Wednesday, May 31, 2006

Teitoku

¿Para qué utilizan la moral los líderes religiosos? Como un verdadero ejército fantasma con el que soguzgar a los grupos creyentes y que estos, a su vez, dlobeguen sin conmiseración a los no creyentes. ¿Y la fe? Pues como fortísima anfeta que llega a hacer ladrar en su vehemencia a quienes la consumen. ¿Y el rito? Como algo atávico con lo que infundir temor.
Ayer tuve la fortuna de escuchar una conferencia científica sobre la verdad inventada y la discriminación mental que realiza la moral en la mente humana. Impresionante.
Como verdad demostrada se dijo que el mentiroso tiene mucho más éxito en su vida, en su trabajo y en sus relaciones. Todo parte de la creación de una imagen propia que se asume como cierta y luego de colocar esa imagen en la mejor posición social posible. Eso, unido a la discriminación o a la permisividad moral crea verdaderos monstruos capaces de justificar cualquier acción por terrible que sea. Se detuvo el tipo especialmente en las decisiones que conllevan eliminar a unos para salvar a otros, y ponía como ejemplo el de cinco pacientes en trance de muerte por fallos de distinos órganos vitales y se daba como solución matar a un hombre sano para salvar esas cinco vidas con sus órganos (moralmente no parecía viable), pero cuando el planteamient o se realiza en otro escenario, la cosa cambia: un tren a toda velocidad viene hacia un cruce de dos vías, por una de ellas atraviesan cinco personas y no tienen posibilidad de escape, por la otra vía atraviesa una persona en las mismas circunstancias. Tú tienes a mano un mando que decide la ruta que debe tomar el tren, ¿lo desviarías?, ¿a qué vía lo desviarías? (tu decisión en este caso es moralmente viable). Pero, ¿qué diferencia existe entre un presupuesto y el otro? Cinco hombre viven y uno muere o cinco hombres mueren y uno vive.

Tuesday, May 30, 2006

Tekkan Yosano


En mi vida me he visto en una situación parecida: el ayuntamiento de Mérida me invita a la feria del libro de Mérida el próximo sábado para presentar mi nuevo libro y junto a la invitación veo que salgo en los papeles con César Vidal y Alfonso Ussía... joder, sólo falta Jiménez Losantos. No sé si coincidiremos, pero no me apetece nada rozarme con estos tipos... La mala suerte es que en días posteriores intervienen Javier Reverte, Luis Alberto de Cuenca o Marino «de la Luna». En fin, mala suerte que esta vez me llega de nuevo con la feria de las vanidades. Ajo y agua.

(19:14 horas) A veces, cuando me sucede el amor, intento indagar en sus entresijos, pero no encuentro más que intuición y un profundo sentimiento de estar compartiendo. Y ya amo sin pasión, con una tranquilidad deliciosa que tiene como resultado una leve euforia sostenida muy beneficiosa. A amar también se aprende, aunque no se sepa de qué va la materia, se aprende sintiendo, sólo sintiendo, sin ponerle intención ni ganas. Lo que aún no sé es si se puede desaprender de alguna forma, desprenderse de él y colgarlo como si nada en el perchero.
Por otra parte, ser objeto de amor envanece en un sentido muy positivo que generalmente se nota en la cara si se sabe llevar. A mí, cuando me sucede el amor es generalmente fruto de la reciprocidad, llegan juntos el sentimiento de amor y la recepción del mismo.
Debe ser muy triste amar y no ser amado.
(20:08 horas) La libertad de los planos mentales resulta perniciosa para mí, pues cuando dejo correr mi imaginación, que es la mitad del día como poco, me aparto de la realidad hasta el punto de que me resulta bastante complicado volver a sujetarme a la norma que marca la realidad. Por eso la libertad que encuentro en mi imaginación es falsa y llega a hacerme sentir extraño, cuando no muy afectado. Extrañado de la realidad por una idea que corre libre y crece libre: un mal rollo para alguien que no puede vivir sólo de la creación, un mal rollo.
(21:17 horas) Hay temporadas en las que «disfruto» de un mal humor persistente, y entablo una lucha conmigo mismo para borrarlo o borrarme, porque no me siento yo en esos espacios. Y no entiendo bien mis reacciones, pues debiera ser un tipo más o menos feliz.
Me costó mucho tiempo acostumbrar a dormir por las noches cuando me acuciaba un problema, tenía una deuda, era la víspera de algo importante o tenía la sensación de estar escribiendo en un buen tono... pero lo conseguí. Me costó mucho aprender a no llevar los lazos a sus últimas consecuencias, a poner algo de distancia con mis amigos y a decir que no cuando realmente quería decir que no... pero lo conseguí. Sin embargo, llevo toda mi vida intentando pasar por mis crisis de mal humor sin que le afecten a los demás, pero me resulta imposible conseguirlo... y durante esos espacios neblinosos me busco problemas, discuto, invento caos donde hay armonía. Es jodido, de verdad.

(22:05 horas) De pronto me he acordado de Juanjo Barral y de forma muy entrañable. Realmente algunos días echo de menos a ese tipo jovial que sabe animarme hasta la envidia cada vez que estamos juntos. El caso es que llevamos muchos meses de silencio entre ambos y me gustaría volver a tenerle cerquita, porque sé que nos necesitamos, aunque sólo sea un poquito. Sé por Norio y Belén que ha estado chungo, y me gustaría que me contase todo delante de una copita y unos cigarros, que nos abrazásemos cantando una canción antigua de borrachos o el «Asturies...». Voy a intentar hablar con él para convencerle de que se venga a pasar un fin de semana por estos lares.

Monday, May 29, 2006

Wakaba-shuu


Hay que anotar hoy que la belleza pasa pronto, pero la ignorancia es una lacra hasta la muerte. Y no sé a qué sumar esta consideración, pero espero que a una sola persona le sirva de algo. Y es que se puede ser bello de forma lúbrica, de forma inocente o por inteligencia. La primera forma, la lúbrica, siempre se pone en valor por la química del otro, por ese azar de feromonas que nos hace creernos folladores eternos o diosas divinas. Es una belleza de minutos, de espasmos y de olvido, y se acaba con una tripilla incipiente, con un mal gesto en la cara o con una convulsiva falta de conversación. La belleza inocente dura algo más, como una niñez, pero termina en justa imbecilidad si se quiere mantener en el tiempo. La belleza inteligente, aún siendo la más peligrosa de las tres, es la más duradera y la que produce más estragos en el otro, pero también es la que aporta hasta el final sin perder ni un ápice en función de tiempo, es más, ganándolo. El problema está en que las dos primeras bellezas tienen más que ver con la genética que con otra cosa y, por tanto, son bellezas fugaces. La belleza inteligente, no. Puede llegar a ser eterna, pues no depende de lo físico, sino que contiene un alto grado de espiritualidad que puede sobrevivir al cuerpo.
La belleza pasa pronto. La ignorancia es una lacra hasta la muerte.
(15:38 horas) A veces me pregunto qué es la conciencia, mi conciencia. ¿Cómo se ha formado y a qué estímulos reacciona? Me gustaría saber cómo se ha edificado ese condicionamiento moral en mi cabeza para que funcione como barrera y quién ha sido el responsable de su modelación.
¿Yo soy el creador de la conciencia de mis hijos? ¿Cómo? ¿Por qué?
A mis años sólo sé concretar que siento su tensión y que unas veces me hace sentir miserable y otras cobarde. Y no sé si es otro «yo» o un legado moral que se me ha impuesto como un riñón o un hígado. El caso es que mi conciencia me amarga, me entristece, me amedrenta... actúa casi como si fuera una religión, porque siempre me hace triste, nunca me dota de alegría o de entusiasmo por lo que me rodea.
Tengo que buscar libros que hablen de la conciencia, pues estoy francamente interesado en buscarle la vueltas y joderla hasta que se queje.
Pondré manos a la obra.
(20:35 horas) [A media tarde se presentó Antonio Avilés para prestarme un libro que le ha gustado mucho, se trata de «El don prodigioso», de José María Páez Balgañón. Le regalé un ejemplar de mi nuevo libro y le cambié el préstamo por una de mis últimas adquisiciones. Este fin de semana lo dedicaré a la lectura de este prometedor título.]
Me preocupa de nuevo mi dispersión y mi inconstancia, pero a la vez me gusta ser como soy. Ser disperso me trae miles de ideas que de otra forma nunca llegarían, y eso me llena de gozo y me eriza. Ser inconstante me hace cambiar de registro, y eso me forma.

