Wednesday, July 30, 2008

Vivir es acertar y equivocarse.


Abrir los ojos y sentir los tendones carcomiendo sus ganas en los huesos, y notar cómo la mano hormiguea después de hacer de almohada impenetrable, y percibir el nítido empujón de la vejiga en el sexo abultado por la noche, y ver borroso entre los mil avisos que me punzan todo el cuerpo con su ‘ya vas mayor, viejo elefante’… y pisar las calles nuevamente, haciendo del himno Milanés mañana y horas… y volver a abrir los ojos y saberme paisaje en el paisaje, hombre entre los hombres, abstracción en este mar concreto en el que todo tiene nombre y ocupa un espacio aleatorio y vivo.
Vivir es ser de nuevo cada día, hacerse en la mañana y poner orden en todo lo mirado y recibido, libar labios ajenos, ser vencido por cualquier contoneo en una esquina y atinar a decir: ‘soy yo y me quedo’.
Vivir es no pensar mientras recibes el oxígeno justo que precisas y la mano de aquél que no te pide sino un nítido aval a su existencia… también es persistir en repetirse en los gestos sabidos para hacerlos genética esencial para mañana.
Si al ser sientes vacío, busca roces; si al hacer no precisas en lo neto, dentente algún segundo y mira adentro; si al moverte no atinas en el gesto, retoma tu camino y busca huellas que no sean de tus pies ni de tu talla… y síguelas sin más, que alumbran signos.
Vivir es acertar y equivocarse, tener y no tener al mismo tiempo, sentir que en cada ausencia hay un indicio que es digno de llevarse hasta su límite. Vivir es ser consciente del abismo y procesarlo en clave de alto vuelo; vivir es desear, poner en celo el paso que darás, decir a voces ‘soy y estoy’, ir a por pan reciente al mediodía o hacer una visita a la peluquería de la esquina para que te adecenten el cabello… vivir es recordar y hasta olvidarse de lo que fue suceso hace un segundo, buscar el ánimo o el empujón precisos, cabalgar algún cuerpo aunque sea soñando, perpetuarse en todo lo efímero, mover los párpados para engrasar los ojos, tocar y sentir que te tocan, contar tus cicatrices lentamente y darles la razón que necesitan, herniar algo de tarde con tus manos, apresar el milagro de lo que eres, sudar y hacerte sangre, ser lascivo, ser ardiente, ser misterio, ser pantano, ser reúma de gestos y lumbre de ceniza, ser fiebre, ser rincón, ser en unas caderas, ser caimán, ser gotera y arteria y tendones y carne y presencia y hangar y saliva viscosa y ceguera y metales y barro y pupilas y muslos… y ese aire que sale y que entra, el que quizás estuvo en ti hace un ratito y se te escapo con la voz.
Ser memoria y no serla es la vida.

Tuesday, July 29, 2008

Mañana tarantina.

Mañana tarantina porque la camarera deliciosa se soñó vigilando mi ordenata y despertó entre sudores fríos, porque brindé al Sol en el centro de la plaza de toros bejarana, con mi montera de Caja Duero, la primera faena de la mañana; porque hay una crisis que para nosotros es bilis y para el cuerno de África y la testud de latinoamérica es hambre, porque vi al colega Cipriano como un hombre respirando entre los hombres, porque leí a Valéry aquello de que “Está claro que aumentar, profundizar un pensamiento más allá de cierto punto, se opone a la vida… … la vida es lo ajeno al pensamiento – el enemigo.”, porque mi plan de pensiones con La Caixa arroja pérdidas en bolsa de más de un 5%, porque le advertí a mi hijo Guillermo que Narnia no existe y me miró raro, porque en el círculo cerrado vida/muerte hay aún descreídos y asombrados, porque el Loctite se me pega a la piel y me queratiniza, porque me cizallé las manos colocando el puñetero letrero luminoso de Félix Metro y ahora me escuezen como amigos íntimos, porque la camarera se puso un pañuelo naranja en la cabeza y enclavó un colgante de bola entre sus pechos golosos para irse a Helmántica a visitar a la inefable Angelina [hola, Angelina, ¿cómo te va, tía?], porque mi Felipón no arregla su habi y me pongo frenético, porque mi Mariángeles está desaparecida en combate y padece abulia de Historia del Arte [yo también la padecería en su lugar, claro], porque no llego a fin de mes de nuevo y, a mayores, se me ha caído encima el que mea en las esquinas de su despacho presidencial y me ha dedicado una ponencia de radio completita [como se entere mi padre va a haber más que palabras]… Sí, coño, una mañana tarantina para mirarla entre vísceras y cuajarones de sangre, pero con tranquilidad y con cierto humor ácido.
Este pueblo mío tiene sus rufianes con corbata, pero no son ni graciosos, como en otros lugares; sus empresarios tartajas de pecho inflado por las ínfulas extrañas de representar algo, sus estupiditos con despacho a los que conocí de chiquitillos con los mocos pegados justo en la comisura de los labios, sus mecánicos y albañilitos venidos a más… todos destructivos y aprovechados, todos buscando lo suyo mientras joden bien a los demás y se llenan los bosillones de sus americanas y las de sus coleguitas con las monedas que sobran… una mierda para ellos.
Cómo iba a faltarnos esta ganga entre la mena extraordinaria de gente chula que puebla el sitio.

