Monday, November 29, 2010

Sunday, November 28, 2010

"La velada de Benicarló"


Manuel Azaña, al que se le puede tildar como se quiera, pero nunca de ‘no saber’, escribió en su libro “La velada de Benicarló” [un título que recomiendo vivamente a pesar de que su formato es el de una obra de teatro y no resulta muy fácil su lectura] las palabras más lúcidas que he leído sobre el pensamiento político español... “Esta guerra no sirve para nada. No resuelve nada. Concluida, subsistirán los móviles que la han desencadenado, y las cuestiones de orden nacional que se han querido solventar a cañonazos, reaparecerán entre los escombros y los montones de muertos”... “Se muere tontamente, sin saber por qué... La Historia es una acción estúpida. Ajena, cuando no contra la inteligencia humana. El hombre lo comprueba, lo padece y no puede más. Tal es la grandeza de su destino, según dicen. Eso nos diferencia de una caña. Como no hay remedio, me forjo una moral adecuada a la quiebra de mi humanidad y recito mi papel hasta la última sílaba.”...
Confieso que leí este libro en días duros y sensibles en los que tuvo mucho que ver el antes familiar y el ahora social y económico golpeándome duro, pero no creo que esa circunstancia tuviese algo que ver para que mi consideración de la obra y de su autor sea la que es: uno de los mejores libros que he tenido en mis manos y que me ha mostrado a un intelectual cabal y con un conocimiento extraordinario sobre la calidad real del hombre y sus miserias.
Traigo hoy aquí este texto [y fundamentalmente el primer párrafo que he citado, entresacado de la obra] porque es cierto que las cuestiones de orden nacional que se quisieron solventar a cañonazos, reaparecieron entre los escombros y los montones de muertos. España sigue siendo un país profundamente divido a pesar de los grandes avances traídos en los últimos decenios por el periodo democrático. Aún subyacen en los ciudadanos españoles posturas que se llevan a términos de odio visceral en vez de al necesario debate intelectual y político en el que modelar alguna postura de unidad y una definición consensuada y tranquila de lo que queremos ser y hacia dónde queremos ir... y todo ha venido a complicarse con el mandato global de los mercados y la internacionalización de cualquier cosa que posea un valor intrínseco y sea susceptible de sufrir un valor añadido [hablo del Capitalismo, claro]... políticos que antes de poner en su criterio la idea de país con una destacada mirada de humanismo, atienden a intereses externos y particulares [cuando digo ‘particulares’, hablo de intereses individuales, intereses de clase, intereses de mercado e intereses de poder], no sonrojándose en el juego de conseguir que la comunidad de su gestión pierda derechos si eso sirve a sus intereses externos y particulares. Y es una cuestión de orden, porque la solución está en una cuestión de orden, en ordenar la lista con las prioridades comunes y ponerla en valor... es tan fácil, en un solucionario de tono bíblico/evangélico, como poner sobre el papel distintas opciones [¿prefieres el enriquecimiento común o el enriquecimiento personal?, ¿la paz y la libertad con menos o el conflicto con más?, ¿el poder de todos o el poder de algunos?, ¿la igualdad sin prevalencia o la diferencia con beneficio para el más listo y el mejor formado?...], valorarlas y colocárselas a nuestra clase política [y también a cada uno de nosotros] a ver si las aguantan... a la primera de cambio se les caerán a todos los palos del sombrajo...
El asunto es peliagudo en un mundo artificialmente complejo [digo ‘artificialmente’ porque la complejidad es exactamente la trampa que nos pone el sistema para parecer intocable], porque las soluciones ya parece que no están en manos de la gente común [los más, los que debiéramos decidir a una nuestro futuro en grupo], sino que acampan en los predios de unos pocos capaces de mover sus hilos hechos de papel moneda... y he dicho ‘artificialmente complejo’ donde tendría que decir ‘naturalmente simple’, pues todo es tan fácil como tomar cada uno [y todos a la vez] la decisión individual de romper el sistema para cambiarlo... algo tan fácil como reclamar el día uno del mes entrante cualquier cantidad nuestra que esté ingresada en algún banco y retirarla al completo como castigo a la gestión nefasta que hacen del resultado económico de nuestro trabajo personal... algo tan fácil como negarse a la fiscalidad hasta que cambien el rumbo, dialoguen y se entiendan [dejar de pagar la Seguridad Social y los impuestos clásicos colapsaría el sistema a la primera de cambio]... ¿qué podría suceder?... pues con la primera acción caerían las bolsas en picado y quienes ahora mueven a su gusto los mercados perderían todo el valor de sus potencias y no serían ya capaces de modular el sentido de la economía y las políticas nacionales, lo que volvería a dar protagonismo a quienes realmente lo deben tener, los ciudadanos... y con la segunda acción se obligaría a las instituciones a doblarse a las necesidades reales de sus gestionados y, sobre todo, a valorar su responsabilidad como dirigentes y a volver al camino del diálogo social como base fundamental de los estados.
Sé que mis premisas son simplistas y se pueden tachar de infantiles, pero me da en la nariz que la solución viene por ahí y que tarde o temprano tendremos que tomar la dura decisión de tomar las riendas y acabar con todo este dislate de números irreales que hacen que el dinero de todos este en manos de unos pocos.
Leer a Manuel Azaña es verdaderamente mágico y alumbra una lucidez extraordinaria sobre algunos conceptos puros que han venido siendo modificados sibilinamente por quienes ostentan el poder para mantenerlo por los siglos. El adormecimiento de las masas y la sumisión de sus representantes nacionales [económicos, políticos, culturales...] es su victoria constante.
Vaya.


La velada en Benicarló
Manuel Azaña
Diálogo de la guerra de España


Selecciones Castalia 0
Edición de Manuel Aragón
302 págs. 14,5 x 21,5 cm. 
ISBN 978-84-9740-158-6

Saturday, November 27, 2010

Una reseña (gracias)

QUE YO SOY NORMAL
Luis Felipe Comendador
Mérida, De la luna libros, 2010, 295 págs.