Y la verdad es que envidio a tipos como José Luis Morante o Antonio Garrido, empeñados siempre en cerrar cada etapa a la perfección, metódicos, consecuentes con su obra y trabajadores constantes. Me gustaría ser como ellos, pillar una presa entre los dientes y no soltarla hasta haberle sacado todo el jugo.
Me preocupan mi dispersión y mi inconstancia, pero también me hacen ser como soy, y la verdad es que no me disgusta del todo.
Sí debo decir que esta circunstancia llega a angustiarme algunos días, pero aún llego a rescatar viejas ilusiones y a ponerme manos a la obra a ratitos con viejas novelas, con poemas fallidos, con dibujos rehechos mil veces.
(22:01 horas) Llevo una hora trabajando en la ponencia que impartiré en Portugal en Julio y no va mal. Realmente da mucho juego el asunto de contar la relación de la cultura con las administraciones públicas, el mercantilismo cultural, el compadreo de los fondos en extinción y los no gastados, el clientelismo de algunos personajes y grupos del mundillo cultural y social, la terrible enfermedad de la cultura subvencionada y los mil recovecos con los que defraudar dinero público con la connivencia de políticos y funcionarios.
Por contra, es una delicia hablar de cómo nacen y crecen los proyectos independientes, cómo se alimentan y retroalimentan y cómo superan la mayoría de las veces a las propuestas institucionales con mucho menos dinero y casi ningún medio.
Estos colectivos alternativos e independientes contienen una verdad necesaria que hay que seguir, a pesar de la dificultad que entraña acceder a ellos.
Creo que al final saldrá una ponencia aceptable... dura y aceptable.

Sunday, May 28, 2006

Kensai


Esta mañana la he dedicado a la lectura de «De la esencia y valor de la democracia», de Hans Kelsen, y he de decir que comencé la lectura sin muchas ganas, como con la intención de mirar cuatro páginas y dejarlo, pero me he enganchado de tal forma que he rematado el libro de un hermoso tirón. Y lo primero que quiero decir es que cualquier político que tenga en su cabeza ser un servidor digno y honesto con la sociedad a la que representa, no debiera hurtarse de tener este libro en la cabecera de su cama.
Hans Kelsen hace una bella defensa del parlamentarismo democrático por comparación y por razonamiento serio, y analiza con lucidez aspectos tan interesantes como el transfuguismo, la autonomía, el populismo o el el obstruccionismo parlamentario. Propugna, además, una hermosa lógica del principio mayoritario poniéndo en valor la importancia de las minorías como opoción futura de gobierno.
Todo lo que cuento puede parecer un peñazo, pero juro que no lo es. Hans presenta en uno de sus capítulos una reflexión interesantísima sobre la «libertad», en la que analiza brillantemente dos conceptos que acuña con los nombres de «libertad natural» y «libertad social» («legalidad natural» y «legalidad social»), los define, los compara y los enfrenta para dar luz a un concepto que de por sí siempre crea graves problemas de intención y de ejecución.
Desde mi punto de vista, la propuesta de Kelsen es muy brillante, sobre todo cuando argumenta que el hombre debe rectificar a la naturaleza legislando, asumiendo, por tanto, que una sociedad inteligente debe sobreponerse al instinto para poner orden en los aspectos más descarnados y propiciar la protección de los que en el medio natural serían objeto ine ludible de selección.
El problema, como siempre, es que la teoría funciona, está muy bien engranada, pero al final falla el hombre que la aplica y la masa que lo apoya.
De llevar la teoría de Kelsen a sus máximos, estoy seguro de que tendríamos una sociedad francamente mejor, más desarrollada y mucho más imbricada en un futuro positivo para el hombre y para el medio que ocupa... pero lo veo chungo, de verdad.

Cuando acabo con el periquito Kelsen, me leo de un tirón –vaya mañana– el poemario de Mamen Somar («Interior de una sombra») y me sorprende encontrar un tono muy similar al de Belén Artuñedo, una sensación turbadora recorre todos los versos y engancha.

Creo que esta mujer escribe bien, aunque está empezando y se notan ciertos miedos que, seguro, acabarán tornándose en pura poesía. El libro encierra belleza a raudales y una sensibilidad muy destacable, una sensibilidad triste que no ahoga y que invita. Creo que con unos pequeños retoques y salvando algunas erratas de primera toma, el poemario es editable y muy digno, así que me pondré manos a la obra, haré esta tarde una lectura más detenida y hablaré con Mamen para estudiar la edición. Me encanta descubrir poetas, y Mamen me ha resuelto un poquito el vacío de las últimas semanas.

Buena mañana la de hoy, muy buena. Y tengo que agradecérsela en parte a Raúl Vacas, que me consta que ha sido responsable de la formación de esta nueva voz.

(19:02 horas) La tarde enterita para Mamen: lecturas varias, vueltas atrás, anotaciones, sorpresas agradables, intentos fallidos, versos para enmarcar, tildes traicioneras –puñeteras tildes–, algún pequeño problema de rima cacofónica, verdad, sentimiento, lubricidad, alguna falta de ritmo interno, rupturas realmente brillantes, demasiado «yo» –Felipe, entiende que es un primer intento–, alguna recurrencia, pasión incontenida... El poemario definitivamente se sostiene y casi tiene unidad. Mi decisión es firme y lo publicaré –no sin antes hacerle a Mamen unas consideraciones para que las valore–. ¡¡¡Habemus ....!!!
(20:17 horas) Tengas comuniones, bodas y bautizos que te arruinen la vida y dejen tu cuenta al pairo, y disfrutes de ellas, y te tupas a comidas de lujo mal hechas que te produzcan ardor de estómago; tengas que cumplir hasta que todo te sea devuelto en comuniones, bodas y bautizos... y te mueras gordo y feliz.... arruinado y en gracia de Dios.
(22:20 horas) No saber hacer la comida, ni la cama, ni fregar los tristes cacharros que se quejan en el fregadero; no saber lavarte la ropa ni plancharla, ni barrer el suelo de tu casa, ni poner la mesa... y menos quitarla... siempre necesitando del servicio ajeno para «parecer» y no ser nunca. ¿Lo has pensado bien? Así puedes ser mañana.
«Idealizar la realidad es justificarla». Son palabras de Kelsen que subrayé esta mañana y que releo esta noche... y yo diría que realizar los ideales es destruirlos.
Cuando las frases se vuelven del revés terminan dando juego.

Saturday, May 27, 2006

Kukusai


Ahora me doy cuenta de que toda la vida he andado buscando una columna vertebral para cada una de mis palabras y, sin embargo, sólo he logrado que se apoyen en una columna de huesos viejos y ajenos que puede desmoronarse en cualquier momento. Joan Brossa y sus «poemes visuals» consiguieron una obra bien cordada. Como última opción podría dedicarme a robarle sus vértebras para hacerlas mías.

