y me acaban minando, como le pasa al resto de las personas del mundo mundial, pero me he permitido anotarlo porque este espacio cuenta mis días y no deben faltar los trajines prosaicos que son causa de tantas derrotas. Me apetece dejar la marca de lo que me sucede en estos días para poder leerlo con distancia y verme con algo más de nitidez. Estas cosas me ayudan a entender a veces cómo surge una fase creativa, por qué lo hace y en qué claves conecta.
No pido apoyo ni conmiseración, no busco ayuda ni abrazos… solo dejo un estado de ánimo que sé que es cambiante y que a mí me sirve para conocerme y reconocerme [también valoro antes de escribir este tipo de asuntos que hay muchas personas que sufren de lo mismo y que pueden verse reflejadas en mis pasos… igual mañana encuentro soluciones y le sirven a otros].
Mil gracias, amigos.
De FUMADORAS

Sunday, October 28, 2007

Debo radicalizarme.

Despreciarlo todo para que empiece a llegar hasta mí de una forma limpia y sin dobleces, conseguir que nadie se conforme con lo que soy y tome hacia mí siempre el camino de la exigencia o el de la inexistencia.
Debo radicalizarme para encontrar el cedazo en el que desaparezcan de mi mundo particular los tipos de medio tono y se queden los auténticos cercanos.
Ayer tuve que soportar con/por educación al marido de una antigua amiga de mi mujer [a la que hacía más de veinte años que no veíamos] y acabé enfermo. Sus temas lineales fueron:
1. Teníamos que estar en la guerra de Irak porque a España le conviene el dinero norteamericano.
2. Aznar es el tipo más sensato, inteligente y patriota que ha nacido en este país.
3. Los socialistas son ladrones compulsivos.
4. Las últimas elecciones nacionales fueron un robo vergonzoso y manifiesto de los socialistas.
5. Yo te consigo créditos al euribor más cero coma cinco puntos.
6. Cuando suenan mis dos móviles en el todoterreno, conduzco con mis rodillas.
7. Cazar es absolutamente ecológico… la semana pasada abatí más ciento veinte perdices…
8. Matar a un zorro [creo que decía ‘una zorra’] es un acto de verdadera ecología.
9. En mi círculo se mueve gente muy importante.
10. Franco hacía pantanos… ¿cuántos pantanos han hecho los socialistas?

Entonces sonreí, pues el día anterior había estado Fernando R. De la Flor explicando en público la sabrosa teoría del ‘electrofranquismo’, esa cosa de electrificar España para hacerla más una, más grande y más libre… ese electrofranquismo que aparece nítido en algunos de los poemas de Aníbal Núñez, ese electrofranquismo que sucedía mientras Aníbal cerraba su estatismo con ese ‘aquí no se está mal’ que se lo cargó de un triste plumazo.
Solo la cara de felicidad de mi Mª Ángeles mientras se ponía al día con su amiga evitó que le diese uno de los cortes que me caracterizan al ‘señorito de pan pringao’ que tenía frente a mí.
En fin, miel sobre hojuelas.

(11:06 horas) Llego ahora de mirar y sentir la bajeza de la naturaleza humana, pues esta noche hemos sufrido un robo en nuestra tiendita de comercio justo, una tiendita que mantiene con sus tristes ganancias la vida de Malick, nuestro africanito de Gambia en trámites de tener papeles. Con el dinero que saca de ese negocio puede pagarse a duras penas la casa donde vive y comprar algún alimento para pasar sus días de espera hasta que llegue la hora del trabajo… más tristeza aún cuando ese local es un punto de información juvenil que mantenemos abierto desde hace ya muchos años y un lugar de comunicación gratuito para el número ingente de inmigrantes que pasan por él a diario para comunicarse con sus familias en el Sahara, en Marruecos, en Rumanía, en Latinoamérica o en donde sea. Allí hay abierta una línea de internet financiada por nuestra asociación y diez ordenadores desde los que buscar acortar las distancias que sufren esas personas que han tenido que venir a buscarse el futuro en nuestro jodido primer mundo.
Habrá que darle las gracias a esos rateros/rastreros por dejar a Malick sin una parte esencial de sus recursos, por obligarnos a un gasto, grande para nuestra maltrecha economía [jodieron la cerradura y el cristal, que valen una pasta], y por hacernos pensar en que no merece la pena hacer el esfuerzo diario de mantener un local con fines solidarios [anótese que hay que pagar la luz, el agua, los impuestos pertinentes y todas esas cosas inherentes a lo que supone un local abierto al público].
Hace unos días hice una entrada bajo el título “Ahora sí hay qué robar y a quién robar”, y parece que era una premonición… ¡¡¡Gilipollas!!!, ¿por qué no robáis a los ricos, coño, que dice la conseja que ‘quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón’?
Estoy francamente desilusionado, asqueado, jodido… y en este momento pienso que el mundo no se merece nuestro trabajo en aras de la solidaridad ni las pelas que nos vamos dejando por el camino… Hablaré de ello serenamente con Juanito.
Después del trabajo desarrollado y demostrado con resultados que nos llevaron a ser acreedores del Premio Libertad 2008, no estamos exentos de nada, nadie nos facilita el camino, se nos niegan los apoyos a proyectos sociales pequeños de los que podríamos sacar algo de financiación para poder continuar respirando [otras organizaciones con menos necesidades y sin hechos demostrados reciben los parabienes institucionales y las magras ayudas que terminan en cenas comunes o en bolsillos particulares…] en fin, a nosotros, además de darnos solo hermosos reconocimientos verbales, nos roban por la noche lo poco que nos queda.
Vamos de puta madre.

(13:42 horas) Recomendaba don Miguel de Unamuno entre sus luces y sus sombras que procurásemos vivir en continuo vértigo pasional, dominados por una pasión cualquiera, ya que –decía– solo los apasionados llevan a cabo obras verdaderamente duraderas y fecundas… y el problema del apasionamiento es justamente el alto porcentaje de fracaso en lo que produce en ti pasión, conjungándose que un ser apasionado está divinamente encendido mientras nada en su pasión, pero se apaga totalmente cuando fracasa en su pasión... y no hay peor mal que yo pueda imaginar que el de llegar a la frustración por el apasionamiento, siendo quizás mucho mejor hablar del esfuerzo de volutad que del ‘gusto vehemente’ que supone la pasión, más cuando tomamos consciencia/conciencia de que trabados en la pasión jugamos en una peligrosa línea que separa la luz de la sombra absoluta en lo personal.
Me interesa mucho el tema, porque soy un apasionado visceral y conozco en mis carnes el dolor del fracaso en una pasión, sé el golpe que te deja en el cuerpo y lo complicado que resulta entrar en un camino de recuperación [que nunca es total, ya que la marca del fracaso de una pasión es eterna y late jodidamente].
(17:29 horas) Es jodido pensar en clave social, porque enseguida te haces militante de alguna causa en la que no sabrás medir ni gestionar tu individualidad. Las trampas de lo social son sibilinas y te pueden llevar sin quererlo a sentirte un hombre de combate sujeto a una disciplina que no encaje en tus premisas humanistas… y entonces empezarás a estar domesticado sin saberlo… notarás cómo llega hasta lo más hondo de ti una necesidad anonadante de ‘conformarte’ y estarás perdido para los restos.
El hombre, como mucho, necesita al hombre para dejar de necesitarlo y quitárselo de encima.

