Thursday, January 31, 2008

¿Para qué empeñarse en ser diferentes?


¿Para qué empeñarse en ser diferentes? Si lo único que se necesita es ser uno mismo [y no para satisfacción de los demás]. Ahí queda apuntado uno de los mayores errores del hombre: querer ser diferente. De ahí se llega al letargo del más absurdo de los fracasos, a los adocenados casaditos del ‘me vas a traer el pan y de paso un jodido kilo de peras… y no te tomes nada en el bar, que te conozco’. Hay que aprender a ser uno mismo, a buscarse y aceptarse en lo propio, a crecer en ello.
En este asunto me llama mucho la atención esa historia femenina de arreglarse en cuerpo a base de operaciones y gimnasio, siempre buscando el engaño a los ojos que la miran, con mullidas trampas de algodón en el culo, con silicona en las tetas y en los labios, liftineadas [liftuneadas] hasta la justa impersonalidad. ¿Qué buscan? Sexo no, porque el sexo se consigue sin pensarlo y casi sin quererlo. ¿Qué buscan con sus coños afeitados a dolor vivo?… yo siempre he creído que persiguen inmortalidad, pero una inmortalidad barata y absurda, una inmortalidad que las deje momificadas como parangones del deseo.
En fin, que no entiendo ese engañarse a uno mismo, ese no saber mirar con naturalidad nuestro cuerpo en el espejo y verlo hermosamente envejecido, lleno de pequeños y grandes errores de diseño, pero también de lujosas virtudes naturales.

Wednesday, January 30, 2008

Je, je... ya soy un poeta underground.


Me parto el culo. Ahora soy un poeta underground según los pericos del sello editorial ‘Bala rasa’ [http://www.cuerdosdeatar.com/]. Me encanta. Todo se debe a la antología “Poesía para bacterias” que han editado estos mozos bajo el cuidado de Sergi Puertas y con la entradilla de ‘Violadores del verso’… Lo que más me gusta de todo es que hay muchos amigos en esa antología… van los nombres en un corta y pega del mail que me acaba de enviar Sergi:
Nacho Abad, Eugenio Barragán, Josep María Beà, Iker Biguri, Antonio Blanco, Anna Blasco, Juan Bonilla, Enrique Cabezón, Harkaitz Cano, Pablo Casares, Luis Felipe Comendador, Javier Corcobado, Salva Dávila, Camilo de Ory, Jordi Doce, Santiago Egido Arteaga, Ignacio Escuín Borao, José Daniel Espejo, Enrique Falcón, Mario Fernández, Sergio R. Franco, Juan Frau, Ceferino Galán, José Daniel García, Pablo García Casado, Alberto González, David González, Karmelo Iribarren, Fertxu Izquierdo, Johnny Laputta, Rubén Lardín, Hernán Migoya, Dolan Mor, Vicente Luis Mora, Vicente Muñoz, Antonio Orihuela, Begoña Paz, David Pielfort, Lluis Pons Mora, Daniel Rabanaque, Pepe Ramos, Violeta C. Rangel, Javier Rodríguez Pérez, Enric Selt, Safrika, Purranki Sandongui, Miguel Serrano Larraz, Uberto Stabile, Nacho Tajahuerce, Alber Vázquez, Manuel Vilas, Al Williams Contreras.
Pues nada, coleguillas, a consumir poesía undergraund, que está de moda.
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Yo, que fui nombrado un día como poeta de bar y carretera, otro día como poeta gore, bastantes días como poeta de la experiencia, una buena temporada como poeta del realismo sucio, algunas veces como un new beat español, demasiadas veces como poeta del prosaísmo conversacional, todo el tiempo como practicante de la línea clara y hoy como poeta underground… solo sé que siempre he escrito el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema, siempre el mismo poema… y hoy, además, le estoy haciendo un collage a mi amiga Guapalupe por mediación de José Luis Rodríguez Antúnez: 49 moscas y una coccinella para concelebrar los cincuenta años de un colega de esa santa urbanítica. Espero que le guste… ¡Guapalupe… ahí va un adelanto gráfico de mi curro para ti!*

*[dime si te mola la idea, bruja].



Tuesday, January 29, 2008

Estoy harto, coño.


La vida tampoco es un tormento, coño, pero así se la toman un gran número de personas. Tengo unos amigos que, si se habla de lo mejor, ellos son siempre la justa excelencia; pero si se habla de lo peor, son ellos los que más padecen y a los que les tocan siempre las cartas más bajas.
No es así.
Una vida en condiciones requiere altibajos, valles y cimas, apatía y ganas, fracaso y triunfo… y gozar con ellos como en un juego de azares en el que un día lo pierdes todo y al siguiente eres poseedor de una inmensa fortuna.
A mí me joden esas cabezas victorianas que todo lo centran en la acumulación y en la seria apariencia, esos tipos que no son capaces de caer con alegría y levantarse con tristeza… no viven, pues su norte es sufrir y hacer sufrir a los demás a base de severidad y pesimismo.
Hoy tienes y no pasa nada… mañana no tienes y tampoco pasa nada. ¿Qué diferencia hay mientras se respire?
Y a las poses, que les den bien por el culo… ¿Qué ganas con negar la voz de otros si no eres capaz de sostener la tuya, si no trabajas en ‘ser’ y solo te dedicas a ‘estar’?
Decía hace unos días Donce que soy un mimosón y que juego con alguna que otra pose… y estoy de acuerdo siempre que el asunto sea divertido para mí, que hasta ahora lo es. Donce, tomo pose cuando hablo con palabras medidas, que es la mayoría de las veces, pero no cuando dejo al verbo que salga a su bola –como lo ha hecho durante los últimos días–. Ahí soy yo de verdad, no te engañes; soy el que se cisca en los símbolos del mundo, el que pronuncia incoherencias entre palabros, el que avisa e intenta dar a la vez.
Estoy harto, coño.
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Qué pocas ganas tengo de salir al mundo de nuevo, y mira que mis amigos buenos me tientan constantemente con sus ‘Felipe, tío, te he pillado un espacio para recitar’ o ‘he hablado con fulano, que edita una revista chula, y me ha dicho que le envíes unos poemas inéditos, que te los publicará’ o ‘te voy a meter en un congreso que hacemos con tal o cual diputación para que impartas una ponencia’… Yo se lo agradezco a todos, pero no tengo ganas de volver otra vez al mundo de los lameculos que disfrutan dándose jabón en una mesa expuestos al público con la cara trascendente y el gesto de vaca agotada de comer hierba y rumiar. Es una cloaca llena de comemierdas que darían su vida porque el pope de turno les sobe la chepa con gesto protector. No me da la gana ya.
Y menos tener que aguantar a los imberbes que juran que se han leído todo lo tuyo mientras intentan colocarte un original con poemas de mierda de los que se avergonzaría hasta mi hijo Guillermo, que tiene ocho años.
La literatura está llena de padres priores y monaguillos pollafinas que, como buitres, están empeñados en merendarse el éxito y el dinero de la cultura con sus manos relimpias [hacerse una paja con ellas sería un pecado casi original] y con sus bocas llenas de estupideces terminológicas… más les valiera a todos tirarse a la calle, aunque fuera un par de días con sus noches, y hacer la esquina como culeros… sabrían entonces lo que es la dignidad y lo que debe ser la escritura.


