Friday, February 29, 2008

La utilidad siempre es botín de otros.


¿Para qué dedicarse a ser útil, si esa utilidad siempre es botín de otros, viejo F?
El mundo es una guerra constante en cada centímetro cuadrado y nada se sustenta si no es por ese afán de vencer o de levantarse de la última derrota.
Te encanta sobresalir, que te miren y te envidien y te quieran o te odien… todo, menos resultar indiferente, viejo de mierda. Hasta la inocencia es una opción que valoras y tomas como arma [de eso saben latín los jodidos católicos]. Y es que la inocencia propia y escogida está hecha del muerto por hambre en cualquier país del Tercer Mundo, del clochard de París hurgando en los contenedores de basura, de la puta del Bronx golpeada por su chulo, de los torturados en Guantánamo o en cualquier bajo de un edificio de Gambia… así es la inocencia de los tipos como yo y como tú, una inocencia de ojos tapados y de conocimiento tácito de lo que pasa sin hacer nada de nada. Por lo menos búscale el posesivo a la utilidad y sé sincero, viejo. Di que no te importa el mundo, grita que no te importa el último muerto, sé honesto en eso, aunque solo sea en eso… pues morirás igual, pero no sufrirás lo mismo.
Acepta en público que tus palabras solidarias están totalmente vacías, que son solo justificación cobarde para parecer lo que no eres. No te rebajes a ser como esos a los que siempre llamaste culos planos, esos que parecen dueños de la palabra ‘justicia’ desde sus discursos grandilocuentes, pero que luego se guardan hasta la moneda más pequeña entre la mierda de sus nalgas, que se comen todo a solas con la mirada huraña, como las fieras hambrientas. No termines como esos desastres sociales, viejo, que te queda poco tiempo… ¿a ti qué te importan sus triunfos, sus casas, sus coches, sus trabajos regalados y estupendamente remunerados? Son los cínicos, los que lamerían las pollas más infectas por tener consideración social, por hacer méritos y por pasar a la triste historias de los que hablaron bien mientras blindaban lo suyo. Tú no eres de esos, viejo, y quiero que te salves, coño.

Thursday, February 28, 2008

Me mosquea la crisis.


Vamos a ver si me aclaro.
Resulta que ahora, según me cuenta un colega, de la noche a la mañana, los bancos solo dan créditos a la construcción si el cliente presenta documentación de propiedad de los solares a construir, proyecto aprobado y compradores en firme de las edificaciones… y con estos papeles financian sobre el 50-60 % del valor estimado de obra. Antes –hace cuatro días–, bastaba con tomarse un par de cañas con cualquier director de oficina y sin terrenos, sin proyecto y sin compradores, te daban hasta el 85% de ese mismo valor estimado de obra.
Parece ser que, ante esta situación, los promotores se ven incapacitados a continuar con sus promociones al no poder soportar los costes antes de las ventas.
Y yo no sé si esto es cierto o no lo es, no sé si lo que me han explicado lleva el tinte de una parte con sus pesas falsas y esas cosas, pero intento sacar consecuencias: la primera es que si lo que se me ha explicado es cierto, es la banca quien crea y fomenta la crisis… y si no es cierto, debe ser el sector de la construcción el que quiere forzar un cambio en el sistema… Sinceramente, las dos supuestas consecuencias me la refanfinflan, porque entre tahúres anda el juego.
Lo que sí me molesta es que esta situación tenga que ver con el retraimiento de consumo que vengo notando en mis propias carnes desde hace un par de meses, con esta sequía de curros que me pone la espada de Damocles sobre la cabeza sin comerlo ni beberlo.
Sí tengo claro que se está jugando a intentar derribar a alguien desde/en los colectivos de poder, y que en este juego son los más humildes los que sufren las consecuencias directas [gente al paro, tesorerías destrozadas en las pequeñas empresas con la consecuente morosidad, jodidos finales de mes…]. Tengo muy claro que todo esto viene de esas castas de botines y pizarros [pizarrines] que aún no han comprendido que son humanos y, como tales, perecederos… tan perecederos comos los sánchez o los garcías… y pongo mis esperanzas en que todo esto se pase justo con la respuesta del pueblo en las elecciones de marzo. Aquí hay un pulso cabrón y una situación forzada que no puede ocultarse a ningún ojo si se miran las cifras de paro de los tres últimos meses y se comparan con las de los tres anteriores.
Y aunque yo soy de mirada corta [nunca supe ver otra cosa que no alcanzasen mis ojos], percibo cierta estrategia del dinero para colocar en el tapete sus cartas marcadas. Así, el que sufre las consecuencias directas toma notita rápida y suma por encima de su floja ideología para cambiar el color de ‘la cosa’ y, así, volver al hermoso campo de adormideras [‘papaver somnifera’] en el que todo fluya porque los poderosos tienen exactamente lo que desean: campo libre.

Wednesday, February 27, 2008

JESÚS CALDERA SÁNCHEZ-CAPITÁN



¿Por qué no echar un cuarto a espadas y arrimar el ascua a mi sardina? Voy a entrar en campaña solo para decir que el bejarano Jesús Caldera Sánchez-Capitán es –desde mi obstuso punto de vista– el mejor Ministro de Trabajo que han tenido los españoles desde que sigo estos asuntos, y lo es por muchas razones, pero fundamentalmente por tres que me emocionan: el tratamiento humano y humanista del difícil tema de la inmigración [lo digo como militante oenegero con demostrada preocupación sobre el asunto], la ley de apoyo a las familias con enfermos discapacitados [lo digo como paciente familiar de un Alzheimer cabrón por donde se lo mire] y el hermoso curro para propiciar más trabajo en España y en mejores condiciones [lo digo como empresario pequeño].

Y a todo ello le sumo también su participación decidida [tonterías helmánticas aparte] en la Ley de la Memoria Histórica, gracias a la cual estoy empezando a entender la historia de mi familia, de dónde vengo y por qué soy como soy.
Y todo esto lo digo por encima de esas macarras luchas intestinas de las cocinas de los partidos [que si yo para senador y tú para teniente alcalde…], por encima de las afinidades ideológicas, por encima de las percepciones cercanas y de las miserias propias y ajenas.
Jesús me ha demostrado con hechos notorios y notables lo que vale como político de altura [me toca los cojones lo que piensen la gleba, el populacho, los amigos de puñal en la espalda, los ‘compañeros’ de ricino y los mamapollas… me la refanfinfla cómo llegó y cómo saldrá, cuánto ganó y cuánto ganará, si pisó o le pisaron…].
Yo votaré PSOE en estas elecciones por Jesús, y lo haré representando a Malick y a Youssouph, en memoria del abuelo Felipe y por la gracia hermosamente perdida de Magdalena.
Con dos cojones, compañero [de cole, de instituto, de partido y de lo que haga falta].
Escupen… luego cabalgamos.

Tuesday, February 26, 2008

Odio los periodos electorales.