(21:40 horas) A esta hora murciélaga vengo de ver en la tele al santero vaticano con faldumenta y mojicón en la cabeza soliviantando a sus fieles de ultraderecha con un masivo nombramiento de mártires, seguido por los gritos ‘francociscanos’ de “¡¡¡Viva Cristo Rey!!!”. Se me han revuelto las tripas de ver junto al fascio hispano [que insultaba con inquina a mi memoria] a tres o cuatro representantes del gobierno español [¿no hay cojones en ese gabinete o qué?].
En todo caso, pasando de ese dolor tremendo que me ha causado ver la representación de mi gobierno en un acto nefando y cainita de corte casi Borgia, me debo a mi memoria para insultar con saña a los instigadores de esta afrenta internacional y fasciocatólica [cabrones, hijos de puta, maricones… –eran las exactas palabras de mi abuela cada noche de sus interminables días de viuda–] y luego le ruego al personal que se sienta agredido por este suceso que se dé de baja a todos los efectos en esa secta maligna en la que reinan la ira, el odio y la revancha sobre cualquier otro sentimiento.
Mi abuelo no puede revolverse en su tumba porque aún no la tiene… y yo me cisco directamente en todos los guerrilleros de Cristo Rey y en el (lo)santo(s) Papa de Roma… con su voz atiplada… con su cara de pito… con su mala baba de padre inquisidor… con su hacer daño bien agarradito por la asquerosa conferencia episcopal española y su esbirro COPEro resentido.
La Iglesia Católica ya había perdido los papeles hace muchos años… ahora, además, ha perdido la poca vergüenza que le quedaba.
Hala… a seguir rod(b)ando.
De FUMADORAS

Saturday, October 27, 2007

Zamora de botas altas con cremallera.






Me tomé mi tiempo de viaje buscando un par de horas libres para pasear algunos espacios salmantinos antes de recoger al bueno de Fernando R. De la Flor y al coleguilla Aníbal Lozano… Mirada discreta a la Casa Lys [tan de Aníbal Núñez…], paseo por el puente romano, ratito en el jardín Ibarrola, itinerario del puente modernista y lujuriosas miradas al río Tormes. Y un frío cabrón que se me metía en los huesos y que lo hizo todo más plástico… un café, unos minutos de espera y encuentro con mis amigos para continuar el viaje sobre un asfalto de palabras y recuedos A. N. [con nota emocionada de Aníbal Lozano sobre la última novela de Tomás Sánchez Santiago, con anécdotas deliciosas de A. N., con paradiña meona, con buen rollo y mucha complicidad].
Y Zamora estaba divina, llena de mujeres con botas altas de cremallera y pechos generosos [A. Lozano lo describe como si comiera pastelillos de crema], bañada en una cosa modernista que me traía a los ojos hermosísimas imágenes de Tamara de Lempicka mezcladas con ese paso marcial y estético de los perfiles románicos.

El encuentro con Tomás fue hermoso [le vi algo Tintín y lleno de calidez… me encantó abrazarle después de tanto tiempo]… y charla, y cigarritos, y más charla con la gente del Foro Cívico de Zamora [tipos interesantes todos], además de la satisfacción de volver a sentir muy cerca al gran poeta Máximo Hernández Fernández.
Y comenzó la mesa redonda con escapada ‘lírica’ de las dos representantes municipales justo al sutil toque de corneta antifascista de mis compañeros de mesa [pero no nos dejaron solos, sino muy bien acompañados].
En la charla salió el afecto hacia la figura de A. Núñez, su decisión de anclarse en un tiempo que no consintió la corona de La Transición, los diversos record’s atléticos del poeta, sus salidas de tono, su percepción genial del mundo y del hombre, su calidad mítica [que es capaz de poner sombra sobre su obra magistral] y algunas circunstancias editoriales y familiares que le hicieron aparecer más cercano, todavía vulnerable y mucho más humano.
Al cierre del acto nos obsequiaron a los ponentes con una obra hermosa de José Luis Alonso Coomonte, la escultura de una hogaza de pan que me encanta mirar sobre mis manos.

Y de allí a la manduca en un lugar que fue también espacio ocupado en su tiempo por Aníbal Núñez, un espacio que recogió la hermosa mirada triste de Concha San Francisco [prima del poeta], el hablar pausado de Miguel Bermejo Sotillo y la humanidad impresionantes de Cristoph, un tipo de Baviera al que no pienso perderle la pista, pues me dio una impresión estupenda conocerle y charlar con él.

Del resto: cambio de cromos, viaje de vuelta confesional y divino con Fernando, test de alcoholemia con mirada absorta de guardia civil por dar un cero patatero en el aparato, recogida en Helmántica de Mª Ángeles y Adrián y fin de fiesta con Guille en la cama muerto de miedo por haber visto una peli de terror infantil, que no infantil de terror.

(17:27 horas) Y que a primera hora me llegaron Jesusote Urceloy y su Marisol con un nuevo amigo, Carlos Sánchez Pérez, y que lo hicieron carlados de regalotes, como unos reyesmagos feliperos y divinos: un cartel auténtico de ‘La dolce vita’ Fellini, el ‘Pura anarquía’ de Woody Allen y una curiosidad sabrosona y ‘soviet’ que bajo el título de ‘Literatura soviética’ contiene textos y poemas bien raritos de escritores siberianos [la edición es del año 1980 y contiene textos de Uluro Ado, Ogdo Axionova, Anatoli Chernousov, Semion Danilov, Mijail Kilchichankov, Afanasi Koptlelov, Casimir Lisovski, Alexandr Plitchenko o Elizaveta Stuart… todos absolutos desconocidos para mí y procedentes de lugares tan fríos como los siberianos sitios de Omsk, Novosibirsk, Kemerovo, Abakan, Krasnoyarsk o Bratsk]… una literatura de bajo tono mediatizada por la temible revolución revenida que llama a la compasión y a la vergüenza ajena.




De FUMADORAS

Friday, October 26, 2007

Precarretera y manta.

Antes de salir hacia Zamora me tomé un café prematrimonial en PdT [hoy enlazan sus vidas oficialmente Tati y Placi y cierran el hotel/cafetería/restaurante justo hasta mañana… que sean felices, coño]. Estaba Ana de paisano y la encontré bellísima [yo, que tengo la mirada acostumbrada a verla de negro absoluto y camarero] y compartí el ratillo con ella y con Pedrito.
Después del lujo cafetero le eché un ratito a mi soledad y a este estado menstrual que me facilita el otoño, un estado de abulia –si el cielo está despejado– que se mezcla con cierta pasión por la piel y por las miradas, por imaginar roces y por enredar suave en algún cuerpo ajeno [solo lo hago de memoria]… y en pensar que me gusta el frío y me encanta el nublado, que adoro a Nina Kinert [gracias, Alberto], que las manos me están pidiendo trazos como naufragios, que hay versos que escribir y los tengo en la punta de mis ojos, que amo intensamente a un algo que flota alrededor de mí y no logro acotarlo, que llevo dos meses a menos de medio sueldo [y trabajando] pero no importa, que el tabaco me está matando a tragos, que me gusta mirar la tristeza de mis ojos en los escaparates, que aún no siento el fracaso hasta el punto de dejarlo todo, que pienso en cuerpos femeninos otra vez…
Y ahora salgo de viaje… carretera y manta… amigos… charla… abrazos…
De FUMADORAS

Thursday, October 25, 2007

Con Aníbal Núñez a Zamora.