Monday, January 28, 2008

No se puede hacer nada.


Hoy escribo al amor de un comentario en mi entrada de ayer, un comentario que ponía en mayúsculas diversos nombres de bejaranos con la utópica ilusión de hacerlos revulsivo de no sé qué.
No se puede hacer nada –ni ellos, ni otros– por un cambio social severo y con futuro en este momento, y menos en la categoría puntual que se propone: un solo pueblo. La política marca un decurso de las cosas de tal forma que apenas puede hacerse nada sin destruir antes todas y cada una de las categorías sociales y administrativas en las que estamos metidos, y eso es trabajo duro y largo [además de precisarse para él hombres con ganas y valores tangibles en múltiples niveles]. Desde mi punto de vista, a corto plazo solo nos queda la palabra para usarla contra el sistema feroz y buscarse un buen escondite para que nadie sea capaz de silenciarla.
Sé que mi afirmación es tremenda, que sugiere rendición y quizás apatía, pero estoy convencido de que cualquier esfuerzo se topará de lleno con el jodido stablismen tan bien edificado por los señores de la economía bien apoyaditos por los políticos en masa.
Mi opinión particular, y muy pensada, consiste en dejar que la sociedad se corrompa hasta el justo punto de ruptura –que lo hará sin remedio más pronto o más tarde, pues no en vano llevamos ya bastante tiempo en una fase potente de corrupción de los sistemas sociales modernos, que han entrado en caída]. Será entonces, cuando la ruptura sea patente, cuando serán necesarios los hombres precisos para liderar las nuevas formas de ser y hacer [me parece absurdo quemar ahora las naves ante la completa seguridad de fracaso que se averigua con facilidad].
Por cierto… recibí hoy tres ejemplares del disco ‘Soledad sonora’, que contiene obras para piano de Pedro Aizpurua interpretadas por mi amigote Diego Fernández Magdaleno [sorprendentemente lo puse y me encantó… je, je]. Le pasé un ejemplar a Antonio Garrido.
Mil gracias, Diego, y muchos éxitos.

Sunday, January 27, 2008

La esencia.



Lo verdaderamente importante es que la esencia siga en su sitio… y mira que nunca odié a Antonio Garrido a pesar de que me dijo varias veces que Leonard Cohen era un plasta aburrido y que no se podía comparar con Carlos Santana… a Antonio lo quiero y lo admiro aunque diga en voz alta tonterías de ese calado. Y es grave que un tipo que siente pasión por Bob Dylan diga eso de Leonard… pero yo creo que entiendo a Antonio, que entiendo que le otorga a Bob la esencia de lo que es Leonard… en fin, que me da igual, aunque nunca olvido esa pequeña afrenta que supone su sonrisa irónica cuando estoy escuchando a Leonard.
Lo que le sucede a Antonio es que teme a la intertextualidad [de ella hablaba muy bien Antonio G. Turrión en la entrada de su diario del 19 de enero titulada ‘Soy intertextual’ –http://antoniogt.blogspot.com/2008/01/soy-intertextual.html-–]. Yo lo he notado con frecuencia, y me agrada conocer esa debilidad de artista… y me gustaría decirle que no la tema, que somos intertextuales de natura y que es de ahí de donde surge la originalidad. ¡No temas, chaval!, y sigue jugando a deformar superando.
En mi esencia conviven demasiados aspectos y me resulta complicado definirlos: soy de izquierdas a pesar de los pesares [cada día siento que nado más en un pensamiento anárquico que en el socialismo en el que me ubiqué hace años], tramito cierto sentimiento solidario que me obliga a despotricar contra las fronteras del hombre y contra las desigualdades, soy profundamente intuitivo y me fío muchísimo de la primera impresión, no busco lazos [ya he llegado a odiarlos todos] y sí reacciones puntuales que me proporcionen material de trabajo, soy tremendamente carnal [cada día me gusta más el valor de la piel buscando lo lúbrico], estoy abierto a cualquier pensamiento para procesarlo dentro del mío, pero sin pertenecer a él [no quiero pertenecer a nada ni a nadie]…
Nadie podrá decir jamás que perdí el norte en una de estas premisas que conforman mi esencia; pueden estar o no de acuerdo conmigo, pero nunca decir que traicioné a mi esencia, porque nunca lo hice ni lo haré.
Ah, y tomo sin miedo los pensamientos ajenos si me sirven como camino de conocimiento –nunca me he sonrojado por ello.
La sensación, si tomo una mirada cenital a mi vida, es que aún estoy formándome, que me ando construyendo todavía, a mis cincuenta años, que sigo recabando datos para reconocerme. Quizás cuando tenga 75 [si es que logro llegar a eso, que lo veo muy difícil] logre modelar mi primera obra limpia, mía, absolutamente mía. En todo caso, tampoco he dejado mucha mierda en el camino hasta ahora, o no más que la mayoría de la gente [tampoco algo brillante, pero no me importa demasiado].

Saturday, January 26, 2008

Quizás estemos empezando ahora.



Quizás estemos empezando ahora, quizás estemos empezando y todo lo que ha sucedido hasta este minuto no sea más que murmullo, preparativos, listas de invitados, acumulación de viandas/experiencias para la fiesta que viene. Quizás estemos empezando… y ahora es el momento de poner la mesa para el banquete que viene a destruirlo todo. Sería bonito conocer a la novia y tirársela antes de los fastos, penetrando en su traje de ceremonia y dejando manchas de semen pegadas a la gasa y a la seda. Sería bonito meter una bomba en la bolsa del arroz y orinar en la ensalada de pescado.