Hay cierta minusvalía social en esto de la política que me hace vomitar. No me jodas, que un ciudadano adulto, a estas alturas del cocido, no tenga claro quién es quién y de qué va cada uno… y junto a ello, esa inmoralidad cabrona del gasto bestial en papeles para tirar y en absurdas vaciedades. Que el político piense aún que puede cambiar la opinión de un ciudadano a base de diseñito y miradas lánguidas o enérgicas, con insultos o con imprecaciones teatrales [y que eso sea verdad, que lo es], habla con claridad meridiana de la carne de asno que puebla estas tierras adocenadas.
Debiera prohibirse hacer campaña electoral, y más gastarse un solo euro de la gente en el juego de convencer por el engaño. Lo suyo sería obligar a veinte días de silencio político absoluto para que la gente pensase [o por lo menos dejase de oír estupideces] y decidiese su voto sólo en función de lo vivido [no de lo vendido o regalado en tres semanas].
Y todo ese dinero malgastado en la puñetera promoción de uno solo, invertirlo en algo positivo y tangible para el ciudadano.
Anoche me quedé flipando cuando vi que un 9 % de personas había manifestado que el debate asqueroso les hizo decidir su voto. ¿En qué mundo vivimos? Ciudadanos (?) incapaces de haberse hecho con un criterio en cuatro años [y esta legislatura ha sido preclara para tomar partido –por su tufo cainita–], toman la decisión de su sufragio por una mirada, por la caidita de unas cejas, por un reproche o un insulto, por una corbata o por un plano corto. No me extraña cómo vamos y no me extrañará a dónde llegaremos [y no será culpa de los políticos –que la tienen también, claro–, que será culpa de una ciudadanía inmadura y sin criterio].
Odio los periodos electorales.
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El Arte debe ser ‘descolocado’ en su concepción y en sus resultados, no debe admitir el orden, ni esa limpieza impoluta de las amas de casa… por eso me suele decepcionar lo que veo: obras de tipos que no se han manchado, lavadas como el culo de un niño y puestas a orear en marcos y en espacios impecables. Eso es ‘decoración’ para una revista de fin de semana o para la sala de estar de un nuevo rico. Estoy muy decepcionado de todas las propuestas artísticas que he visto últimamente, tanto o más que con los últimos libros de poesía que he leído. O poetas impecables o estúpidos que escupen hacia fuera palabras inconexas [me siguen pareciendo malísimos los dos, por indecentes]… charlatanes sin dudas sobre sí mismos.
Hay que mancharse hasta lograr que el poema sea como los desconchones de una pared o como la gotera del último piso del edificio en el que vivo… que sude el cabrón, que se orine, que nunca sea una victoria antes que una derrota decente.
Un golpe en el mentón y que la cabeza se gire cortando el riego al cerebro… o un golpe bajo con los nudillos… así debe sentirse un buen poema y así debe darse.
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Yo no soy de cuando Menéndez Pelayo escribió la ‘Epístola a Horacio’, ni de cuando los yambos y los pirriquios del sembrado maestro, ni de cuando el mal papel ‘ad usum scholarum’ [ahora se clavicordian ediciones escolares con reserva y barnices, con DVD en adjunto, tiro en cuatricromía y papel marca al agua castigado a troquel y golpe seco… total, nos sobran árboles y tiempo]. No soy de cuando el ‘mujeril deseo’, ni de cuando la yedra ciña frentes, ni del tiempo esmaltado en el sonido lúbrico de las flautas de Euterpe.
Soy de la falsa sabiduría de los hombres ablandados, del serpeo vital, de lo violable, de la sangre mirada en las pantallas de líquido cristal, del riesgo bien medido y del descaro, de lo atónito que me abre la boca como a un tonto real, de cualquier cibermística de albiones [o britanos] caracteres, de los jeans de algodón teñido en índigo, de la carne gozada de antemano, del saurio amancillado en la tetilla como signo de statu, de esa mengua cabalística y bancaria que esclaviza en porcientos de por vida, del puro simulacro, de esa Roma novísima que recicló su nombre por NY y se hizo decadente y transatlántica, de la gente alevosa y pestilente… También soy parte de lo que está ocurriendo, quien prende el fuego y huye, quien siendo disoluto se empecina, Villon, Tarzán de esquina, el cordero de Dios, la eléctrica mujer que me cabalga, el suero en cualquier brazo, la lengua que ahora lame el jugo entre unas piernas, el que busca en arcadas vaciarse, el que va a la cabeza de sí mismo, el que le hace a los demás el favor de marcharse para que se sientan bien, el que no guarda copias del día anterior y se le olvida, Oliverio Girondo, abril lloviendo, el mar, el bar y la pobre prostituta de la esquina.

Monday, February 25, 2008

¿Te duele la espalda, no, viejo F?


¿Te duele la espalda, no, viejo F? Así es jodido pensar en la eternidad o en otras zarandajas parecidas. Cuando te duele la espalda solo piensas en la jodida espalda, ¿verdad? Eres como todos, un animal más sumado a toda esa fauna preocupada solo por el ahora, movido por la química y sus sinsabores. Cuando estás así te encantaría prohibirlo todo, ¿eh?, hasta el canto de los pájaros.
No te preocupes, hombre, que solo será unos días… a no ser que la cosa se enquiste en un para siempre, y entoces terminarás acostumbrándote igual que los esclavos o los perros a sus cadenas… es mejor dejar que suceda lo que tenga que suceder, viejo estúpido, pero no se te ocurra pedir compasión, porque eso te destruiría. Ponle dignidad a ese dolor, ponle normalidad, que son las mejores medicinas que existen… y no aparezcas ante los demás como un viejo cagado de miedo.
Tampoco te vayas a poner a trabajar en prosa, viejo, que para eso no vales, nunca serviste para la prosa, y menos para impulsar criterios literarios sobre los demás, que de eso nunca supiste nada… eso solo sirve para intentar tomar poder, no es literatura. Escribe tu dolor de espalda, la tos que te atraganta de flemas, la fiebre y su temblor… y hazlo desde bien adentro, viejo cabrón, como tú sabes hacerlo cuando te quitas todas esas máscaras que llevas puestas, y procura tener una erección potente entre la fiebre, que eso te hará sentirte vivo de verdad.
Que te mejores, viejo, que te mejores… que también es decente desearte salud, aunque no la merezcas demasiado.
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Fue Vitruvio el que elaboró un concepto científico de las proporciones humanas al comparar los sistemas griego, romano y francés… pero fue Leonardo da Vinci quien se llevó el gato al agua con su delicioso y conocidísimo dibujo sobre las proporciones, que se dio en llamar el Hombre de Vitruvio [no olvidar los referentes es una bonita condición de los seres excelentes]. Ambos fueron genios, pero ambos también bebieron sin rubor de las fuentes clásicas para avanzar en su camino… pero no solo bebieron de las fuentes clásicas, sino que también lo hicieron de los vacíos que dejaba la simetría natural como código de belleza. Así, bebiendo los vacíos, llegaron a poblarlos de un algo artificial que estaba en sus cabezas: Eso es lo que debe hacerse también hoy cuando se acomete una aventura creativa, ser da Vinci y Vitruvio en el aprovecharse de los clásicos y ser también ellos en buscar esos espacios vacíos en los que exista la posibilidad de completar, llenar… Y, sí, la belleza sigue siendo simétrica y cada día alumbra más complejidad en su proceso de búsqueda… incluso la asimetría propone y convoca la reflexión que nos lleve hacia lo simétrico.
Así, el poema por hacer debe hacernos valorar su potencia en lo que es, pero también la consideración de lo que podrá ser en lo que ahora es nada y pronto será tierra firme y amontonada.
Y todo transcurrirá como el horizonte: constantemente al fondo, siempre a distancia, pero también siempre a la vista…
¿Y detrás del horizonte?
Detrás, el mundo simétrico, la espalda del poema… una espalada a la que se llega siempre caminando al frente y con esa sensación de ‘vida’ que consiste en percibir que nunca se llegará.
Hoy estoy difícil. Tengo la cabeza complicada y la expresión llena de dificultad, pero lo disfruto, aunque no atine a explicarme y termine dejando ideas inconexas y proposiciones vacías.
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Estar loco, viejo F, consiste fundamentalmente en no responder a las normas de la gente común, en ser un tipo delirante, en angustiarse también y en guardar silencio. Y yo sé que no te conviene estar loco, aunque a ti siempre te gustó parecerlo, pero cuando juegas a eso terminas en la ‘locuacidad’, porque confundes los términos [o quizás porque eres mucho más tímido de lo que yo pensaba].
La verdadera locura que habita en ti es ésa que no te permite romper tus poemas nefastos, porque te tienes hambre y te has convertido en un desesperado onanista de tus palabras… también por oposición, porque la cordura sería haberlos roto todos con rabia.
Y no tengas prisa por morir, no seas ridículo, no quieras terminar lo antes posible… porque nada terminará si tú desapareces. Todo seguirá en su sitio y tardarás un par de horas en ser puro olvido… ¿Qué ganarás con eso? ¿Salvación?… ¿estás seguro?
Déjate seducir por lo que sea, viejo, busca miradas, culos nuevos en los que imaginarte, manos, cabellos, lluvia… que la seducción sentida es válvula de escape… pero también déjate llevar por el miedo irremediable, por la ira, por la vergüenza… y sentirás pasión… y eso es también salvarse, pero sin desaparecer.
Que todo sea confusión, a veces, viejo F, es estar poniendo el pie en el camino correcto.