(11:07 horas) Cuando Descartes dice en sus «Meditaciones metafísicas» que Dios podría haber previsto que el hombre no se equivocase nunca, está sometiendo a duda su entendimiento y el valor de Dios. Cuando yo pienso en alto que Dios no existe, quiero elevar una certeza del campo de la especulación –donde no debiera haber estado nunca– al de las afirmaciones taxativas. Lo malo es que esta verdad alumbra el fracaso de casi toda la humanidad y, por tanto, resulta tan poco práctica que, como mucho, debe quedarse en verdad individual y privada.
Y con esa verdad se hace daño, se hiere... pero es una verdad que quizás sea necesaria como principio revolucionario exacto: partir de la negación de Dios para mover del revés a todo el traje social, dejar con el culo al aire a los creadores de un poder tan maligno como ficticio y volver a ordenar caminos y fronteras. Ahora llega el momento de pensar en cómo sustituir o con qué esa idea espiritual que tañe fuerte y adentro de cada hombre, cómo darle un sentido tan práctico y analgésico como el que emana la idea de Dios y cómo robarle su durísmo componente de poder y sometimiento... Quien sea capaz de ver esto y de darle forma filosófica universal, quien se capaz –aún más allá– de llevarlo al terreno de la práctica social y extenderlo como norma aceptada, tendrá el mejor futuro en sus manos –ojo el mejor futuro de todos, no el propio–. Sí, hay que diluir la idea de Dios y sus consecuentes como primera fase de crecimiento positivo y hacer que los aún creyentes –casi todos– trasladen su idea de que Dios es un ajeno espiritual a que Dios es cada uno de los otros, el grupo humano mismo, los seres vivos y las cosas: humanizar a Dios, animalizarlo y cosificarlo... y luego eliminarlo como la voz antigua para rehacerlo como una voz nueva y tangible, con existencia física y palpable.

La verdad es que cuando me meto en estos temas, siento una alta incapacidad expresiva, pues mis pensamientos fluyen muy bien ordenados, hasta el punto de que lo veo todo con claridad meridiana, pero las palabras apenas saben llegar a mi boca o a mis manos.
Será mejor ir dejando retazos, pequeños apuntes indefinidos, notas básicas sobre las que poder ir elaborando mejor toda mi idea al respecto.
Lo cierto es que estamos en un momento social terrible, con una masa absolutamente mediatizada, con una clase poderosa y llena de intereses que afectan negativamente al individuo y a sus relaciones con los demás y su entorno, con un reinado de idiotas que no han aprendido aún a conocer las verdaderas prioridades del mundo y de los que lo habitamos. Esclavos del dinero y creadores de unos valores que en sí mismo son terribles contravalores, estos líderes idiotas nos acomodan en el mito y la creencia para tenernos absolutamente doblegados y, eso sí, con caritas de felicidad y postura constante de estatismo. Alimentan en nosotros una ambición constante que nos debilita y nos hace sumisos... Dios y sus sicarios... sicarios de una nada tan poderosa que a ellos les proporciona todo.

(11:56 horas) PENSAMIENTO LOCAL Y PEQUEÑO
Sitúense los bejaranos en la Plaza de España, justo donde hace unos meses se ubicaba el conocido «Bar Sol». Justo en la trasera se realizó una dura expropiación argumentando un ensanche de vía para facilitar el acceso y el tráfico hacia/desde dicha plaza. Ya situados, verán que se ha realizado el derribo del antiguo edificio y que se procederá en breve a elevar uno nuevo.
PREGUNTAS
¿Se construirá en la misma línea vertical del edificio antiguo y, por tanto, no se llevará a cabo el retranqueo a la línea de la vía trasera para proporcionar un vomitorio generoso a la Plaza de España?, ¿se construirá en altura algún piso más que los marcados por la línea horizontal de edificaciones coolindantes?, ¿terminará algún representante local siendo propietario de alguna vivienda en esa edificación? Ahora, cambien el valor inquisitivo por el asertivo y sientan la diferencia que hay entre preguntar y sufrir el mal de la arbitrariedad.

(14:24 horas) Puede existir algo sin que me pregunte por qué existe, pero entonces no existe para mí más que de una forma superficial, ya que no indago en el conocimiento de su existencia ni pertenezco a su ámbito de existencia. Este planteamiento lo hago desde una base de realidad triste, de tal forma que lo que no me plantea preguntas pierde para mí su calidad de existencia y habita en un plano de desinterés. La tristeza radica en el hombre que admite la existencia de las cosas, los sucesos y los seres y no se para a preguntarse por ellos aunque sean de vital importancia en su curso vital y emocional. Ahí es donde atisbo a ver la animalidad del hombre, en darle valor de simplicidad al suceso por pereza de pensamiento. Esto nos trae a esta conducta social que padecemos, una conducta inducida por el consumo fácil y la comodidad de tomar criterios preelaborados para ahorrarnos el trasunto reflexivo.

(22:15 horas) En el umbral de su muerte, Iván Serguéievich Turguénev se preguntaba: «¿Qué clase de persona soy? Pueden hacerme la observación de que tan siquiera me pide nadie que lo explique: de acuerdo. Pero me estoy muriendo, por Dios que me muero de verdad y ante la inminencia de la muerte parece del todo justificado el deseo de saber qué clase de pájaro he sido.
...
... he sido un hombre del todo superfluo en este mundo... Es evidente que la naturaleza no contaba con mi aparición, de manera que me trató como a un huésped al que no se ha invitado y al que no se espera...». Francamente lúcida esta calavera que tanto se parece a mí en la cubierta de su «Diario de un hombre superfluo» y que tanto coincide con mi forma de ver el mundo y de verme en el mundo. Siempre como a desmano, desubicado en cada lugar y puesto justo donde otros debieran estar. Sin hacer asonadas ni dar gritos, sin abrigar esperanzas y sin poder mover ni un ápice de lo que me rodea.
Siempre me gustó el verbo «evitar» y lo supongo como mío, pues en la práctica, en mi práctica, es un verbo de uso diario en acción –no en vocabulario–: evitar enfrentarme con alguien, evitar una mirada, un encuentro, una conversación, una sonrisa, un acto, una responsabilidad. Sí, soy un hombre superfluo que se dedica a evitar todo cuanto le llega. ¿Y qué clase de persona soy? Aunque no me veo aún en ese finiquito Turguénev, sí puedo decir que me veo fácil, buena gente en general, con ganas de meter el dedo en mil ojos y haciéndolo con mucho tiento y en voz baja, vital a ratos y mortal a temporadas, aburrido de relación, rojo por tradición, incoherente y poco práctico, iluso, preencoprético y distante con quien me produce temor o indiferencia. Quizás hablaran mejor de mí mis amigos, pero sé que no me conocen como me conozco yo, que no llegarán jamás al fondo de mis máscaras.

Friday, May 26, 2006

Ransetsu


Llegan a mis manos nuevos libros por el arte de magia del correo, y me quiero detener en uno de ellos especialmente, el libro de un solitario de Antequera con las ideas fijas y poco prácticas que yo también tengo algunos días. Agustín Porras se llama el mozo, enconado en la edición de ruina siempre, amante fiel de la literatura buena –no de la literatura práctica– y nombre con apellidos de aquel estupendo proyecto llamado «Poesía, por ejemplo» o del más cercano –y muerto– papel de redenciones «Primera piedra». Agustín Porras, el coleguita al que no veo hace siglos, me ha enviado su libro, su primer libro, después de un millón de años... y me alegro tanto, que le guardo un abrazo fuertote, uno de esos de celebración a lo grande. El libro –«Ojalá» se titula– es de Huerga y Fierro editores y da fino en el tono de un poeta bien entrenado que por fin soñó que se entregaba a la muerte, que perjura silencios y se queja de retórica o que bellamente susurra que «no hay mejor poema que haberos conocido». Merece la pena gastarse unos dólares y beber este acíbar que se vuelve dulce en la garganta.
Ah, y me acuso de haber pecado de silencio, pero no sólo con Agustín, sino con todos y cada uno de mis amigos, y que me apetece deciros que no hay penitencia posible para mi falta, pero sí excusas graves –y también pequeñas–, pues hacerse un mundo distinto cuesta una creación y mil olvidos, y yo ando en ello hace ya unos cuantos años.

