Tuesday, June 30, 2009

Noveno día [ya tengo novena, como la Virgen].


Manda huevos que en la medida en que baja la insistencia del dolor, llega el malestar producido por los jodidos medicamentos... mareos, vómitos, rarísima sensación de sueño constante, estreñimiento, desgana, agotamiento de no hacer nada... y esta incomodidad postural que me hace estar como un culillo de mal asiento.
Hoy dejaré del todo las medicinas pase lo que pase, pues prefiero manejar mis dolorcillos con lucidez que andar como un ser de ultratumba –y sin rendir–. Lo mejor del día es que ya tengo novena, ja, ja, ja... yo, que fui nombrado en su día patrono de honor [ya casi no me quedan títulos para igualarme con la Virgen del pueblo].
De lo mejor –dentro de la vorágine en la que estoy metidito esta semana... demasiados asuntos a los que atender– la lectura del nuevo libro que recibí ayer de Galaxia Gutemberg: “Pájaro relojero”, una antología de poetas centroamericanos seleccionada por Mario Campaña... en ella me encontrado a poetas que ya conocía y me gustaban, como Roque Dalton, Ernesto Cardenal, José Coronel Urtecho o Carlos Martínez Rivas... y voces que para mí resultan nuevas, por desconocidas, y realmente rechulas, como Salomón de la Selva, Luis Carzona, Pablo Antonio Cuadra, Joaquín Pasos, Otto-Raúl González, Ernesto Mejía o Claribel Alegría, entre otros. La verdad es que me he devorado el libro entero en ratinines sueltos y con auténticas ganas de descubrir –y he descubierto– para luego sumar esas improntas a mis escritos –cuando quieran volver a aflorar, que ahora estoy cocoricó para esto de la escritura-. La verdad es que ando un poco nerviosete con Voces del Extremo, valorando cómo saldrá el asunto, cómo se comportarán los poetas y cómo responderá la gente de Béjar. He trabajado bastante en este asunto durante los dos últimos meses y ya voy teniendo ganitas de verle el fin al asunto.
Mañana he quedado con la buena de Ángela para colgar las exposiciones -a ver cómo me responden la espalda y el costado- y hoy he hablado un ratito con María Rosa y parece que todo está más o menos bien trabado. Sé que desde hoy hasta el viernes se me harán los días largos de cojones, y sé también que el encuentro pasará en un soplo –siempre es así–. Espero que la gente que venga por primera vez a Béjar, se enamore del entorno y quiera volver... así tendré más visitas.

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Y que dejo aquí un enlace con un trailer del corto que está rematando ya el realizador argentino Ariel Luque sobre unos poemas míos. Yo soy la voz en off... qué risa.
Un abrazo fuerte, amigo Ariel... está quedando chuli y me muero por verlo enterito. Gracias, amigo.

http://arielluque.blogspot.com/2009/06/realidad-poetica-trailer.html

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Realidad poética (trailer) from ariel luque on Vimeo.

Encantado y cabreado [octavo día y mejorando].


Encantado estoy porque acaban de enviarme un enlace sobre la movida literaria que se desarrolla en Malasaña durante la feria del libro madrileña. Una de las actividades consiste en algo hermoso que se llama así: “Los títulos que debieras leer según los libreros del barrio”... y resulta que me encuentro nombrado con mi librito “No pasa nada si a mí no me pasa nada” junto a Javier Corcobado y su “Yo quisiera ser un perro”... jo, esto me gusta mucho, me da vidilla y me pone ganitas, pues no hay nada mejor para el que escribe que alguien entienda que debe ser leído y lo recomiende. Chuli, ¿no?
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Ya van ocho días de dolor cabroncete y la cosina va cediendo poco a poco... me tranquiliza mucho saber que tengo a Ángela Asegurado atando los últimos nudos del encuentro de escritores [es una mujer estupenda en todo lo que se refiera a gestión , seriedad y trabajo] y que Concha, Luis y Josetxo tienen en sus manos fiables todo el asunto de la exposición de mandiles artísticos... otro asunto es el de los escritores tomados uno a uno... dan mucha guerra y algunos piden imposibles o tonterías que llegan a cabrearme y a sacarme de quicio. En próximas convocatorias, si es que llegan, procuraré hacer un grupo de gente asentada y con la cabeza bien amueblada, gente que entienda lo costoso que resulta llegar a conseguir fondos y confianza de las instituciones para sacar los proyectos adelante... en fin, ya que me tiré al agua, nadaré hasta la próxima costa como pueda... y luego la gente de aquí [alguna gente de aquí, mejor dicho]... vaya personal de tropa, vaya pandilla de mentes estrechas, vaya manojito de adocenados... este pueblo necesita una reflexión en voz alta y alguna boca que le diga a cada uno lo que es y lo que hace... me molesta mucho el afán destructivo del bejarano, el odio con el que arremete contra asuntos de los que no tiene ni puñetera idea, ni de lo que van, ni de lo que suponen... pero hace tiempo que me prometí no entrar a esos trapos y sigo creyendo que es lo mejor... aunque eso no quita para que me sienta vejado e insultado por voces anónimas a las que dan pábulo medios que lo permiten todo con tal de conseguir su absurdo espacio abierto con trencitas de falsa libertad. La verdad es que a uno le dan ganas a veces de largarse de esta tierra [aunque nunca lo haré, para disgusto de esa pandilla de hienas revenidas]...
Hace un par de días me decía una amiga que tiene que ir arreglando por ahí cada cosa que yo estropeo con mis palabras y con mis escritos, y yo creo que eso no es bueno, ni mi amiga tiene razón en el término “arreglar”. Yo digo cómo me va y de qué forma soy tratado, y eso no admite arreglos ni formas templadas... que creo que al que es una mierda hay que decírselo de cara y con claridad meridiana.
Ya sé que en este pueblo hay mucha gente que no me quiere... pues que les den bien por el culo, no te digo... en todo caso, podemos compararnos por los hechos tangibles y quizás cada uno empiece poquito a poco a encontrar su sitio.
La nave va... pues que sigan ladrando, coño.

Sunday, June 28, 2009

Massage [séptimo día].