CONVOCATORIA
Si mañana andas por Zamora, lo mismo podemos vernos y charlar un ratito delante de unas cañas.
Participo en una mesa redonda sobre el poeta Aníbal Núñez, y lo hago junto a Aníbal Lozano, Fernándo Rodríguez de la Flor y Tomás Sánchez Santiago. El acto tendrá lugar en la Biblioteca Pública del Estado, sita en la zamorana Plaza de Claudio Moyano. Comenzaremos a las 20:00 horas en el salón de actos.
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Fin de semana marcado por lo literario, con Marino González Montero [de editorial La Luna] pillando su libro recién hecho en mis talleres y a la sombra de mi adorada colección ‘Libros del consuelo’ [su historia de muertos divinamente egregios lleva por título ‘Sedah Street’ y es un lujo, que lo juro… ya estáis pidiéndolo en vuestra librería molona]… viaje a Zamora con mi querido Fernando y su señora y visita findesemanera de Jesusote Urceloy y Marisol [le encargué a mi Urce que me busque en su Madrí el último título de Woody Allen].
Así que no pararé durante estos días, a mayores de que me he metido en la lectura de ‘Los gozos de la vista’ de Dámaso Alonso [esta vez sin ese Madrid del millón de muertos].
(15:27 horas) No es fácil sentirse solo a veces, aunque la soledad es imposible, ya que siempre andan conmigo el chaval de diecisiete años que vivió la Salamanca tardofascista, el zorolo que se metió a concejal de urbanismo en el ayuntamiento bejarano, el amante imperfecto que preparaba encuentros [siempre fallidos] con las más bellas mujeres de su tiempo, el poeta perdulario que comió un cocidito con Pepe Hierro en su bar madrileño, el pintorcete frustrado o el aprendiz de biólogo que escuchaba extasiado al profesor Galán en sus clases de genética.
No es fácil sentirse solo, decía, a pesar de que la apetencia más común pinta siempre por ese camino, sobre todo para ocultarse a la mirada de ese monstruo global que se llama ‘propaganda’ y que ha hecho de todo lo existente su campo de trabajo.
Ya hace tiempo que tomé consciencia de ese estado general de anonadamiento que se ha posado sobre la masa y no se me ocurre otra cosa que huir y buscar refugio en la soledad. No tengo soluciones, no sé encontrarlas, aunque las busco desesperadamente, y por ello me conformo con sobrevivir en lo que he sido, sin más.
(19:18 horas) Me molesta mucho hacer el gesto de meterme en la cama y que la luz no esté apagada o que alguien la encienda en ese punto… me molesta que me interrumpan cuando estoy hablando con alguien… me molesta que una mujer guapa me mire a los ojos… me jode freír los filetes a la una y sacar los cacharros del lavavajillas… me molesta ver una peli con la luz encendida… me hunde tener que hacer las camas… me mata estar con zapatos en casa… no soporto el tacto del jabón sólido en mis manos… me jode hablar por teléfono… aborrezco la cebolla en todas sus presentaciones… no me gusta nada orinar de pie… me hunden las toallas aromatizadas con ese jodido olor a suavizante… no me gusta tender la ropa en el balcón, y menos recogerla… no soporto a los obreros de derechas ni a los izquierdosos ramplones… no creo en que el hombre sea capaz de acabar con el mundo [quizás sí con el suyo/nuestro]… no aguanto la poesía buena de tipos que fueron como Valente… no puedo tragar con los poetas/críticos [de poesía, se entiende]… me dan náuseas los aduladores… no aguanto a los cristianos viejos ni a los que hacen seis días más de ramadán [conozco a algunos de ambas clases]… no soporto pisar el suelo recien fregado… huyo del olor a insecticida… me mosquea la poesía jovencísima… no me gusta que caiga un sol de justicia y yo esté debajo… odio las multitudes… me asquea el olor a alcohol igual que el sabor de güisqui… me encienden los que hablan con magisterio del vino… tengo terror a poner bombillas o a intentar arreglar enchufes… no congenio con la mayoría de los novelistas españoles… no me gusta ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha’… le tengo manía a un montón de palabras… me jode un montón estar junto a tipos huraños y agarrados… tengo un miedo cerval a los payasos desde niño…
¿A que soy un tío raro?
De FUMADORAS

Wednesday, October 24, 2007

No me gusta Unamuno.

Decía don Miguel de Unamuno, que nunca fue santo de mi devoción [sobre todo en su faceta poética], que ‘es más provechoso el leer que el hablar, y en vez de escuchar hombres que hablen como libros, es preferible leer libros que hablen como hombres’. Y yo, como casi siempre, no estoy de acuerdo, pues pienso que el mayor provecho intelectual se obtiene de la experiencia de vida [la lectura entra dentro del apartado de la formación], de la relación con el mundo sin estar mediatizado por la opinión de otros [circunstancia de carácter utópico], de aprender a obtener conclusiones propias… En todo caso, el término ‘provecho’ siempre me ha parecido empapado de un tinte profundamente egoísta, circunstancia que cada vez que he leído a don Miguel ha aparecido neta en el fondo de sus escritos. No le niego su valor inteclectual, que es altísimo; no le niego su aportación al mundo de las letras [sobre todo en su ‘camino de Dios’ a través de la duda], pero siempre le siento como un tipo rijoso, enfadado con el mundo, sin ese sentido del humor que podría haberle llevado a ser sublime… me encuentro siempre a un tipo agarrado [uno de ésos que salen con prisa cuando les llega el turno de pagar su ronda en una tabernita del centro].
Por eso leo a Unamuno con el único afán de contestarle.

Mi disco sigue muerto, coño.
De FUMADORAS

Tuesday, October 23, 2007

De una jodida subida de tensión.

Murió hoy mi disco duro externo Lacie con todos los archivos de ocho meses de curro [me toca los cojones… relativamente] y con un poemario prácticamente rematado [eso me está doliendo casi como la pérdida de un amigo querido]. Y me he quedado como sin memoria, desnudo, absolutamente vulnerable y con cara de imbécil [este diario se ha salvado en parte gracias al blog, aunque he perdido cientos de subentradas privadas que guardaba para mí de momento y que suponían cierta luz a la historia pequeña de la gente que conozco, así como opiniones y reflexiones sobre temas tan heterogéneos como la política municipal, el urbanismo local y sus miserias, la poesía española contemporánea, la enseñanza cercana con crítica severa, nombres y apellidos, las historias de carácter familiar y muchos sentimientos privados que suponían casi mi desnudo integral].
Y me siento como perdido sin mi disco duro externo Lacie, como robado, casi como medio muerto [expresión incorrecta donde las haya, pero aquí define con imprecisa precisión].
Solo me queda ciscarme en todo lo que se mueve y acordarme de nuevo de que la ciencia solo aporta seguridad virtual y algo de velocidad en los procesos de datos. Me volví a fiar de los adelantos técnicos y me volvieron a dar una hostia en los hocicos.
Quizás a algunos les tranquilice mi pérdida, pero aviso que mañana envío mi disco muerto a una oficina técnica especializada en recuperación de datos.
Veremos si hay resurrección en este mundo binario y menstrual.