Y luego un «Ya cada día es más noche», de Enrique Badosa, editado con lujo de recursos ajenos por la Fundación Jorge Guillén que dirige el colega Antonio Piedra. Y todo por «un silencio de libros cerrados» para que yo consiga decir que no está mal el lance, Badosa, nada mal.
(22:09 horas) Anoto a esta hora que acabo de abrir un sobre con un prometedor poemario de Mamen Somar, poeta nueva y perdida –y hasta quizás perdularia– a la que pienso leer con entusiasmo y dedicación. Me cae muy bien esta chica y me encanta la fuerza y el miedo de la gente que empieza. Estudiaré edición.

Thursday, May 25, 2006

Bashoo


Otra vez asuntos económicos para sacarme de quicio, asuntos económicos y telediarios hirientes con declaraciones abiertas del monigote Acebes cargando contra la emigración y apellidándola de delincuente, asuntos económicos y un huracán Zaplana devorando los restos de todos los naufragios, asuntos económicos y no saber qué hacer con Youssouph y Malick (mis «delincuentes» más queridos), asuntos económicos y el retorno de un Jedi que me habla de la esencia de Dios y de su santísima madre (Madre), asuntos económicos y todo un tratado de la utilidad para sentirme por unos minutos la calavera de don René Descartes... Asuntos económicos, asuntos políticos, asuntos morales, asuntos religiosos... mezclándose con los conocidos asuntos fisiológicos que tan amplia zona ocupan en la ciencia escatológica.

Mañana haré un viaje comercial y espero sacar de mí al mejor escritor para vender, la mejor máscara.
(15:28 horas) Lo que objetivamente está en el mundo, ¿a quién pertenece?... y lo que lleva calidad de abstracto, ¿cómo puede arbitrarse? Mi niñez fue muy feliz, y sé que ese estado se lo debo a mis padres y a mi abuela Antonia, pero mis padres y mi abuela crecieron unidos a la dificultad y, me consta, su vida junto a mí también estuvo llena de problemas. No sé si ellos fueron felices en su tiempo infantil –me temo que no demasiado, pues sus carencias eran todas–, pero supieron conseguir que yo lo fuera.
Ahora me planteo mi felicidad y percibo netamente que hace aguas. Y lo tengo todo, o por lo menos todo que creo que puede tener un hombre –hasta ambición–. ¿No debiera ser feliz aunque sólo fuera en pago a la felicidad que ellos –mis padres y mi abuela– me procuraron?
Siento la felicidad como una herencia trabajada que no debiera malgastar, y sin embargo se va difuminando sin que acierte a saber dónde está la vía de escape que produce su pérdida. Y siento que debiera dejarlo todo para trabajar sólo por mi felicidad y por saber dejársela de herencia a mis hijos. Un bien sin medida para una vida bien trabada.
Y leo retazos de este diario, entradas de hace unos meses, y me veo farragoso y siento que voy a peor, cuando no al socaire de todo lo malo que me sucede. Ya he concretado que no estoy hecho para convivir con el tipo de gente que está dentro de los percentiles sociales actuales, ya me he definido en una estupidez centrada, ya me he convencido de la inutilidad de mis pensamientos y ya dudo de mi valor en el mundo del trabajo. Hago lo que nunca quise hacer, vivo como jamás quise vivir, he repetido tramos de vida que anteriormente me hicieron sentir desgraciado sin haber aprendido nada... Ahora, ¿cómo me resum0?, ¿hacia dónde voy?, ¿qué debo hacer o deshacer?, ¿me queda tiempo?

(20:06 horas) Enredando entre mis papeles para recolectar material con el que llenar mi nuevo estudio, he recuperado hoy mi ejemplar de «Cuanto sé de mí», de Pepe Hierro, con una deliciosa dedicatoria del maestro en la entrada del libro –un rostro femenino muy griego con una ventana y un florero–. Recuerdo que Pepe lo hizo con su pluma de batalla y luego lo retocó mojando su dedo índice en la copita de chinchón que se estaba bebiendo. La dedicatoria data de 1998, año en el que pasó unos días en Béjar y pude disfrutar de su ingeniosa compañía y del entusiasmado y sentido declamar de sus versos.
Y, ya puestos en el azar del encuentro, me he leído el libro de un tirón, pues hacía un par de años que di por desaparecido este volumen y ya había olvidado casi todo su contenido –he de decir que no tengo perdón del Diablo por mi enfermiza memoria y el constante descuido que tengo con mis cosas–. Y me he reencontrado con aquel mágnífico cráneo en el recuerdo, con aquella mirada dura y entrañable hablando de las cosas y el oficio de nombrarlas («no tengo miedo nombraros / ya con vuestros nombres / cosas vivas, transitorias...»), de aquel hablar como se hablan los hombres, «conteniendo las ganas de llorar...», de sus preguntas que hoy son mías («¿qué hago yo aquí?»), de acatar la vida, de aquel dolor que fue en principio... o aquel magnífico tramo de ‘La aventura’ en el que la verdad es también la realidad: «Buscas los días. Te aferras a escenas / que son el reflejo de un sueño en la sombra de un sueño.». Maestro de la nada, Pepe, y del soneto, y del mejor jamón de Guijuelo, y del tabaco, y de la bebida blanca más peleona... Maestro de la nada que dijo para mi mal «malaventurados los que abrimos nuestros corazones». Tengo tu trazo otra vez en un lugar exacto para que seas «nada» de nuevo en los estantes de mi biblioteca. Pepe muerto y vivísimo ahora en mis manos, Pepe el de los jirones de belleza, el de los fatales jirones de belleza... Te echo de menos, tío –¿o debiera llamarte abuelo?–, enredándome para engañar a tu Lines con el penúltimo (?) cigarrillo del día y el primero de la noche.

Pepe, mientras escribo de ti, o te hablo, o no sé... un mecánico de esa capital del reino donde tú tenías letras, mesita y compañía, está dándome la vara con un ruido infernal para poner al día las máquinas de mi imprenta. Y me gustaría que compartieses ahora ese ruido generador de palabras hermosas e infumables bodrios, que rieses conmigo delante de una copa y que viéramos juntos las estampas antiguas de desnudos que guardo en una caja vieja. Y que me dieras una palabra tuya para que mi mejor offset supiera de una vez lo que es la gloria.