Soy un gualdrapa y estoy hecho un gualdrapa [en el sentido de andrajo... se entienda] y no me gusta nada eso de que me soben, y menos con fines terapéuticos... y además tengo un amigo grande [en todos los sentidos] que se llama José Luis García y al que yo llamo Joselín, que tiene un gimnasio [el Gimnasio Colón, mi favorito de siempre] y unas manos de amasar que son dignas de Mateo Hernández o del mismito Alberto H. El caso es que Joselín lleva persiguiéndome desde el lunes para que me ponga en sus manos y me deje masajear [y yo que nones]. El jueves vino a buscarme a la imprenta a media tarde y consiguió convencerme para que le acompañase [y la verdad es que sentí bastante mejoría en mi lado malito]. A pesar del estupendo estado en el que me dejó Joselín con su masaje, sus descargas eléctricas y sus parches, me juré no volver a enseñarle en culete, porque yo soy así de chulito y bastante cabezón... el caso es que hoy, domingo, volví a levantarme con dolores y me vine a hasta mi estudio como un nazareno de andar por casa. A eso de las doce y media comenzaron a golpear en la puerta y salí a abrir... era el buenazo de Joselín que venía a convencerme para recibir otro masaje... es tan buen tío y se preocupa tanto por mí, que no tuve otra opción que acceder y acompañarle hasta el gimnasio.
Me tumbó, me magreó con aceites todo lo que le vino en gana [yo me sentía estupendamente] y, para que me sintiera cómodo, que me conoce mucho, me puso un cenicero en una silla, me encendió un cigarrito [al ser domingo y estar solos en el local, hizo conmigo esa excepción fumera] y me sacó una Pepsi fría con pajita para que fuera sorbiendo mientras él se hacía a golpes y blupblupses con la zona contracturada [aquello merecía una foto para recordar la ocasión]. Cuando terminó, me puso un parche color carne siguiendo la línea de mi columna y me escribió en él una dedicatoria [debo ser el único ser de la Tierra con un parche de espalda dedicado por el gran Joselín]. El caso es que cuando me levanté de la camilla, después de una hora larga de masaje [mi colega sudó de tanta fuerza puesta en el asunto], podía caminar derecho con solo una leve sombra del dolor que me llevaba comiendo en el lomillo desde que me levanté de la cama.
Lo mejor de todo, sin darle muchas vueltas, es que sé que tengo amigos estupendos que me quieren un montón y que piensan en mí hasta el punto de venir a buscarme a mi estudio en día festivo para darle solución a estos dolorcillos cabrones que me pinchan, amigos que no miden más que en clave de afecto, amigos a los que debo corresponder siempre porque se lo merecen.
El resumen es que me reí mucho mientras me masajeaba Joselín [le recriminé no haberse traído el slip de leopardo para celebrar tal evento masajero] y charlamos del mundo y sus zoroladas fumando un cigarrito y bebiendo un resfresquín... y que quedé renuevo hasta que vuelva a ponerme reviejino.
Mil gracias, amigo Joselín... eres un colega de los grandes.




Saturday, June 27, 2009

Sexto día de momia... o mi primer masaje no erótico.




El bueno de Joselín me convenció a última hora de ayer para darme un masaje de espalda, ponerme unas corrientes y darme una sesión de rayos ultranosequé... yo iba un poco acojonadillo, pues me imaginaba al amigo con slip de leopardo y marcando paquete... pero no, fue muy profesional y aseguro que de la hora de masaje salí bastante calmado y con cierta sensación de mejoría. Luego me puso unos parches en la espalda que hacen que parezca que me he tatuado un diapasón... y que me metí dos pastillazos y pillé cama para dormir, por primera vez desde el lunes, toda la noche del tirón.
Levantarme de la cama por la mañana volvió a ser jodido, aunque un poquito menos, y ducharme fue algo más fácil [ya he podido frotarme con energía y con jabón todas mis partes sudorras]. Y salía la calle, pues no soy tipo de pasar las enfermedades en casa... siempre me tiro a la calle para sentirme mejor [y me siento mejor] y tuve dos pequeñas crisis... la primera fue que me quedé trabado como cinco minutos en el centro de la calle de Las Armas, por lo que paré el tráfico hasta que arranqué [la gente es amable y entendió la situación con sonrisas]... y luego tardé como diez minutos en abrir la imprenta a unos clientes que llamaban como energúmenos a la puerta [y es que no atinaba a levantarme de la silla para ir a abrir la puerta]... les expliqué lo que me sucedía y se calmaron... porque el primer momento fue de cabreo absoluto.
El resto del día lo llevo más o menos bien, destacando que estuve tomando un mostito con Concha y su amigo Ángel [un tipo del mundo del teatro que me ha caído estupendamente] y que despaché un buen rato con Paquito M., que el pobre anda abrasado con mil asuntos feos traídos siempre de las manos de esos bejaranos mamones que solo aprendieron a joder a los demás.
Ya tranquilo en mi estudio, sentado entre cojines, me dediqué a ver obra de pintores del siglo XX. disfruté con los desnudos femeninos de Patricia Watwood, con la chica desnuda mirando por una ventana de Edward Hopper, con la sorpresa de piel blanca de Warren B. Davis, con el neodadaísmo del Movimiento Zero, con las cosillas de Rauschenberg, con la abstracción de Kenneth Noland y el pop de Roy Lichtenstein, con el postmodernismo Basquiat y los enredos Haring, con el fauvismo de Diego López Granados, con el expresionismo de Heckel, Ensor, Nolde o Max Beckmann... y de la pintura a la poesía otra vez, otra vez, otra vez... y me quedé esta vez con un librito coordinado por Agustín Porras [“Cuatro gatos”] que contiene poemas de Ángel Guinda, Javier Salvago, Lorenzo Martín del Burgo y María Antonia Ortega... y pasé un buen rato, a pesar de que a la altura del poema “Nada importa nada”, de J. Salvago, me dio un mareíto y tuve que salir a respirar hondo hasta que se me pasó un poquitillo.

22:13 HORAS: El mareo fue a más y resultó ser fruto de la puñetera ingesta de Myolastan 50. Salí a que me diera el aire un poquitillo y en media horita volví a estar como nuevo. Este psicotrópico lo va a tomar su madre. Prefiero que me duela, coño.


Friday, June 26, 2009

Cuarto día de dolor... o sigo vivo y ya es bastante.