Ando hoy con un collage gigantesco y me puede el cabrón, me puede porque he estado echándole un vistazo aL universo de Chema Madoz [lo hablé ayer con Alberto] y me ha dejado seco y lúcido a la vez. Después de ver la obra de un artista de verdad me quedo chiquitín y mimoso, aunque debieran darle bien por el culo por haber propiciado este atasco que tengo ahora, que no sé por dónde salir ni por dónde entrar.
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Siempre fui un impertinente con sonrisa de papel y, sin embargo, el personal me mira con cierta conmiseración… y a veces hasta con simpatía. No sé qué coño ven en mí, que enseguida se me pegan a la espalda y empiezan a hablarme de sus cosas. Hasta un crío de un poco más de un año pronunció mi nombre esta tarde en el café mientras me miraba sonriente. Otro se lo habría comido a besos, pero yo pasé del chaval y la madre me miró extrañada y me dijo… ‘Fíjate, si te conoce…’. Claro que me conoce, cómo no me va a conocer, coño, si le tiene en el bar de fulaneo desde que lo parió. Debería darle vergüenza… o no, que lo mismo es en el bar donde mejor se puede educar a un crío… yo qué sé. El caso es que andaba yo pensando en ese momento en el mamonazo de Chema Madoz [lleva todo el día amargándome con su brillantez] y el crío me distorsionó… y luego la madre… y luego la perica que daba el tiempo por la tele. Tengo yo una relación especial con las pericas que dan el pronóstico del tiempo por la tele, me ponen a cien. Suelo quitar el sonido del aparato y me deleito mirándolas cómo se muestran de frente y de perfil, cómo me silabean mirándome a los ojos… y les imagino vidas agitadas, noches tormentosas saciadas de sexo y días de lluvia en los que se besan con desconocidos guarecidas en lo oscuro.
Bien… y que me cansé y me bajé al estudio a leer un ratito, sí, a leer que las ciencias poéticas eran comprendidas como belleza y –asombroso– como ‘utilidad’ por el pitiñoso de Aristóteles, que Heráclito pensaba que solo existe el devenir, que el alma platónica se compone de razón, ánimo y apetito; que Hegel entiende que la moralidad se funda en el conocimiento de los motivos, siendo absolutamente subjetiva; que Brunschwicg indicó que el mundo del conocimiento es el único existente y que no existe nada fuera de él, y que Mauricio Blondel plantea que lo natural está íntimamente penetrado por lo sobrenatural [andaba el perico al socaire de un Dios como principio universal de todo bien –coño–].
Y luego me bebí una Coca-cola pensando en que tenía más razón Platón con todo su rollo que esos amanerados filósofos con cabeza del XIX y pensamientos del hombre de Orce. Y escuché ‘La vida en rosa’ en una vieja versión que me he bajado de internet.


Friday, January 25, 2008

Lo que nos estamos perdiendo…


Hay una estética de la corrección que siempre ha pertenecido a las clases medias con ínfulas [los ricos de verdad siempre han hecho lo que les ha salido de los cojones] y a los tipos mediocres de la cultura oficial… americana entallada, pantalones con raya marcada y recta, corbata impoluta de paramecios, camisa blanca replanchada, ‘siéntese-usted-por-Dios-faltaría-más’, todo por favor, siempre gracias, sonrisa forzada y seca, corte de pelo clásico, agua de colonia peleona, maletín… y esa otra corrección pseudocultural de poner cara de pito mientras se nombra a La Galatea, a Lord Byron o al perplejo mondongo del lucero del alba…Y de esa ficción meona se pasa al rato a la carita de tripero comiendo garbanzos con la mujer echada a perder en lavadoras y comidas urgentes y camas por hacer… Tedio antes y tedio después [antes y después de la corrección, claro].
Es otra parte del asqueo que llevo encima y que me pide reacción: los miserables mediocres investidos de corrección mientras caminan como si sus culos fueran farfullando ‘qué grande soy… lo que valgo… lo que tengo… qué planta…’ y enseñan sus caras serias buscando algún gesto que les aporte credibilidad.
Ser correcto es estar absolutamente muerto, igual que todos aquellos a los que llaman clásicos o a los que contienen el polvo de los héroes más míticos.
Es usted muy correcto, caballero… está usted tan muerto que ya ni huele, coño.
Y a los otros correctos, a los jodidos muertos de la cara de pito y La Galatea, pues que hay que explicarles que deben dejar de leer y de darnos la plasta con sus frases pomposas y sus tendencias con vocación de eternidad… ¡A la mierda con su conservadora mirada a la cultura, con su afán de buscarle a todo el el poso de ‘lo anterior’ para afirmarse como la jodida reserva cultural de Occidente! ¡A la puta mierda!
Sí, coño, hay que dejar de leer en un punto, y también de escribir… para ir más allá, mucho más allá de ese ‘ser por otros y para otros’. Alguna vez debemos empezar a pensar por nuestra jodida cuenta y, yo qué sé, darnos a la bebida o al chocolate con leche… y salir a la calle mareados, sueltos, locos de atar; y mear en las esquinas y no abrocharnos la bragueta mientras le decimos al ‘correctito’ que pasa a nuestro lado que está muerto, y salpicarle con saliva los zapatos limpísimos gracias al betún rápido autobrillante con aplicador. ‘¡Muerto de mierda!’. Y descuadrar los horarios y tener tiempo para hurgar en los contenedores o para echar un polvo gratis con la solterita que te mira con curiosa vergüenza… ‘¡Toma, nena!’.
Lo que nos estamos perdiendo…


De FUMADORAS

Thursday, January 24, 2008

Tengo los ojos verdes... [2]


Desde unos ojos verdes terminas mirando como si estuvieras deslumbrado aunque no haya exceso de luz, y, de eso, los fulanos que venden bebidas frías detrás de una barra encerada sacarán conclusiones y se las contarán a sus clientes, a las zorritas de mediodía y a los pellejos reunidos por la tarde junto al chocolate con tarta, a los borrachos taciturnos que acompañan al cierre y a los representantes de cerveza o de servilletas de papel…
“No finge el tipo –dirá–, es tan auténtico y extraño que me encanta tenerlo como cliente… es una rareza por aquí”.
¿Y toda esa gente? –me pregunto a veces mientras me miran como si vieran al diablo.
¡Bah!, lo demás es facilidad… escribir, pensar, hacer… todo facilidad. Lo realmente difícil es conseguir la mirada correcta, el gesto de los ojos cuando los diriges como un coito hacia otros ojos… eso sí que es difícil de conseguir, un buen gesto de ojos en el que se expresen odio, rencor, cuchillos… que te respeten solo con mirarlos… es un juego al que hay que jugar más que a la bolsa, coño; un juego en el que, ganando, puedes conseguir que te den todo, que te permitan todo mientras te abren paso… Aunque no deja de ser una estupidez.
También es fundamental no sentirse inferior ante nadie [yo solo me sentí inferior ante Ángel González, pero ya ha muerto]… así verán en ti siempre lo mejor, envidiarán a la fulana que te tocó un día con sus manos pequeñas y guardarán tus papeles firmados [pura mierda para limpiarse el culo] como auténticos tesoros para enmarcar y poner en el lugar más destacado de sus casas mediocres.
Nadie es más que nadie ni más que yo, pero todo el mundo juega a ser menos a lo largo de su vida, a mentirse con infinitas mentiras pequeñas hasta que se retira de ellos el valor y ya no pueden ser menos.

Wednesday, January 23, 2008

Tengo los ojos verdes...



Ezra Pound y Charles Bukowski tenían los ojos verdes, como yo. Mira por dónde… ya somos tres… pero a mí nadie me entiende como los entienden a ellos… o nadie hace un pequeño esfuerzo por entenderme… ni puta falta que hace.
Aunque, la verdad, ayer leí de corrido un par de libros viejos, de mi primera época, y me pareció que quien los escribió [yo] era un imbécil que aún andaba a gatas con treintaitantos años. Debí tener alguna crisis de identidad para publicar aquella podredumbre o lo mismo estaba loco por ver mi voz atildada en letra impresa.
Me pregunto cómo me tomaré dentro de diez años las palabras que escribo ahora, cómo me avergonzaré de ellas, cómo las negaré.
Escribir es un insulto hacia mí mismo… pero tengo los ojos verdes, como Buk y como Ezra, aunque no me sirven para demasiado.