Wednesday, May 24, 2006

Saigyoo


Hoy me ha llegado una buena oportunidad de expresión gracias al colega Manuel Ambrosio Sánchez, que me ha invitado a dar una charla en el curso «Cultura, cooperación y desarrollo» que se celebrará en Guarda (Portugal) durante los días 3 al 7 de julio dentro del programa de cursos de verano del Centro de Estudios Ibéricos luso.
Y he escogido un tema que me llena de ganas de hablar, nada más y nada menos que intervendré bajo el título «Activismo cultural y social en los márgenes institucionales». Espero no defraudar y ser capaz de decir todo lo que debo decir. Andarán por allí Jesús Málaga, Mª Jesús Miján, Fabio Rodríguez y Nuno Júdice, un gran poeta portugués con el que hace tiempo crucé algunas cartas e intercambié materiales.
(23:01 horas) Mi discurso constante sobre la nada es pura pose, lo sé, pero me gusta fingir a la vez que creerme que manejo algo infinito con cierta soltura. Y la infinitud es incierta porque sobrepasa al saber, como la nada es incierta porque se concreta sólo en la infinitud... pero me encanta fingir que soy de la nada, que habito en la nada y que voy a la nada... y todo para sentirme presente en mí mismo, para pellizcarme y poder decir : «existo porque soy capaz de jugar con la nada y salir ileso». Y luego andarme en esas milongas de ser porque alguien te nombra o de hacer que las cosas existan porque yo las nombro. Un petulante.... eso es lo que soy, un petulante que encuentra entretenimiento en su absurda petulancia para alimentar un narcisismo inútil.
Y no sé si mis mentiras me hacen llegar al punto de poder definirme como un mitómano o sólo me quedo en la triste diletancia de la mitomanía... Sí que tengo la certeza de que mi espíritu es débil y que mi razón no alcanza la mediocridad... Un diletante pseudomitómano mediocre y de espíritu débil... nunca nadie sabrá definirme mejor.

Tuesday, May 23, 2006

Seisensui


Encuentro chulo con jóvenes del IES Ramón Olleros propiciado por Antoñito G. Turrión. Se han tirado una semana leyendo mis poemas –pobres chavales/as– y hoy me han comentado sus impresiones y yo les he contado las mías.
Este tipo de historias animan a seguir, y más cuando los chicos advierten en voz alta que mi poesía es fácil de leer y de entender. ¡Mil gracias a todos!
(15:27 horas) Me apetece escribir sobre lo que no he hecho por descarte o, simplemente, porque la vida se ha retorcido en otros caminos. Escribir de los amores y los odios pendientes, de la brasa que nunca logró encenderme, de las historias truncadas, de los libros que sólo escribí en mi cabeza y de las verdades que no me alcanzaron porque no me dejé o porque sencillamente no estaba para la verdad. Pero, ¿cómo empezar? El camino que piso, por sí solo ya agota todo mi tiempo, ¿cómo meterme en los caminos no hollados y salir ileso? Y para colmo, mi trabajo es cada día más abrasador y se encarga de nublarme la cabeza con historias prosaicas de dinero y especias... Salirme de la esclavitud por conseguir un fin y dejarme llevar por la dispersión de lo que no ha sido yo jamás, y pensar, y escribir, y sentir de otra forma.
(21:07 horas) Ser honesto contigo mismo es muy distinto a ser honesto con los demás. Y también las razones de honestidad contienen su distinción y su miseria. No es lo mismo quien por honestidad tributa horario y dedicación a su familia que quien por sentido práctico realiza el mismo cometido y lo nombra como «su honestidad». El primero siente raíz y el segundo acomoda su raíz... Sí, son pensamientos simples y difusos los que me llegan hoy, pero es que estoy absolutamente simple y difuso... y mostrarlo es bueno para verme dentro de unos días con esa distancia que me pone nitidez, porque, ¿a qué viene esta patochada de la honestidad? No lo sé, sinceramente.

Y me llamó José Luis Morante a media tarde para decirme que su crítica de «El gato sólo quería a Harry» ya había salido en el «Diario de Ávila», y para contarme además que ya estrá en la calle su edición crítica Cátedra de la poesía completa de Joan Margarit, de lo que me alegro sobremanera, por José Luis y por Joan, que son dos poetas de la hostia a los que su tiempo no está tratando como se merecen.

Monday, May 22, 2006

Igarashi


Tensión furiosa y un poco de cansancio es lo que me ha quedado del fin de semana, todo un «güiquend» dedicado a maquetar para el Festival de Blues de Castilla y León... inventando textos, sacándome fotos de artistas de la chistera o de las puñetas de mi polo Lacoste, perpetrando anuncios y colocando y descolocando logos institucionales... como si me hubiera ido a París o como si estuviera desentrañando los entresijos del pelotudo Priorato de Sión.

El relax (?) me lo di el domingo por la noche en el cine. Ángeles y yo fuimos a ver el petardo de «El código Da Vinci». La sesión de las 23 horas es mortal de la muerte si la peli es mala, y ésta lo era hasta el punto de pegar varios cabezazos en pareja.
Sinceramente, no entiendo cómo el tipo que escribió esta historia de la nada se está forrando, a no ser que estemos viviendo entre una pandilla de mingaslacias.

Y lo peor es que me jodieron la imagen de mi Amelie, deformando aquel gesto divino en una cosa afranchutada y cutrera. Purita pena negra, de verdad. Y encima yo creo que esto le hace un favorcete a la Iglesia, pues vuelve a atraer al personal con las milongas del misterio y de las preguntas para imbéciles. Juro no volver a perder mi tiempo en estas pachangadas peseteras del espiritualismo de cartón piedra. Y, sí, seguiré pensando en la Iglesia de Dios como un magnífico negocio basado en el dogmatismo de corte fascista y en los tontos de misa con la fe como un caballo.
Ellos a lo suyo, que es pedir, engañar, someter y acumular riquezas con avara actitud cristiana... y yo a lo mío, que no sé lo que es.
(23:21 horas) Existen las malas personas, me consta, malas personas a todas las horas del día, cuando hablan, cuando comen, cuando duermen... hacen el mal sin sacarle gusto, sólo por afán de venganza contra la vida que se han buscado. Son seres amargos, rasposos, vulgares... y si son mujeres es mucho peor, pues lo femenino les aporta inquina y muy mala cara –y no soy misógino por norma–. En fin, una mierda pinchá en un palo para esa gentuza que te ataca cuando menos lo esperas.

•• RECOMENDACIÓN ••

«La amada invencible (80 poemas incurables)»
Fernando Beltrán
S.B.N.: 84-96476-66-9
Editorial: Krk Año: 2006 Páginas: 184
Formato: 12 x 17 cm.
P.V.P. euros: 14.95 Cómpralo en www.paquebote.com

Fernando Beltrán (Oviedo, 1956) abre esta singular antología con un epígrafe que inaugura su poética amorosa al modo de una verdadera mitología. Su escritura se propone aquí como una especie de "viaje sin fin / a la mujer poema", figura que con diversas variantes se convertirá en leiv motiv de esta recolección paciente de palabras, para celebrar la presencia femenina como inspiradora y artífice de la pasión amorosa. El autor transita con rigor y agudeza por toda su producción desde 1980 hasta hoy, recolectando aquellos textos que cantan el amor en sus diversas formas; añade unos cuantos inéditos y busca reescribir desde un nuevo orden reflexivo ese precioso material, para entregarnos estos 80 poemas incurables. El resultado es un nuevo libro en la mejor tradición de la lírica amorosa, pero con la temperatura y el tono de una voz de principios de milenio, entre la canción de amanecida y el fragmento minimalista, entre la crónica urbana y la confesión sentimental, entre copas y recortes fotográficos de una ciudad insomne, ebria como el hombre que la habita y poderosamente apasionada. Un gozador impenitente habita en estas páginas; un auténtico "amador" que se declara rendido ante una mujer eternamente ubicua, siempre una y plural, la de mil rostros y figuras: la amada invencible´, como declara el título.
La antología está dividida en cinco secciones tituladas "Amor ciego", "Bar adentro", "La pala del amor", "Martes, miércoles, llueves..." y "Punto y amarte", que suman los ochenta poemas prometidos. En ella recopila muchos textos de sus libros editados, junto con otros nuevos e inéditos.
(De la introducción de Laura Scarano)