* Acuse de recibo: "Luz entre las sombras", de Cruz Sánchez Martín, en edición de la bejarana Pepa Agustín. Gracias.

Sunday, February 24, 2008

Con 'intención'.


Si expirase, de pronto quedaría mi obra para decir: “solo supo ser joven”.

¡Eh!, viejo F, ¿deliras? Tú siempre estuviste entre los matorrales jugando a ser el depredador y la víctima a la vez, y ahí sigues, sin saber si estás agazapado en una huida estática o al acecho de lo que pase a tu lado. No mientas. Te encantaría producir respuestas fáciles en alguien que tome tus cosas y las considere cuando ya no estés. Eso es puro narcisismo, superficialidad extrema… pero también estás mucho más loco que todo eso, y por ello nunca estarás fuera de combate… ni fuera del combate. Es imposible, viejo F, pero si pudieras hacer una lectura imparcial de tu obra, lo verías todo claro: un tipo con ‘intención’, y eso es todo. Entonces podrías empezar a escribir con autenticidad y dejarías de pavonearte por los escenarios más tristes de los hombres. Es una lástima que te estés desperdiciando así, porque tienes el valor de la crueldad y sabrías evitar la cobardía con tus años.
Ser la rata que entra en la trampa, se come el queso y vuelve a su cubículo tan ufana sin saber si ganó una oportunidad o la perdió. Eso es lo que te gusta ser, viejo F: un joven… exactamente un joven.
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A primera hora terminé una carta pendiente que tenía con José Luis Morante, una carta de respuesta a su percepción de extraño cambio en mi poesía última [la dejo aquí para que no se pierda]:

Mi querido amigo José Luis:

He tardado unos días en procesar las palabras que me enviaste sobre mis últimos poemas porque, entre otras cosas, ni yo mismo tengo claro lo que hago ni lo que quiero.
Solo sé decirte que me peleo en una conjunción que contenga estética, sentimientos reales y cierto cambio formal que acompañe al cambio físico/psicológico que estoy sufriendo. Conste de antemano que no quiero justificarme ante tus palabras, sino que quiero afirmarme en mis formas nuevas porque necesito hacerlo.
Me expresaré por apartados, amigo, que voy mayor y el orden mental apenas sabe ya responderme:
1. Sigo viendo la expresión poética como expresión experiencial directa, y percibo netamente su habitáculo en los sentimientos personales [da igual que sean bajos o elevados] y en los trasuntos de vida que me rodean constantemente [la casa, el amor tranquilo y el intranquilo, los pequeños terrores y los absurdos odios diarios, el paso del tiempo en mi pie, la mirada de mis hijos y su proceso de destrucción lento y constante, la mierda exterior…]… y también en las personas que se cruzan en mi vida y me tocan o me dan la espalda. Así, sigo buscando una poesía cercana y plenamente referencial, sin turbiedad en la expresión, pero sí buscadora de matices en la palabra [hace unos pocos años que enredo más en la búsqueda terminológica que capacite más de indicio al poema, y quizás ahí se encuentre una de las causas de tu perplejidad ante mis nuevos poemas].
2. Sí, estoy intentando soltarme del heptasílabo desde hace muchos meses [una labor tremenda y cansada, pues salir de mi ritmo natural es casi ya como salir de casa o de mi estudio… algo para lo que tengo que emplearme con demasiada energía, ya que se ha hecho muy resistente en mí], y quiero hacerlo porque en esa estructura rítmica no encuentro ya la vitalidad que necesito arrimar al poema [es como si, pasados los años, yo siguiese viajando con un Gordini azul celeste… y se me notase esa cosa ‘vintage’ que te deja anclado en un tiempo extrañamente pasado]. Romper esa medida me ayuda a escribir ahora [digo esto porque tú y yo sabemos muy bien que siempre andamos escribiendo el mismo poema, y con esta ruptura formal parece que me animo más a la escritura de mi eterna sensación de palimpsesto].
3. No atino a saber si lo que escribo es bueno o malo, pero sé que es lo que quiero escribir ahora y cómo quiero escribirlo. Y no es cuestión de modas ni medias poéticas, es asunto de soledad [como siempre lo ha sido], una soledad que me pide torcer hacia algún lado.
4. Probablemente no haya fuerza en mis poemas últimos, pero yo me siento ahora más poeta que nunca, a pesar de que ya no busco el rechinar de dientes o la hilarante sensación del chiste inteligente, de que ya no puedo ser pedante [porque no tengo con qué serlo], de que ya no soy poseedor de esos efectos teatrales que tanto le sumaron a mi pose poética en otro tiempo. Ahora sé exactamente lo que quiero decir [pocas veces coincide con lo que debo decir, claro] y también tengo bastante claro cómo debo decirlo [me refiero a la forma y al mágico sentido de las palabras]. En todo esto he madurado bastante durante los últimos años, sobre todo he aprendido que no hay que impostar la voz ni el gesto [si estás hundido hay que escribir hundido, y si estás deliciosamente pletórico hay que trabajar en esa plétora], y en esto tiene mucho que ver mi cambio formal y mi decisión de cambio rítmico. Y sé que no es buena mi producción última, pero junto a ello sé que es auténtica, que responde exactamente a mis percepciones, sin máscaras y sin decoraciones absurdas y desubicadas. Mi obra, así, parte de mí y llega a mí [que es lo que más me interesa ahora], y ese proceso me resulta tan natural y tan bien trabado, que me importa un pimiento cómo crezca o se ahogue en el receptor [del que últimamente paso sin aspavientos]. El exterior viene a mí y yo no voy a él ni le busco [ya ves que tan pronto aparezco como un ‘poeta underground’, sin saber qué es eso, como se me incluye en la más clara tradición de la experiencia, sin saber claramente de qué va el marrón], y eso te consta, aunque a los demás les parezca todo lo contrario, pues sabes que hace años que paso de esa cainita lucha por 'estar' que se libra en cualquier esquina y en la que se utilizan todas las armas posibles.
5. No me gustan mis poemas, entre otras cosas, porque no me completan [eso aún no logro conseguirlo], pero me gustan mucho menos los de muchos poetas que sí ‘están’ para las mieles de las asquerosas bocas críticas de los medios de masas. Ya voy muy mayor para estas cosas, amigo Morante; y si me quieren, me dejo querer aunque tuerza el gesto… y si me odian, me dejo odiar mientras sonrío.

Sé que lo nuestro [lo que hicimos juntos y lo que hacemos cada uno por nuestra cuenta] fue siempre verdad y seguirá siéndolo, que nadie podrá apartarnos de la ruta porque no buscamos nada que no tengamos ya, que nuestro proceso es hermosamente positivo porque está en nuestra soledad, parte de ella y en ella termina… y luego la hermosa amistad que nos ha traído, una amistad olímpica que no tiene nada que ver con la superficialidad de los premios y las ediciones, de los favores y de todas las humillaciones posibles.
Seguiré escribiendo y anotaré tus palabras en mi cabeza para aprehenderme mejor en cada nuevo verso… y te esperaré siempre con la mesa dispuesta y mil abrazos pendientes, porque te necesito tanto como a mí mismo.

Un abrazo de peso pesado en franca decadencia.

Luis.

* Acuse de recibo: Me llega esta mañana "De ceniza mis días", del colega Enrique Villagrasa, editado por Corona del Sur. Gracias, Enrique.

Saturday, February 23, 2008

Una de Aníbal...