Monday, July 28, 2008

Así está España.


Casi todos los días tengo conversaciones de trabajo que tocan lo absurdo, pero la que tuve hoy con un comercial de una empresa con la que solemos trabajar ha sido realmente especial. Transcribo y no exagero [aunque me inventaré los materiales, pues no recuerdo los nombres específicos]
Yo: Buenos días, soy Felipe Comendador, de AGH impresores, te llamaba para encargar unas impresiones de gran tamaño sobre metal.
Comercial: Ahá, un segundo, que tomo papel y boli para anotar… Ya, dime.
Yo: Verás, son 16 impresiones sobre aluminio blanco en 150x120 (ya te he enviado los documentos vía mail a tamaño y en JPG) que, una vez impresas, debes cortarme en losetas de 30x30 con el borde limpio, pues son para decoración y deben quedar impecables.
Comercial: Mmmm… dices que sobre aluminioooo… 150x120… losetas… mmmm… ¿y cómo las corto yo?
Yo: Pues imagino que como cortas todos los trabajos sobre aluminio…
Comercial: Ya, claro, seré tonto… sí … sí. Oye, y el corte… ¿será recto o curvo?, porque si es recto va mejor en Prinflog, que es un material muy moldeable; pero si va curvo, es otra cuestión, nos iríamos mejor a Devonprint, que es absolutamente novedoso y…
Yo: Dije aluminio blanco…
Comercial: Ya, ya… ¿y va a ser para exterior?
Yo: No, es todo para interior.
Comercial: Claro, claro… entonces mejor nos vamos a ir a un material de última generación que deja un acabado de puta madre… sí, Asproink, es insuperable para interiores, aunque para los cortes curvos no va bien si lo que quieres es un trabajo fino.
Yo: Que no lleva cortes curvos, que son losetas cuadradas de 30x30…
Comercial: Claro… es un verdadero problema. Espera, que le consulto a un técnico holandés que está en la sala de máquinas y sabe de esto la hostia, un segundo… Ya. Mira, me dice que lo mejor para exteriores es Prinflog, pero que no se remata bien en cortes curvos…
Yo: A ver, si yo quiero aluminio blanco para interior y en losetas cuadradas de 30x30 con los cortes rectos y limpios.
Comercial: Sí, sí, es todo un problema. ¿Sabes qué se me ocurre?, estoy viendo el catálogo de soportes y hay aquí uno perfecto, ecanja justo en lo que me pides, la impresión es indeleble para exteriores y se puede cortar hasta con un cutter, con lo que no nos dará problemas para los cortes curvos…
Yo: Pero yo no….
Comercial: Ves, se llama Luxmarine, aunque tiene un problema, que no es blanco del todo, tira más a beige o cremita café con leche muy diluido, claro, y tú lo quieres blanco, ¿no?… aunque te quedaría de puta madre, ya lo estoy viendo…
Yo: Pero…
Comercial: Oye, y estoy pensando yo… ¿estará expuesto a la lluvia?, porque para la lluvia hay un material tope resistente, Plugiolag. Oye, que lo puedes hasta lavar en la lavadora y permanece la impresión como el primer día…
Yo: Atienende, por fa…
Comercial: Es todo un problema… a ver cómo lo cortamos, porque, claro, es un material que no hemos probado todavía en corte. Espera, que vuelvo al taller a preguntar… Ya estoy. Mira, que me dicen en taller que ese material es complicado de trabajar, porque hay que imprimir con pantones especiales… tú verás, es bastante más caro…
Yo: Por favor, déjame hablar un poquito y te enterarás de mi encargo: quiero 16 impresiones sobre aluminio blanco en 150x120 que, una vez impresas, debes cortarme en losetas de 30x30 con el borde limpio, pues son para decoración y deben quedar impecables. Creo que está clarísmo, coño. Un material tradicional, el aluminio blanco y unos cortes sencillos en ángulo recto, nada más.
Comercial: No, si yo te entiendo, pero es una lástima no podértelo hacer en Plugiolag, coño, bien que lo siento. Mira, pone en el catálogo que es maleable, miscible, impermeable y un par de cosas más en inglés que no entiendo… una verdadera lástima… ¿sabes?, tienes que convencerte de que lo mejor son los materiales tradicionales y pasar de tantas modas y tantos productos novedosos, que al final el mejor resultado lo dan los materiales de siempre… yo te recomendaría el aluminio blanco sin dudarlo, eh… sabes que somos amigos y no te engañaría en esto… donde esté el aluminio blanco, que se quiten otros soportes, coño. Os dejáis llevar por las modas y luego siempre pagamos nosotros con vuestras quejas… oye, pero si tú quieres otra cosa, aquí estamos nosotros para servirte lo que pidas, que para eso tenemos la mejor tecnología del sector… … Entonces, ¿en qué quedamos?
Yo: ¡Joder!, pues en lo que te he dicho desde el principio de nuestra conversación: 16 impresiones sobre aluminio blanco en 150x120 que, una vez impresas, debes cortarme en losetas de 30x30 con el borde limpio, pues son para decoración y deben quedar impecables.
Comercial: ¿Aluminio blanco? Buena decisión, de verdad, muy buena. Lo que no sé es cómo van a quedar los cortes curvos…