Director de la editora independiente lf ediciones, Luis Felipe Comendador (Béjar, 1957) es poeta de amplia trayectoria reconocida con prestigiosos galardones, entre los que se cuentan el “Gabriel Celaya”, el premio internacional “Tardor”, el “Rafael Morales”, el “Rafael Alberti” o el “Ciudad de Mérida”. En 2003 resultó finalista del Premio Nacional de Poesía con su poemario Travelling (2003), pero Comendador también ha cultivado la narración corta (Angelitos negros, 1997, y Formol con Havana 7, 2003) y la novela (Nos vemos en el cielo, 1998, y El tipo de las cuatro, 1999).
Ahora la editorial emeritense De la luna libros (que ya había editado Personajes en busca de lector, 2002, Formol con Havana 7, 2003, y Con la muerte en los talones, 2004), publica Que yo soy normal, una narración definida en el texto de contraportada como “un tratado completo de filosofía intrascendente, una clase caótica de estilo literario, un ensayo mellado sobre una vida hecha, un juego entre la memoria real y la memoria inventada” o un poco más adelante como “dos novelas cortas y un diario mal mezclados”.
La primera de estas novelas cortas, la que abre la obra, lleva por título Yo había tenido siempre ganas de una moto y resulta el texto más accesible. En ella un clarividente narrador relata los pormenores de su vida en el interior de un manicomio asediado por la vigilancia martirizante de una monja y de un par de siquiatras, además de remontarse a recuerdos de su infancia (la obsesión juvenil por una moto, su abuela, su amigo Gerardo, sus aventuras amorosas con Lucía y Gabriela, el recuerdo de una joven suicida que no quiere relatar...) y las razones puntuales que lo han llevado a ese confinamiento.
Diario desde el manicomio es, como se indica, coetáneo a la narración anterior y contiene lúcidas anotaciones de tema diverso pero que en su conjunto reflejan las más profundas preocupaciones del poeta: ¿cuál es la esencia del lenguaje lírico?, ¿cuándo las palabras “pluma”, “mano” o “papel” son poéticas?, ¿existe lo abstracto?, ¿qué tipo de bellezas hay y cuál es su caducidad, su forma de disolverse?... hasta concluir que reflexionar sobre poesía equivale a pensar la propia vida en toda su complejidad.
El hombre Burberry’s, que recuerda en su construcción al “Un soneto me manda hacer Violante” de Lope de Vega, es una especie de diario de escritor novel, de tono humorístico, que ha comenzado una novela “cojonuda”, pero que cambia constantemente de protagonista (profesor de instituto, soldado, tipo solitario y anónimo, emprendedor, escritor...), de entorno (sótanos, entornos privilegiados, mundo de la bohemia, de la empresa...)... Todo son indecisiones en los inicios de una obra "maestra” (“qué nervios qué nervios estoy trabando mi primera novela”), pues cualquier opción en el arranque tiene unas implicaciones posteriores con frecuencia indeseables. La paradoja se halla en la casi imposibilidad de iniciar una narración debido precisamente al vasto número de posibilidades con las que cuenta, el humor nace de la seguridad en sí mismo de un narrador indeciso ante las cuestiones más elementales, por primarias, de cualquier narración. El desenlace confirma cómo el narrador no ha podido pasar de los prolegómenos: “no puedo, no puedo, no puedo”.
Los tres textos, al fin, admitirían el epígrafe que los engloba y que niega, con su insistencia (Que yo soy normal), su propia formulación mediante esa expresión coloquial tozuda de quien es consciente de su propia “anormalidad” y que abarca, como hemos visto, a un loco lúcido, a un poeta ensimismado en el lenguaje y a un narrador que porfía en un empeño baldío, como figuras desdobladas de un solo creador pues cada uno de ellos podría decir conciliadoramente: “... que somos el mismo tipo, viejo, que esta conversación es entre yo y yo, ¿no entiendes?”.

Texto publicado en "Notas al margen" [hoy.es] por Manuel Simón Viola.

Manuel Simón Viola (La Codosera, 1955) es doctor en Filología Hispánica y profesor de enseñanza media. Estudioso de la literatura contemporánea, se ha encargado de estudios de conjunto, antologías y ediciones críticas de autores extremeños.


Desde el frío

Por fin acabo de darle remate a mi trabajo para la exposición NOTESALVES con el cuadro que os dejo.
Estoy agotaíno.

Me agarró otra vez el frío por el lado de abajo y estoy entrepernero y melón. Hacía ya unos meses que no venían a visitarme el escozor y las incontrolables ganas de orinar, y confieso que ya me había acostumbrado a un mal estado físico aceptable hecho de dolorcillos chicos y articulares... y hoy, para mi suerte, vuelvo a saber con meridiana nitidez que tengo algo entre las piernas que intuye raíces justo en el interior de los lomillos. No hay dolor [eso me gusta], pero existe una molestia constante y puñetera que me crispa los nervios y me llama a hacer cosas y cosas y cosas para intentar olvidarme. Ya he explicado más de una vez que andar desvariado del cuerpo contiene para mí bastantes tramos positivos, tramos de reconocimiento físico por medio del recuerdo de toda esa montaña de musculillos, terminaciones nerviosas y mucosas que dan la voz de alarma llamando una atención localizada... pues eso, que hoy sé que tengo un miembro que late y se contrae, que a ratitos se vuelve agujas y estalla en humedad templada... y saber que lo tengo me gusta y me ilusiona... y hasta me llena de orgullo en algún minuto perdido en el que se hace cuerpo entero y deja notar con nitidez su ser y su estar... y me dan ganas de escribirle desde una epístola moral a un epitafio o dibujarlo en su caer modorro por su peso. Y así llegan las ganas de armar letras dejándome llevar por el latido constante bajo la cremallera.
Tómalo entre las manos sin pensar en galaxias ni en ese aleatorio conjugarse de los cuerpos, tómalo con intención plástica e incluso con cierta curiosidad científica, sin buscarle la nata ni esa función de estambre que perpetúa especies, sin sentirle carnero ni siquiera proletario... tómalo simplemente entre las manos para sentir su seda de piel fina, para notar su textura blandísima de cuerpo cavernoso, su agusanado paso del invierno, su triste estado de descanso oficial aletargado. No es bello, ya lo sé [no se expresó el ‘Magnífico’ inexistente con esta pieza nuestra tan guardada], pero contiene un nosequé desabrigado que lo hace apetecible al tacto [incluso fuera de esa curiosidad propia que acompaña a todo lo escondido]... y déjate llevar, simplemente déjate llevar...
La goma MILAN blanca que no borra desde el setenta y cuatro, el imán de herradura con sus extremos rojos como glandes, el cirio frente a la Virgen derramando su cera, la masa de los bollos blandidas por dos manos expertas, la voluntad de Sur, la palabra ‘blando’, una medusa, un pulpo muerto, la crema del pastel y el patito de goma... deja relajar tu mano izquierda y prueba a palpar con la derecha la membrana interdigital entre el pulgar y el índice... es más o menos eso... prueba, prueba... el globo que va perdiendo aire, el algodón de azúcar, la bolsa con agua templada, la sensación del humo saliendo de una boca, el magro antes de hacerse en la sartén, la cereza pasada, el higo, la pintura espesa, el jamón sin curar... pellizca con suavidad tu cuello, estira su piel, sopesa... es más o menos eso... prueba, prueba... el bañador de licra mojado, la leche condensada, mermelada de fresa, el farinato blando, el helado en su punto, las natillas espesas... todo a la vez y más... prueba, coño, prueba.
Y al sentirlo en la mano, con los ojos cerrados, pensar una isla con pastos o una noche enterita llena de hambre de estrellas, sentirte en un mercado sopesando las sedas más delicadas... y hablar solo, como un orate a tientas o una mujer tendida bocabajo... hablar solo del agua o del champú, del tic-tac que es el tiempo, de lo mucoso y salado, del magma del volcán o del pistilo meloso que florece en un vientre... sí, con los ojos cerrados... y sentir su tacto de blusa abierta como una fiebre nueva o como un exterminio... verás que te responde y lo hace sin medida aun en su enfermedad... y es que su voluntad fue siempre de llenar y llenarse, de cubrir y agotarse, de sentir... de sentir sobre todas las cosas.
La verdad es que nunca entendí ese trazo religioso que lo ha llevado al lumpen, nunca entendí el afán de esconderlo manchando la cara de vergüenza ante su solo nombre, nunca entendí que sea tan negado desde la hipocresía que supone su uso diario para la reproducción o el simple gozo... la moral es absurda ante este compañero que marca con tesón tu estado anímico y te hace biología consecuente, que crece agradecido y cabecea, que sacia y apacigua, que ilumina el deseo y te hace sonreír de satisfecho... ¿qué hay de malo en su frente y su perfil?... ¿qué ha hecho, sino darnos placer y perpetuar la especie?... su perversión proviene precisamente de esa calidad de sucio que la moral absurda le ha otorgado desde rotundos valores educativos que lo han venido negando desde siglos [ahora recuero al gran Giorgio Baffo, genio denostado de la literatura erótica que escribió sin rubor y con naturalidad y gracia sobre el sexo físico y sus valores incuestionables para el hombre y la mujer]... no entiendo... pero sé que tengo el mío aquí, siempre, que me acompaña e indica cada cambio hormonal que se produce, que me lleva a las ganas o simplemente me las quita, que es una parte cierta de mí e irrenunciable que suele proporcionarme los momentos más vivos y felices... y hoy está de capa caída, pero conmigo, siempre conmigo.