Me descojono de mi incapacidad ahora que la noto presente, oye, que quiero pillar el vaso de la mesa y no me llega el brazo [porque el jodido brazo tira de cintura], que no puedo calzarme si no es haciendo magia con los pies, que me resulta imposible subirme los gayumbos y los pantalones, que ducharme es como un espectáculo de danza moderna [yo en pelotas –muy moderno– y haciendo el robocop –muy de danza–], que intentar pillar un libro que esté en un anaquel por encima de mis hombros es tarea titánica... y a ratos me imagino lo que sería follar en estas condiciones [debe ser placentero para el contrario del combate cuando me da el latigazo y hago un movimiento espasmódico... lástima no probarlo, coño]... y que me sigue dando la risa junto al dolor... y que cuando me calma la cosa, me siento más vivo que nunca, más consciente de todas mis potencias y sus usos, oye, que me quiero como más.
Y se me va la olla allí donde aún hay hombres que en vez de carne y huesos [son palabras del maestro Oliverio] tienen letras, acentos, consonantes, vocales...
Y me quedo como recién cubierto, y soy el hueso blanco en este caldo de sudor, mientras pienso en una espiral de Alberto puesta a secar al sol... o en un árbol de luz que cuando lo acaricio me susurra: ‘más abajo... más abajo’... o en la ortiga puesta en la piel... o en el puro milagro de tu pelo tronzándome los ojos... o en poder agacharme y acariciar la tierra como si fuera tu vientre...
Vivir... unos años, unos meses, unos días... ¿para qué preguntarme cuánto y cómo?... si estoy vivo porque tengo este dolor cabrón para recordármelo cada segundo del día... ‘estás vivo, viejo... ¿a que jode?’... y yo me hago el sordete porque me gusta estar vivo aunque me joda, no ser la piedra eterna, pero sí un rocío de días pendientes en los que ser la gracia dentro de cada hueco...
Vivir para que me ciegue un cuerpo y se desoxiden todos mis engranajes o para dejarme llevar por una inercia de olor suave... ¡vivir!... ¡qué palabra!...
Y, sí, sé hacer comidas y hacer camas, Sinda; aunque con esta tortícolis de cintura he quedado exento... pero plancho mal, porque me jode mucho la plancha; y tiendo mal, porque no me gusta tender; y no sé hacer ñampas caseritas, como arreglar un enchufe o ponerle un perno a una puerta, porque las he odiado siempre... también sé barrer y fregar [aunque ahora le voy a pillar manía a esas tareas, pues son las que me tienen exento y casi griego de pura estatua]... y corto las uñas de los pies que ni te imaginas [pregunta en mi casa, que siempre tengo cola]... no ves, tontita, que en casa tenemos los horarios cambiados y llevamos ya muchos años con reparto de roles... o haces las cosas o los críos no comen y no duermen bien... oye, y también se me da de puta madre lo de taxista [lo hago a diario varias veces] y también ir de compras con mis hijos, porque soy rápido, no me apuro en los gastos y siempre les doy casi toda la razón en sus gustos.
Ahora bien... me encantaría no hacer ninguna de esas cosas, ni la comida, ni las camas, ni cortar las uñas, ni las compras... y lo que menos, pues lo de taxista diario gratuito.
En fin, que me voy a largar a pillar cama, que ahora me molesta la pierna izquierda hasta sentado... y eso a pesar de que ya me he tomado tres pastillazos...
Ah, y que no tengo vértigos... eso me faltaba, coño... solo siento el vértigo de levantarme de la silla, la cama o el sofá... pero es un vértigo más bien literario... la verdad es que me paso el día sonriendo y poniendo a la vez caritas raras, esas caras de concentración que se ponen cuando buscas el punto de no dolor en un giro o en un paso.

QUINTO DÍA... ME ACOSTUMBRO A ESTAR DOBLAÍNO.

Me cago en la puta noche que he pasado, que estaba en la camina como de cuerpo presente, más rígido que una pieza de corrugado y con un dolor constante y focalizado que se multiplicaba geométricamente con la falta de luz... ha sido la noche más larga de mi puta vida, coño... con la amanecida me levanté como pude [como una hora he tardado en salir de la cama] y me quedé desnudo y paralizado frente a la ducha [no podía dar el paso preciso para entrar bajo el agua y empecé a ciscarme en todo lo que se me ocurría... y en voz alta]... y pasé el trago mientras me autoconvencía de que debía pasar por urgencias. Desayuné haciendo unos tiki-takas de cintura y me bajé al hospital medio haciéndole un homenaje al desaparecido Michael Jackson [oye, igualito]... y que me atendieron rápido y me mandaron al segundo piso a hacerme unas placas. Subí como pude y la amable enfermera de rayos me dijo que me desvistiese... y yo le contesté que de esos cojones nada, que me había llevado una horita ponerme la ropa... y me dejó quedarme con la ropina medioi subida... luego me dijo que me tumbase... je, je... se dice así de fácil... el caso es que acabé tumbado y me hicieron las placas y se las bajé al médico de urgencias.
Al verlas, lo primero que me dijo es que tengo un principio de artrosis en cuatro vértebras a las que les ha crecido lo que él llamó un ‘pico de loro’... hostia, tú, que se veía con claridad meriadiana lo del pico de los cojones... y luego me detectó una contractura de caballo [a mí me hubiera gustado que fuera de oso, pero en fin] a base de darme golpecitos con ese sonsonete del ¿duele?... ¿duele?... ¿duele?... pues claro que duele, coño... y me calzó un banderillazo en el culete que no me hizo daño a la primera, pero que luego me dejó la nalga izquierda como dispersa, que la pobre no sabía si le jodía más el dolor natural o el banderillazo artificial... y me recetó Myolastan 50, que me ha dicho que me va a dejar grogui cuando lo tome, y Zaldiar 325, que me ha dicho que seguro que me mareo cuando lo ingeste... así que creo que no me tomaré nada y que me den por saco.
La verdad es que lo que más me ha jodido es ese anuncio de artrosis... esa es una de las razones por las que no me gusta nada ir al médico... siempre te sacan más cosas de las crees que tienes, y eso jode, a mí por lo menos.
Y ahora estoy sentadino en mi estudio, como esperando a que pase algo, quietín y medio mamarrón... no me jodas... artritis... casi prefería dismenorrea... pero en fin...
Y luego me llamó el amiguete Javier Seco para colaborar con SBQ, y Angelita para cerrar asuntos del encuentro de escritores, y el tipo del seguro del coche para que le soltase la gallina, y el amiguito Fabio para ofrecerme –como siempre– todo su afecto, y unos cuantos escritores que no se enteran de lo que vale un peine, y el amigacho hermoso Elías Moro lamentándose de que no pueda venir para esta tirada Ángel Petisme, y Andresillo Vaquero para una historia de prácticas imprenteras, y Paquito M. para una movida nueva... y me cansé de estar sentado y no había forma humana de levantarme de la puñetera silla.