De momento…¡Me cago en todo!
De FUMADORAS

Monday, October 22, 2007

Naufragar en otras lenguas.

Con el tiempo me he percatado de que para conocer mejor el castellano es imprescindible haber naufragado en otra lengua. Solo desde la mágica conversión de las palabras de un idioma a otro, desde los giros distintos para una misma idea, incluso desde los distintos significados que ingentes términos de nuestro idioma tienen en los diversos países hispanoparlantes… puedes percibir la riqueza significativa y expresiva de tu lengua natal. Sucede lo mismo que con el asunto de habitar en una tierra durante años y sorprenderte de pronto con que no conoces sus edificios singulares, que no has visitado sus museos con atención, que no te has fijado en los artesonados de sus iglesias o que, simplemente, no has mirado hacia arriba cuando caminas para empaparte del universo de balcones, galerías y decoraciones. Llegamos a habitar nuestro espacio como en un acto reflejo, igual que llegamos a hablar nuestra lengua de la misma forma, sin ser sensibles a su potencia y sus hermosos valores, sin percibir su fuerza ni las capacidades que nos prestan como herramienta o arma, como camino de conocimiento y quizás hasta como meta.
De FUMADORAS

Sunday, October 21, 2007

Noche de perros.


Noche de perros hasta que lo eché todo entre mareos y sudores fríos. Eran las seis de la madrugada y no había podido pillar el sueño porque mi estómago ardía como un infierno particular. Cómo se estira el tiempo cuando estás mal, qué lento pasa… y sin embargo en mi cabeza tomo consciencia como nunca de que estoy vivo, siento el latido con más intensidad y percibo el valor del dolor y el malestar como signo inequívoco de vitalidad. Y una noche tan larga da para muchas cosas, para demasiados pensamientos que se van solapando en esa oscuridad del dormitorio en la que reinan los dígitos rojos del reloj despertador… sobre todo, los hijos: su tensión, su salir adelante sin poner casi nada, sus fracasos pequeños y diarios, su huida lenta de la casa [que los siente y los echa de menos cada día un poquito]… la edad con sus miserias y sus triunfos, la derrota de este cuerpo que es batalla perdida, las cosas por hacer acumuladas, los poemas pendientes, el amor sin trabar, el viaje que me debo a París…
Todo amalgamado con un dolor soportable y un malestar rijoso dando vueltas por la habitación.
A las seis terminó todo como en una boutade intestinal que me dejó helado y totalmente agotado, presto a las sábanas y al cerrar de ojos.
No me gusta estar mal mientras lo estoy, pero, cuando todo pasa, ese estado de consciencia/conciencia que va junto al dolor me parece sublime, magnífico, esclarecedor… pues me hace recapacitar, ordenarme en lo prioritario y volver la vista para saber de forma neta lo que he hecho y lo que debo hacer.
Hoy, el día me parece más luminoso, el aire entra en mis pulmones como algo mágico que percibo y anoto, todo me parece más nítido [lo mejor y lo peor]. Tengo ganas…

Decía Baudelaire en sus ‘Cohetes’ [en el apartado XVII] que ‘hay momentos en la vida en que el tiempo y el espacio son más profundos y el sentimiento de la existencia infinitamente mayor’, y lo hacía refiriéndose a un ‘algo’ sobrenatural que contiene ‘intensidad, sonoridad, limpidez, vibración, profundidad y resonancia en el tiempo y en el espacio’.
Es exactamente la definición que encaja en esos momento de malestar.
Termina Baudelaire… ‘La inspiración viene siempre que el hombre lo quiere, pero no se marcha cuando él lo desea.’. Y en esto ya no estamos tan de acuerdo, amigo B., que yo creo que la inspiración es azarosa, a pesar de que el hombre debe poner de su parte un estado perceptivo que requiere constante e(x)fuerzo de atención y procesamiento, que llega cuando le apetece y se va sin más [aunque pienso ahora que quizás en esto esté la clave de su genialidad y de mi mediocridad].
Controlar los momentos de inspiración y propiciarlos cuando realmente lo deseas y lo necesitas sería el justo triunfo del creador… pero quizás también su mayor miseria.
(17:07 horas) Me parto de risa [y mira que aún recibo latigazos resacosos del dolor de ayer] cuando leo la idea de Charles Baudelaire sobre el amor que sigue: “En el amor, como en casi todos los asuntos humanos, la entente cordial es el resultado de un equívoco. Este equívoco es el placer. El hombre grita: ‘¡Oh, ángel mío!’. La mujer zurea: ‘Mamá, mamá!’. Y este par de imbéciles están persuadidos de que piensan acordes. El abismo infranqueable que los incomunica queda infranqueado.”. Era un pedazo de cabrón delicioso el tal Charles y tenía esa piel de la ironía y el sarcasmo para ponérsela cuando le daba la gana, dejando un fondo filosófico brutal con el que desnudar al hombre y dejarlo en pelota picada al menor descuido.
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RECREACIONES CON HURTOS DE PAPEL [11]

Hice noche con Hank en el Motel Viking [28 dólares la habitación… 30,10 con el impuesto] y nos reunimos después de cenar en su habitación para charlar un ratito y beber unas copas de ‘petite sirah’ mientras enganchábamos el sueño [era la habitación número 20]. Sobre la colcha azul raída Hank me explicó que una mujer que jamás haya podido ver a su hombre desnudo con el miembro en reposo puede sentirse una mujer querida, a la vez que me comentaba que a él nunca se le había dado tal circunstancia, y por eso sabía que no había dado aún con la mujer de su vida.
Había allí una televisión en blanco y negro de 12 pulgadas. Hank la encedió, subió el volumen y la puso mirando a la pared.
– No sé dormir sin compañía, amigo.
Cuando nos despedimos, vi cómo Hank comenzaba a boxear con su sombra.
– Siempre hago ejercicio antes de dormir… nunca al despertarme.
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De FUMADORAS

Saturday, October 20, 2007

Siento justo como en 'Melodía de Belfast'.

En el poema ‘Melodía de Belfast’, Joseph Brodsky alcanza con absoluta brillantez una de las ideas/imágenes más maravillosas que tengo en mi cabeza, la del deseo como circunstancia exclusiva y no compartible, la del secreto íntimo. Escribe J. B. en ese poema, refiriéndose a una muchacha que le fascina: ‘sueño con ella amada o asesinada / porque la ciudad es muy pequeña.’ … y yo, que siempre estuve [y estoy] atado a una ciudad muy pequeña, sé perfectamente a lo que se refiere y, repito, que lo alcanza de forma absolutamente brillante.
Las ciudades muy pequeñas no tienen secretos porque no pueden guardarlos y solo en la cabeza de sus ciudadanos hay lugar para tal asunto: miro, me emociono, proceso y me dispongo a vivir una experiencia absolutamente íntima sin que ni siquiera lo sepa la persona con la que lo comparto… es la forma de actuar sin romper la estructura del mentidero y sin entrar en ella.
Es lo que más me gusta de Brodsky, su forma de compilar en un par de versos lo que a mí me llevaría poemarios enteros… ahí está el valor tangible de un gran poeta.
De FUMADORAS

Friday, October 19, 2007

Rarezas salesiánicas.