Thursday, November 25, 2010

Otra vez volví a "Who is me".

Pier Paolo Pasolini, que nació en Bolonia en 1922 y falleció de muerte violenta en Ostia durante el año 1975, puede considerarse como uno de los más grandes creadores del siglo XX en diversos campos, aunque el de la poesía es que mejor muestra su enorme talento artístico, su sensibilidad llena de amargura y lo más sobresaliente de su existencialismo. Ejemplos de esta afirmación pueden disfrutarse en la lectura de «Dal diario (1945-1947)», publicado en su primera edición por Salvatore Sciascia Editore en 1954, un manojo de poemas donde la felicidad, la pobreza y la juventud toman la palabra con una magistral desazón; o en esos apuntes de un triste despertar que PPP tituló «Poesie a Casarsa» (1942) en el que el autor aparece lleno de inseguridad, pero ya poseedor de la palabra; o en «Le ceneri di Gramsci», con el hundimiento de los ideales saliéndose por los poros de cada poema; o en «Poesía en forma de rosa», con un tono autobiográfico impúdico. Todos trabajos deslumbrantes en los que Pasolini va desnudándose y mostrando su evolución racional y su gran altura poética.
«Who is me / Poeta de las cenizas», un monólogo en verso que Pasolini escribió durante una estancia en Nueva York durante el año 1966, y que DVD poesía ha recuperado para el lector español gracias a la traducción del texto realizada en 2002 por Marcelo Tombetta, es una obra inconclusa, un poema largo que presenta en tono discursivo diversos tramos de la vida de Pier Paolo salpicados de conflictos diversos de carácter íntimo, profundas reflexiones sobre la creación y la vida, sobre la relación del autor con la poesía y sobre su decidida voluntad de enfrentamiento con el poder en cualquiera de sus formas... dejando siempre alrededor un campo ético y estético en el que mirarse. «Who is me» recuerda bastante a aquella poesía civil, decadente y de izquierdas de «Las cenizas de Gramsci» que tanto elogiara Alberto Moravia.
En el transcurso del poema aparecen diseminados entre la rabia los asesinos de Guido –el hermano de Pier Paolo asesinado por sus compañeros de guerrilla–, los campesinos encendiendo una campiña idílica con su moral a cuestas, la madre como principio y fin, el Partido Comunista, la poesía hecha libros y crítica, el cine como excusa de todo y de nada, el fascismo y las contradicciones propias y ajenas, la religión con sus dudas, Roma, Alberto Moravia, la búsqueda de una definición de la poesía, América y Ginsberg, el valor del dinero cuando no se tiene y el horror que produce cuando sobra, la burguesía que solo juega a ganar o a perder y cómo despreciarla, el compromiso de la escritura, los múltiples problemas del autor con la justicia, la corrupción de los políticos y de la política burguesa, la mafia del cine y sus mediocres dirigentes, las obras por escribir o medio escritas, el temor a la impopularidad de los escritores florecidos que adulan sin medida para mantener su pedestal, la muerte y la vida confundidas con la posesión...
Pero sobre todas las cosas, un río existencial muy caudaloso que lo arrastra todo, asolando a quien escribe, a quien lee, desolando a quien regurgita sus versos y los racionaliza.
Muy destacable me parece la aseveración que hace Pasolini sobre que «la poesía es la acción real» y que evocarla –la acción real– es lo que puede concretarse en versos. Yo creo a pies juntillas que por ahí va la cosa, que la poesía habita en la vivencia, en el acto, en el sentimiento interior. No en la palabra, que solo puede acercarse al hecho poético con grandes pérdidas en el camino. Así, el buen poeta es el que se deja menos material en el viaje, el que encuentra los versos que son capaces de contener todo el indicio deshidratado, el que es capaz de reproducir en el receptor un tanto por ciento de los sentimientos sucedidos en la «acción real» –no se confunda el prosaísmo de lo descriptivo, por favor–. A más porcentaje, mejor poeta. Este planteamiento acabaría con cien mil poéticas en este justo instante. El decorado, el florilegio, la justa medida, el ritmo interno, la metáfora, el flou y el flash vienen bien y a mejor, pero no solo...
«Who is me» es un poema profundamente humano en el que PPP se desnuda dejando a la intemperie una piel hecha de moral y de ética, una piel que quema y se quema, un poema fresco e innovador, dramaticamente proletario y amargo, desolador y bello, triste, muy triste.

Afásico de mirarme.