Saturday, May 20, 2006

Shiki


Me inquieta profundamente estar a solas delante de los dibujos de Aníbal. Los extiendo sobre la mesa de alzado de la imprenta y paseo despacio mirándolos, de la misma forma que se alza un libro a mano. Pasó una y otra vez la vista por los trazos y las manchas que un día hizo Aníbal y siento cómo su presencia invade toda la imprenta, una presencia que es como una pregunta trascendente: «¿Qué haces aquí, Felipe?, ¿para qué pierdes tu tiempo en medrar sobre lo inútil si tienes que crecer en la contemplación y en los sentimientos?»... y me siento diletante, y quiero imitar los trazos y las manchas de Aníbal, y tomo papeles y los derroto con tinta china, con acuarela y con pinturas pastel. Es inquietud y ansia, es ganas de dejarlo todo y abandonarme al trazo y a la palabra sin horarios.
Lo que está sucediendo me perturba y me impide trabajar con serenidad en la revista del VII Festival de Blues de Castilla y León, pues cada vez que me pongo al tajo, decido dejarlo en pocos minutos para volver a contemplar la obra de Aníbal. Es sábado, tengo que trabajar duro y me gustaría dedicar el día entero a mirar, dibujar y escribir para mí. No poder hacerlo consigue que me sienta desgraciado.

(23:48 horas) La tarde se me ha ido en diseños blueseros cagones y en una soledad fría que ha terminado afectando a mis riñones –la imprenta es fría en todos los sentidos si estás solo–. En el «antesdecenar» he hablado con mi familia de la política bejarana, y todos pensamos en la misma línea: todo va de mal en peor y parece que tendrá que estallar por algún lado –tiene cojones que para media horita que me pillo de relax tenga que dedicarla a asuntos de mangurrianes–. Yo veo a culpables de muchas cosas y, ojo, están por todos lados y vienen de muchas casas distintas; y que conste que estoy de acuerdo en que no hay que judicializar la política, pero fiscalizarla, sí, constantemente; fiscalizarla en lo económico y fiscalizarla en lo político, porque tan mal actúa el que roba como el que calla, y hay algunos silencios que llevan votos detrás, y son silencios de todos los colores, hasta de los que no tienen representación viva, pero tuvieron votos... en fin, que esto es una mierda pegada a un palo y me da en la naríz que vamos a tardar mucho tiempo en deshacernos de ella.
Por lo menos, aunque sólo sea eso, me gustaría que el organismo encargado de la Hacienda Pública hiciera por aquí unas investigaciones a nuestros políticos –a todos–, que les ampara la ley para proteger nuestros bienes comunes. Nada de jueces... inspectores de Hacienda con algo de mala folla es lo que nos hace falta.
Me voy al saco, que ya está bien por hoy.

Friday, May 19, 2006

Takako


Como violar a una muchacha virgen o como profanar un santuario ha sido el viaje de esta tarde junto a Antonio Garrido para visitar la casa de Aníbal Núñez. Habíamos quedado con Fernando R. de la Flor y Germán en El Pato rojo, se produjo el encuentro y, tras un café rápido, corrimos hasta la casa del poeta. Nos recibió Julia, su sobrina, que estaba con una amiga y tenía el mandato de la madre de Aníbal de vigilar nuestra visita y de anotar cuidadosamente cada uno de los objetos que nos lleváramos.

Fue entrar en otro mundo penetrar aquella puerta, entrar en los años setenta otra vez, pero en unos años setenta de hambre creativa y delicias turcas, de querer saber y tener que hacerlo de forma semiclandestina... Libros antiguos por todos los rincones, primeras ediciones, fotos deliciosas realizadas por el padre de Aníbal –uno de lo más destacados fotógrafos salmantinos–, esculturas, imágenes de un mundo extraño y tremendamente cercano, paredes y techos negros, muebles ahogados por libros y objetos infinitos.

La habitación de Aníbal aún se conserva como cuando el poeta marchó, con su trenka marrón colgada sobre la puerta, con un maravilloso desorden por mesas y anaqueles y con la cama a medio hacer; sobre ella fui extendiendo carpetas llenas de dibujos y pinturas, de escorzos femeninos y de intentos pop, de aníbales auténticos y de ensayos al más puro estilo Tapies.... La casa de un poeta, de un pintor, de un creador anárquico y sobresaliente... y yo enredando entre sus cosas, mirando el bellísimo cuadro de su madro o enfrentándome a sus ojos en una foto de perfecto corte romántico. Olía a vida, a pasión, a lucha, a rabia, a inquietud, a besos... olía a soledad... Y yo enredando entre sus cosas con ganas de gritar y sonreír, con ganas de llorar a lágrima viva por esa falta indescriptible hecha presencia física en unos gestos antiguos, en una mirada robada al tiempo o en palabras escritas con prisa y desamparo.
Hoy me he sentido muy feliz... y muy triste.
Gracias a Fernando y a Angelita, a Germán y a Julia, a Antonio Garrido.

Thursday, May 18, 2006

Sotooba


Estoy cambiando de estudio y cada día surge una sorpresa agradable, un encuentro con papeles perdidos y queridos. Entre los documentos que he movido esta mañana ha aparecido mi cuaderno de campo de Tanzania, un diario que escribí en 1999, durante mi viaje a ese país delicioso, y que en su día titulé «Días de África».

Me he pasado un par de horas repasando sus páginas y recuperando la memoria de aquella felicidad, los detalles olvidados, las risas con Yuma, con John Fabino, la triste conversación con el Dr. C. K. Mvunta, la peligrosa visita a Mto Wa Mbu, las raciones monótonas de wali rosti con carne de cebú viejo, Gorfan, el presidente Abdul Barie, el encuentro con los iraqw, con los tatooga y con los hadzabe; la escuela de Barasani, el gobernador John S. M. Hussingu, los jodidos padres espiritanos del valle de Mangola, el lago Eyasi, los masaai, los baobabs al atardecer, Ngorongoro, los chagga, el reposo en los hoteli, el «castle milk stout» de Juanito, el sabor del pombe, la reunión con los muñequiti, Tasiana cocinando un huevo de avestruz, Longuido, la luna de chesire, Karatu, el monte Meru con sus dos bocas volcánicas.... toda una experiencia que creí perdida y que he recuperado.
(19:19 horas) Si lograse vivir –aunque sólo fuera un par de meses– fuera de mi mundo imaginado, de mis fantasías, creo que podría poner un poco de orden en mis cosas terrenas... pero me resulta imposible, pues a cada circunstancia de cruda realidad que me llega sólo sé enfrentarme saliéndome de ella por el lado que para mí resulta más fácil, el de la imaginación desbordada o el del olvido. Sería bonito que desapareciese la realidad sin más, una mañana cualquiera, que desapareciese el idioma que la nombra y que todo sucediese como lo idealizo al despertarme. También estaría de puta madre que la realidad corriera por otros caminos más lógicos, con una posibilidad de futuro que llevase al bienestar del hombre y del resto de las criaturas.

(21:09 horas) Ya relajado, he vuelto a mis «Días africanos» para volver al hoteli de Gorfan, regentado por una mujer etíope bellísima, y tomarme un té caliente y una sambusa picante. Luego, salir al camino ceniciento para buscar la frontera roja de Karatu rodeado de chiquillos gritándome: «¡nzungu, sucari!, ¡nzungu, sucari!», y dejarme caer derrotado al pie del baobab florido que anuncia la salida del poblado –o la entrada–, y mirar cómo abriga la noche mis ojos mientras escucho los tambores que anuncian que empiezan los ancianos a contar sus historias. Luego, un trago de pombe mirando al Riff iluminado por una luna enorme, unos cigarros del país y soñar con la gloria de ser un africaa en todos los sentidos.