Hermoso el viaje a la biliosa Helmántica para presentar los ‘Cartapacios’ de Aníbal Núñez. Hermoso porque pude abrazar de nuevo a Gonzalo Alonso Bartol y a Yolanda Izard, porque disfruté como un enano de la mimosa minusvalía de Fabio R. De la Flor y de la mirada a sus chicas guay, porque besé a Ana, a Amelia Gamoneda, a Nona y a Marina, porque sonreí junto a Paco Novelty, porque volví a admirarme escuchando a Fernando R. De la Flor y a Germán Labrador, porque charlé un ratito con el radiólogo de mi Mª Ángeles [me encantó cómo sentía el tipo y me llenó de orgullo que recordase como recordaba], porque una moza hermosísima me habló de Abraham Gragera con mucho cariño, porque me colgué del hombro de Marino González para reír juntos, porque volví a encontrarme en un ‘deprisa’ con Manolo el de Morille [qué tipo], porque me descojoné de ese Cid Lanzarote con cruz y espada… porque paseé –en fin– Salamanca a solas durante una hora mientras recordaba a Juanito Montero, a Iche, a Manolo Díaz Luis, a Isabel, a Riobó, a Lorena, a Andrés de la Torre Tosantos [¿dónde andará el colega?], a Fiz, al Tetas, a Manolo de la Cuesta, a Juan Delibes, a Paco Lin Yi Chin, a Daisuke Kido, a Forges [era un alias], a las camareras del Bartolo, a Caridad, a Bereciartúa, a Fernando Bote Rengrifo, a los hermanos Palma, a Cucurucho, a Gerardo Rico y a Santi Sevilla, a Javivi, al barbado Muriel… y se me vinieron a la cabeza el abrigo loden verde con el que iba a robar latas de mejillones a Simago, las noches clandestinas en La Casa Grande, el amor en Plus Ultra o en el Rojo y negro, las bolsas de pintura roja para lanzar a los grises, los cartelones reivindicativos en papel kraft que poníamos en ‘Ciencias’, las noches con el Frente Sandinista, los ‘Laudeamus…’ cantados a los ‘VICTOR’ en la sala de armas del Bartolo, los días en Aldealengua, los dondiegos de noche con el profesor Galán, las canciones Cafrune y las de Pi de la Serra…
Jo.
Qué viejo estoy.


Las manos de Fernando R. de la Flor [me alucina observar cómo las mueve].


Amelia Gamoneda sirviendo tapitas [un amor de mujer].


Fabio con sus chicas divinas.


Con Gonzalo Alonso Bartol, Yolanda Izard & consorte y Marino.


Mesa Aníbal junto a Germán, Fernando y Marino.


Vaya mariconada de Cid Campeador... si don Rodrigo levantase la cabeza...

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Eh, viejo F, estás en camino y sabes hacia dónde vas –a mí no me engañas–. ¿Qué hostias te importan a ti los que te siguen –si es que te sigue alguien-? Y no tienes que explicarte, porque sabes cuál es el camino y es cosa de los demás complicarse la vida.
Ya sé que a veces buscas reacción, pero la buscas para ti, para aprovecharla al margen de los demás.
Eres especial, viejo F, un tipo que no sabe lo que es el aburrimiento, aunque se te queden pegados los huevos a una silla cualquier domingo de invierno. Eres especial porque has aprendido a poner la inteligencia por encima de la moral, y la dignidad por encima de ambas… y así terminarás siendo una rata de alcantarilla o un artista, pero un artista de verdad, eh, no uno de esos gilipollas que son puro humo con pajarita. Tú haces lo difícil muy fácil, viejo F, porque ya sabes que después no hay nada, que todo acaba en oscuridad y huesos limpios. Ahí está tu arte, en que ya te conoces efímero y estás preparándote para joder bien jodidos a los gusanos que te aniden.
Sí, ya entendí por qué no te importa la muerte, pero aún no comprendo por qué te atas tanto a la carne, por qué te atas al sudor de otra axila o al estricto poder de unas hermosas nalgas. Ya no es tiempo de carne para ti… ¿o sí?… Quizás sí, y yo esté equivocado porque aún conservo ese ego que se hace con los demás… tampoco comprendo que no bebas hasta perder el conocimiento, viejo F, eso nunca lo he entendido.
Aquí no se puede vivir, aquí solamente se muere, porque se nace ya con la soga en el cuello y un peso en los pies… solo nos queda la última erección, el extasis final como culmen de la mierda entera. Quizás tengas razón, viejo F, y haya que hacer de la vida un exceso moderado.


Friday, February 22, 2008

Los poemas muertos


Llega el día cargado de proyectos nuevos, esas cosas que salen de pronto y sin querer [historias que siempre llegan a la vez]: posibilidad chula de gestionar unos encuentros literarios, proposición de formar parte en una magra antología de poesía española, llamada del ayuntamiento de Salamanca para participar en un libro con otros once poetas con el fin de glosar el Palacio de Anaya, propuesta de exposición [me da miedo]… y todo ello sumado a que estoy metidito en editar una antología de poesía mexicana.
Estas cosas me dan un poquito de oxígeno. Gracias a quienes las propician.
A mí, lo que más me gustaría ahora sería hacer un largo viaje a Perú, un viaje en solitario para perderme entre sus ruinas. ¿Será posible?
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Ya tengo claro que ‘yo escribo poesía’ [es una claridad tranquila], y si alguien quiere tomarla para utilizarla, pues estupendo… me da igual quién y cómo [antes me mordía las uñas por estas cosas, pero ya no, ya me da absolutamente igual. He madurado en eso]. Mis poemas dicen y estuvieron vivos para mí mientras iban diciendo… luego mueren inexorablemente y me toca los cojones lo que el personal haga con esos despojos, cómo los utilice, cómo los interprete… no escribo para vivir [aunque sí vivo para escribir], y escribir me hace un superviviente.
Desde este punto de vista, mis poemas ya no son míos justo en el momento en que los mato…
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Esta tarde presentaré en Salamanca “Cartapacios”, de Aníbal Núñez. Estaré junto a Marino González, Fernando R. de la Flor y Germán Labrador. Me apetece un montón volver a rozarme con ellos, tomar unas cañas y mirarlos moverse… como me apetece hablar un poquito de Aníbal en la casa de Aníbal.

Thursday, February 21, 2008

Sobre cierto derecho señorial.


Hoy me volví a levantar asténico. La falta de curro –estos días del año son terribles en el mundo imprentero– y el tener que sujetar la situación económica en un ‘mientras tanto’, me dejan tiradito y se me viene a la boca cierta sensación de moral laxa… siempre acompañaron a mis momentos de tedio unas hermosas ganas de gritar o de hacer el amor sobre el lavaplatos [he dicho ‘unas hermosas ganas’, solo eso]. Y que me intento quitar el picor leyendo un ratito y escribiendo otro ratito, que en ese lugar común de intimidad encuentro siempre cuerpos mágicos en los que arder y situaciones en las que desnortarme un ratinín.
Hoy volví a meterme en Nietzsche. Lo busqué justo cuando andaba sintiendo que hoy estoy algo más allá del bien y del mal, y lo busqué con complicidad y con la mirada pícara de quien sabe cómo desubicar soluciones dadas para lo aristocrático y llevarlas al terreno de la carne normal y corriente –que hoy es la mía–. Y me llegó esa cosa de que ‘el auténtico derecho señorial es el de crear valores’. ¡Magnífico! Crear algo que ‘valga’… recrearme como algo que ‘valga’… ¡Ja, ja, ja, ja…! [qué mal quedan los ‘jas’ en un texto].
El caso es que me vestí de entusiasmo por un ratito e imaginé cómo podría ponerme en valor físico… vamos, ponerme en el mercado de la carne dispuesta y predispuesta… y me hice un rápido análisis: tripilla regular que aún aguanta dos minutos de retraimiento intentando buscar sus líneas abdominales, pectorales caedizos con cierto tiempo de reacción [me encanta tensarlos de vez en cuando para sentir un tironcito en la espalda] y nevados de un hermoso vello blanco, bíceps voluminosos que vienen recordando lo que fueron [es lo que mejor ha permanecido desde aquel entonces hecho de dos horas diarias de entrenamiento físico], piernas delgadísimas con sus canillitas llenas de señales [pareciera que mis piernas no pertenecieron nunca a este cuerpo], el colgajo descansando siempre en su lugar de sombras y la cara impresa de años sobre años como un viejo palimpsesto… ¿Cómo cojones ponerme en valor físico?… ¿quizás mirándome con/como pasión y sazonándome con cierto sentimiento de libertad?
Otra cosa es que el valor en el que me busco propicie alguna inspiración ajena… y eso lo veo tan difícil como rejuvenecer.
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Admirar a alguien supone cierto convencimiento de que podremos concretar en nosotros también ese valor admirado, pero también implica el temor de no poderlo concretar nunca.
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Es curioso cómo sabemos que vivimos engañados, pero con qué sed necesitamos ese engaño para sobrevivir… quizás porque en ese mar de falsedad quizás sintamos cierto alumbrarse en una eternidad inexistente, pero necesaria.
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Hay en muchos tipos un solucionario que podría hacer que fueran grandes hombres, pero falta oportunidad y se van perdiendo sus posibilidades [que son posibilidades del Hombre]. Solo unos pocos gestionan ese conocimiento y buscan y encuentran a algunos de esos tipos extraños que contienen en sí cada uno de los nuevos pasos del hombre en el mundo… los explotan y los silencian para tramitar en moneda su enorme valor, y luego los dejan tirados en alguna cuneta con esa asquerosa sensación de napa en la boca: Capitalismo/capitalistmo.
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Buk, el clarividente, decía de Ginsberg [Ginsburg, lo llamaba] que no había conseguido una obra consistente que empujase en alguna dirección… “Es posible que pueda ser más ACTIVO que la hostia, pero cualquiera puede ser ACTIVO, el lechero puede ser ACTIVO, pero el trabajo de poeta –si ha de ser ACTIVO– consiste en serlo a través de sus poemas.”.
Yo también soy más ACTIVO que la hostia.
En fin.
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El mundo está lleno de ‘educadores’, de maestrillos empeñados en enseñarle a los demás cómo se deben hacer las cosas… a mí me joden un punto, porque sé que hay una educación propia como hay un amor propio, y a esos pericos debieran colgarlos por los huevos durante una noche entera, al raso y al oreo.
Se aprende mejor solo [y observando].