Creer en lo que hago es casi como creer en lo que quiero ser... humo simplemente. Y me tiran de las orejas por no creer en mí cuando no creo y me insultan vivamente cuando decido creer en mí por unas horas... ¿qué es esto?
Cuando me pongo en ese tono afásico de mirarme y autodecirme cosas, me entra un nosequé de mandarlo todo a tomar por el culo [hoy me llamó Tattoo, después de muchos meses, para recordarme su afecto y para decirme que me cuide, que hay gente que me busca para clavarme puñales en la espalda... me rogó que cuide mis palabras y no haga comentarios de la gente de aquí, porque andan buscando razones para pegarme duro... yo se lo agradecí y no le di importancia, porque conozco esa voz pánica de Tattoo, aunque sé que hay algo de verdad en el fondo de sus palabras]... decía que cuando me miro con ojos inquisitivos y hacia adentro, parece que me desinflo, que se me va el aire. Nadie entiende esta necesidad mía de empastar todo lo que me llega y buscarle un tono que lo haga de mí [ni falta que hace], pero a veces me gustaría recibir algún gesto de entendimiento [no me refiero a sonrisas de aceptación ni a gestos admirados, ni siquiera a una crítica suave o feroz... me refiero a una mirada par que sin palabras me indique un ‘sé lo que sientes, porque yo también lo siento’]... luego está el círculo cerrado del pueblo pequeño, el ambiente siempre enrarecido y dispuesto a mirarlo todo con cierta dosis de amenaza o mofa [de esto es de lo que intento defenderme cuando me aíslo]... y lo llevo mal, llevo mal que quienes se llevan rozando conmigo más de cincuenta años no sepan dar medida a la voz discordante, que confundan la verdad individual con el ser falso entre todos... entonces me siento como si fuera el bufón [unos días el bufón triste... pero otros días el bufón irónico y hasta hiriente]... y confieso que me gusta, pues de bufón me percibo más libre y más dejado de todo y de todos... y claro que tiene razón mi amigo Tattoo cuando sugiere que hay quien me odia de cerca y me persigue, que hay quienes buscan razones para hacerme daño... pero es un daño local que no me afecta [eso es lo que no alcanza a comprender mi amigo, que solo me hace daño quien puede, no quien quiere... y aquí no conozco a nadie que pueda –y me refiero a un daño intelectual, que de los otros daños no puedo librarme–]. Sopesándolo todo, que lo he hecho muchas veces, prefiero el lujo de mi paisaje [con todos los defectos de quienes lo pueblan, me refiero a los defectos que me afectan nítida o transversalmente] a sentirme perdido en algún biotopo urbano en el que pudiera percibirme mucho más anónimo en el trámite diario. Amo a mi tierra y también [y a pesar de todo] a la gente que la habita y la hace crecer o la destruye, porque todos son parte de mí por donde se los mire.
¿Y a qué este temor y este afirmarme en lo que soy y en dónde estoy?... pues no lo sé, me vino de pronto una sensación agria y una necesidad de escribirla... en fin, que amo profundamente las estaciones determinadas que me propician cambios de humor [y de vestido], que adoro el monte de hoja caduca y sus cambios afilados de colores, que flipo con este cielo azul intenso y con la promesa de días de nieve, que me alucina la lluvia cuando llega y cuando se va en los días de paraguas, que necesito constantemente ver caras conocidas para que mi mente no se disperse demasiado en la observación, que me muevo mejor en lo pequeño y cerrado que en los espacios abiertos... y quizás por eso permanezco anillado a este lugar poblado por cuadrículas exactas, por rumores absurdos, por fobias inocentes y por odios ridículos. Lo mejor de mi espacio es que cada cosa y cada ser tienen su nombre y sus adjetivos perfectamente definidos, y eso es un conocimiento dado que ahorra tiempo a la creación y al dislate mental propio... el tonto es el tonto, la loca es la loca, el cavernícola es exactamente el cavernícola, la tullidita será siempre la tullidita, el mambrú cumple a la perfección su papel previsible, la vieja es rijosa y vieja, el cura es vaticanista y profundamente carca, el meapilas encaja exactamente en su rol [junto a la viejina del velo y el luto eterno], el bancario es absolutamente previsible en su ser y en su hacer, la tendera es amable a veces [y se sabe cómo te va a tratar justo al traspasar la puerta de su tienduca chica]... todos aquí completan un puzzle perfecto que no exige apretarse la meninges para entender enseguida de qué va cada uno y qué busca, qué persigue, en qué se queda... y vivir en este biotopito es realmente cómodo para escribir y para hacer locuras individuales, pues, al igual que el resto, mi rol está absolutamente definido y se acepta sin estridencias [pero con algunas puñeterías de las que hay que aprender a pasar... yo he aprendido a medias]...
En fin, lo que menos me gusta de ‘mi sitio’ es la hipocresía constante, que es pura tradición... todos nos saludamos con sonrisas y aspavientos, pero en el fondo vamos repitiéndonos a la par del saludo cada uno de los odios pequeños y las jodidas inquinas hacia el saludado.
Y así, creer en lo que hago es casi como creer en lo que quiero ser...

Tuesday, November 23, 2010

Mi amigacho Diego es ya el Premio Nacional de Música 2010


Mi amigo Diego Fernández Magdaleno ha sido reconocido con el Premio Nacional de Música 2010, y yo me siento absolutamente feliz. Te lo mereces de verdad, hermanito.

Foto del pasado día 15, cuando Diego y su hermano ÁLvaro pasaron a visitarme de camino a Plasencia, donde Diego ofreció un concierto sobre Chopin y Schumann. ¡Qué guay!

Sunday, November 21, 2010

Porlan, Morante y Botas... ¡Vaya tarde!

José Luis Morante
Después de la batalla [ésa conmigo mismo que libro cada día] leo por segunda vez a Alberto Porlan, un poeta magnífico que me llega y me enseña lo que se debe hacer [recomiendo por segunda vez su libro “País”, una pasada para mi gusto]... y como tengo hambre de palabras, que son ya varias semanas dedicadas al trazo y solamente al trazo, vuelvo a pillar con calma el “Mapa de ruta” de mi amigo del alma José Luis Morante, y llego sin querer a ese poema que lo resume todo, el poema global que compendia a José Luis y a cada hombre, ‘Causas y efectos’... 
Alberto Porlan
El centro del silencio me ha enseñado / a aceptar como un juego que la vida / es una sucesión aleatoria de causas y efectos / sobre las dunas de la realidad. / Aparecen las causas simultáneas, / inflexibles, anónimas, / y los efectos manan disueltos en los días, / con cauce renovado y variable, / cuyo curso ninguna voluntad puede eludir. // Cada mañana tiene leyes propias. / Es al azar la fórmula cifrada / que descubre sus vínculos. / Un extraño rumor nos configura, / encubre quiénes somos, quién seremos. // Causas y efectos pasan, se suceden. / Articulan el tiempo. Y eso es todo.”... y me araño en el brazo para ver si es posible que esté vivo, que haya algo capaz de aminorar el tedio de todo este pasar tan azaroso. 