Dejo aquí un detalle de mi desnudo integral de hoy con indicación de mi artritis con formita de "pico de loro"... qué mayor voy, coño:



Thursday, June 25, 2009

Creer no es razonable... créeme [tercer día con pinzamientito].


“Creer no es razonable... créeme”... oye, que me salió de pronto este aforismo, justo entre medias de uno de estos jodidos levantarmes de la silla. Parece que vuelvo a estar brillante a pesar de las cuitas de este tiempo de nones [algunos lo llaman mimosería... lo será].
Veamos...
Hay un vértigo de estatua en este dolor mío, un vértigo que pide siesta y longitud, colmenas y pechos como calabazas amarillas para ser mirados. Pestañear no duele, aunque sí algunas miradas de soslayo a lo que dicen mundo... hoy vi una muerte trágica en Irán, unos jóvenes ojos perdiendo su horizonte y un vómito de sangre.
No soy nada, pero siento el dolor, con sus agujas, de esta enfermedad levísima que me amarra en latidos de látigo y me deja como disecado en el lugar más absurdo. Es divertido verme en este rito de mantis religiosa, medio circuncidado –imagino que los recién circuncisos caminan como yo lo hago hoy–, con algo de piedra o de ladera esperando a que la hiedra suba... cojones, si hasta encender un cigarrillo me hace mella y tengo que buscar los engranajes de esta necrópolis personal de huesos...
En fin, que doy risa, que da risa verme como engusanado y perrete, ensalivando cada palabra a pronunciar, midiendo con los ojos cada movimientito, calculando el giro chiquitín de los trocantes y sintiendo cómo se van viniendo abajo los pantalones sin poder hacer nada al respecto [aviso que perdí cinco kilos en los dos últimos meses y pierdo en resbalones de cintura lo que en ella debiera sujetarse], coño, que me voy a quedar en gayumbos de cuadritos en medio de la rúe... y que parezco un páramo, aunque estoy sensitivo y un poquito faltón, y que no aguanto que me digan eso de ‘ve al médico’ o ‘tómate pupitatrozem antes de cada comida’, y que llevo dos corchos en los bolsillos porque me lo ha dicho Isabel [la señora uruguaya que cuida a Ángel] y creo más en ese chamanismo latinero que en la química inorgánica y en el desnudo de Amanda Lear... ¿sera esto un shock o solo que me encuentro sincopado?... ja, pero no dejo de pensar en vertientes y en frotes, en caricias y lametones, en espejismos de labios y en sofocos... y es que uno es eréctil y retráctil, y aunque se note corcho, siempre le sale el lastre del nido encarnado y las corolas calientes... mmm... y vinieron mi You y su Sandrita a cortarme el rollo [‘Felipe... yo quiero poner nombre... Felipe Mohamed... yo quiero así... tú dime...’... me cargo yo a este negro antes del matrimonio]... y me marché hasta casa para tumbarme un ratito a ver el fútbol... pues no... llamó Malick... ‘Felipe... que quiero comprar coche... está muy bueno... pero quiero que tú veas y me digas... ya vio Paco, ¿eh?, y dice que está bueno...’. Y yo, que no tengo ni puta idea de coches, a levantarme con polea del sofá, a volver a montar en el coche como un hombre de Orce y a buscar a Malick para que me enseñe esa joya. Llego. Encuentro a Malick nerviosete y sonriente y me enseña un Renault blanco más viejo que la Tana... ‘está bueno, ¿eh, Felipe?’... ‘tú sí que estás bueno’ –le dije yo–, y me llevó junto a un rumano delgadino que hablaba de dos coches en venta que estaban aparcados en la calle y que decía: ‘ojo, eh, yo no digo coche esté bueno, eh, yo solo doy llaves y tu pruebas y decides... todos papeles en regla, eh, ITV y eso, ¿sabe tú?, ¿no? Todo legal, todo bien sin problema...’ y me daba la risa mientras se me saltaban las lágrimas de la última puñalada en la cintura...
Le recomendé a Malick que hablase con un amigo mecánico para que lo vea y le diga si hace buena compra [le pide el rumanín delgaíno 600 €] y salí por patas a buscar de nuevo el cobijo de mi sofá.
¿Para qué coño querrá el Maliquito un coche?... yo qué sé. Será mejor no hacerse preguntas tontas.
Y vuelvo al piporro vértigo de estatua, a la longitud, a ese estado taxidérmico en el que no soy nada porque no me duele nada.
Me estoy quietino... je, je... así no duele.

Wednesday, June 24, 2009

Hay muertes que duelen más, aunque son lo mismo.


Entre el dolor cabrón y risero de mi lumbalgia, o mi pinzamiento, o mi ciática... que duele igual se llame como se llame... recibí llamada angustiada desde casa con la triste noticia de que había fallecido la hermana de mi amiga Elenita, la esposa de Gerardo. Debía tener unos cincuenta y tres o cincuenta y cuatro años y siempre fue una belleza de las de verdad, una criatura como nacida para ser contemplada. Pillé el coche como pude –lo de montar en el auto lo tengo muy complicado por la cantidad de retorcimientos que tengo que ensayar hasta que encuentro el puntito de subir– y me fui hasta la iglesia de Montemario, donde se celebraban unas exequias rápidas y casi anónimas. Allí pude ver a mis amigos destrozados por la tragedia y no supe más que besarlos y abrazarlos con fuerza para que supieran de mi apoyo incondicional y de mi enorme sentimiento de tristeza.
Volví a casa tristísimo y bastante dolorido, y no se me ocurrió otra cosa que tumbarme un ratito en el sofá... ¡vaya idea más cabrona!, que tardé más de media hora en poder levantarme desde que acometí tal tarea... así que decidí cuidarme –solo lo decido cuando me veo jodido de verdad o, como es el caso, cuando al día siguiente tengo trabajo físico y mi entendimiento grosero me indica que no podré desarrollarlo si no hago algo al respecto– y tomé las medidas pertinentes para pillar un proceso positivo que me permita los movimientos comunes.
La verdad es que en el fondo me jode un puntito tomar medicinas [entre otras cosas porque no respeto nada a la profesión médica no especializada –ya lo sé, soy un cabezón, pero soy así–, que me pasé seis años de mi vida conviviendo con estudiantes de Medicina que hoy son médicos conocidos, y la experiencia me dicta que a veces es mejor pasar los dolorcillos a solas y apretando el culete que pasar por su repaso al vademecum –asunto que puedo hacer yo por mi cuentita–]...
Dormí fatal, con el temor de cada una de las punzadas que habrían de llegar al más leve movimiento, y me desperté hecho unos zorros [casi tres cuartos de hora tardé en alejarme de la cama]. la ducha fue un martirio delicioso y no cuento nada de cómo logré vestirme. Y me vine al curro –que nunca he faltado al curro por enfermedad–, y aquí estoy, entre ayes y tacos gordísimos.
¡Vaya Mierda!
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Y busco los poemas de Blanca Varela, una poetisa muy de mi gusto, sobre todo cuando pilla el mismo tono que mi Belencita [a veces las confundo cuando las leo].
Dejo aquí uno de los poemas que mejor se adapta hoy a mi cuerpo:

Curriculum vitae

digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.