Colgué para no enfermar y mañana volveré a repetir el pedido.
¿No es para cargarse a un tío?… Así está España.

Sunday, July 27, 2008

Palabras para Urah-dal.

En 1957 nací yo, pero Borges ya había escrito la “Historia de la eternidad” y Girondo había publicado “En la masmédula”… ¿qué podía hacer?
Pasé mis años verdes en el escondite mediocre y bellísimo de Béjar, y salté a Salamanca como un gañán con mis quince años ya algo usados… allí encontré “las flores del mal”, pero no pude dar con una casa del verbo parecida a la de la calle Suipacha que cuenta Pellegrini [cruz llevaba, pero no encontraba mi Monte Calvario]. Junto a las mitocondrías y a los dondiegos de noche me llegó el aroma delicado y mordiente de Aníbal Núñez, pero tampoco supe que había que aprovechar el momento y lo dejé pasar como se mira un cuadro que gusta: con impresión y con conmiseración hacia mí mismo.
Luego, poco a poco, llegaron las lecturas que me hicieron jurar en arameo, justo aquellas que decían exactamente lo que yo iba a decir… Montale, Brodsky, Cortázar, Huidobro, Octavio Paz, Roa Bastos, Pizarnik, García Márquez, Marinetti, Onetti, Nohra Lange, Carpentier… entre todos me hicieron un siete en el justo centro de las ganas y creí que nunca podría concretar palabras mías [es probable que aún no haya concretado ni una sola]. Hasta que decidí [o caí en la cuenta] de que era [soy] hijo de esas letras y de esos gestos. Fue justo en ese punto, en la aceptación de esa paternidad creada en mis lecturas, donde noté el tirón de la escritura y supe que debía relajarme y decir, sencillamente ‘decir’… y lo hice y lo hago sin temor ya y sin vergüenza alguna… y es así porque, al cabo, debe ser voluntad del hombre [también alta obligación] interpretarse y buscarle las vueltas al mundo con ajustadas notas al margen. Y eso es lo que vengo haciendo desde donde ya apenas recuerdo.
Me siento obligado conmigo mismo, con mis cercanos y con el resto de la humanidad a anotar cada día el legajo de planos vitales que considero piezas de este puzzle agotador y hermosísimo, y siempre desde mi punto de vista [pues no existe otro que yo pueda llevar a palabras], desde mi estado de ánimo y desde mis miserias y mis pequeñas glorias. Así, Urah, tengo la alta obligación de aparecer en mis letras exactamente como soy, a la vez que plasmar la postal del mundo justo como la percibo… y con ello aceptar mis defectos y gozar de mis virtudes, y con ello alimentarme y vaciarme a la vez, y con ello reconocerme y conocerme un poquito mejor… y con ello no sentir que mi paso es el justo vacío o el prosaísmo de una nada.
Nací en 1957, pero Picasso ya había pintado su obra fundamental y yo no tenía la genética de Eduardo Arroyo, así que busqué mi tono, mi trazo y mi postura mejor para decirle al mundo y a mí mismo quién soy, cómo soy, hacia dónde quiero ir… y con ello intentar que un par de personas tomen mi palabra y la usen, la mastiquen o la vomiten [cualquiera de las reacciones que provoque supone un paso adelante… justo porque es ‘reacción’ y, por tanto, convulsión o movimiento].
Por todo ello debes saber que ‘busco’ al escribir o al intentar crear y que ‘encuentro’ cuando alguien hace idea mis palabras escritas o mis gestos toscos sobre el papel [da igual que conveza o que encuentre posiciones enfrentadas a las mías].
Y sigo porque sé que ese indicio está vivo cada día en cada palabra que escribo, y que te llega a ti, aunque sea de mala manera y para devolverme tus sabrosas saetas directitas al centro de mi rabia.
Uso mi calidad de hombre para intentar ser hombre de verdad, y no suelo esconder casi nada, ni de mí, ni del mundo.
Un besote.