Víctor Botas
Leer a mi Morante me ubica en el lugar exacto en el que estoy [y también en el que estuve], me hace sentirme apenas uno más, pero tan grande... y ya puestos, que la tarde me devino prestosa, pillé con ganas el ejemplar de “Historias con Historia”, de Víctor Botas, que hace unos días me llegó de la mano de Paulina Cervero, su viuda rebonita con voz de contralto y todo acelerado [a ella le deseo lo mejor, que sé que anda en movidas puñeteras de enfermedades cercanas]... y penetro en el clásico más puro de la poesía mejor hecha en el final del siglo XX: la poesía de Víctor [leo como diez veces el poema “Estás entre las cosas que me acechan”... un maestro, uno de los grandes poetas del siglo, definitivamente].... y así la tarde se me ha ido en aprender muchísimo de tres autores mágicos con cierto nexo de unión... Porlan, Morante y Botas... ¡Vaya tarde!


Saturday, November 20, 2010

Acabando... ¡uf!


Ya voy cerrando el tema de mi exposición, que solo me queda un fin de semana hábil para dejarlo todo rematado. He pillado marcos de auténtico saldo y he tenido que adaptarme a un tamaño cerrado para las presentaciones [no anda mi economía ahora como para hacer inversiones] y hoy lo he pasado realmente mal al tener que desarmar cuatro libros de tuneos en proceso para poderlos mostrar [en fin, la vida es así, qué le vamos a hacer]. La verdad es que llevar las páginas sueltas a un plano amplio tiene su cosita y quedan composiciones curiosas [lamento no contar con marcos suficientes para hacer lo que verdaderamente me apetecía, pero quedan unas tapitas interesantes].
Con el tema medio cerrado sí que quiero hacer una precisión que sirva de aclaración para quien mire mis trabajos sin conocerme: no soy pintor ni dibujante, no tengo técnicas aprendidas ni trabajo con materiales nobles [sería una pérdida de tiempo derrochar materiales caros en mi trabajo], no pretendo nada que no sea divertirme y quitarme los malos rollos manchando las páginas de libros viejos con mis ganas de hacer. Sí intento interpretar el mundo [para mí] con estos dibujos, que van indefectiblemente unidos a mi trabajo de escritura, formando una parte importante de mi constante trabajo diarístico. Lo que voy a mostrar es un 'diario' [mi diario] en su apartado gráfico, que no solo se queda en la expresión plástica urgente y primaria que mostraré, sino que está compuesto también por cantidad de fotografías, collages y garabateos que sumo a mis impresiones escritas, junto a algunos poemas y muchos aforismos.
Mostraré exactamente parte de lo que soy, de lo que pienso y de lo que siento... me mostraré yo en toda mi imperfección, desnudo y absolutamente vulnerable... y no quiero demostrar nada [que a estas alturas no me interesa], solo quiero mostrarme sin demasiado pudor y porque me lo han pedido mis amigos de NOTESALVES mientras me daban su ánimo constante ante mis dudas.
Tan solo eso.







Monday, November 15, 2010

"Mapa de ruta" [José Luis Morante]

Tan pronto veo el mundo descalzo como lo veo con coturnos pantorrilleros... es increíble asistir al banquete diario donde abundan el cinismo y la hipocresía, estar en la misma mesa con la tullidita que guarda puñales y con el matarife, aumenta mi confusión y me remata... pero, sobre todas las cosas, esa falta de emoción por la vida mirada como un conjunto de azares, como un latido que hay que oír y sentir.
Hace unos días fue un asunto narcisista el que puso rencor donde debieran existir abrazos por un dolor común, luego alguna lengua bífida, después un no saber estar con cordura en el tono de todos... todo eso me enciende y me enfrenta al mundo... y enfrente, la mirada tiernísima de mi hijo Guillermo, la segura amistad poblada de sonrisas y esos ‘sigamos’ nítidos de quienes te atesoran como amigo, el temprano pudor de Aisha o el simple estar sentado sin hacer nada a las tres.
Hay hombres para todo.
Y de pronto braceo como un ser de antes en el “Mapa de ruta” de José Luis Morante [su hermosa antología de versos tomados entre 1990 y 2009], y me vuelvo a encontrar con el poeta esencial, con el maestro, con el amigo nítido que en todo ajusta a fondo, con la emoción de cada uno de esos poemas que he conocido en notas, en conversaciones, en miradas... cuántos caminos juntos, cuántos fracasos, cuánto silencio injusto. Confieso que en algunos momentos me han llegado las lágrimas por esta imposibilidad hecha distancia. José Luis es, sobre cualquier otra cosa, mi amigo verdadero [el amigo de madurez, el necesario] y mi maestro siempre. Sus ojos en mis letras siempre han sido capaces y me han hecho capaz... y mis ojos en las suyas han sido siempre ojos de búsqueda y encuentros... ver sus poemas reunidos, leerlos, me hace revivir mi misma vida, pues la impronta que contienen la tengo como mía en todos los sentidos... y hacerlo con distancia me pone gatinino mientras siento la enormidad poética de este tipo especial que asume el hecho poético como acción vital de la memoria y como gesto exacto de asunción de la vida como vida.
No voy a hablar de metros ni medidas, no voy a hablar de esa delicada búsqueda de la normalidad en lo exquisito que es la obra de José Luis, porque eso es parte del oficio que se ha ganado a pulso y yo no tengo mimbres intelectuales para destramar estructuras perfectamente rematadas, no voy a hablar del conocimiento profundo del asunto poético que vive en José Luis, pero sí de esa emoción que late en cada verso, de ese aroma que acaba convirtiéndose en ambiente enrarecido o fresco al terminar de degustar cualquiera de sus poemas.. y también de esos injustos trazos del mundillo poético que lo han dejado siempre fuera de los loores que merece su obra por encima de tantos y de tantos y de tantos poetas adosados a la absurda pleitesía de los popes. José Luis es un grande, uno de esos grandes que no necesitan páginas en prensa ni alfombras tendidas a su paso, es un grande porque es generoso y poeta, amigo y poeta, hombre comprometido y poeta.
Mi mejor homenaje es deciros bien alto que el poeta Morante, el tipo del Bohodón, el profe con cartera que sonríe allá al fondo, es mi amigo del alma, mi hermano... un hombre bueno y justo... un hombre sensible, vital y necesario.
¡Enhorabuena, hermano!... tus versos son tan míos que quisiera gritarlos.

Visita relámpago.



Visita relámpago de Diego y Álvaro Fernández Magdaleno, que iban de camino a Plasencia para un concierto de piano de Diego ante el público placentino. Tomamos cafetín y charlamos acelerados de nuestras cosillas... y nos reímos un rato. Antes de despedirnos nos tomamos unas fotos con el dibujillo que reza: "Cada uno termina teniendo la sonrisa de su ideología"... y quedó lo que veis.
Un placer recibir a mis amigos siempre.


Sunday, November 14, 2010

Orgulloso de mi Gui.