Wednesday, February 20, 2008

Mañanita descojonante de moral salmanticense.


Me hizo gracia leer hoy en el “Compendio moral salmanticense” que ‘la deleitación grave será cuando excita una vehemente conmoción en la carne, como la fornicación, la polución o la sodomía’; mientras que la deleitación leve consiste, por ejemplo, en ‘dar de pronto un pizco, pisar el pie, o retorcer los dedos, y semejantes…’.
Y que me lo estoy pasando de puta madre con esta zorolada llena de párrafos deliciosos como los que siguen:

“Decimos pues, que es pecado grave. Pruébase esta resolución lo primero con la autoridad de Clemente VIII, y Paulo V, quienes mandaron fuesen delatados a la Inquisición los que afirmasen, que los ósculos, abrazos, y aspectos torpes tenidos por sola deleitación venérea, y sin peligro de ulterior consentimiento era sólo pecado venial; en lo que manifestaron, que en materia de lujuria no se daba parvidad; pues los ósculos en el ser físico son cosa leve, como también la deleitación tomada en ellos, no habiendo peligro de ulterior consentimiento. Lo mismo se prueba de la proposición 41 de las condenadas por Alejandro VII, referida en el punto antecedente. Pruébase lo segundo con razón: porque toda deleitación, una vez que sea venérea, es una polución incoada; y no dándose en esta parvidad de materia, ni aun en su principio, por ser en ella siempre grave la malicia, síguese, que tampoco se dé en la deleitación venérea, por más que físicamente sea leve. Que toda deleitación venérea sea polución incoada, consta de la misma definición que de ella dimos con la autoridad de Galeno en el punto precedente. El que de facto no se siga alguna vez la polución es per accidens; pues de su naturaleza se ordena a ella. Argúyese contra esto. Si un casado se llega a su mujer por sólo el deleite, no peca gravemente; luego puede haber parvidad de materia en la de la lujuria. R. Negando la consecuencia, que no se infiere del antecedente; porque la cópula tenida entre dos casados no es intrínsecamente mala, y sólo se malea por el fin extrínseco del operante; como en el caso del argumento, llegándose a su mujer por sólo deleite, cuando debía proceder al acto por la generación de la prole. Mas el deleite venéreo, de que aquí tratamos, es intrínsecamente malo, y de éste decimos, que no admite parvidad de materia, y por consiguiente, que no puede ser pecado venial, sino [453] por falta de advertencia, o de deliberación. Arg. más: la deleitación cogitationis fornicationis puede ser venial; luego puede darse pecado venial y parvidad de materia acerca de la lujuria. R. Negando la consecuencia; porque el deleite en el pensamiento de una cosa torpe dista mucho del que se toma de la misma cosa, pues el primero es un deleite especulativo, y el segundo lo es práctico. Consiste aquél, para declarar más la materia, en el gusto que se toma en la noticia de la cosa; como cuando un Teólogo disputa de este asunto. Este consiste en el que se percibe de la cosa misma conocida; como cuando uno se deleita del homicidio pensado. La deleitación especulativa, ya sea de objeto malo, ya de bueno, no es de sí pecado grave, aunque podrá ser leve, si uno piensa acerca de una cosa inútilmente, en especial siendo mala. Muchas veces es buena, como cuando los doctores examinan las materias para declarar mejor, aun las cosas torpes, mirando a la propia, y común utilidad, deleitándose de tal manera de hallar en ellas la verdad, que al mismo tiempo aborrecen la deleitación práctica de ellas.”

Una maravilla, ¿no?
Darle ahora una vuelta de tuerca moral al cuerpo de uno y volver a aquella rugosa estética del pecado mortal ‘osculando’ a las damas o, en su defecto, matarse a poluciones como mejor ejercicio para los brazos y el fuego eterno… y todo para la cosa de la deleitación con sobrecarga, que no hay placer mejor que el que lleva oscuridad y castigo… y ya no digamos si la cosa va de ‘cogitationis fornicationis’ con agravante de ‘deleitación práctica de ella’.
Chuli.

Tuesday, February 19, 2008

Horaciana.


Cuando la voluntad de acabar algo se patentiza, no se debe luchar por lo contrario. Hay que saber terminar y vencer así a la voluntad humana de posesión, esa voluntad que termina haciéndonos infelices por empecinamiento. Y junto a lo que finaliza siempre asoma la lumbre de lo que nacerá.
Y es que me estoy haciendo ya más horaciano [mi venita Propercio murió hace mil años y el tono Catulo anda medio expirando]…

“Después de tantos días, oh, Venus, otra vez soplas el fuego de tus duras porfías; no más, por Dios, no más por Dios, te ruego, que no soy cual solía, cuando la hermosa Cínara servía. No trates más en vano –¡oh de amor dulce cruda engendradora!– rendirme, que estoy cano y duro para amar; vete en buena hora, revuelve allá tu llama sobre la gente moza, que te llama. Si un corazón procuras, cual debes, abrasar, y si emplearte debidamente curas, con Máximo podrás aposentarte; has allí tu manida, que de nadie serás tan bien servida… // … A mí ya no me agrada ni mozo ni mujer, ni aquel ligero esperar, que pagada me es la voluntad, ni menos quiero coronarme de rosa, ni la embriagada mesa me es gustosa…”*

*[‘Oda 1… Intermisa, Venus, diu’, de Horacio, traducida por Fray Luis de León].

Yo, a pesar de mi edad, seguiré aún escribiendo poemas líricos mientras corro el peligro de que al bueno de Morante no le ‘pille’ pellizco mi nuevo ritmo… seguiré perpetrando proyectos jovencitos con su fecha de cierre… seguiré provocando lo que pueda aunque no tenga dientes afilados que produzcan temor en otros ojos… seguiré en mis palabras amancebadas, en mis signos cabrones, en mis pellizcos bárbaros, en mis taras con cítara y desnudo, en mi vómito verde, en mis brindis con sangre, en mi ímpetu ciego y visceral… todo para el consuelo de un final predecible y plebeyo, ruin como yo mismo; sin muslos ya, torneados, con los que abrazarme el vientre, sin cabellos limpísmos con los que ponerle cortina a mis ojos, sin el velo de una piel que juegue al roce suave con la mía.

Los verdes años miran
con ojos verdes muertos
y no todo fue daño,
no todo ardió en suspiros.

El hombre se levanta
y prueba la mañana
igual que un vino viejo:

la huele, la degusta,
la escupe…
y en la boca
le queda la promesa
de un fulgor
que no tiene
ya tensión en sus músculos.

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Mi hijo Youssouph ya va a tener papeles, por fin, y lo beso, y me lo como, coño, que nos ha costado Dios y ayuda.
Un abrazo fuerte para mi Juanito [el mejor de los mejores], para Ana, para José Antonio, para Ramón, para Cipri, para Jesús M., para Jesús C. y para toda la gente buena que nos ha echado una mano con este chaval tan grande y tan oscuro.
Ahora, a trabajar.