Creo que mi curiosidad por lo extraño [y también por la creación poética] proviene de una cosa salesiana que estaba fundamentalmente trabada por el terror que yo sentía hacia aquellos enseñantes energúmenos [no todos, por dios] que respondían con exageración torturadora al menor gesto dubitativo de los alumnos. Recuerdo que cuando volvía a casa desde el colegio [después de pasar por la postortuta de la banda de la Plaza Mayor liderada por Corrales], mi misión autoimpuesta consistía en colocar los cuadernos de deberes en orden sobre la mesa: los últimos siempre eran religión y ciencias naturales… y los primeros, por supuesto, las matemáticas de Víctor Lobo, la Lengua de Jesús de Miguel y el francés de Ciriaco de Andrés Peña. Después de arbitrar con conciencia el orden de realización de trabajos, echaba un somero vistazo a los contenidos a trabajar y estudiar… y decidía comenzar siempre por lo más dificultoso, ya que solo con pensar que me podían preguntar al día siguiente aquellos malvados con su regla de madera y la campana de bronce en las manos, sacaba la poca memoria que tenía [es una de mis mayores faltas, la memoria] y me machacaba hasta que aprendía aquellas rarezas de la Lengua, las matemáticas, el francés o el latín… aún recuerdo de corrido el ejemplo latino de encabalgamiento: ‘quadrupedanteputrensonitumquatitungulacampum’ [nunca supe lo que significaba, pero la verdad es que mis versos saben encabalgarse y lo hacen con frecuencia], las preposiciones propias:
‘aantebajocabeconcontradedesdeenentrehaciaparaporsegunsinsosobreytras’, los ejemplos de palabras bifrontes: ‘amor–roma’ y ‘la mina de sal–la sed animal’… o teoremas rarísimos y tiempos verbales en francés que decía de corrido con pronunciación castellana recia: ‘yetieile… nusavonvusaveilson…’, y el jodido vocabulario bilingüe y de corrido: ‘casamesón… pastelgató… ventanafenetr… lapizcrayón… tíooncl… mesatabl… regalocadó…’. O aquellos comienzos y finales de los anhídridos que aprendí con la regla mnemotécnica: ‘hipo, oso, oso, ico y perico’… o el jodido sistema periódico que aún me sé de memoria: ‘sodiolitiopotasiorubidiocesioyfrancio…’ [recuerdo que siempre me quedaba trabado en el molibdeno].
De aquel terror me vino este puñetero versificar midiendo o buscando la música, la pasión aforística y la búsqueda de los cuádruples sentidos de las palabras en una frase [y la deconstrucción, amigo], el jugar a hacer anagramas y palíndromos [el mejor que he hecho es “ateneo en eta”], el buscar pentavocálicas mientras conduzco en mi Korando o en inventarme simples charadas.
Es, quizás, lo único que le debo a los jodidos padres salesianos… eso y mi afición al baloncesto.
De FUMADORAS

Thursday, October 18, 2007

Hay que buscarlo... al poema.

En los días como el de hoy, con la resaca de un trabajo intenso de ayer que se extendió hasta casi las cuatro de la madrugada [doce horas continuadas de generoso encaje de bolillos horteras], me pongo como ‘en la masmédula’ del gran Oliverio Girondo y, mientras desato imágenes y las optimizo en un tiff viable o trazo textos enormes en tipografía austriaca para lograr un pdf que aguante una filmación correcta, repentizo versos sin sentido ‘consentido’ alguno para matar el hambre y las ganas de mandarlo todo a tomar por el culo.
Y mientras mis párpados quieren caer por su peso, busco ‘En la masmédula’ en mi biblioteca… pero solo encuentro un viejo ejemplar de ‘Persuasión de los días’ en el que tengo marcado en rojo un ‘Atardecer’ magnífico y Girondo total que viene al pelo a este atardecer que hoy me tiene agotado en su cuesta:

Íbamos entre cardos,
por la huella.

La vaca me seguía.
No quise detenerme,
darme vuelta.

La tarde, resignada,
se moría.

Íbamos entre cardos,
por la huella.

Su sombra se mezclaba
con la mía.

Yo miraba los campos,
también ella.

La vaca, resignada,
se moría.

Y me faltó el tabaco justo cuando no podía salir a la calle a buscarlo, y me irrité hasta el punto de enganchar una serie de imprecaciones vanas, al uso de mi abuela cuando escuchaba aquella música de los partes radiofónicos franquistas/fascistas… ‘Hijosputascabronesmamapollaspeseterospatanescacatúas’… [ella incluía cada dos o tres golpes de voz un ‘asesinos’], y rebusqué en los ceniceros de la imprenta hasta que encontré un par de colillas viables con las que doparme un poquitín.
No nací para trabajar y mi fracaso es tener que hacerlo a pesar de haber intentado buscarlo desde la opción de empresa [el empresario pequeño y pobre trabaja más, mucho más… y está también más jodido, porque todo parte en su contra y está pensado para hundirle].
Seguí buscando ‘En la masmédula’, pero nada… hasta que caí en la cuenta de que mi herramienta global favorita me lo proporcionaría al instante… ‘Hay que buscarlo’…

En la eropsiquis plena de húespedes entonces meandros de
espera ausencia
enlunadados muslos de estival epicentro
tumultos extradérmicos
excoriaciones fiebre de noche que burmua
y aola aola aola
al abrirse las venas
con un pezlampo inmerso en la nuca del sueño hay que
buscarlo
al poema

Hay que buscarlo dentro de los plesorbos de ocio

Desnudo

Desquejido
sin raíces de amnesia
en los lunihemisferios de reflujos de coágulos de espuma de
medusas de arena de los senos o tal vez en andenes con
aliento a zorrino
y a rumiante distancia de santas madres vacas
hincadas
sin aureola
ante charcos de lágrimas que cantan
con un pezvelo en trance debajo de la lengua hay que buscarlo
al poema

Hay que buscarlo ignífero superimpuro leso
lúcido beodo
inobvio
entre epitelios de alba o resacas insomnes de soledad en creciente
antes que se dilate la pupila del cero
mientras lo endoinefable encandece los labios de subvoces que
brotan del intrafondo eufónico
con un pezgrifo arco iris en la mínima plaza de la frente
hay que buscarlo
al poema
•••

… y pues eso hago, mientras me humillan los que no podrían hacerlo de otra forma que no fuera encargándome trabajos para poder pillar las pelas suficientes para el café del día, para el tabaco justo [y necesario], para engordar la yema familiar de hijos y de abuelos, para pagar la luz y sus desaires, para la gasolina, para el agua, para la justa sed de todo lo innecesario que se ha hecho costumbre.

Hay que buscarlo.

(22:49 horas) Oye, que me metí en harina con Oliverio y ya voy por el tramo 14 de su ‘Espantapájaros’, en el que cuenta que su abuela le decía: “Las mujeres cuestan demasiado trabajo o no valen la pena. ¡Puebla tu sueño con las que te gusten y serán tuyas mientras descansas! Lo que es la sabiduría puesta por la edad, una abuela que ya pilló en su día el asunto de los caminos paralelos que presta la imaginación bien desarrollada, esa imaginación que te da todo lo que deseas sin enredarte en problemas de relación, esa imaginación que propicia la autogestión del cuerpo y el espíritu, así como la individualidad sin tener que andar molestando al otro en vano.
Estoy disfrutando como un crío con esta lectura.
De FUMADORAS

Tuesday, October 16, 2007

Conciencia de la singularidad.