Hoy he sonreído orgulloso al ver a mi hijo Guillermo recoger el primer premio del “Concurso de Fotografía Moviéndonos por el Río”, para chicos de 8 a 15 años, organizado por Cruz Roja Española. Mi chico estaba absolutamente feliz [y lleno de vergüenza ante la prensa, que es muy tímido] y a mí me ha dejado blandino. 
Gracias, hijo, por tener esas ganas de hacer siempre, por dibujar constantemente, por estar pensando siempre en hacer cosas interesantes y por arrastrarme contigo a pasear por el río una tarde para que hicieras las fotos. Eres un buen chaval y te quiero un montón.

La foto ganadora del concurso.
Título: "Otoño"
Autor: © Guillermo Comendador García


No escribo porque estoy pintando.

Reproducción libre sobre un dibujo de "Tratado de urbanismo", tuneo original sobre un catálogo de muebles de los años sesenta.
Tamaño: 50x70 / Base: cartón / Materiales: acrílicos y tinta china.

Reproducción libre de un dibujo perteneciente a "Cuaderno negro", tuneo original sobre una primera edición de "Los cipreses creen en Dios".
Tamaño: 70x50 / Base: cartón / Materiales: acrílicos y tinta china.

Reproducción libre sobre un dibujo perteneciente a "Autodestrucción del yo posible". Tuneo original sobre una edicción facsimil del "Tricassi Cerasa".
Tamaño: 70x50 / Base: cartón / Materiales: acrílicos y tinta china.

Pasar del formato pequeño de mis dibujos rápidos sobre libros viejos a formatos mayores para que puedan ser expuestos, me lleva un tiempo enorme [del que apenas dispongo... noches y fines de semana], y todo se complica cuando siento la presión de una fecha fija [desde hoy me quedan solo veinte días para mostrar lo que haya podido hacer]. He resuelto algunos cuadros con termografías, pero he terminado dándome cuenta de que tardo lo mismo en todo el proceso termográfico y los acabados que en hacer los cuadros con la misma técnica que sus modelos pequeños. Ambas soluciones sirven al objeto de presentar mis trabajos de libros tuneados en formatos más visuales, pero el resultado final es francamente mejor si paso de lo termográfico... así que me he metido en un lío [como siempre] del que me está costando salir. Es la historia de mi vida, coño.

Original de "Cuaderno negro" sobre el que actualmente estoy trabajando en una reproducción.

Original de "Cuaderno negro" sobre el que actualmente estoy trabajando en una reproducción.

Original de "Cuaderno negro" sobre el que actualmente estoy trabajando en una reproducción.
Original en lámina pequeña sobre el que actualmente estoy trabajando en una reproducción.

Tuesday, November 9, 2010

Dos alegrías por mi suerte

De pronto, sin esperarlo, me llegan mis ejemplares de dos hermosos proyectos en los que he participado, "La Wevera", dirigida por Caty, y "Palabras de Náufrago", de Segundo Santos Ediciones... y me siento muy feliz de poder formar parte de estas bellas historias de ese margen artístico que tanto me gusta.
Gracias a quienes contaron conmigo en su día para estos trocitos de belleza.

























Sunday, November 7, 2010

Faldones Ratz y los mercados de futuros...


Es fácil dejarse estar sin querer ser consciente de lo que sucede, aislarse en una vida anodina y tirar adelante con los mimbres precisos que te aíslen de todo, mirar esa lujuria de oro de los príncipes de la Iglesia, cómo gastan y cómo hablan de dar mientras retienen, de conservar [que es de lo único que saben dar ejemplo, de conservar lo suyo]...
Hoy, en mi singanas, le escuché a Ángel decir durante la comida: ‘cómo me gustaría estar ahí’, refiriéndose a los actos reconcelebrados del Papa en La Sagrada Familia... el mutis fue larguete, pues en casa ya nadie cree más que en esas verdades absolutas de ‘hay hambre’ o ‘no hay dinero’. Yo me dije a mí mismo: ‘pues no sé por qué no estás allí agarrándote a ese Cielo tuyo que tanto deseas, coño, que hay que echar el cuarto a espadas y el tiempo se va agotando’... y el Papa dominándolo todo, injiriéndose con sus discursos medievales en la vida social y política de un país democrático, fomentando un gasto enorme en tiempo de sequía y en un país con un paro absolutamente alarmante, comiendo con gula junto a sus 150 gulandos de la curia hispana crema catalana y mona de Pascua, siguiendo afianzado en el mando del único país no democrático de Europa, vistiendo como en los Corpus del diecisiete, afinando su voz medio castrati para echarnos la mierda de su lucha contra el laicismo y protección nascituriense mientras sigue pillando sus euros concordato [6.000 millones de euritos le hemos ingresado los españoles al negociete de estos tipos vestidos de dama antigua y con collarones de oro rizado] y siguen callando y tapando sus oscuras perversiones. Colegas, un estado, El Vaticano, no democrático, que influye como le sale de los faldones en la política interior de un país soberano como España y que maneja con absoluto desorden toda Latinoamérica [por eso le interesamos tanto al Papa, coño, porque somos su puerta hacia lo latino, no por nuestro laicismo ni por nuestros matrimonios homosexuales, ni por el aborto... lo que interesan son las pelas de unos países que de natura son émulos en el tiempo de lo español, aunque con 20 ó 30 años de retraso... y el tipo, aunque tenga la voz atiplada, no es tonto y sabe lo que se le viene encima a su negocio de resurrecciones y vidas eternas.
Me gustaría que el personal empezase a pedirle cuentas a la Iglesia Católica, cuentas económicas y cuentas morales, que alguien explique por qué la Banca Vaticana está entre las diez entidades económicas más utilizadas en el blanqueo de dinero [http://www.voltairenet.org/article120092.html] + http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/29-1846-2005-04-24.html ]... su reserva de oro es la segunda mayor del mundo después de los EEUU, con un montante valorado en 3.500 millones de euros... El Vaticano es el mayor consorcio económico religioso del mundo, participando en empresas químicas, textiles, alimenticias, constructoras, electrónicas, del acero, del cemento, siendo propietario en su totalidad o en parte de multitud de bancos europeos, así como siendo el propietario de FIAT o Alitalia... El Vaticano es el mayor terrateniente de Occidente con más de ocho mil millones de metros cuadrados en Alemania, más de 500.000 hectáreas de superficie agrícola en Italia, el 20 % de la superficie cultivable de España, Portugal o Argentina; unas 100.000 hectáreas en Inglaterra y más de un millón de hectáreas agrícolas en EEUU... El Vaticano es el mayor propietario mundial de inmuebles, ya que un tercio de los inmuebles de la ciudad de Roma le pertenecen, a lo que habrá que sumar iglesias, palacios, sedes y todo tipo de locales y viviendas repartidos por todas las ciudades del mundo... y luego sus cahés, que es algo de lo más curioso: una bendición firmada por el Papa, 5000 euros [la auténtica, pues las hay editadas por parroquias y fotógrafos de eventos con costes entre 80 euros + limosna] ; una audiencia privada con vídeo, 50.000 euros; un título de Doctor Honoris Causa, 50.000 euros; condecoración de la Gran Cruz de la Orden de San Gregorio, 120.000 euros; un título de Barón, 300.000 euros; un proceso de santificación, entre 100.000 y 250.000 euros... toda una cruzada de la bondad que se traduce en bienes incontables que apenas son gastados en ayuda a los necesitados, pues se estima que menos de un uno por ciento del capital de la Iglesia Católica se deriva a verdaderos servicios humanitarios.
Lo peor de todo esto es la gente, los cristianos de base que creen a pies juntillas y fían su fe a un ejemplo de las curias que no existe, cristianos que semanalmente se quitan dinero de sus pobres economías para ponerlos en los cepillos como acto de caridad para ayudar a su prójimo... todo me parece realmente perverso, desde la verdadera cara del Camarlengo hasta los ojos cegados de nuestros políticos [lo de la pobre gente creyente solo me parece triste, tristísimo... verlos nadar en el engaño constante y en el sonrojo por la vergüenza diaria que propician quienes administran su fe, que es mucha].
En fin, que esto va a seguir siendo como viene siendo desde hace siglos y no lo va a arreglar ni la madre que lo parió, porque hay demasiados intereses de por medio... y mucho poder acumulado... demasiado poder acumulado.
Y ahora que Ratz me hable del laicismo y de la crisis de fe... y que lo haga paralelamente al mercado de futuros en Latinoamérica... lo mismo así le entiendo más y mejor.