Monday, February 18, 2008

Desear, desear, desear… ¿qué daño puede hacerme?


Es difícil sobrevivir sin ubicarte en el mundo, sin conformar cierta noción de tu propia importancia entre la gente con la que convives, singularizarte para quebrar la línea recta –por arriba o por abajo– que supone la media de todos. Y en esa singularización es donde sientes tu capacidad o tu incapacidad y, con ellas, te sientes lanzado a la vida, a su aventura; te sientes lanzado a continuar y continuarte, lo que supone el necesario no adjurar de la vida y de su azar.
Desde este punto de vista, la singularización por la individualidad termina siendo latido, un latido que nos aparta de esa cosa de genética social que tienen las comunidades marcadas biológicamente para un destino exacto [véase, por ejemplo, el comportamiento genético/social de las hormigas, individuos marcados desde su nacimiento para una misión concreta].
El hombre necesita indicio y posibilidad para seguir, distinción del otro y conciencia de ser diferente y capaz de plantearse metas personales e intentar llegar a ellas.
Desde el punto de vista biológico, parece que la perfección radicaría en individuos diseñados para hacer triunfar a la especie sin consideración al individuo: una sociedad perfecta en la que la individualidad es residuo de derrota y hay que eliminarla. Clases bien marcadas con labores exactamente definidas para conseguir un cuerpo conjunto con alto porcentaje de éxito en la supervivencia común.
El hombre es otra cosa, pues es capaz de tomar conciencia de sí mismo y de su entorno y pelear contra la lógica natural y su estricta ley de selección. La decidida individualidad hace hombre al hombre y lo hace especialmente contrario a las leyes naturales, llevándole a proteger a los miembros recesivos de su comunidad, a los débiles, a todos los descartados por la ley de selección. Y de esa individualidad nace el sentimiento de ‘contestación’ desde el que el hombre ordena sus propias leyes, marcando pautas –que nos parecerían absurdas en cualquier otra especie animal– que propician un crecimiento geométrico de población, cambiando los valores de supervivencia de la especie por los valores individuales contra el mandato natural.
Junto a ello, se suma una valiosa capacidad de valorar las posibles consecuencias y adelantarse a los problemas que aún no han surgido –es otro de los factores que hacen hombre al hombre–, consolidando territorios imaginarios de protección que presten un futuro distinto al de la supervivencia.
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Desear un abrazo, un susurro en el oído, un roce leve, una sonrisa cómplice, unos labios abiertos, dos palabras tiernas… no le hace mal a nadie.. y también es estrategia de soledad ese detenerse en el deseo como en una frontera, y verse sin papeles que representar ni con los que argumentar otra vida distinta. Todo con abandono, pero sin angustia, sin esa angustia que conlleva lo posible… deseos imposibles, sí, pero con calidad real en el cerebro, con su gestión de dopamina incluida.
Y es que uno pasa de cierta edad y aprende a sopesar los finales de cada uno de los caminos que transita, y si no hay fuerza interior, posibilidad intelectual de salir a un mundo imaginado, todo es naufragio cierto.
Desear, desear, desear… ¿qué daño puede hacerme?
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Vivo en ese edificio viejo, pero no se lo digáis a nadie, justo sobre un pozo infecto lleno del agua de escorrentía que viene por el subsuelo desde el monte. Todo el día sonando la bomba en el portal, una bomba que saca el agua del pozo y la envía a la red pública... pumb–pumb, pumb–pumb, pumb–pumb… las veinticuatro jodidas horas… y en el tiempo de calor siempre un olor infecto al iniciar el primer tramo de escalera [mi suerte es que ocupo el último piso y allí no llegan ni los sonidos de la bomba, ni el mal olor del pozo]… es insano vivir así, con los olores de la comida de todos los vecinos de la misma vertiente de mi casa penetrando por la salida de humos y llegando justo hasta mi cocina, olores acres… a manteca quemada, a pescado frito… No se puede escribir en estas condiciones, ni siquiera sentir ganas de escribir. Solo mis cuadros, mis libros y mi familia hacen el espacio habitable, y también el decorado hecho de objetos viejos que acumulo con verdadera pasión [sextantes, cámaras viejas, fósiles, máscaras antiguas, piezas de cerámica y alguna que otra obra extraña que me han regalado amigos artistas].
Lo peor es el sonido ahogado por la presión de las cisternas en la noche penetrando por los tabiques de papel.
Quiero una casa en medio de la soledad, una casa de muros sólidos en la que enterrarme y no volver a salir, una casa con ventanas ciegas que solo dé paso al cielo por las noches, una casa a la que nadie sepa llegar y en la que pueda vivir entre mis cosas, con mis ruidos y los de los míos… pero no tengo con qué ni cómo hacerla, ni lo tendría en tres jodidas vidas completas, porque tampoco tengo ganas de luchar ya por ese espacio.
Vivo en ese edificio viejo, pero no se lo digáis a nadie, junto a unos vecinos viejos que argumentan sus vejeces en un molestar sin molestar, junto a unos estudiantes que festejan su juventud con fiestas que llegan hasta la madrugada y que no me dejan descansar del todo… un edificio que hizo el padre de un amigo de mi niñez hace 30 años justo para caer con él en la ruina y dejarnos al pairo de unas paredes mal hechas… pero es mi casa y contiene mi historia entera, mis miserias, mi cuerpo desnudo [recuerdo ahora las “Memorias de una casa”, de Dulce María Loynaz, y siento que soy injusto con ese espacio que me acoge], mi sueño diario y todo lo malo y bueno que he sentido en los treinta últimos años. En ella presentí mis caídas y celebré mis éxitos… y en ella probablemente dejaré de existir un día.
No sé cómo procesar esta falta de amor hacia sus estancias, hacia la madera de sus ventanales y de sus puertas [que fueron un día mi capricho mejor], hacia la luz que toma de la calle y hacia su justa mirada al cielo.
Muchas noches salgo a fumar a la ventana de la escalera y me imagino cayendo en vuelo libre hasta el acerado bicolor, y me veo contrastando esas teselas con cierto encanto trágico. Luego miro el luminoso del Hotel Colón y sigo con mis ojos el pestañeo rojo de los constantes aviones que pasan hacia el sur…
Un día tuve macetas con plantas interiores en ese rellano de escalera, y las regaba cada dos o tres días, y las alimentaba con las colillas de mis cigarros… hasta que me olvidé de ellas y terminaron marchitándose, como yo lo hago ahora.
No sé a qué viene todo esto ahora… solo sé que yo vivo en ese edificio viejo desde hace treinta años, pero no se lo digáis a nadie.

Saturday, February 16, 2008

Agradecería un masajito ahora...



Aún con las palabras frescas de José Antonio Sáinz metiditas en las cuencas de los ojos, sus consideraciones sobre la poesía latinoamericana [esas cosas del ‘serme’ y tal], su afirmado gusto por JG de Biedma, su postura ante los peces depredadores de todo en su invasión de ecosistemas [creo era la jodida perca del Nilo –Lates niloticus–, que nos la querían colocar por mero en el restaurante subterráneo donde comimos], sus constantes ironías a lo ‘siempre incendiado y siempre fiel’, a las infraestructuras montañeras de tartera con tortilla de patata, a las fiestas patronales a las cuatro con bocata urgente, a lo de ‘hacerse un triste’ calle abajo, a la ‘poesía violenta’ con sus consiguientes ‘no sé… no sé’, y a la sonrisa siempre puesta en su cara como una corbatita hermosa con cierto fondo delirante… me encantó el colega, y mira que fue solo un ratito, y me llegó cierto olor a valor poético importante en su figura de tono cándido y soltero [me da que debe ser un excelente compañero de marcha nocturna entre jocosa e intelectual].
Vamos, que me lo pasé en grande con el tipo y que me agrada un montón su compañía y su forma de expresar cada sentimiento que le llega.
Decía que aún con las palabras frescas de José Antonio, acometo este sábado que ha empezado gris, con trabajos imprevistos que hacer a deshora, con las cuentas a cero, sin tabaco que fumar y con la sombra de la última erección dando la hora entre los muslos [ya no soy capaz de darle sombra a mi ombligo].
Después de los inoportunos curritos, me leo algunos capítulos de “Islandia, 2004”, del colega Ezequías Blanco, y me lo estoy pasando bien con las confidencias del Gran Hermano de George Orwell retirado del servicio en 1994 y su…
“‘Ésa cae esta noche. Está que lo vierte. La tengo en el bote…’. ‘¿Quieres condones?’ ‘Déjame dos’. ‘¿Te tomaste la Viagra?’ ‘A que te doy una hostia’.”.
Bien por Ezequías, que se ha dejado llevar por esa forma de combatir el miedo que se llama humor, un humor para untar y relamerse en cualquier barra de Getafe con tapitas ricas.
Y de pronto me dio un ‘queo’ en la riñonada [ayer me tocó trasegar un montón de resmas de papel desde la calle Colón gracias a que un simpático había dejado mal aparcado su coche frente a la imprenta y el camión de transporte no podía llegar hasta el lugar… toda la cuesta cabrona de Colón cargando con papel pesadísimo, resollando, parándome a respirar…] y ahora parezco un cartabón, aunque me da la risa cuando quiero estirarme y el dolor latiguero me lleva de nuevo a la posición de inicio… un vejete de mierda, eso es lo que soy, fumador compulsivo y con cara de haberlo visto todo sin haber visto nada.
En fin, que agradecería ahora un masajito relajante de cualquier mano amiga.