La individualidad necesaria consiste fundamentalmente en establecer criterios personales y pensar por ti mismo bajo cualquier circunstancia [por lo menos intentarlo a diario], en tener una exacta conciencia de lo personal y educarla en la singularidad, en conocer y afirmarnos en nuestra responsabilidad ante el mundo y ante nosotros mismos, en luchar contra la idea de sometimiento a los otros y a las cosas de los otros [y así no sentirnos nunca víctimas, que es la peor de las condiciones que se pueden suponer en un ser humano].
En la individualidad uno siempre fracasa solo y el fracaso del grupo no le afecta porque nunca es su fin el propiciarlo. Tampoco triunfa uno en la individualidad, solo camina, pues el triunfo requiere de la mirada exterior y del aplauso ajeno.
La premisa primera es no dejarse llevar por lo exterior jamás, mantener el camino marcado y no admirar porque otros admiran, ni odiar porque otros odian.
Después hay que percatarse de que los gozos más intensos proceden de uno mismo y desencadenan también en uno mismo [el proceso creativo y estético es quizás la mejor muestra], por lo que hay que cultivarlos hacia adentro, sin valorar sus consecuencias éticas ni los ajustes a la moral, que son circunstancias que requieren del grupo, cuando no las impone ese ‘otro’ emboscado y empeñado en someter.
Solo desde estas premisas, desde esta visión individualista del desarrollo humano, pueden lograse avances revolucionarios que afecten a todos positivamente, pues la ruptura intelectual del sistema [despreciando su ética acomodada y su moral cansina] es la única posibilidad tangible de cambio [y lo demuestra con múltiples ejemplos la historia de las civilizaciones, en las que brillantes individualidades son capaces de armar giros humanistas de 360 grados en breves plazos de tiempo, giros que redefinen el valor de las tecnologías y de las artes, de la ciencia y del pensamiento… y, por tanto, de los sistemas políticos y sus usos].
Sé que desde los diversos pensamientos progresistas de la izquierda moderna (?) y desde los antiguos postulados de la izquierda obrera [aquella de los parias de la Tierra] no se entiende la individualidad como un aspecto positivo del hombre, se la denigra poniéndole el marchamo de ‘liberal’ y propia de cavernícolas conservadores, y eso me duele y me mosquea, porque yo me siento en ese tono de pensamiento obrero en el que los valores de igualdad, justicia o solidaridad son camino de libertad y de progreso, valores de alto humanismo, pero anular al individuo en su desarrollo como tal me parece tan grave como privarle de todos esos valores para convertirle en la fuerza del hormiguero.
Creo que hay una individualidad que vibra en esa línea de pensamiento, sé que la hay y quiero perseverar en ella, empeñarme en sacarla adelante para mi uso y disfrute, buscarle las vueltas para rebatir esa idea oscura de que el individualismo es egoísta y egotista. Poder decirle con argumentos a esa clase que vive ‘cargada de razón’, tanto en sus tramos de poder como de oposición, que el fracaso de uno no es el fracaso de todos… y que el triunfo de uno puede ser también el triunfo de los demás.
De FUMADORAS

Monday, October 15, 2007

Ahora sí hay qué robar y a quién robar.

Ahora sí hay qué robar y a quién robar.
Las tropas regresan con su botín seguro
y hasta están bien pagadas sus horas de trinchera
aunque no sientan, como entonces,
el crujir de los huesos contra las bayonetas.

Sí hay a quién robar,
y lo sabe la mujer que trafica en el mercado
con su bolsa repleta de absurdos sucedáneos,
lo sabe la polaca en su esquina
y el muchacho que reordena sus cromos
junto al tullido del kiosko
y valora algún trueque que complete su nada
en un librito quebrado de adhesivo.

Hasta se roban versos en este tiempo ronco
–yo ahora acabo de hacerlo y sin sonrojo–
tendido a contrapelo
en el que la conciencia no alcanza ni siquiera
el valor de una moneda de metal
o de una brizna de esa sal que completa las comidas
o las hunde.

Lo peor del asunto es que ante tal mercado,
ingente, fabuloso,
robamos, desgraciados, a los más despreciables
y a los menos sensatos…
y dejamos lo que es más valioso
al aire de la tarde, sin atinar siquiera
a plantearnos, lelos, ese robo del siglo
que nos queda a la mano.

Pudiendo escribir los versos
más tristes esta noche,
preferiste un peluco de imitación
o un paquete de chicles
con sabor a cerezas.

Ahora sí hay qué robar y a quién robar,
pero, tristemente, no hay criterio.

© Luis Felipe Comendador
De FUMADORAS

Sunday, October 14, 2007

Utilizar las palabras.


Utilizo las palabras en el sentido más agrio del término ‘utilizar’, y lo hago para impulsarme hacia una estética e incluso para intentar impulsar a la Lengua [no es pedantería, dios me libre, que es normal que quien usa… impulsa el objeto usado hacia su recreación e incluso hacia un cambio que puede hacerse patente en el tiempo… y ya lo hacía Brodsky sin sonrojo alguno y hasta con auténtica satisfacción].
El problema de utilizar las palabras como combustible es que a veces se pierden las referencias reales y se llega a perder hasta el instinto de conservación solo por pronunciarlas o escribirlas en el orden y con la solución hacia fuera que te pide el cuerpo. Es en este punto donde resulta absolutamente importante haber trabajado sobre tu calidad de bufón, haber logrado que el general de la gleba te acepte como tal y te permita ser abiertamente lo que no le permitiría a un ciudadano normal en las mismas circunstancias.
Es en este punto donde notas que tienes el control de tu existencia, donde te acercas más a un estado de libertad que te permite pasar por encima [y pateando] de las supersticiones religiosas, sobre el ‘deber’ y la ‘obediencia’, sobre las estructuras del poder establecido que edifica sus conceptos terribles con absurdo valor de ‘verdad’. Es en ese espacio donde puedes poetizar negando cualquier autoridad que no sea la que tú establezcas. Entonces, cuando todo se alumbra con tu luz, y no con esa luz mortecina de los otros, la ética y la estética se hacen unidad indiscutible y caminan hacia ese impulso de la Lengua que resulta a la vez impulso de uno mismo hacia donde sea.
Llegado a ese punto, no existe inseguridad porque no hay miedo posible que pueda distorsionarte desde el exterior. Tú creas tus miedos y los destruyes o los llevas a su extremo.
¿Imagináis un mundo de hombres en tal estado?, ¿un mundo de individualidades no sometidas capaces de expresar y vivir con tranquilidad el valor del contrapoder?
Decía también Joseph B. que ‘si un poeta tiene una obligación respecto a la sociedad, es la de escribir bien. Al formar parte de la minoría, no tiene otra opción’… y es ahí donde debemos abligarnos si entramos en la vorágine del bufón, en escribir bien. Y también en aprender a soportar el hedor de nuestra conciencia mientras lo mostramos.
La edad tiene estas cosas, te hace llegar a estos paisajes y hasta habitar en ellos a ratitos aunque todo se tuerza. Es quizás lo mejor que se puede alcanzar en el descenso. Y no es poco.
(19:15 horas) Para qué hablar en un poema de un sentimiento íntimo si el mundo está hecho unos zorros [y su contrario, claro, porque todo se sostiene perfectamente también desde el extremo opuesto: para qué hablar del mundo en un poema si cualquier sentimiento íntimo e individual resulta más intenso y tiene más posibilidades de ser materia poética].
•••
Obstinado en perecer antes de tiempo
me detengo en el andar de la muchacha
que camina delante de mis ojos…
debe oler a merienda todavía
a pesar de su falda de fulana