•••
Tengo la vaga sensación de que todo sucede como si yo no existiese, de que al mundo le sobra mi energía y no me concede el valor que me debe como hombre que late y muerde. Quizás por eso me toca los cojones casi todo. El poder, al día de hoy, se obtiene por representación o por posesión [ya no por experiencia, conocimiento o sabiduría]. Quien representa a un colectivo grande de hombres puede alzar la voz y ser escuchado, aun sin tener un sustento reflexivo y formativo solido [suele ser la norma], y así nos va, pues quien representa se deja generalmente en manos de quien posee y aprende a mirar por sus ojos y a asumir sus interesadas decisiones.
Yo estoy en manos de mi banco, que me da o me quita y, enfunción de ello, puedo moverme o debo quedarme absolutamente quieto… estoy en manos de mis deudores, que modulan sus pagos al socaire de sus necesidades y no de las mías, si es que llegan a pagar… estoy en manos de los políticos pequeños que medran en las administraciones y hasta se dan el lujo de nombrarme para mal [pocas veces lo hacen para bien]… estoy en manos de asociaciones tan inserenísimas y tercas como la Cámara de Comercio, la SGAE o la asociación para los derechos reprográficos [CEDRO], que comen de mí, viven de mí y me castigan con sus miserables limosnas [además de llevarse trabajos tradicionales de mi empresa a otras más afines a sus grises mandatarios]… estoy en manos del Ministerio de Hacienda y de su Seguridad Social [a los que apoquino del orden de 100.000 euros al año entre ivas y venivas, cuotas y pijardos, pagos fraccionados e impuestos indirectos por tabaco y gasofa…]… estoy en manos de la vecina de enfrente, que no me deja aparcar y me pone verde si fumo o me estiro para quitarme la galvana… estoy en manos de los gobiernos norteamericano y soviético, de la trilateral, de los cinco, de los miembros de la OPEP, del zorolo Movistar, del señor de los anillos de los calzoncillos Abanderado, del proveedor de papel, del tesorero municipal, de mis tres hijos naturales y de mis dos hijos pseudoadoptivos, de mi suegro, de mis padres, de mi esposa y del cobrador del gas… y aún así, teniendo tantos tipos intereses en mi persona y en sus usos y gavelas, sigo con esta jodida sensación de que todo sucede como si yo no existiese.
¡No es posible, coño!