Tuesday, January 22, 2008

Descubriendo a nuevos poetas mexicanos.


Gracias a Antonio Orihuela estoy descubriendo con asombra la pujante poesía nueva mexicana, que hoy me está cargando las pilitas gracias a nombres que hasta hoy eran para mí desconocidos y que dejo anotados bajo el epígrafe de un buen día de lectura [Karen A. Villeda, de Tlaxcala; Lorena Saucedo, de Ciudad de México; Omar Pimienta, de Tijuana; Carla Faesler; Rocío Cerón, de Ciudad de México y Cosme Álvarez, de Ahome]. Es fantástico que Antonio haya sabido aprovechar su reciente visita a México para apiñar todas estas voces [y las que me irán llegando] y animarme –no hizo falta que insistiera el colega– a publicar una antología capaz de dejar señales de esta nueva mirada poética que pestañea con brío en Latinoamérica.
Agradecido, como siempre, con mi Antoñito… y absorto de esa gente de verso bueno que estoy descubriendo a base de correos electrónicos de mi colega.
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Es trágico ver cómo la gente se muere frente a su pantalla plana o mirando cómo la comida se calienta en el microondas o de camino al curro iterativo y aburridísimo… y luego saber a ciencia cierta que no han hecho más que eso: mirar sin ver, comer deprisa y currar como cabrones para otros estómagos tan iguales y tan desperdiciados como los suyos. Tipos que, como mucho, han tenido su momento de gloria en el cigarrito a escondidas [siempre a la hora de tirar la basura] o en imaginar su sexo dentro de la boca de la vecina de enfrente. Y cada zorolo termina siendo un palimpsesto, un cuerpo ya escrito sobre el que cada día se reescribe el mismo jodido texto hasta que todo se vuelve nebuloso y no queda piel para sentir el fresquito de la tarde o la caricia anónima de quien se roza contigo en el bar o en la cola del pan.
Hay que tener cuidado, Felipe, no vayas a caer en esa facilidad/fragilidad, no vayas a terminar siendo el peor de los palimpsestos posibles… que cada día tu piel reciba un texto nuevo hasta que se deshaga.

Monday, January 21, 2008

No sé hacia dónde voy.


Vivir esta extraña repetición de horas y de cosas, de sucesos y de pequeños fracasos, a veces se me hace duro y tedioso. Hoy tengo un día entre anodino y amargo mientras Mª Ángeles acaba de notar los primeros indicios de sus cincuenta zancadas por la vida. Todo llega inexorable y acabamos coincidiendo como en una salida de embudo, apretados y empujados hacia fuera como con una prisa que no queremos ni necesitamos, una prisa de otros.
El día en Béjar es absolutamente luminoso y me duelen los ojos de mirarlo como me duele que mis hijos no hayan aprendido aún a entender que hay que aprovechar el tiempo con inteligencia [quizás aún son demasiado jóvenes para eso y yo pido imposibles]. Y me lleno la cabeza de tareas pendientes, de proyectos nuevos desde los que olvidar el paso que voy dando: collages impulsivos, poemas visuales, aforismos cabrones, algún poema triste, fotografías extrañas, autorretratos rápidos haciendo el gilipollas… todo para olvidar y para dejar señales urgentes de lo que pienso y quiero.
No sé hacia dónde voy.
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Si alguien me explicase cuántos muertos son necesarios para que se sacien los poderosos, me pondría a buscarlos entre los tipos que no son nada y que parecen la polla en verso… y les haría una lista [a los jodidos poderosos] de todos esos malditos simuladores para que se cebasen con ellos como cerdos… y que del empacho vomitasen como los mareados de los coches mientras yo permanecería sentado pensando en que no se ha perdido nada y sonriendo como una hiena vieja y sin dientes.
Entonces lo mismo me entrarían ganas de seguir adelante con todo y contra todos… y que se precipitase la muerte y le dieran bien por el culo a los babosos de la docilidad.
¿Haciendo amigos, eh?
Que no los necesito, coño, como no he necesitado nunca a Cervantes, ni pedirle auxilio a J.L. García Martín para obtener una reseña hervida con orines.
Y es que no tengo demasiado que perder ya y no me apetece ser esclavo de alguna sonrisa fácil o de un coño abierto y rojo [tampoco podría ya].
Qué verdadero fue el tiempo en el que señor Mateo se ciscaba en el portal de la casa y no podíamos pasar por allí sin taparnos las narices… y el olor llegaba denso hasta la ropa… eso era de verdad.
Y escribir poesía es tanta mierda o más, aunque no peor que leerla si ha sido escrita por alguna perica disecada a la que le ponen el laurel del Nacional o por esos cuatro bujarrones ávidos de jovencitos con ínfulas que solo saben del yomimeconmigo y de apretar el culo mientras piensan en sus futuros gloriosos como hombres de letras… de letrinas, diría yo.
Y mis colegas rechulos… pues algunos en la banca jodiendo a los pobres… y otros largando peroratas a cambio de monedas estatales… y otros de putas finas en los periódicos de moda… y otros haciendo canales y puertos para que suban las acciones de la cabra vieja del gran capital… y otros ya muertos por estricnina o cicuta o un escape de gases o por un choque frontal en la carretera comarcal que trae a Béjar [ellos son los más felices y fueron lo mejor porque desaparecieron a tiempo].
Y los de la sonrisa denticlor y siempre, que se metan por el culo los cargos públicos y los honores entre espadas, y el coche de quinientos cilindros y el chalet en la playa y que se queden secos follándose a sus putas caras en camitas con dosel y empolladura…
Ya tenía yo ganas de soltarme un poquito, coño, ya…


Sunday, January 20, 2008

Es la hostia....