Tuesday, June 23, 2009

Recibí paquetito de Oliverio.


Fue la fiestita de final de curso en el colegio de los críos y, como miembro activo del AMPA, me toco hacer labores de reparto de bandejitas y limpieza de patio [el personal paterno piensa que por no estar en la directiva de la asociación de padres, los que sí estamos tenemos que ser servidores humillados... vamos, que nadie echa una jodida mano ni para quitar la basura que dejan a sus pies ni, siquiera, para hacer el gesto de tirar sus deshechos a los contenedores puestos al caso]. La cosa es que no pude participar en la preparación de la merienda [cortando chorizo, queso y haciendo la sangría fresquita] porque coincidía con mi horario de curro, y eché el resto en repartir bandejas de embutido entre los asistentes, llenar vasos de Fanta a los críos sedientos, barrer el patio, retirar las mesas y tirar las bolsas de basura al contenedor. Y me quebré, je, je... me caixo en Soria... me quebré como un arbolito tronzado y hoy tengo un ataque severo de ciática que me hace reír de dolor cada vez que intento un movimiento que cambie el sentido de mis engranajes.
Así y todo, que ya me vale, sigo atendiendo las cuitas de los poetas que van a venir a Béjar –dan más guerra que mis hijos, que ya es decir– y me cabreo como un mandril cada doce minutos por tanta tontería junta.
Y de pronto, a eso de las doce del mediodía, me llegó el cartero con un paquetito de Oliverio Girondo... sí, como lo cuento... un paquetito con el siguiente remite: “Oliverio Girondo. C/. Caminito, 23 - Planta baja. Buenos Aires 07370. Argentina”. Lo abrí con un interrogante colgado en las orejas/ojeras y... ¿qué contenía?... coño, pues un paquete de Chesterfield con versitos Girondo en las manchetas de “Las autoridades sanitarias advierten...”. Me hizo sonreír [y también me hizo pensar en otro día más fumando, que ya está la cosa chunga para conseguir tabaco].
Me encantó la sorpresa, amigo “Oliverio”. De estos detallazos uno saca conclusiones molonas que le hacen sonreír y hasta le ponen piporro el rodillar y las rabadetas.
¡Gracias!, ¡mil gracias!... que me ha arreglado el día el paquetito y como que me duele menos este haz de latigazos riñoneros cabrones.
Y me llegué a casa para hacer los macarrones con tomate y carne picada como a saltitos, apoyándome en todas las esquinitas salvadoras para amagar el dolorcete... e hice las camas medio jugando a la rayuela [me dejé caer en una de ellas y para levantarme parecía un trapecista con muñequeras], puse la mesa, rallé el queso, comimos mis dos chicos y yo –mmm, qué rico...–, quité la mesa, fregué los cacharos y me volví corriendito a la imprenta para ver si soy capaz de darle hoy fin a la revista bluesera [subir y bajar del coche fue la rehostia, que parecía el científico ése de la cabecita torcida]... y al llegar, caí en la cuenta de que se me había olvidado que tengo que preparar todo el tema de sonorización para los conciertos de Voces del Extremo, así que hice las llamaditas pertinentes mientras tenía en mente las palabras justas que Paco Ortega me lanzó por mail y teléfono: “... Por lo tanto me imagino que tendrás controlado el equipo de sonido y la iluminación. Recuerda que los cantantes queremos siempre reverb... Si necesitas raider o ayuda me la pides...”.
Y yo qué sé, Paquito, de reverb y raider, coño... habrá lo que haya y tiraremos adelante sin más...
Así que aquí me quedo, con mi doblez de cuerpo generando carcajaditas de dolor... no sé por qué me río cuando me dan los latigazos, pero juro que me descojono.

Monday, June 22, 2009

Poema al Príncipe.

Eché media horita a leer a Pier Paolo, exactamente el librito "La religión de mi tiempo". Es verdaderamente extraordinario, sí, verdaderamente extraordinario.

Poema Al Príncipe

Si regresa el sol, si cae la tarde,
si la noche tiene un sabor de noches futuras,
si una siesta de lluvia parece regresar
de tiempos demasiado amados y jamás poseídos del todo,
ya no encuentro felicidad ni en gozar ni en sufrir por ello:
ya no siento delante de mí toda la vida…
Para ser poetas hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
para que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerte
que se viene encima, en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano
que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.

Pier Paolo Pasolini

Sunday, June 21, 2009

Comulga algo sólido.