•• RECOMENDACIÓN ••

«Se está haciendo cada vez más tarde»
Antonio Tabucchi
ISBN: 8433969609
Editorial: Anagrama
Barcelona, 2002

Magnífica novela epistolar en la que parece que las cartas llegaran anticipadamente o con retraso respecto al propio mensaje que transmiten; como si los destinos de los hombres siguieran sin encontrarse y las personas se extraviaran en el laberinto de sus breves existencias. Como si la vida fuera una película perfecta, pero cuyo montaje resultara totalmente equivocado. El conjunto resulta un extraordinario recorrido por las pasiones humanas.

Wednesday, May 17, 2006

Wakaba-shuu


Confieso que no me gusta demasiado el fútbol, pero siento pasión por el Barça desde que era chiquitillo. Y vengo de ver la primera parte de la final de la copa de campeones y he decidido pasar, pues me pone muy nervioso que todo esté sujeto al fallo humano... al del árbitro. Sé que no es importante, que al lado de la dimensión que tiene el capitalismo fascista de Bush y sus sicarios, de las últimas declaraciones del «juijueputa» Aznar en el Reino Unido –afirmaba que «Europa debe ser católica y blanca»–, del hambre en el mundo y de todos los desmanes graves y mínimos de cada uno de los políticos de la Tierra.... el fútbol es una mierda miserable... pero yo aún sigo poniéndome nervioso con mi Barça. En fin... buscaré relax en el «Key to the highway» de la brutal Dinah Washington y empezaré la lectura sosegada del «Memorias de un revolucionario: Piotr Alexéivich Kropotkin» que me regaló Norio.

(21:48 horas) Estoy ahora justo donde otros se detendrán más tarde, en un lugar que no sé concretar, pero del que expulso al aire con mi volumen, y me gustaría que se quedase aquí un rescoldo de mi sombra para sumarse en otro tiempo a la sombra del que aquí se detenga para que sepa sin saberlo que estuve aquí y pensé en la inexistencia, en el ardor, en la muerte y en la vida... y que lo hice sin poder trascender, pero con enconada voluntad de saber e intentar conocerme/reconocerme.
[Me resulta imposible leer a Kropotkin en este estado de ansiedad que me ha producido el fútbol y me limito a escribir lo que aflora y a seguir escuchando a Dinah para buscar la tranquilidad que deseo.]
Y a veces dudo entre si lo que busco es claridad, hallazgos... o una oscuridad total para cerrar los ojos y decidir olvidar. Esto me sucede porque en la medida en que me llega algún destello, crece en mí una sensación de debilidad que se hace grave si persevero en la luz. Entonces me doy cuenta de que me estoy convirtiendo en un tipo obsesivo y difícil para mí mismo.
Está claro que para huir necesito rodearme de cosas entrañables, de mi gente –que es exactamente mi familia– o de mi ansiada soledad tranquila.

En fin, que acabo de decidir que me voy a tirar la noche trabajando en algunos asuntos profesionales que tengo pendientes. Es otra forma de olvidar... hasta que me llegue el sueño.
(23:41 horas) Ganó el Barça y he salido un ratito a la calle con mis hijos a celebrarlo. Nos hemos tomado un refresco a la salud del campeón y hemos disfrutado de los culés bejaranos haciendo el ganso en Plaza de España. En fin, que me ha venido una alegría pequeñita y unas ganas enormes de gritar que viva mi Barça.


•• RECOMENDACIÓN ••

WEISS, PETER
Editorial HIRU
Isbn: 8489753261
Hondarribia, 1999

Obra maestra escondida de la narrativa europea del siglo XX.
Las esperanzas revolucionarias pueden volver a tu imaginario, colega

Tuesday, May 16, 2006

Seisensui


Acabo de conocer por una llamada triste de Nieves Salvador que el activista cultural y poeta concreto José Carlos Beltrán ha fallecido en Benicarló. Un sentimiento de tristeza me ha invadido por saber que esa enconada fuerza, toda hecha de ilusión y de afectos, se ha agotado. Para Nieves va mi abrazo de solidaridad y el deseo de que aquella fuerza le sirva para superar el vacío y crecer en él.
Somos un no sin prisa, amiga Nieves, pero la nave sigue su errática singladura.
(15:48 horas) Vivir de lo que fuiste es muy distinto que vivir por lo que fuiste. En todo caso, me gusta más pensar en vivir por lo que pueda ser, dejar el camino abierto a la sorpresa, al triunfo absurdo o al fracaso. Todo lo que queda por llegar será un don que ha de gastarse con la alegría de lo inexorable y con la estupidez del orgullo por lo conseguido. Malo o bueno, el camino ha de andarse para gastarlo, no para mirar atrás.

(21:25 horas) La tarde, de morirse de buena, con paquete bomba de T. S. Norio (Braulio García Noriega) conteniendo canana literaria y medio musical y regalote de «Memorias de un revolucionario: Piotr Alexéivich Kropotkin» en una edición divina de la muerte de KRK tras y letras. Braulio, tío, me has hecho feliz. A más, a eso de las siete me llama un directivo de Loewe para pedirme disculpas por la avería que ha sufrido mi tele y para indicarme que me la cambian por una nueva último modelo... Todavía quedan empresas con algo de dignidad comercial. ¡Olé tus cojones, Loewe!... y gracias.
(22:35 horas) Ver a mi hijo Guillermo entusiasmarse con cada pequeño suceso que le toca, asombrarse de todo y reír con una felicidad que no he conocido en nadie, hace que me sienta relajado y como agotado, una sensación tan parecida al placer físico del amor que es en sí misma amor físico hacia mi hijo. Hoy me contaba que irá a Madrid el próximo viernes de excursión con el colegio... me decía: «...papá, y tengo que llevar mucha agua, que a Madrid se llega en veintidos horas o por ahí, y tres meriendas que no sean de chocolate, papa, porque en Madrid se deshace todo el chocolate, y hay que llevar chándal, papa, que en Madrid es como si fuera gimnasia... y me ha dicho Julia que no lleve mucho dinero, así que no sé si te podré traer algo...». Guillermo es aún la inocencia, la virginidad, el alma limpia... Mis otros hijos son ya otra cosa, están más influenciados por el exterior, más contaminados por el jodido mundo al que los hemos echado... son unos magníficos chicos, con las virtudes y los defectos comunes de su edad... pero se están marchando muy despacito... y eso me entristece y me aporta soledad, una soledad distinta a la que yo siempre he buscado. Por eso los quiero tan intensamente como a algo que sabes que vas a perder... los quiero y debo ir acostumbrándome muy despacito a vivir sin ellos y para ellos.
Lo que vendrá contiene el miedo.

•• RECOMENDACIÓN ••

Abraham Gragera
PRE-TEXTOS
Isbn: 8481917060
Valencia, 2005

Una primera obra poética madura, innovadora y sorprendente.
Desde mi punto de vista, Abraham es el mejor poeta de su generación y el que más proyección de futuro presenta.
Una realidad hecha de sensibilidad, plasticidad y pensamiento.

Monday, May 15, 2006

Kawabata

«Si el tubo catódico tiene vida, aún podemos salvar su televisor», son las palabras del técnico de Loewe que ha venido hasta mi casa para calibrar mi pequeño desastre y joderme la idea de pillar una tele planita de plasma a cuenta del seguro que vengo pagando religiosamente desde hace millones de años luz sin sacarle beneficio alguno. En fin, no soy un hombre de suerte material.