Desde el punto de vista gnoseológico, Dios es un absurdo que excede a la calidad humana, pues su definición [definir como acotar, marcar, señalar y limitar] resulta imposible sin más, ya que no se basa en un soporte material y, por tanto, no admite definición ni valor de ‘existencia’.
Claro que podríamos pensar que en la percepción del mundo desde el punto de vista de una bacteria, el hombre tampoco admite definición, aunque sí la misma posibilidad de existencia que los planetas, las estrellas o las galaxias [no son susceptibles de ser poseídos por la mano, pero sí por ‘la razón de la lógica’, circunstancia que tampoco le cabe a una improbable definición de Dios]. Así pues, el hecho de plantearse una definición de Dios y arbitrar su existencia carece en sí mismo de sentido, ya que el hecho ‘Dios’ no existe como tal y, por tanto, no admite ser materia de conocimiento [anoto aquí el error de Nietzsche en su afirmación de que la muerte de Dios significa la liberación del hombre… Dios no puede morir porque no es, no existe].
Dios, entonces, resulta el marbete que responde a diversos sentimientos emotivos del hombre para los que no encuentra respuesta o sobre los que no puede arbitrar un solucionario lógico que le deje satisfecho. El hombre busca consuelo en la idea de Dios cuando es incapaz de encontrar razones [bien porque no tiene la capacidad suficiente para razonar, porque no tiene el valor para hacerlo o porque simplemente teme por el resultado cierto que le aportará la razón y lo niega amparándose en la facilidad de la palabra ‘Dios’].
Pordría entonces decirse que Dios es cobardía del hombre… como puede también decirse que si no existe Dios, el ateísmo es un absurdo, ya que consiste en negar algo que por definición no existe [es un juego muy curioso al que me gusta jugar con frecuencia].
Y ahora viene el problema… ¿Qué cojones hacemos con esa multitud que vive por y para Dios, que mata y da la vida por Dios, que suspira y expira por él, que se enriquece a su costa y arruina y somete en su nombre?, ¿qué podemos hacer con esa turbamulta de creyentes que dominan el mundo y lo dirigen amparados en una vaciedad conceptual que no tiene ni posibilidad de definición?, ¿cómo podemos poner solución a un problema que tenemos y sufrimos en el estado de ‘realidad’ si su generador pertenece al campo de lo inconcreto por inexistente?
Es la hostia, ¿no?
•••
Después de comer, ‘peluché’ un ratito con Guillermo y su amiguito Dani en el sofá y les gané gracias al secreto ‘mordisco de vaca’ que practico con maestría en los muslos de mis cotrincantes… aún así, vencidos con mis mejores/peores artes, los críos se agarraron a mis tobillos y no me dejaban salir de casa, por lo que tuve que practicar con ellos la técnica del dedo eléctrico en la cintura, que los dejó a puntito de pis tumbados sobre el suelo. Y mira que sé que no era un combate equilibrado, pero los jodidos chavales se defendían como leones y hasta me tiraban tarascadas a los ‘güevanillos’, por lo que debía estar atento y ágil para no sufrir un desaguisado en mi entrepierna.
Estas peleas me dejan absolutamente feliz y me dan la dimensión de lo que soy y de lo que quiero ser, además de un regusto especial de padre que me encanta sentir de vez en cuando, a pesar de que ya me agoto un poquito bajo la insistencia incansable de los chavales.
Es entonces –después de estas ‘peluchas’ divinas– cuando percibo que sí puede darse una definición de Dios, que no es otra que yo mismo sonriendo agotado.
Ayer alguien me dijo que creía más en Dios porque me había conocido… y yo debiera haberle contestado que es normal, porque yo soy Dios, un dios capaz de lo mejor y de lo peor, un dios imperfecto y absolutamente finito, un dios de andar por casa en gayumbos y sin camiseta, con los pies desnudos y el pelo despeinado, mitad diablo también…
Ahora tengo gatas [agujetas] producidas por mi trabajo físico de Dios, y decido con cierta sorna bíblica que son buenas, muy buenas.
Lo único malo es que para mí los domingos no son ‘días de guardar’ [¿qué expresión, verdad?]… así que me he dado un paseo largo [no como los de Antonio G., que me moriría de asfixia siguiendo a Trucho] por “Noche de escupir cerveza y maldiciones” junto a Charles Bukowski y Sheri Martinelli… así hemos paseado juntos por “un gemido bestial está muy bien pero el lloriqueo y la afectación no sirven para nada…”, luego caminamos sonriendo por “… El hombre no está destinado a entender la naturaleza de la mujer. Si así fuera la evitaría por completo y el plan natural de la naturaleza se iría al garete…”, y rematamos agotados llegándonos hasta “Ahora voy a pillarme un ciego de la hostia. Algo me ha interrumpido la jornada, pero ahora voy a llenar el tanque de nuevo… claro, cariño, ¿por qué no?… otra vez he perdido el boli…”. Y ahora reposo un ratito escuchando la voz divina de Paula Bas.
En fin… cosas de dioses.


Saturday, January 19, 2008

Primeras impresiones sobre Manuel Pizarro.


Acabo de leer un largo cuestionario que los lectores de ‘El Mundo’ le han hecho a Manuel Pizarro [que, por cierto, tiene el tipo cara de Rouco Varela] y se me ha quedado en la cabeza la constante utilización del término ‘competitividad’ en sus respuestas junto a un olorcillo morcillero sobre la alta opinión que el colega tiene de sí mismo y el alto valor que se otorga en una perorata en la que parece estar por encima del bien y del mal.
No me ha gustado nada su forma de expresarse y menos el nivel de importancia que le da a la sociedad como cuenta general de resultados frente al hombre como individuo con problemas diarios que resolver y que sufrir.
Me temo que su mirada es más la del agente de bolsa en busca de beneficios, caiga quien caiga, que la del político con una preocupación social en la que el bienestar de todos prima sobre la imagen y el éxito personal.
Ya veremos qué nos depara este doble de Rouco con corbata.
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Tristemente no estamos viviendo un periodo excepcional del hombre [Hombre], sino más bien una época de flagrante decadencia en la que la degradación de los que la vivimos se patentiza a diario en todo. Salir de esta dinámica no me parece nada fácil, por lo que creo que nos quedan bastantes años para que este ciclo termine y comience otro para el que será necesario que el hombre asuma su capacidad de crítica y autocrítica y tome las riendas de un nuevo hacer [si esto no sucede, que resulta desde mi punto de vista lo más prudente, me temo que todo se saldará con sangre, sufrimiento y miseria].
También es cierto que no podemos ponernos en lo peor, que es lo que nos gusta: o estar muy bien o estar muy mal… el caso es que percibamos a nuestro alrededor una situación de excepcionalidad que nos anime… pero me temo que ahora no estamos en ninguno de esos momentos extremos… todo es mediocre y prosaico en estos días decadentes y nada tiene la capacidad de brillar y hacernos brillar o de poner sombra hasta el negro.
Así las cosas, la dignidad personal nos demanda algún gesto hacia fuera y hacia adentro, y es en ello en lo que debemos trabajar, en buscar signos con los que alimentar a los que terminarán haciendo la revolución necesaria, dejarles señales, marcas, huellas…


Friday, January 18, 2008

Unos jodidos días para borrar.


Días de hospital con mi padre tendido y totalmente vulnerable ante el bicturí [nada del otro mundo… una operación pequeña y muy común].
De la espera como acompañante de paciente han quedado tres dibujos toletes, conversaciones y tiempo compartido con mi hermana… y la cosa dura de ver a mi padre tendido y desnudo en una de las situaciones que menos soporta…
Mi padre, siempre sumo hacedor, conseguidor de todo, perfecto en cada cosa que acomete, cabezota, soporte siempre de la familia, fuerte como ninguno, con el tiempo medido al minuto y con la mano siempre dispuesta para apoyar a quien lo precise… y me lo han dejado postrado y como vencido… es lo peor del mundo hospitalario, esa sensación de hombres vencidos que deja en la gente.