Y la ciudad sigue estrechando
su abrazo sobre el verde del monte
y en las laderas cuecen ya las comidas de la noche
esos adinerados que no sabrán jamás
de la sonrisa que dejan deslizar los que se hacinan
en la pobreza del valle

Camina con graciosa majestad
sobre sus tacones rojos y su edad quizas no llegue
a los diediséis
pero gestiona el contoneo
como una dama de noche
mientras una urraca expresa sobre el suelo
que el frío llegará en cualquier momento
y habremos de volver al cielo raso
a la bombilla jugando a ser un sol menor y huérfano
al calor artificial y a las noches de humo
en las que los hombres se cubren con sus mantas
buscando un final o una excusa

Pero aún no es la hora
y en el cambio de ciclo estacional
hay como una frontera de mangas cortas
y frío a media tarde
de faldas con un misterio estival ya tardío
que son como expirar

Hay un final en cada paso de esa muchacha
virgen
en cada hueco dejado al aire
para buscar mis ojos
y hacerlo más dolor del que ya siento
y no hay coartada posible
porque a la edad del fauno le fue negada
la posibilidad
aunque no el valor de lo húmedo en las piernas
ni el sentimiento de que en esta frontera
todo puede trabarse

¿Cómo atar lo que fuimos con lo que pudo ser?
¿Cómo acabar si el mundo
se empeña en que esos pasos
se hagan marca de agua en mis ojos cansados?
¿Cómo aguantar hasta que llegue el invierno
si no sé qué ponerme
sobre el cuerpo
en los ojos
en estas manos prestas a lo que llegue
aunque sea la muerte?

© Luis Felipe Comendador.
De FUMADORAS

Saturday, October 13, 2007

De 19 a 49.


Con 19 años todo era atractivo a la mirada, el mundo estaba poblado de caminos abiertos por hollar y la vida se presentaba franca y dispuesta para tomarla y vivirla…
Ya con 49 años, todo ha tomado la pátina de la decepción y sólo el estado de búsqueda puede hacerme permanecer fresco y atado a una vida que aún puede guardarme un puntito de luz y sorpresa si me empeño en ello.

Mientras que con 19 años no importaban las palabras como ‘valor’ tangible de lo vivido y de lo por vivir, con 49 años se han hecho herramienta imprescindible para intentar engañarme en el asunto de que mi vida es pura supervivencia. Ahora no importa tanto lo que quiero decir [antes era siempre lo fundamental: gritar aunque no supiera cómo hacerlo] como de qué forma decirlo [ahí tienes preclaro el personal asunto deconstructivo traído de Derrida al que me refería hace unos días, amigo anónimo que no entendías]. Necesito que mis palabras acoten, se cierren lo más ajustadamente posible al concepto que quiero expresar… o que se pluralicen en su significado… pero siempre bajo mi control minucioso.
Antes caía sin problemas y sin sonrojo en la generalización [demasiadas veces me llamó la atención sobre ello mi amigo Antonio G. Turrión, cosa que le agradecí y le agradezco], no medía las consecuencias porque no me importaban demasiado. Ahora procuro escribir cada una de mis palabras con una medida exacta, sopesando su ‘valor’ de proyectil o de caricia.
También entiendo que eso me deshumaniza, pues sacrifico la frescura [calidad que fue mi norte durante demasiados años], pero me proporciona un poder que no conocía entonces: el de saber que la fuerza añadida al peso de cada palabra la pongo yo y solamente yo, de tal forma que, conociendo su calibre, averiguo cómo llegará, hasta dónde alcanzará y en qué forma hará herida o conseguirá restañarla.

Este proceso en el que me encuentro también me permite asistir a la relectura de mis poetas preferidos y encontrarlos distintos, ya que no solo leo sus poemas como conjunto plástico y creativo, sino que asisto a ellos con ojos de histólogo, deteniéndome en cada una de sus palabras, en el tejido de cada verso, y encontrando gozo o decepción en ese universo escondido que se hace descubrimiento paralelo al de la oportunidad del poema… es luz sobre la luz, conocer las cartas que tiene el contrario antes de que se desarrolle la jugada, pero sin intervenir en el resultado, ya sea errado o absolutamente brillante.
Entenderé perfectamente que un joven de 19 años vea que mi proceso actual se queda en lo anecdótico para huir de la raíz pura del poema [que en la juventud es el ‘mensaje’], que suponga una pérdida de tiempo el trabajo reflexivo alrededor de unos versos tan preclaros (¿) y conocidos como, por ejemplo, ‘Vendrá la muerte y tendrá tus ojos’.
El joven de 19 años los estampará en una camiseta junto a, yo qué sé, la imagen de El Che; los dibujará en su carpeta universitaria junto a una foto de los Extremoduros y lo mostrará ufano y sonriente a los ojos cerrados de la plebe… El mensaje sobre cualquier otra valoración, y el ‘mensaje’ unido a la ‘estética’ en una nebulosa que termina siendo confusión eterna muy bien aprovechada por la mercadotecnia, ese pozo sin fondo al que todos lanzamos monedas a diario para intentar convertirnos en lo que nunca podremos ser.

Derrotado y escéptico, casi puedo afirmar que prefiero mis 49 años, con sus miedos y sus fobias, con sus dolores y sus jodidas manías, con su doloroso descenso físico y con este enredado proceso de las palabras y a las palabras.
Me lo dijo Joan Margarit en Lucena y ya lo he relatado aquí algunas veces y con distintos fines: a cada edad del hombre le corresponde una edad de la mujer y una edad de las palabras.
De FUMADORAS

Friday, October 12, 2007

La poesía no solo exige palabras.


Decía Brodsky en su poema ‘fin de una época maravillosa’ que “la poesía exige palabras” [por cierto, que nunca he dicho que el título de este poema me trae siempre a la cabeza el último libro de mi amigacho Abraham Gragera, ‘adiós a la época de los grandes caracteres’… algo tendrá que ver, aunque sea subliminalmente, un título con el otro, ya que mi Abraham adora a Brodsky –fue él quien me lo descubrió–], y yo no estoy del todo de acuerdo, como siempre [soy un jodido culo de mal asiento], porque hay una poesía de apellido ‘concreta’ que, a pesar de que agrupa a miles de estafadores plásticos y a cienmiles de poetas fallidos, tiene representantes vivos y muertos que le dan auténtico y sólido valor a ese apellido [cito sin ir más lejos al gran Antonio Gómez]… pero no venía la cosa por ahí, que mi intención era explicar que existe una fase perceptiva que se une a otra fase poetizadora y queda en la cabeza hasta lograr hacerse mirada o gesto… y tal situación es auténticamente poética sin que necesite del signo trazado o verbalizado de las palabras.
Claro está que Joseph Brodsky no iba más allá del darle pauta a su poema magnífico con ese verso…

Transcribo el poema porque creo que no tiene parangón y porque considero que debe ser ejemplo para poetas nuevos y medio viejos [a pesar de la pérdida que seguro supone su traducción al castellano]:

“Así como la poesía exige palabras,
yo –sordo y pelado, taciturno mensajero de una potencia de segunda categoría– sin querer esforzar mi cerebro,
me pongo el abrigo
y bajo al kiosco a por un periódico.