Este jodido miedo a olvidar...

Ayer por la tarde me pegó un bajonazo y me quedé quietino y como deslomao.
En mi viaje de vuelta a Béjar desde Mérida, me había sucedido algo que me tuvo perplejo durante todo el día: viajaba de noche y estuve como veinticinco kilómetros de camino sin recordar cómo se ponía la luz larga del coche. Le daba a todos los botones, giraba y presionaba los mandos que salen como ramitas desde la base del volante, y el coche hacía de todo menos conectar la luz larga. Al llegar a casa dormí mal y me desperté temprano por esta jodida acumulación de mucosas que me ha traído el último catarro, así que enseguida me puse en marcha. Mi idea era trabajar un poco en el material para mi exposición, pero la cabeza no hacía más que darle vueltas al suceso de la luz larga [a veces me sale el Felipe obsesivo de otoño y me pongo insoportable]. Se lo comenté a Alberto mientras tomábamos café y me dijo que a él también le sucedían cosas similares algunas veces, y parece que eso me calmó un poco [uno de los valores extraordinarios de Alberto es que siempre insufla calma en su interlocutor], pero apenas pude trabajar en todo el día [solo una salida de compras al ALDI me animó un poquito, ya que encontré dos marcos estupendos por 4,60 euros y le eché una hora para montar unos dibujos en ellos]. A eso de las siete sentí cómo un singanas cabrón se me metía en el cuerpo y me fui a casa, me tumbé en el sofá y nadie fue capaz de sacarme una palabra de la boca. No vine a escribir por la noche, como hago siempre desde hace muchos años, y me sentía mal, pero no mal físicamente, sino jodidamente mal de ánimo... mi pensamiento estaba fijado de continuo en el olvido del mecanismo de función de la luz larga de mi coche. Sé que es una tontería, porque este tipo de cosas, este tipo de olvidos absurdos de cosas cercanas con uso frecuente y mecanizado son corrientes, pero esta vez me hizo darle vueltas a la posibilidad cabrona y real del olvido no estructurado... y me sentí fatal.
Creo que el sueño me pilló a eso de las once de la noche y no he despertado hasta las diez y media de esta mañana, que hacía meses que no lograba hilar tantas horas de sueño seguidas, y hoy me siento bien, pero continúa la sensación de perplejidad y apenas le echo cinco minutos a algo, tengo que dejarlo apartado... intenté retomar un dibujo de manchas y grafías, pero bastó con echarle un vistazo para dejarlo apartado... intenté darle caña al asunto del laicismo traído por el Papa hasta nuestros medios y desde nuestra ciudad más emblemática [por libertad, por gestos y por hechos], pero a las cuatro palabras me dieron ganas de dejarlo... hasta que pensé que lo mejor era verbalizar lo que me está sucediendo para dejarlo agotado e intentar que me abandone esta jodida sensación.
Si estoy sujeto a olvidar de pronto procesos que ya pertenecen al terreno mecánico instintivo por exagerada repetición... ¿qué sucederá con los pensamientos de nueva elaboración, los que están latiendo entre dudas, cambios constantes y preguntas consecuentes o inconsecuentes?... esos pensamientos son mi vida actual, mi gesto de existencia, mi apuesta por seguir intentando la vida cada minuto... ¿qué sucederá conmigo si toda esa labor mental se borra en un instante?... ¿se puede borrar un hombre así, de pronto?... y entonces me entra prisa, me entra una necesidad urgente de dejarlo todo apuntado en donde sea, y esa urgencia me atenaza y me paraliza, me deja como una estatua de sal.
Necesito dejar escrito todo mi pensamiento elaborado sobre el hombre, sobre el arte, sobre la espiritualidad, sobre la necesidad creativa, sobre la educación, sobre la economía utópica, sobre la necesidad, sobre la solidaridad, sobre el estado moral de las cosas y los seres vivos en referencia al hombre, sobre la poesía en la que creo... y lo tengo todo a medio hacer, sobrehilado en la cabeza, pero sin la fuerza necesaria que le pueda dar valor real en lo escrito. Necesito ahora mismo la forma más veloz de concretar todo mi pensamiento en algún soporte con signos reconocibles, aunque sea a base de exabruptos... yo qué sé... frases contundentes e inconexas que me puedan servir como regeneradoras del pensamiento en caso de olvidos súbitos... o que le puedan servir a alguien para entrar en los mismos procesos mentales en los que yo estoy ahora.
Ayer me di cuenta de que también tengo miedo a olvidar, un miedo atroz que me deja imposibilitado, un miedo que es puro terror, un miedo mayor que el que siempre me dieron los payasos con sus sonrisas tristes pintadas en el rostro.

Saturday, November 6, 2010

Emeritalia presentera

Las palmeras estalladas como fuegos de artificio en la noche de Mérida.