Y ya en casa, por si no fuera poco esa visión tremenda de mi padre con gotero y cara triste, recibo un mensaje de Ricardo para ir inmediatamente a realizar un trabajo de los que odio: montar tres enormes rotulaciones en altura colgados en una cesta a bastantes metros de suelo. Cuatro horas de ese curro casi circense, con las manos heladas y el miedo a la altura danzando en mi estómago.

Unos jodidos días para borrar.

Y luego leo la entrada de Antonio Gutiérrez Turrión, en su diario ‘Desde mi terraza’, con fecha del día 16 de enero y me quedo estupefacto por el cambio de tono que siempre le caracteriza y por lo que adivino como algo que le ha afectado muy seriamente por lo que puedo entender en sus palabras.
Me gustaría decirle a Antonio ahora las mismas palabras que él me ha dicho tantas veces cuando mi voz se tornó acre y violenta, cuando me sentía atacado y herido… es mejor la calma de la reflexión y la generalización, pues dejarte ver demasiado puede hacerte daño y no me gustaría nada que te lo hicieran.
La política, Antonio –te lo he dicho demasiadas veces en nuestras conversaciones–, es puta mierda y no responde a una lógica de verdadera democracia jamás… y menos en el seno de los partido políticos –sean los que sean–. Imagino que el protagonista fuiste tú, que todo sucedió en la agrupación local de tu partido y que el que perdió siendo el más votado fuiste también tú, siendo el que más se lo merecía por trabajo y altura intelectual [esto lo aseguro yo].
No eres el primero, ni serás el último. Para ser político con representación pública hay que haber pisado antes a demasiados compañeros… sin ir más lejos, el ‘compañero’ Melero se encargó hace unos años de expulsarme como columnista de un periódico provincial [en el que tenía mano el perico] y desde el que conseguí que me publicaran cuatro verdades bien dichas en torno al fracaso de su proyecto político… lo que más le jodió es que se lo decía un socialista con claridad y sin pasar por esa lumbre absurda y antidemocrática de lavar los trapos sucios en casa.
Suerte y mi abrazo fuerte, Antonio.




Wednesday, January 16, 2008

¿Se romperá la derecha?


A esta hora algo está sucediendo en la derecha española, algo que no había sucedido desde el hundimiento de la Unión de Centro Democrático. Entonces se aglutinaron todas las facciones del multicolor espectro que va desde la golosería liberal con máscara de centroderecha al más recalcitrante fascismo tradicional español, desde la pseudotolerante democracia cristiana hasta el barbarismo integrista más Rouco Varela… todos eran uno para lo que fuese, todos eran uno con tal de merendarse a esa mayoría [si se cuentan los votos de uno en uno] de la izquierda tranquila y nerviosa española.
A esta hora ha sucedido de puertas afuera en el Partido Popular lo que llevaba escondiéndose desde hace veinte años a los ojos de topo del ciudadano: hay división patente y rechula. Por un lado anda la bicha del ladrillo madrileño jugando a que es la reina de los mares [amparada en el viento vertical de sus lobby’s del dinero negro, la especulación descarada y los medios de comunicación ultratodo] y por otro el conservadurismo natural [duro también, pero con talante y cuidada imagen] de Ruíz Gallardón.
Será bonito, si el tal Rajoy no sabe poner freno a los acontecimientos que se imaginan, ver unas elecciones entre una izquierda [dividida siempre desde que la historia es historia y la izquierda, izquierda] y una derecha con sus caínes bien expuestos a la mirada pública.
El principio de todo esto ya me parece un final bonito suceda lo que suceda.
Lo que hace la embriaguez de poder, Espe: Tú sobre el partido, sobre la gente, sobre todas las cosas… si al final va a ser verdad que Saramago es en realidad la señorita Sara Mago… no vaya a ser que te enfades y se acreciente tu bizquera endémica y política.

Tuesday, January 15, 2008

Una fotografía con mi hija y Ángel González.



A la hora de la comida se acercó hasta mí mi hija Mariángeles para darme un besote y entregarme una de las fotos que tiene pegadas en la pared de su habitación. Me emocioné, pues la imagen es una obra del amigo Luis Rodríguez en la que estamos juntos y abrazados Ángel González, mi hija y yo.
Recuerdo perfectamente que la fotografía la tomó Luis en La Alquitara bejarana un ratito antes de que Ángel comezara su lectura emocionada y emocionante [yo tengo mi mano pintada de tinta china, pues acababa de realizar un dibujito en un ejemplar de ‘Travelling’ con el fin de regalárselo a ese pedazo de poeta.
Recuerdo de aquel día que comimos en La Venta del Bufón junto a un numeroso grupo de amigos entre los que estaban Fernando Rodríguez de la Flor, José Luis Morante, Javier Sánchez Paso, Antonio Gutiérrez Turrión, Francisco Jiménez y Luis Rodríguez. Ángel, agotado de la noche anterior –bebimos como cosacos– se disculpó para echarse una siestecita en su hotel –el Hotel Colón– y Fernando R. De la Flor y yo perpetramos la edición del ya editado libro de Aníbal Núñez que lleva por título “Cartapacios”.
A las siete de la tarde –la hora Hemingway para Ángel– pasamos a recogerle por el hotel y estuve a punto de cargarme al maestro arrancando mi coche cuando estaba intentando subirse a él.
Fue un día maravilloso e inolvidable en compañía del maestro, que lo remató con una lectura brillante en la que no faltó mi hijo Felipe haciendo una de las suyas, ya que mientras Ángel recitaba uno de sus poemas, Felipe, que estaba sentado en el suelo, justo frente a la mesa del poeta, se levantó y arrastró consigo el micrófono con un ruido ensordecedor que nos dejó a todos aturdidos.
Hoy estoy muy emocionado de tener esa imagen en mis manos, de meterla por mis ojos como queriendo recuperar al maestro para abrazarle de nuevo entre sonrisas y junto a mi hija.
Ángel ya es el bello silencio de las fotografías y una poética que no dejará de latir jamás, por los siglos de los siglos.
Gracias, hija.

Monday, January 14, 2008

Generar dopamina.