Fue una vorágine, una locura en progresión geométrica, un éxtasis que me tuvo atareado todo el sábado en un frenesí que no recordaba... toda la tensión que se había acumulado en mí durante la última semana, salió ayer como un chorro potente y delicioso.
Había encontrado un ejemplar de “Camino” y mi cabeza roló hacia esas islas necesarias en las que uno se bebe el océano entero. Olvidé el prosaísmo de los asuntos diarios y me puse a darle vueltas al librito... se me ocurrían muchas cosas, demasiadas... pero yo quería hacer en el libro una intervención absolutamente indecente, una de esas intervenciones que te dejan blandito de placer y sacan toda la mierda que llevas.
Después de valorar cada una de mis ocurrencias, caí en la cuenta de aquello de que “Dios está en todas partes”... me dije... también estará en las mías... y en las de los demás, coño... y enseguida se me vino a la cabeza lo que ya es título de este tuneo: “Comulga algo sólido”.
Y todo llegó rodado... “partes”... “comunión”... “intervención indecente”... ¿qué mejor imagen para aglutinarlo todo que una felación?... pues al curro.
Busqué cientos de felaciones en la red [el librito tiene 352 páginas], las traté todas como Adobe CS4, pasándolas a trama de grises y dándoles el contraste que me pedía el cuerpo y las imprimí sobre vinilo adhesivo transparente Avery, con el fin de que, al pegarlas en las páginas, se visualizase el texto original... recorté [que me ha quedado el dedito hecho una mandarina], pegué como un poseso en los espacios que me parecían adecuados y luego dibujé y escribí sobre los espacios libres [los dibujos los hice en tinta china y los sometí posteriormente a un proceso de aguada, que fue delicado, pues el papel traspasaba muchísimo]. El resultado final, a falta de los típicos retoques que siempre dejo para unos meses después, es absolutamente rompedor, con un puntito de tristeza sumada a una carga potentísima de sarcasmo e ironía.
Verlo medio terminado, tocarlo, pasar las hojas con velocidad o con pausa... me relaja hasta el justo punto del olvido... es una pasada, amigos.
Tan bien me he sentido, que inmediatamente, sin pararme a pensarlo un segundo, he iniciado otro tuneo sobre un libro de geografía descriptiva particular de los años treinta al que he puesto por título [es lo primero que pongo siempre, amiga Adu] “Trozos: tratado de geografía comparada” y en el que intentaré trabajar la orografía de un mapa físico terrestre con la orografía de sentimientos, razones, sinrazones, miserias y turbulencias del Hombre que pisa ese mapa físico [acompañarán a los dibujos diversos aforismos publicados en “No pasa nada si a mí no me pasa nada” [os dejo las primeras páginas tuneadas para que os hagáis una idea].
Y nada, que ya estoy otra vez a punto, preparado para sujetar el lunes con todas mis fuerzas.
Ah, Adu [contestando a tu comentario a mi última entrada], no me agobian los líos en los que me meto, que sí son muchos... me agobian los líos en los que me meten [historias sobrevenidas que yo no acometo desde mi voluntad de acción]... pues cuando me meto en algo por decisión propia y personal, sé medir las consecuencias y asumo los gastos físicos y psicológicos con método... lo malo es cuando entran otros con reglas de juego distintas y juegos distintos... ahí me siento absolutamente vulnerable y lo paso mal... conozco mis niveles de exigencia hacia mí mismo [no suelo exigir nada a los demás], pero llevo muy mal que se espere algo de mí sin que yo lo propicie y lo calcule antes... y es que me gusta cumplir siempre, pero algunas cosas terminan siendo imposibles.
En resumen, conozco mi ritmo y, si lo sigo, voy de puta madre... lo jodido llega cuando alguien intenta tirar de mí y me hace subir las pedaladas... entonces me quedo parado, agotado, muerto...
Ya lo hablamos con unas cañitas delante [si puedo, claro, jeje].
Ha sido un gran fin de semana.
Pues eso.




Esta página es un guiño homenaje a "La camarera del cine Doré"








•••
Por nochésima vez vuelvo malhedormido y como que se me lepran los ojos de puro caedizos... a la hora de la siesta pude caer... pero no, que me vine al cafésolo y andaba la camarera nueva tan llorando que medio me despertó [o entero]... y comencé a pensar bien [que es pensar mal, se entienda] y a malversar de nuevo en el idioma mío [nada tan vuestro a veces, ¿verdad?]... era solo presión [y nada menos] lo que tenía la chiquilla, esa cosa cabrona del sistema que lleva a desatarse por cosas que no tienen interés [ni lo admitirían jamás, porque son gilipolleces de hombres para hombres]... el caso es que el llanto precioso de la cría [no tendrá veinte años] no puede ser merecido por el valor residual del absurdo que lo trajo [es esta sociedad de esclavos engañados la que confunde todo y lo revuelca]... el caso, ya decía, es que la camarerita lloró desconsoladamente y se fue al baño y yo me desperté como desnudo por aquellos sollozos y me tomé el café como si de una Mirinda se tratara, pensando en que esa niña podría ser la mía, que también anda de esclava parietal en un franquiciado de juguetes en el que le dan de todo menos las gracias.
Yo no pude hacer nada... ya apenas puedo sostenerme sentado y contar a ciegas las cuatro monedillas pequeñas que bailan solitarias en los bolsillos... o fumarme un cigarro, que es oro rubio al precio que se ha puesto... bueno, pensar sí puedo... y pensé, pero los pensamientos venían con sus caries y ese sarro de oír y ver... y no sirvió de mucho lo pensado.
‘Soñar’, me dije. ‘Soñar’.
Y me arranqué la dulce postillita de aquellas bellas lágrimas que se me hicieron huéspedes y viajé hasta donde los dromedarios miran con una interrogación de agua... allí había una sed tumbada entre el ardor de las dunas ajustando su seda con la brisa.
Y me tumbé junto a la sed y le enseñé mi lengua, batida por la saliva nueva, y soplé levemente sobre ese abandono que sugiere al mirarla.
Abrió los ojos, me miró con mirada de corcho [la sed tiene estas cosas, ya se sabe] y me dijo sin más: ‘quiero ser carne’
Yo sonreí y propicié en mi sueño una transformación única: la sed, tumbada, como muerta, comenzó a tomar latido y piel, tersura y esqueleto... y después de una náusea empezó a cobijar los reductos recónditos de un cuerpo femenino, unos muslos pilares, un pecho terso y grande, un vientre de almohada cómoda y mullida, un cuello de gacela de Grant y una mirada grande, hermosa, inquisitiva.
Me agradeció ese porte en su calidad nonata y acarició mis vértebras con sus manosmasaje hasta que de un bostezo me la comí enterita... un pequeño reflujo en mi ser digestivo y una sed insaciable y como estrábica se me vino a la boca.
Y abandoné mi sueño... la chiquilla de negro se secaba sus lágrimas y pedí urgentemente una Coke con hielo que me bebí de un trago.
Ahora sigue la sed... persiste dura... y la piel de mis manos se comienza a agrietar y voy poniéndome árido, y jadeo, y quiero desnudarme y ser del agua...
La sed me tiene atado. Ya no llora la niña.

Saturday, June 20, 2009

Cuando estaba en la mismita oscuridad, encontré un ejemplar de “Camino”.