Entré en Mérida por un acceso distinto al que utilizo normalmente y me perdí entre sus calles durante más de media hora intentando encontrar un aparcamiento [dejar el coche cerca del centro de la ciudad es poco menos que imposible] hasta que se me apareció Cervantes en forma de ‘parking abierto 24 horas: Libre’ [cada día flipo más con esta deriva que toma la convivencia entre los nombres de la Literatura y los usos a que los somete la sociedad de consumo]... y no empezaba mal la cosa, pues era un parking con dispensador automático de tickets que, paradójicamente, estaba atendido de forma manual por dos empleados amabilísimos [uno te sacaba el ticket y te lo entregaba en mano con una sonrisa de oreja a oreja y el otro levantaba la barrera y saludaba eufórico con la mano]. Desde el molón ‘Parking Cervantes’ fui caminando hacia la plaza mayor emeritense mientras el cuerpo se me alegraba de grados [había salido de Béjar unas horas antes con ocho grados y estaba metido de pronto en veinticinco]. Recalé a la primera en ‘Vía Flavia’, un café del centro donde había quedado con Marino, y me tomé un cafetillo flojo mientras leía la prensa provincial extremeña... y me vi de pronto en la portada del suplemento ‘Destino’ de ‘El Periódico’... una foto fumando y mirando a cámara con un titular de compañía que rezaba: “Los jóvenes no tienen utopías” [?]... debió ser alguna frase de las que le dije a Liborio Barrera durante la entrevista que me hizo el día anterior por teléfono... no estaba mal. Avancé en las páginas y me encontré sin problemas con una foto grandona [mirando a cámara de nuevo] que llevaba a una entrevista a toda plana con un titular grandón que volvía a lo panegírico: “Nuestra generación dejó el mundo en manos del capital” [que debió ser otra frase que le dije a Liborio en la misma conversación telefónica]... el resto de la entrevista podría obviarse [con ese titular ya no quedaba posibilidad de brillo], a no ser por una consideración mía [puro exabrupto] en la que afirmo mi incapacidad de hacer textos largos... “y uno se dice... la poesía es más noble, pero en realidad la escribe y se dedica a ella porque es más corta de hacer y requiere menos esfuerzos”... y también por un enconamiento de Liborio sobre la posibilidad de mi propio suicidio [que me resultó algo cómico durante la entrevista y que en la transcripción sale medio descontextualizado].
Como el café se me hacía demasiado largo, y dentro del ‘Vía Flavia’ hacía calor, decidí salir a esperar a Marino sentado en la plaza y fumándome unos cigarritos. Fue media hora magnífica observando el bullicio de los chicos de viernes, el cuchicheo de un grupito de niñas agrupadas en un banco cercano, el paso de la gente como por una primavera traída a trasmano y la caída constante de los dátiles de las palmeronas de la plaza [ayudados por la palomas]... hasta 23 dátiles conté.
Y Marino apareció de pronto, abrigado en exceso para la temperatura del día, sonriente y absolutamente generoso en su expresión y en su abrazo [siempre es así conmigo este tipo grandón, magnífico y peludo]... me entregó una bolsa ‘delaLuna’ llena de tesoritos para disfrutar leyendo [“Revuelo en el cielo”, con textos de Carmen Galán y dibujos de Fermín Solís; “Grandes superficies”, de Pilar Galán; “Nicolasa verde o nada”, de José Viñals; “Doce semanas del Siglo XX”, de Alonso Guerrero y “El tesoro escondido”, de José Manuel Corredoira]. De allí nos fuimos a tomar un café y a departir un ratito sobre amigos, vida y sucesos [siempre bajo ese hermoso tono irónico y tierno que constantemente acompaña a Marino]... después un paseo y el primer encuentro mágico en la calle... las palmeras ya estaban transfigurándose en fuegos de artificio y estaban como estalladas en el cielo, que ya era negro por la contaminante luz de las farolas... un tipo bajito nos sonrió y enseguida me di cuenta de que tenía algo que ver con la tele local y que me había hecho una entrevista allá por mi premio Ciudad de Mérida... nos saludamos y, emocionado, nos contó que había visto a la princesa Letizia por la mañana [que había estado en Mérida inaugurando un congreso sobre educación] y que nada más que vio ‘a los de Almendralejo’, se fue hacia ellos para abrazarlos [no obstante era su gente de la otra vida, la que discurrió junto a Alonso Guerrero mientras era una cenicienta en trance decidido de carroza y glamour]. El tipo se asombró de que Marino no hubiera ido a ver a la princesa ‘...te hubiera abrazado a ti también, Marino, estoy seguro’... y Marino sonrió, solo sonrió.
Luego cambió el chip del día y fueron llegando mis amigos... Antonio Gómez, Antonio Orihuela, Elías Moro, José María Cumbreño, Caty... y también llegó Ana con su mitra editora para ponerlo todo en su punto [entre medias tuve el gusto de tomar una cañita con el concejal de Cultura, que me pareció un tipo majete]... y todo se aceleró... charlas cruzadas, abrazos, recuerdos, fotos... es divino sentir el afecto de mis amigos, lo juro.
Y comenzó la presentación de mi nuevo librito nuevo con unas palabras entrañables de Marino y con un comentario exagerado por amistad de José María [te agradezco muchísimo el trabajo que has hecho por mí, amigo José María] –debo decir aquí que en la primera fila había una chica con una cámara Leica molona... era Teresa Guzmán... se presentó enseguida y me explicó que seguía desde hacía tiempo mi diario y que le gustaba mucho (mil gracias). Nos hicimos una foto juntos (espero que me la envíe) y luego tuvo la amabilidad de tomar imágenes con mi cámara durante la presentación... un encanto de mujer y todo un lujo pillarla para fotear, pues es una excelente fotógrafa [teresaguzmanc.blogspot.com].
Y que acabó el asunto con firma de ejemplares y nos fuimos todos juntos a tomar unas cañitas.
Ya asentados en el bar de turno, Caty me hizo entrega de mi ejemplar de “La Wevera” [una pasada] y del que le corresponde a Alberto Hernández... y me encantó ver a mis compañeros de viaje en esta historia: Alberto Hernández, Luis Alberto de Cuenca, José María Cumbreño, Juan Jesús Sanz y Miguel Molet. Y el lujo dedicado por José María, su “Retórica para zurdos” [‘Limar las palabras con la punta del lápiz hasta dejarlas sin aristas’]... y terminamos en terracita al raso comiendo tortilla de patata y una fuente generosa de quesos e ibéricos.
El viaje de vuelta se me hizo largo porque el día entre mis amigos se me había hecho demasiado corto.
Mientras viajaba hacia Béjar se me venían los gritos de "¡La princesa del pueblo!... ¡La princesa de Extremadura!" que me contó Ana que le lanzaba la gente a Letizia... pueblo lamido.

Marino

Durante la presentación junto a Marino y José María Cumbreño. Foto de Teresa Guzmán.

Foto realizada por Teresa Guzmán

Firmando ejemplares. Foto de Teresa Guzmán.

Con Josema a la salida del acto.


Despedida en la plaza.

Con Antonio Gómez y Elías... Caty al fondo.