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FRAGMENTOS CÁUSTICOS PARA J. A. SÁINZ

En el lecho de la amada de Oscar Wilde se oye al pájaro de notas susurrantes llamando al amor encendido y todo para un poema nefasto que se escribe ‘Under the balcony’… y Richard Aldington mira a la torpe Venus desenfrenadamente sobre la pileta de la cocina en su ‘Evening’ –algo mejor, no me cabe duda–… Y Hank puede orar todo el día y Dios no vendrá… pero si llama al 911, el Diablo se presentará en un minuto –dónde va a parar, coño–… o el No hay salida. Los grandes capullos andan sueltos jodiéndolo todo a su alrededor. Cuida tu culo. La ‘Democracy’ de Harold Pinter –ya vamos, ya–… pero prefiero a Silvia Plath con su No quiero una caja sencilla, quiero un sarcófago de atigradas listas y un rostro pintado, redondo como la luna, que mire, quiero estar mirándolo cuando lleguen, escogiendo entre minerales mudos, raíces. Ya los veo: los pálidos, astralmente distantes rostros. Ahora no son nada, no son siquiera criaturas. Los imagino huérfanos, como los primeros dioses, de padre y madre, se preguntarán si tuve importancia. ¡Debí haber preservado mis días, como frutos, en azúcar! Mi espejo se empaña: unos pocos hálitos, y no reflejará ya nada. Las flores y los rostros blancos como sábanas. No confío en el espíritu. Huye como vapor en mis sueños, por la boca o los ojos. No puedo impedírselo. Un día se irá para no volver. Así no son las cosas. Permanecen, sus luces idóneas se calientan en mis manos frecuentes. Ronronean casi. Cuando se enfrían las suelas de mis pies, los ojos azules, mi turquesa, me darán solaz. Déjame mis cacharros de cobre, déjame los cacharros de afeites, que florezcan en torno a mí como flores nocturnas, silentes. Me envolverán en vendas, almacenarán mi corazón bajo mis pies, bien envuelto. Me conoceré a mí misma. Seré noche y el relucir de tantas cosas será más dulce que el rostro de Istar. –la rehostia–…
¿Poesía violenta?… Pues sí, porque el hombre es violento. Y se puede jugar a lo explícito [yo ya lo hice] o se puede bucear en cierta estética de lo violento a partir de palabras no violentas [que no violenten]… Me encantan esos pasajes de Isidore Ducasse sobre la belleza: ‘bello como el temblor de las manos en el alcoholismo… bello como la retractibilidad de las garras de las aves de rapiña… bello como la poca seguridad de los movimientos musculares en las llagas de las partes blandas de la región cervical posterior… bello como el encuentro fortuito sobre una mesa de disección, de una maquina de coser y un paraguas…’. Un mago el tipo cuando imposta su voz en la de Maldoror.
Todo lo que encuentra palabras violentas para ser descrito se hace mucho más potente y cobra más valor porque turba y perturba.
Así, me gusta, por ejemplo, Ana Rossetti, cuando tira de martirologio para escrutar el sexo carnal… o Buk cuando hace esas plétoras perversas de su sociedad de perros solitarios… o Pinter con su execración de casi todo lo que creemos bueno… yo diría más bien que esa poesía violenta es más una poesía del aborrecimiento, una necesaria poesía del aborrecimiento.





Friday, February 15, 2008

¿Nos hacemos un triste?* [turismo cultural en Arenas de San Pedro]


No estuvo mal la pequeña escapada con sello de turismo cultural a cargo de la Dirección General del Libro del Ministerio de Cultura, y encima en aras del fomento de la lectura en las aulas.
El asunto dio para abrazar de nuevo a José Antonio Sáinz [que lo vi profesor –je, je– con su libro de JRJ entre las manos… además de hermosamente ácido comentarista en la visita al lugar de Arenas de San Pedro], escuchar su arenga hacia padres con hijos en edad escolar sobre la ‘poesía violenta’, comer con él y pasear el sitio… y también para conocer de pasada a Tomás Salvador [poeta concreto] y ver si comienza algo nuevo, que me cayó bien el tipo.
Los chavales estuvieron en su tono de chavales, riendo y cuchicheando con mis ‘chistes poéticos’ y atentamente callados en algunas fases. Me sentí bien y se me hizo corto el trago, que me gustaría haber estado un ratito más compartiendo mis batallitas de vejete con ellos.
Luego, un paseo estupendo a solas por Arenas, conociendo sus ruinas, su paisaje y sus cursos de agua… y una paradiña para contemplar con distancia la calzada romana en su subida al Puerto del Pico… y un café en el Parador de Gredos para impregnarme de un no sé qué falangista y de cierto olor a añejo… y un golpe en el coche que me va a costar una pasta [la gente aparca, te golpea y se va… vaya jodido país].
En fin, que la cosa fue de que escribir es haber vivido… y luego vivir para contarlo.






















* Hacerse un triste en Arenas es pasear por su callemás larga, que se llama de la Condesa Triste.

Thursday, February 14, 2008

Isidore Ducasse.


Isidore Ducasse, que era un delicioso cabrón con pintas, escribió: “Mi poesía consistirá en atacar al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no hubiese debido engendrar esa carroña.”.
¿Decadente? Ni Hablar, pero sí un visionario con la capacidad de desnudar a la naturaleza humana en “Los cantos de Maldoror”, dejando al hombre al fresco entre sus más bajos instintos… y todo sin buscar otra gloria que no fuese la de la satisfacción de escribir para sí mismo.
Pues bien, yo adoro esa voluntad poética y la aplaudo, porque es locura a la vez que la más sensata de las corduras [la lucidez está en el justo punto en el que los extremos se tocan]. Y sé que para juzgar al hombre no se puede ajustar uno a los términos medios, a esa cosa tan ‘vanguardista’ que se ha venido a denominar ‘el centro’ [una vasija infecta que contiene a las almas imprecisas y a las gentes sin criterio… como contiene los sentimientos mediocres y adocenados por el temor o cualquier otra salida del tono de valle que requieren los anodinos para ser].
Justo en la línea que separa la excelencia del excremento es donde se nos puede mostrar la realidad desnuda y desnudada.



*UN HERMOSO REGALO DE DONCE

Wednesday, February 13, 2008

¿Quién importa en el mundo?