El viento mueve las hojas.
En estos tristes lugares
el opaco calor de viejas ampollas
produce –con la ayuda de algunos charcos–
efectos de abundancia.
Hasta los ladrones cuando roban una mandarina
se encuentran con una envoltura luminosa.

En realidad, ya se me olvidó hasta el sentimiento con que me contemplo a mí mismo.
En estos tristes parajes todo está planificado para el invierno:
sueños, paredes de cárceles, abrigos, vestidos de novia, bebidas y
minuteros de relojes.
Los gorriones y el barro parecen oxidados, costumbres puritanas. Ropa interior. Y en las manos de los violinistas calentadores de madera.

Este lugar es inmóvil.
Al imaginar la producción quinquenal de
hierro y plomo, uno queda con la mente abobada,
y añora el antiguo poder cosaco de bayonetas y látigos.
Las águilas imperiales, sin embargo, son atraídas como un imán por la ferralla.
Hasta las sillas trenzadas están hechas con pernos y tuercas.
Solo los peces en el mar conocen el precio de la libertad,
pero su silencio nos obliga a construir nuevas categorías
y el espacio se despliega como una lista de precios.

El tiempo está construido por la muerte.
Cuando requiere cuerpos y objetos busca verduras frescas.
El gallo imita al carillón;
para quien tiene un carácter sublime
resulta lamentablemente difícil
vivir en una época de proezas.

Al levantarle el vestido a una mujer bonita encuentras lo que buscas y no un prodigio.
Y no ocurre así por seguir los pasos de Lobachevsky,
sucede porque el mundo abierto tiene que angostarse en alguna parte,
y es aquí dónde yace el fin de la perspectiva.

Tal vez el mapa de Europa fue robado por los agentes del poder,
quizás los otros continentes están demasiado lejos
o tal vez un hada bondadosa me está hechizando,
y no puedo arrancarme de aquí.
Para no llamar a la criada me sirvo vino, acaricio al gato.

A lo mejor sería preferible una bala en la sien,
así como se apunta con el dedo al error.
Tal vez huir de aquí a través del mar, como un nuevo Cristo.
Borracho y atontado por el frío, no es extraño confundir un tren con un barco,
no hay motivo para sonrojarse o para sentir vergüenza:
el tren –como una canoa en el agua– no deja huellas en los raíles.

¿Qué dicen los periódicos en la sección de tribunales?
Fue ejecutada la sentencia, al imaginar eso el ciudadano percibe –a través de lentes con marcos de estaño– a un hombre acostado boca abajo al lado de un muro de ladrillo.
Pero no está dormido, ya que los sueños tienen derecho a despreciar las cúpulas.
Perspicacia de esta época
que con sus raíces anuda los tiempos,
incapaces –en su ceguera común– de distinguir
entre los caídos de la cuna y las cunas caídas.

Ese prodigio de ojos claros
no quiere ver más allá de la muerte,
qué pena, hay muchos naipes
pero no hay con quién barajarlos
para ver el futuro.

El punto de vista de estos tiempos
es la perspicacia hacia los objetos de una vía muerta;
todavía no ha llegado el momento
de derramar la inteligencia,
solo un escupitajo en la pared.
Y no despertar al príncipe, sino al dinosaurio.

Para el último párrafo, ¡ay!, no le arrancaría la pluma a un pájaro.
A la cabeza inocente
no le queda más que esperar el hacha y el laurel.”.

•••
¡Absolutamente sublime!, ¿no os parece?… y francamente gozoso para mí el haber rebuscado este poema para pillar su primer verso como punto de partida de mi comentario de hoy… y lo mejor; que ya puesto me he vuelto a releer a Brodsky con una pasión casi infantil.
¡Qué poco soy!
Gracias, Abraham.
De FUMADORAS

Savonarola in route (II) hacia/desde Gredos


Hay en estos tiempos modernos cierta aficion gárrula y adinerada de comprar las voluntades de la gente, de alquilar sometimiento, de pagar humillación por horas y de sicarizar por unas tristes y miserables monedas. Y lo digo porque presiento cerca ese hacer y ese intentar. En fin, que ya voy mayor como para no saber sujetar este tipo de arquitecturas mentales tan propias de los tipos decadentes.
Pero también en estos tiempos quedan personas sensibles que saben darle valor a lo que afecta al hombre espiritual, diferenciando las cosas y los poderes ficticios de lo realmente importante. Una de esas personas hermosas por donde se las mire es Alexandra Botto, y la traigo aquí ahora porque acabo de recibir un paquetote de libros desde su Seguin texano. Anoto títulos y autores, todos pertenecientes al grupo poético que lidera Alexandra en México y editados en la colección Diáfora:

• ‘Cicatriz sin orilla’, de Óscar Efraín Herrera.

“El ritmo que me hace y me deshace
deja cada mañana en mi cabeza
nuevas canas y dolores inéditos,
regalos que me laten con sonrisa
arrugada en el irónico espejo
del reloj tartamudo que he cargado
en el pecho como un lunar amargo.”

• ‘Miel’, de Mariana Pérez-Duarte.

“Cuando el rayo estalle
y venga el agua
yo también te daré mi fruto.”

• ‘El sueño de la sombra’, de Margarito Cuellar, que arranca con una hermosa cita de Ciorán que dice: ‘He decidido no detestar más a nadie desde que he observado que termino siempre por parecerme a mi último enemigo.’.


“Hay quienes se declaran víctimas de su tiempo. No se han dado cuenta que desde años atrás empezaron a construir lentamente los barrotes de su cárcel.”

• ‘Miradas paralelas’, de Carmen Alardín.

“Arrojo al suelo mis zapatos
y ellos observan mis pies
como dos desconocidos.

Quienes están unidos mucho tiempo
acaban por desconocerse…”

Nuevas voces de la otra esquina del mundo, voces desconocidas hasta hoy que me aportan frescura por un lado y por otro me ponen referencias en este camino bellísimo y absurdo de la poesía.
Son tiempos de poesía lejana gracias a Henri y a la gran Alexandra, tiempo de amigos que no saben olvidar que aquí hay un tipo pequeñito que aprecia estas cosas mucho más de lo que imaginan.
No me resisto a dejar un qequeño homenaje a mi Alexandra, dejando un poema suyo sobre estás páginas:

CESTO CON FLORES SECAS

Háblame de ti,
del rojizo vaivén de las heridas
y la rotación del mismo sueño
que te aqueja por las noches.
Dime,
si muertos los verdugos,
harás distinción en el tamaño de las piedras.
¿A quién le tocarán las más grandes?
Tócalos,
sus miembros están rígidos,
sus ojos llenos de sombras.
Nunca podremos jugar con ellos,
no existirán los abrazos y bienvenidas,
los brindis, las carcajadas ni las llamadas por teléfono.
Al final nadie pronunciará una oración por nosotros.

Mil gracias, Ale. Un beso.

















































De FUMADORAS