El día, en todo caso, ha venido cargado de proyectos nuevos, de citas, de reencuentros y de posibilidades. S. G. me ha llamado para indicarme que me darán un toque desde «El Cultural» de «E. M.» para pedirme una foto que adjuntar a una reseña de mi nuevo poemario –Dios nos coja confesados–, Antoñito Orihuela me ha confirmado que nos veremos en la feria del libro de Mérida, Santi G. Valverde me ha llamado para llenarme de afecto y caricias auditivas, Manolo –el number one de Morille– me ha invitado a participar en unas joranadas internacionales sobre Literatura en Portugal, Fernandito R. de la Flor me ha avanzado que estaré en el homenaje que la Diputación de Salamanca dispensará a Aníbal Núñez, Ignacio Sanz me ha invitado a realizar una lectura poética en Ávila y Paolo Tanganelli me ha propuesto una selección seria de poetas españoles para publicar en «Ilfilorosso» –una hermosa revista literaria calabresa– en edición bilingüe... ¿qué más puedo pedir?

(21:56 horas) No sé si la poesía en sí es capaz de justificar mi enfermiza tristeza o si soy un triste por arroparme con la poesía para quitarme el frío que son los demás. El caso es que últimamente busco la escritura como buscando soledad, no intendo arder en ella, sino esconderme en ella. Y siento un raro respeto hacia mí mismo y hacia esta opción que cada día se hace más fuerte en mí. Y no sé si es que los otros se van conformando como un infierno terrible o es que me he empeñado en encontrar un paraíso íntimo y perdido en el que acabar. Y soy capaz de hacer un drama por la forma de mi último poema o bailar a solas y a brincos por un hallazgo pequeñito. cada día soy más consciente de que sólo me importo a mí mismo y de que de ese ensimismamiento debo sacar un jugo delicioso.
¿Para qué escribo? Quizás para desescribirme... o para sobrellevarme. Soy un impotente literario.... y hasta quizás literal, y esa impotencia me encierra , me entierra y no permite que me vacíe.

•• RECOMENDACIÓN ••

«LA VIDA PUEDE SER UNA LATA»
Pedro Casariego Córdoba
Ediciones Ardora
Colección: Vanguardia Clásica
Madrid, 1994
ISBN: 84-88020-04-X

Deliciosos dibujos y magníficos poemas del tristemente desaparecido Pedro Casariego Córdoba, seguido de «Falsearé la leyenda», una recopilación de textos escritos al hilo de sus cuadros por Quico Rivas, César Antonio Molina, Nacho Fernández, José Luis Gallero, José María Parreño, Enrique Vila-Matas, Javier Arnaldo, Luisa Castro, Pedro Sorela, Clara Janés, Mercedes Monmany, Julia Castillo y Martín Casariego. Dieciocho reproducciones en color de cuadros del artista. Introducción de Antón Casariego.

Muy recomendable es la edición trilingüe –castellano, francés e inglés– sobre Pedro Casariego que acaba de editar el hermoso sello pucelano Tansonville, con una sobresaliente traducción al francés de la poeta Belén Artuñedo.

Sunday, May 14, 2006

Onitsura


Oigo como embobado el «Let it rain» de Patricia Barber mientras degusto el regalo que generosamente me hizo ayer Alberto Hernández, un libro de Pippa Hurd, titulado «Erotische Kunst», que contiene –en una edición cuidadísima de Prestel– una selección de imágenes eróticas de la historia del arte. En él me reencuentro con el mejor Balthus, ése de las adolescentes sentadas en posiciones absolutamente relajadas y sugerentes; con Tamara de Lempicka y sus desnudos contrastados, precubistas y absoltamente modernistas; con el más explícito Jean Cocteau de trazo firme y seguro o con el Tom Wesselmann que más me llega. El libro es muy similar en contenidos al «Erotica Universalis» que editó hace unos años Taschen y que reposa en los anaqueles de mi biblioteca como uno de los libros más manoseados de mi estudio.

Le agardezco a Alberto el detalle, con la consideración de que ha dado de lleno en el centro de mi gusto –¡gracias, amigo!–, pues no es demasiado conocido que llevo años coleccionando todo tipo de literatura erótica, postales, láminas y libros de artista.La pena es que mientras recogíamos unos paquetes de catálogos en la imprenta, un vecino le denunció y le pusieron una multa por mal aparcamiento que me tuvo descojonadito de risa toda la tarde, y me explico: mis historias con Alberto siempre están plagadas de una pesada manta de mala fortuna que empezó hace unos años, cuando fuimos juntos a mostar una exposición de su obra al centro cultural Federico García Lorca de Rivas Vaciamadrid –el resumen de aquello puede definirse en que el tríptico de la exposición quedó cagón de la muerte y con erratas, Alberto abolló su furgoneta y la llenó de gasolina cuando debía llenarla de gasoil, una de las mejores obras de la exposición se rompió a causa de una tormenta y, para remate, el ayuntamiento de Rivas no le pagó lo que le había asegurado–.

La siguiente exposición en la que estuve por medio, esta última que hoy se expone en Colonia (Alemania), en el Museum für Angewandte Kunst, mi imprenta se encargó de la realización del catálogo con la mala suerte de que íbamos con el tiempo pegadito a los talones y el gabinete de diseño valenciano que maquetó el catálogo tuvo un grave fallo con las imágenes, lo que retrasó cinco días la tirada. A mayores –un término que me encanta–, la empresa de transportes que debía llevar los catálogos hasta Colonia nos había asegurado que los entregaría en 96 horas y la realidad fue de casi 190 horas para la entrega, lo que hizo que todo el mundo se pusiera muy nervioso... Los catálogos llegaron justo unas horas antes de la inauguración.... y todo se remata con que cuando Alberto viene relajadito a buscar sus catálogos a la imprenta, un sábado por la tarde, sin gente por la calle, sin tráfico... un payasín le denuncia y la poli –que en Béjar no multa casi nunca a nadie– le pone un multazo por estar cargando unas cajas en su coche... para llorar... o para reírse como yo lo hago.

En fin, que terminamos viendo juntos –estaba con nosotros Luisito Hernández– el DVD que se ha realizado para la exposición, que bajo el título «Malen im Feuer/Pintando con fuego» presenta el proceso de creación y la técnica que utiliza Alberto Hernández para realizar sus hermosas cerámicas murales. Francamente me gustó, y me emocionó que ese DVD aunara a la obra de Alberto la música de mi gran hermano Diego Fernández Magdaleno y mi propia palabra... un gustito, de verdad.
(12:28 horas) Me gustaría deshacerme de un montón de aspectos de mi carácter que no me gustan, matar un poco a mi yo, como un pequeño suicidio... pero eliminar esos aspectos no supone que crezcan en mí sus contrarios, que son los que necesito... pero si dejo de dudar, de sentir conmiseración por los demás y por mí mismo, si aprendo a decir ese «no» taxativo que tanto echo de menos... ¿seré yo?

(13:31 horas) Me encanta que otros le den su vida a la patria o a Dios mientras yo descanso, pero quiero precisar que me refiero a los que le dan su vida a la patria o a Dios por convencimiento y por doblada voluntad... ellos me hacen descansar por su errada mirada al mundo... Otra cosa son los los que hierven en su egoísmo y no se sacan de la boca ni a la patria ni a Dios... a esos los temo y son los que me nublan el descanso... Y hay tantos... quieren tener la muerte también, y como bien dijo Borges, «tenerla toda».

•• RECOMENDACIÓN ••

«Así habló Zaratustra»
Friedrich Wilhelm Nietzsche
No está mal la edición de Edimit libros
Colección Obras Selectas
pero hay muchas ediciones de este título

Nietzsche toma la voz de Zaratustra (Zoroastro) para hablar de una nueva moral y de la creación de valores nuevos y distintos. No te comerás ni una sola palabra, seguro, pues todas son deliciosamente importantes