Sin un puto clavel en el bolsillo, con la empresa revuelta por alguna torcedura de rasgos infantiles que ahora no viene a cuento [ni aquí, ni en mi empresa], con Hacienda y la SS pisándome los talones, con algunos puñeteros escritores ‘extremos’ dando problemas pequeños, pero constantes [problemas que dicen poco de su compromiso y menos del lugar que ocupan en el mundo... algún día contaré anécdotas cabronas que a alguno le sacarán los colores... ¡coño!, que me he roto los cuernos para conseguir hacer un encuentro, que en valoración superaría con creces los cuarentamil euros, por solo catorcemil -60 escritores alojados y comidos tres días, pago de desplazamientos a ponentes, cuatro conciertos y tres exposiciones, edición de un libro y los correspondientes carteles, programas, pancartas y banderolas ... y todo de un nivel notable-], con You en tramo de preboda y con un prurito africanote como para embuzarle un par de collejas -lo siento por mi Sandrita, que es un cielo y seguro que termina en santa-, y la familia, y los empleados, y mi socio, y Premysa, y Enmandilarte, y La Caixa + Cajaduero... todo torcido y retorcido, todo demandándome altos niveles de exigencia que me hacen pisar el límite.
A veces pienso que mis amigos y mis cercanos no tienen conciencia del mundo [quizás sí de su mundo]... y mucho menos de mi capacidad de trabajo y de mi límite de tensión. En fin... debe ser culpa mía.
El caso es que he estado sometido al peor castigo al que se me pueda someter: no escribir. Llevo toda la semana sin escribir ni una puta línea... atendiendo demandas ridículas de escritores por teléfono y mail, reuniéndome para insuflar oxígeno a mi empresa, apagando mil incendios cabrones, asistiendo a un par de asambleas serias de las que soy parte ejecutiva (?), recogiendo huchas SBQ y adecentándolas, haciendo carteles, invitaciones, anuncios... diseñando el BluesBéjar con presión [no de Miguel, que es un tipo grande y majete], hablando con clientes que me engañan para que les dé presupuestos y, así, utilizarlos en otra imprenta para jugar a la jodida ‘baja’, estropeando trabajos por la puñetera prisa ajena [esto queda en el capítulo de pérdidas]... y atendiendo llamadas y llamadas y llamadas [calculo unas cincuenta diarias en la última semana]...
Pero hoy me encontré de pronto un ejemplar de “Camino” [esa zorolada de san Escrivá] y me quedé plano en el primer instante. Lo toqué con cuidado, pasé sus páginas con detenimiento y decidí que será mi vía de escape para este fin de semana, pues echaré el resto en su tuneo, que quiero que sea absolutamente cabrón.

Siento, entre otras cosas, no haber atendido a mi Adu, que me vino a ver con ganitas de compartir cosas [perdóname, amiga, que ya tendremos tiempo]; no haberle dedicado el tiempo y la atención que se merecía mi Felipillo, que ayer le pusieron la banda de graduación en el cole, mientras yo andaba con la cabeza en otro sitio [no en vano llegué al festejo después de dos reuniones durísimas]; no estar a la altura que me demandan You y Sandra en estos días tan importantes para ellos; no hablar largo y tendido con mi hija, que lo necesitamos los dos mucho...
En fin, que lo que sí quería era pedir disculpas a todos los que habéis intentado conectar conmigo en estos días y os he contestado con cajas destempladas o simplemente no os he hecho ni puto caso... ha sido una semana muy difícil para mí y más o menos la he solventado con cierto éxito, pues nada ha tomado caminos irreversibles... pero os juro que he terminado absolutamente agotado.
Quizás funcione mi plan de fin de semana y la intervención creativa sobre “Camino” me ponga otra vez carga en estas pilas medio vacías que tengo hoy.
El mundo es una mierda y ponemos pocas ganas para intentar que deje de serlo... yo, el primero.
Un abrazo sincero para todos... y algo menos de temperatura.

Wednesday, June 17, 2009

Me encantan estas cosas.

Es patente, gráfica y sabida [porque se ha publicado varias veces y en medios diversos] mi opinión sobre los medios de comunicación, y sobre todo si se trata de plumillas provinciales o locales... no voy a expresarlo ahora otra vez, ni aquí... pero voy a dejar nota gráfica de una rueda de prensa que hicimos el lunes pasado para presentar un encuentro de escritores en Béjar que, como poco, me parece notable. Dejaré dos recortes para que vean ustedes cómo se trata la misma noticia escrita [parecen noticias distintas, ya verán]... y cómo se trata la noticia gráfica [yo juro que estaba cuando se hicieron las dos fotos].
Me gustaría que ustedes se expresaran al respecto en el apartado de comentarios, que puede ser chulo leer sus opiniones diversas.

Un abrazo.

NOTA: Pueden ustedes picar sobre las imágenes para aumentar su tamaño y así leer los textos.

La Gaceta de Salamanca



El Adelanto de Salamanca

Tuesday, June 16, 2009

¿Voy mayor... o es que me pica?


El día fue bestial -por agotador- y bastante zorolete... me enteré a primera hora de la tarde que había fallecido un compañero de cole [Toñi Rabazo] del que andaba distanciado por meras cuestiones circunstanciales -lo que nunca quitó para que cruzásemos algunas palabras cada vez que nos veíamos y que nos preguntásemos por la salud y las cosas de la vida-. Me entristeció saber que ya no está, sobre todo cuando le recuerdo de joven como el centro de cada fiesta, haciendo reír a todos con su gracia incomparable -ya he perdido a un alto tanto por ciento de los colegas cercanos de mi generación, y eso es jodido de tragar-... el curro estuvo duro, pues ha empezado a llegar trabajo y la falta de costumbre pasa facturita, pero curré jovial, aunque más lento que de costumbre... y luego el You, que está como una virgencita antes de Pascua con esto de la boda... todo lo fácil lo ve difícilísimo y pone carita de morrión [lo que va a tener que aguantar mi Sandrita con este gallaruto]... tiene problemas con el asunto de ir a recoger a su padre y a sus tíos al aeropuerto [y le llevan y le traen, que es lo más curioso]... y no digo con el sitio en el que va a dormir su padre... anda todo el rato: “Felipe, es que mi padre... dónde va a dormir, eh... es que... cómo va a dormir...”. Y luego, otra vez y otra vez... “es muy serio esto, Felipe, no rías, no rías, eh... dónde va a dormir mi padre... porque mi tía, sí... pero mi padre... te lo juro, te lo juro...”. Y yo que le digo: “pero si en África duerme en cabañita, aquí será un lujo cualquier habitación y cualquier cama, coño, me cago en la puta, que me pones más nervioso...”... y él... “Ya, ya, te lo juro, ¿y el aeropuerto?, porque cómo encuentro yo a mi padre en el aeropuerto...”... y yo... “cojones, pues con un tam-tam, o con aullidos, como los indios yanomamis, coño, You, que me tienes frito... tú tienes que preocuparte por los papeles de la boda, por el banquete, por los trajes, por la gente a la que vas a invitar, coño, que tu padre viene en avión y no en patera y remando, como tú viniste...”. Y el jodío dale que te dale, con cara de preocupación, reseriote... ¡me cago en to lo que se mueve!, que haya superado con éxito todos los problemas enormes que ha tenido y que ahora me venga con estas bobás...
Lo mismo lo desheredo, coño, por cagón y por pesao... aunque tampoco es que tenga el pobre mucho para heredar.
Mi padre... mi padre... no te digo.