El hombre se torna infeliz por la angustia de Dios, esa cosa traída envuelta en miedo y sufrimientos por la que se considera que los dioses –cualquiera de los que imaginemos– tienen en su mano la posibilidad de castigo… Esto para los creyentes, claro.
Para todos, incluidos los no creyentes, hay una circunstancia común que pone dolor y temores. Esa circunstancia es la muerte, que siempre viene acompañada de un sentimiento negativo que nos hace rechazarla como idea de normal pertenencia a lo vital. Tal percepción viene siempre traída junto a la consciencia de la fragilidad humana, junto a la inexorabilidad y junto a lo irreversible… Si embargo, el valor máximo de la muerte es que jamás admite dudas, pues contiene la calidad de certeza, y quizás de ahí nos llegue el mayor de los temores, de que es la única certeza que el hombre tiene desde que puede razonar, de que no admite dudas ni posibilidades, de que es el tiro hecho en el que no podemos influir de forma alguna y, por tanto, no nos deja lugar al juego de los caminos ni al de la posibilidad.
La enseñanza fundamental que yo obtengo de todo esto es que el hombre lo es mientras está en el camino, mientras busca y espera [ambas cosas a la vez], mientras es capaz de generar esa dopamina necesaria que procede del deseo [independientemente de que resulte frustrado o con éxito]. Soy porque deseo y busco, porque espero cambios y juego a propiciarlos, porque nada [excepto la muerte] es capaz de ofrecerme un resultado objetivo mientras estoy en proceso de gestión.
La muerte la poseemos como certeza desde que tenemos la vida y esa calidad es la que nos frustra, y contra esa certeza solo podemos luchar desde la serenidad y la tranquila aceptación hasta conseguir idearla con un paso seguro y necesario, un paso definitivo y correcto para que la vida siga su curso normal.
Quiero tener cosas que hacer, debo tener cosas que hacer, necesito tener cosas que hacer… para no terminarlas jamás… Ahí está la potencia de la vida, la belleza y su caos.

Sunday, January 13, 2008

Carta a José Luis Morante.


Querido Luis:

Te he llamado a la imprenta, pero hoy no he podido hablar contigo; me hubiera gustado charlar un rato de la muerte de Ángel González, de ese poeta grande que se fue suicidando poco a poco de escepticismo, noche, alcohol y soledad. Nos quedan sus poemas y los días comunes que ya forman parte de lo mejor que tenemos. Un abrazo fuerte, Luis, y mi mejor aprecio porque estamos más solos.

José Luis Morante

•••

Querido José Luis:

¿Estamos más solos o siempre estuvimos solos?
Cuando me paro a analizar nuestra situación, nuestro camino juntos por las trochas oscuras de la poesía española, solo comprendo que nuestro camino ha sido un camino ético, igual que lo fue el de Ángel. En ese camino nos cruzamos con mil narcisos, con tipos indecentes que se llamaban a sí mismos poetas y no eran más que la escoria de nuestro tiempo, con buscadores de un asqueroso petróleo hecho de prebendas y dinero regalado.
Tú y yo, amigo, dimos siempre todo lo que tuvimos y solo hemos recibido sombras, unas sombras que han terminado siendo deliciosas porque han propiciado que nuestras voces sean limpias y decentes.
Lo mismo, José Luis, necesitábamos sufrir el ninguneo oficial para acabar haciendo de la dignidad una poética nuestra.
Yo no me arrepiento de nada. He buscado y he encontrado amigos verdaderos como tú que han hecho que mi norte tomase el camino correcto, el de hacer y no esperar.
Para ello nos hemos servido de figuras tan importantes como la de Ángel González... y creo que hemos sabido aprender/aprehender lo que es la esencia sin dejar que nuestros cuerpos tristes se hundieran en la marasma de lo superficial. Por eso le debemos recuerdo y homenaje.
Ante todo, amigo, debemos seguir escribiendo con rabia, pues se lo debemos a Ángel y a nosotros mismos, en soledad, sin esperar otra cosa que no sea el ‘decir’ para colmar nuetras vidas con palabras justas.
Mi mejor éxito, el más grande, es haber conocido a tipos como tú y como Ángel, hombres grandes hasta en lo pequeño, hombres sobresalientes por humanidad y no por laureles.
Seguiré aprendiendo de ti y seguiré bebiendo con auténtica sed en los versos hermosísimos de Ángel González… hasta que muera de un atracón de afecto y de palabras.
Gracias por todo lo que me has dado, amigo… y sobre todo mil gracias por haberme traído tan cerca al maestro, por haberlo traído de tu mano hasta mi casa.
Un abrazo interminable.


Una mujer dormida es una invitación a entrar o a mirar con sigilo, una intención tácita a meterse en ella y hurgar como un furtivo buscando la humedad, un camino de perfección en el que el derrotado es quien recuerda y toma, un poema perfecto que no tiene palabras suficientes, una muertecita provisional y libidinosa, carne siempre en espera que no sabe de ojos, el mar en que nadar y en el que ahogarse, una fe sin medida, un ardor en el centro, una verdad tendida, una tentación/ostentación para las manos y los ojos… Una mujer dormida es la espera precisa de lo que ha de venirnos, las ganas desde los oscuro del dormitorio, la impaciencia, el don de la ebriedad, el tacto sincopado, una luz, el mar mismo sin olas… Una mujer dormida es desamparo y latidos, vulnerabilidad y saliva cayendo, disturbio en las hormonas, verbo quieto que respira despacio, una voz sin sonidos audibles… una invitación a entrar y no salir jamás de entre sus sueños.


* Collage realizado a partir de pinturas de Tamara de Lempicka.

Saturday, January 12, 2008

Ha muerto Ángel González


Ha muerto Ángel González, sin duda la voz poética en castellano más importante desde Francisco de Quevedo… y yo he perdido a mi referente máximo, al amigo mayorzote, al maestro mejor, al compañero de palabras, al hombre tranquilo que me servía como modelo de ser y estar.
Desde que tuve la suerte de compartir mesa con Ángel un día ya lejano en Rivas Vaciamadrid, gracias a mi otro amigacho José Luis Morante, comprendí que tenía la hermosa suerte de sentir lo mítico con todos mis sentidos y esa divina sensación se fue acrecentando en los diversos encuentros que tuvimos con posterioridad.
Cuando vino a Béjar, Ángel me contó que en su juventud viajó mucho hasta aquí desde Oviedo, pues tenía por entonces una novia bejarana que le traía de acá para allá fruto de un enamoramiento fascinante.
Y las lágrimas me llegan a los ojos recordándole beber justo cuando llegaba su horita Hemingway, ayudándole a salir de todos los locales que cerrábamos [no sé si por la cobardía que le producía su visión mermada y su torpeza de movimientos o porque el alcohol jugaba con él al desacierto de sus pies], dándome consejos de poeta viejo bien fresquito o dedicándome aquellos versos pérfidos que tanto le hacían reír, porque eran para sí mismo pero los utilizaba con ironía para los tontos como yo [los guardo escritos de su puño y letra con dedicatoria específica para mí]:

Joven poeta de cuarenta años…
¿último lujo de la geriatría?
No.
Retrasado mental sencillamente.

No he sentido nunca tanto una desaparición como la de Ángel González.

¡Gracias, maestro, por tus versos, por tus sonrisas, por tu afable sabiduría compartida, por tu tranquilidad en el gesto y por tu afilada lucha por la libertad!

Ha muerto Ángel González. ¡¡¡Viva Ángel González!!!


ME BASTA ASÍ

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso—;
entonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando —luego— callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta).