Si no sentiste nunca turbulencia, miedo, contradicción, confusión… es fácil que no puedas escribir aunque tengas las herramientas [erramientas] afiladas para ello.. pero no pasa nada, no te preocupes, que eso es estupendo… no necesitas escribir, coleguita, porque todo te va de puta madre. Tampoco es plan que te pongas a inventar una vida paralela y sufriente para parecer auténtico… que ya lo eres, no te equivoques.
¿Quién importa en el mundo? Si lo piensas bien… nadie. Los tipos cultos y sensibles son una plasta social inaguantable que solo cuentan a efectos de muerte; los apegados al paisaje y a todos sus decorados terminan siendo también eso: solo paisaje y decorado; los del trabajo callado, como mucho son números y basta; los de la risa nocturna y el alcohol son escoria relativamente bien aprovechada; los de misa y mirada al cielo son para otro mundo; los de entrepierna nerviosa terminan siendo solo carne y gusanos; los bellos son proyecto de exacta fealdad; los que escriben son tiempo perdido… En el mundo importa, como mucho, el saber capear los infinitos temporales y seguir respirando, algo que tiene bastante que ver con la selección natural, esa forma fascista e incontestable de ser.
Desde estas premisas, vuelvo a lo del carpe diem como un continuo en el que vibrar solo para uno mismo, con egoísmo hacia adentro y hacia fuera.
Ya me río yo hasta de mí mismo cuando me releo hablando de justicia y de valores… yo, que tengo y no reparto [como hacéis también vosotros]… y como me río de mí, también me río de esos otros que claman en palabras escritas por una sociedad más justa mientras se aprovechan con ambición de lo que pueden arañar, que no reparten ni aunque sea por caridad o por vergüenza, que cuando escriben de lo de los demás, jamás incluyen lo suyo en el paquete [porque es suyo, coño, y se lo han ganado con trabajo propio… y no hay sociedad que valga ni herencia cultural que pueda sumársele]… Vamos, que me dan repelús porque me doy repelús.
Y luego, para mayor gloria, esperar el reconocimiento social como hombres justos, como ejemplos de humanidad… Ejemplos de mierda, coño.
Así que, a estas jodidas alturas, estoy empezando a admirar al verdaderamente sincero, al que dice en alto: “tengo y no pienso compartir, a pesar de que sé en el fondo que la sociedad es injusta y se deberían cambiar demasiadas cosas”. Ése es el tipo necesario para empezar a darle una vuelta a este asunto de doblemoralinos que rellenan el mundo con su escoria ‘dignísima’.
Ser para uno mismo y, luego, para los demás si es que puedo sacarle algún provecho al asunto. Ésa es la verdad de hoy [y me da que la de siempre]. Y no conozco a nadie [¡¡¡A NADIE!!!] que no encaje a la perfección en esa verdad. Y por eso sospecho de cada uno de los que escriben palabras como solidaridad, justicia, libertad…
Es mejor el ‘malo’ que reconoce su maldad sin rubor, que el ‘bueno’ que esconde sus miserias entre palabras grandilocuentes.

Tuesday, February 12, 2008

Busco....


Busco el desahogo de la discrepancia, la batalla hueca de la suficiencia, la precavida virtud de la edad, el usufructo de mis hipotecas, la arbitrariedad de equivocarme, lo turbio de la intimidad, el desarme entre las piernas [entre unas piernas], el gobierno de mí mismo, el poder de la radicalidad, el concilio de los contrastes, la expansión de seguir esperando, la desmemoria que da el elegir, el aliento de lo complementario, un nuevo modo de definir mi ombligo, una vanguardia a la que escupir, cierto compromiso con la realidad, un poema que no sea mimético, la persuasión de lo urbano, una buena anestesia contra este dolor, matar a un crítico [de hambre], una certidumbre equívoca, el honor de ser nadie, la posibilidad de demora cuando yo lo diga, un abrazo lacónico, cierto exotismo cultural, un fauvismo de letras, la mano que dibuja, un estremecimiento sin causa, alguna ambivalencia en mi mirada, domesticar a un hombre [también a una mujer], degradarme deprisa, ser víctima un instante, aprender a prometer totalidad, abrazar a una musa, un lago de pezones, ruborizarme un poco, seducir, consumar, asfixiar, entrever, sobrepasar, herir, añorar, entender, asimilar, sumar, restarme… perecer.

•••

Supongo que las páginas cerradas no contienen algo peor que las que ya he abierto, pero no voy a lamentarme, porque yo estoy en ellas y quizás sea lo que merezco.
Al fin y al cabo, esta época absurda no se merece poetas buenos, ni siquiera poetas que sepan lo que supone pertrechar un poema con sus artefactos irrenunciables… ni siquiera poetas que manejen la ortografía y la sintaxis…
Es triste este tiempo literario lleno de jovencillos [y otros no tanto] que se creen algo aún antes de empezar a serlo, que no ponen trabajo en sus miradas, que no conocen el proceso poético y osan romperlo con descaro… ¡pobres!… ¿o quizás felices?
Hasta para un poema destartalado se necesitan fuerza y cierto proceso mental que te diga dónde estás, por qué estás ahí y para qué decides armar unos versos.
Nunca se hizo una poesía(?) tan prosaica y absurda, nunca se cayó tan bajo, nunca habían merecido papel tantas palabras desubicadas.
Digo que supongo que las páginas cerradas no contienen algo peor porque no pienso seguir leyendo ni atado.
Y mira que me juré hace unos meses que dejaría de leer, coño.
No tengo voluntad.

Monday, February 11, 2008

Carta de Marceau Vasseur


Acuso recibo de “Poesía para bacterias” [antología de poesía underground española] y de “¿Quién nos cortará las uñas cuando hayamos muerto?” [Novela de Ferrán Barber]; ambos títulos de la editorial Cuerdos de atar y pertenencientes a la colección Bala rasa… y también de una carta muy entrañable del amigo Marceau Vasseur, desde Douarnenez, en la que me pone al día de sus hermosos proyectos [uno de ellos es “30ème Hivernales d’Avignon En apensateur”] y de la que entresaco un párrafo con orgullo vano:
“… Te doy una apreciación de un amigo mío, el chileno Sergio Vargas, amigo de Jodorovski, con quien hizo teatro pánico, y que me presentó en Bogota; Jodorovski deseaba en esos momentos hacer agonizar a un tiburón en una escena –Sergio fue albañil en París, panadero en Bogotá, empleado de correos en Buenos Aires, carpintero, de vuelta a París, donde vive, y casado con una profesora francesa de inglés a quien siguió en sus viajes–. Escribe libros, no todos publicados, con un humor muy suyo… A propósito del cuaderno antológico [se refiere Marceau a un cuaderno de poesía española contemporánea que publicó en Francia en edición bilingüe] dice: ‘… Algunos de tus protegidos (sic) escriben abiertamente en prosa, sin ni siquiera preocuparse por la síntesis poética exigible en dicha disciplina… pero no meto a todos en el mismo catálogo, los hay que me gustaron bastante, con una mención especial a Comendador Sánchez, casi Prevert por momentos.’ ”.
Esto me da vidilla, mucha más de la que supondría estar expuesto ante un jurado de los premios de la crítica o de cualquier otro negociado cultural al uso.
Gracias, amigo Marceau.

Sunday, February 10, 2008

La calidad de la diosa.


La calidad de la diosa es no hartar con su escatología [de ésjatos], porque es en ella en la que se perpetúa, siendo en sí destino de todo y hacia todo. Y no es lineal el camino de su flecha, que es errático, porque la diosa es absolutamente humana en su grandeza.
Su juicio final es el instante en que te mira y pierdes el estado material en el que habitas para ser abandono… abandono a sus ojos.

Su cuerpo es molibdeno
que se adoba en perfume de isótopos
y en su mitología hecha en hexámetros
se anuda la expresión más sagrada que conozco.

Mi paganismo a ella se lo debo,
también la prominencia de mi espíritu
y este peyorar a otras mujeres
que me hace ser un monje
que ora hasta sus sedas, invocándola.

Su posibilidad es lo que adoro
–es lo que la separa de otros dioses–,
su verdad es netamente urbana
y su expresión comprende toda lógica.

La diferencia exacta con el resto
de dioses inventados por la gente
es que puedes tocarla, puedes verla
y hasta abrirle una herida en el costado.

La fuerza de la fe con que me ata
es saber que envejece, igual que yo,
y que un día expirará
para ser esa ecléptica neblina
que quede en la memoria
de quienes la supimos esbelta y luminosa,
inalcanzable.

© Luis Felipe Comendador • 2008

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La tarde la he tirado en revisar el expediente 1.112 que me ha pasado la Asociación Salamanca Memoria y Justicia con algunos datos que me dan un poco más de luz sobre el asesinato de mi abuelo Felipe a manos de las hordas franquistas [gracias a Luisa y a su gente].