Sunday, June 14, 2009

Definición de poesía... definición de poema.




Corre por ahí un chascarrillo que me parece absolutamente adecuado para definir los conceptos actuales de ‘Poesía’ y ‘poema’, veamos:

Una profe de Lengua y Literatura de 3º de ESO, durante una de sus clases, pregunta a sus alumnos sobre el tema que ha impartido durante la semana. Después de preguntar a varios alumnos, se acerca a Currito, un chiquillo de raza gitana, y le inquiere:
- A ver, Curro, defíneme la Poesía.
- ¡Ay!, señorita, llegaron a mi casa por la noche dando voces –que nos despertaron a todos– y lo pusieron todo patas arriba... se quedaron con las bolsinas de los polvos blancos, le dieron unos meneos a mi papa y se llevaron a mi hermano Joselito con las manos atás por detrás, mientras le pegaban con las porras...
- No, Curro, eso no es la Poesía... ay... te voy a dar otra oportunidad y a ver si la aprovechas... ¿Qué es el poema, Curro?
- El poema, señorita, es a ver cómo sacamos a mi hermano Joselito de la cárcel.

Es la hostia, ¿no? Jamás me había topado con unas definiciones tan bien adaptadas, tan preclaras, tan nítidas, tan gráficas, tan en su sitio... es que así es la poesía de ahora, coño, una retorta de confusión y lumpen, de no saber y de hacerse el sabio, de no tener, en fin, ni puñetera idea de lo que va la cosa, pero contestar con absoluto ‘conocimiento de causa’. Antológico, ¿a que sí?
•••


Y que me tiré a la calle corpusitarra para poner viñetas a mis palabras de ayer –que luego el personal dice que exagero–... y que se me cayeron las nalgas de tanta zorolada nazional/religiosa pagada con las pelas de todos –y en tiempos de crisis, que ya nos vale–. En el foro bejarriguense se mezclaban los santurrones con las beatas, los socialistas con los peperos, los guardiaciviles con los curitas integristas, los jefes de la guripa con los rebeldes pasaos de la plaza, los cantamañanas de flor en solapita y traje nuevo con las solteronas de puro secano, los turistas con los ancianitos mamamargaritos, los bejaranos ausentes con los probejaranos impotentes, los constructores con sus exobreros en paro... y los bares a tope, y las terrazas petaítas, y un pretendido izquierdero humillando a la bajopaliada con la bandera española, y flores colgadas por todas las esquinas, y saludos militares, y risas cómplices, y niños de comunión con caritas agotadas, y hombres y mujeres de musgo sudando como sevillanos en agosto...
¿Hasta dónde vamos a llegar, coño?... que el cura decía en alto sus kyrieseleisones mientras miraba al alcalde con cara de humillarle, que parecía como si tirase a dar.
Estoy harto de tanta gansada, de tanta fiesta sacra y de tanto negocio de falsos puros, de falsísimos castos y de tanta mascarita de buenas personas.
A la mierda.








Saturday, June 13, 2009

Te abrazo y corren las mandarinas, hugs paintings, los abrazos en el arte

Andrey Aranyshev



Arrebátame, amor, águila esquiva,
mátame a desgarrón y a dentellada,
que tengo ya la queja amordazada
y entre tus garras la intención cautiva.

No finjas más, no ocultes la excesiva
hambre de mí que te arde en la mirada.
No gires más la faz desmemoriada
y muerde de una vez la carne viva.

Batir tu vuelo siento impenetrable,
en retirada siempre y al acecho.
Tu sed eterna y ágil desafío.

Pues que eres al olvido invulnerable,
vulnérame ya, amor, deshazme el pecho
y anida en él, demonio y ángel mío.


Antonio Gala





Maria Mamczur


Vincent Van Gogh


Théophile-Alexandre Steinlen


Dante Gabriel Rossetti


Théophile-Alexandre Steinlen


Mary Cassatt


Zdzisław Beksiński


Pablo Picasso


Jean-Honore Fragonard



Te abrazo y corren las mandarinas; te beso y todas las uvas sueltan el vino oculto de su corazón sobre mi boca.

Gioconda Belli






John Everett Millais


Benito Rebolledo


Gustav Klimt


Juan Genovés Candel


Katy Bailey


Marianne Stokes


George Frederic Watts


Montserrat Gudiol, ver post


Ford Madox Brown


Pablo Ruiz Picasso


Pierre-Auguste Cot


Fernand Khnopff


Robert Christie


Evelyn Pickering De Morgan


ALEXANDR CHULKOV


Schiele


Emil Nolde


Ilya Repin


Élizabeth Louise Vigée-Lebrun


Simeon Solomon


Egon Schiele


Sir Edward Burne-Jones



"No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta." (El libro de los abrazos, Eduardo Galeano)




Bo Bartlett


Edward Charles Hallé



Y al ostentar desnuda tus hechizos, el mar, con un abrazo tembloroso, te envuelve en haz de onduladores rizos.

Salvador Rueda



Théophile-Alexandre Steinlen


Edward Burne-Jones


Léon Frédéric


Tony Johannot


Sir Frank Dicksee


Vettriano


Michael Taylor


Dante Gabriel Rossetti


Sarah Hickey


Vicente Vela


Ambrosius Benson


William Holman Hunt


Alessandro Botticelli


John Collier


Wolf Vostell


Jesús de Perceval




Chagall


Todd Peterson


Max Liebermann





Te beso
y me beso
sólo existe un hueco sordo
en medio del cuerpo

Nadie
mitiga
su calculado destino:
la soledad

Te abrazo
y me abrazo
nómbrame
y seré creada

Sólo existo
en el corazón de Otro

Tus labios
me paren
porque la vida
finalmente

no olvida que existo


Johanna Godoy







E.J. Main


Frida Kahlo


Edvard Munch


Noelle Rushton


Javier Clavo






Yo abrazo, delicia pura, tu cara desconocida, idéntica a mi alma.

Marguerite Yourcenar




Alex Kanevsky


Henry Holiday



Eduardo Arranz-Bravo







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