* © Ángel González

(17:39 horas) El día en que murió Ángel González [hoy] me levanté de la cama algo más tarde de lo habitual, con el cuerpo molido por el sueño [que va dejando rastros dolorosos por la quietud], me duché con agua caliente y jabón de avena y desayuné leche fría chocolateada con bollitos. Luego froté mis dientes con el cepillo azul embadurnado de una crema con sabor a menta mientras me miraba las trágicas ojeras que rodean mis ojos. Besé a mi gente y salí a la calle sin más, con la única certeza de que tenía ganas de escribir el poema pendiente que tanto se demora.
Monté en mi Korando y junto al gesto de arranque restalló la radio con una cola negra: “… el poeta asturiano falleció en el hospital madrileño…”.
Dos lágrimas ridículas encharcaron mis ojos y conduje tranquilo hasta mi estudio.
Ya allí, escribí en mi diario unas palabras para el maestro, unas palabras nerviosas y desganadas, busqué una foto de llanto sentido en Google e imprimí catorce copias con la idea de hacer un collage de despedida para al poeta grande… pasé más de horas recortando con mis tijeras y pegando como homenaje cierto [dos tristes horas de mi vida para quien me dio la mejor poética posible de la que aprender, el más claro ejemplo].
Luego visité a Magdalena y la encontré divina: la mirada perdida, como siempre, y su cabeza ornada con unos rulos rojos bajo una redecilla de pelo azul. Grité su nombre: “¡¡¡Magdalena!!!” [siempre me mira a los ojos cuando lo hago]… “Hoy pareces una bolita de navidad”… y sin más contestó: “Pues claro, coño” [algo sobresaliente en esta sombra de la mujer que era].
Y me llegué hasta casa para comer a solas con Mª Ángeles [los niños andaban desperdigados por otras casas] un caldito caliente, solomillo y un par de mandarinas.
Aún no tomé café… quizás sea éste el luto que guarde por Ángel esta tarde.

De FUMADORAS

Friday, January 11, 2008

El tipo del periódico.


A la singularidad nunca se puede llegar desde la efectación ni desde el culto a lo artificial, sí desde el pensar y el hacer de forma espontánea. Por ello es necio quien se presta a distinguirse de los demás de forma calculada y epatando como un estúpido [corto parece a veces el espacio que separa al ser verdaderamente singular del incorregible estúpido, pero la distancia entre uno y otro es infinita].
Singularizarse, por tanto, no es ir armado de la necesidad de mostrarse brillantemente y rebuscadamente novedoso, sino vibrar en la misma cuerda del mundo, interpretarlo para uno mismo, interiorizarlo y formarse una opinión [que puede ser distinta –muy pocas veces– o igual a las ya conocidas, pero una opinión propia y elaborada].
Así visto el asunto, la singularidad consiste sencillamente en ir dotando a tu intelecto de un material que está flotando fuera de él y que hasta el momento de procesarlo no lo tenía como propio.
Por tanto, singularizarse no consiste en darse a la extravagancia, a la pose ampulosa o a la voz sobresaliente y artificial… no consiste tampoco en poner enfrente al otro para arbitrar diferencias y tomarlas [eso nos acerca al ridículo de la competencia], lo que llevaría a la ‘apariencia’ y a la extravagancia, cuando lo que se supone fruto de la singularidad es la ‘espontaneidad’.
•••
El tipo del periódico espera la muerte en el bar y aburre a los que entramos a él para buscar un ratito de relax con sus tercas historias de juventud. Es un anciano solitario y a mí me produce una mezcla de lástima y ternura, lo que me lleva a escuchar sin demasiado interés las historias sobre los coches que tuvo, sus viajes a Norteamérica, las increíbles victorias de sus hijos (‘los mejores del mundo, amigo, los mejores…’)… cuando voy a tomar mi café en solitario, como hoy, debo entrar a hurtadillas, esconderme entre las mesas y buscar la columna que deja un ángulo c¡ego en la mirada del anciano solitario… y rezar para que nadie en el local pronuncie mi nombre a viva voz [lo que sucede con harta frecuencia].
El tipo del periódico no es mala gente, pero para mí supone una compañía agobiante.
Y es que el que quiere soledad y lucha por encontrarla, como él falsamente dice de sí mismo, debiera pensar con justeza en que los demás también deseamos espacio vacío frente a los ojos, que probablemente no queramos compartir la escoria de otra vida porque en la nuestra no hemos sido capaces de encontrar aún un solo gramo de mena.
Podría decir ahora que odio al pobre hombre del periódico porque me roba mi momento feliz diario con su mirada de ‘hazme caso, que te necesito’, podría decir que le asesinaría con la cuchara del café… pero no lo digo porque sé en muy poco tiempo yo seré un tipo igual que él, perdido en un ambiente que no me corresponde y sobrado de un tiempo que no sabré utilizar.


De FUMADORAS

Thursday, January 10, 2008

Un apunte.


¿Hacia dónde se orienta el pensamiento del hombre social si le sacamos del grupo a los políticos infames, a las hienas de la religión y a los ujieres del dinero? Yo lo tengo bastante claro, y parto de cierto positivismo aliñado con un buen chorrito de optimismo: Creo que la ideología natural del hombre común se orienta hacia una sociedad pacífica [incido de nuevo en apuntar que esto es así si le quitamos a los individuos ya mentados en el párrafo anterior y los destruimos directamente] basada en la razón, el avance de la lógica científica y el progreso anonadante de la tecnología.
Sí, sé con certeza que esa es la orientación del hombre con una mente sana y no me caben dudas.
El problema radica fundamentalmente en que este grupo humano [el más numeroso, el que se deja llevar, el que trabaja y construye desde la alienación aceptada o subliminalizada] alcance la hegemonía y ostente el poder en sus versiones social, política y económica. Así visto, la revolución necesaria radica en apartar a las clases dominantes [generalmente representadas en una o dos figuras por virreinato] de sus parcelas de poder para alumbrar desde su ausencia un proyecto social coherente con esos deseos de paz y progreso en el que ‘todos’ los hombres seamos beneficiarios directos del bien común que procede del pensamiento y de la ciencia… un proyecto en el que los avances científicos y tecnológicos sean beneficio global por derecho [para entenderlo mejor, solo hay que imaginarse que los avances farmacéuticos fueran de aplicación global y gratuita, estando prohibido el tráfico de medicamentos a cambio de monedas… o que quedase prohibida la destrucción y el espurio almacenamiento de alimentos y combustibles para controlar sus precios con fines monetaristas…].
No sé cómo se puede llegar a armar una revolución en el sentido que apunto, pero sé que la voluntad del hombre de la calle está modulada en ese tono social… y también sé que es posible un cambio cuando los precursores del mismo son un número amplísimo de los idividuos que forman esa sociedad. ¿Por qué no va a ser posible que el 90% de los hombres barran del poder a ese rijoso 10% de explotadores y portadores del miedo de masas?
Habrá que darle vueltas al asunto.


De FUMADORAS