Saturday, July 26, 2008

Retórica de pieles para esta resaca de tristeza.


Y para esta resaca de tristeza quiero hoy una hermosa retórica de pieles que me lleve a lo caliente y limoso, una retórica de pechos coronados con hermosos pezones de puro chocolate prestos para la boca, una retórica de muslos jugando a columnarios con sus turgentes capiteles de carne y sus angostas selvas, una retórica de pliegues y hendiduras mojadas como peces, una retórica de nucas esperándome y de manos solares amaneciendo entre unas nalgas cálidas…
El hombre espiritual se redime en lo físico, y también se sana. Así, hoy rebusco una estética que sepa procurarme reacciones intensamente físicas, una estética que me haga arder y caer en picado al mismo tiempo hasta lo corporal; ésa que procura la nata caliente después de la tensión y lo encarnado, la que derrama mientras presta el temblor.
Y busco en mi cabeza un cuerpo donde hundirme sin posible escafandra, un cuerpo que amasar como se amasa el pan o los bollos maimones, un cuerpo en el que resbale la crema y se evapore… y luego darme tiempo mental para reconocerlo con las manos, despacio, muy despacio… y también con los labios y la frente, y con la lengua líquida, y con la piel incircuncisa… darme tiempo mental para reconocerlo en todos sus volúmenes y esquinas.
Y de los días tartamudos pasar a la piel tartamuda y a los lechos escritos con presiones y gozosos sofocos… Mi lecho, sus sábanas y yo: toda una cripta hermosa e incomparable donde vivo remuerto cada noche para reflorecer con pinceladas limpias en los amaneceres y ser espalda y humareda, pupilas y aliento agrio. Mi lecho es santuario voraz al que el sueño entrega mis lunares, en él caigo maduro y de él salgo verde y con mis cabellos revueltos. Y también es playa, pero sin horizonte, donde espero a las divinas ahogadas que nadan mi cabeza cada tarde.
Tumbarme sobre ti, idea de mujer, y olvidarme de todo lo que no sea éxtasis y sexo medular, de todo lo que no sea pistones y reyerta, sudor contra sudor y boca contra boca.
Hoy soy el caracol hermafrodita que se busca sin guantes el centro vertebral…
Y no lo encuentro.


•••
La tarde es de bañistas con la piel bronceada sometiéndose al coito solar con aire decadente. Yo miro y las desnudo desde mis gafas negras, consumando ese rito voyeur que llevo impreso en el que no importa nada la mirada lujuriosa, ni el deseo, pero sí la estética que engarza la agonía de la sombra en una curva o el traspiés de la carne bajo la lycra suave. Los cuerpos son de ortiga y se callan al ritmo de las gotas precipitadas, y se hacen olor que infecta las partes del cerebro más sensibles al caso.
Me gusta imaginar el campo de la muerte con piscina y unas bañistas quietas con sus gorros de baño y los ojos cerrados desmirando al sol, me gusta imaginarlo con el brillo del bronce y el vello sesteando en las axilas igual que las medusas. Y también con la fruta precisa haciendo sombra desde los soportales vegetales, y tomar un membrillo y morderlo con ganas.

Friday, July 25, 2008

Avalancha de pijos insufribles.

Los tres bebían a gollete de sus botellas de cerveza tipo Pilsen, mientras hablaban de que las tías son muy putas y de que por la mañana hacía un calor ‘tope’ en la finca de Candelario. Uno tenía cara de auténtico gilipollas [se le notaba el más débil del grupo… y terminó pagando las consumiciones, claro] y los otros dos de cabrones sin solución posible… “Por favor, dígame qué le debo”, espetó a la camarera el gil, mientras uno de los cabrones le decía al otro en alto: “déjale pagar, que luego se desgrava la nota”. Recibida la noticia de la suma cervecera, el gil sacó su tarjeta oro y pagó con ella las tres birras [la descojonación].
“¿De qué pueblo eres tú?”, le preguntó el cabrón bajito al gil… “Nacido en Madrid”, contestó el tonto como inflándose. El cabrón sonrió y se puso un cigarrillo entre los dientes [lo había cogido sin preguntar del paquete que el gil tenía sobre el mostrador]… y se fueron del café diciendo en alto: “Muchas gracias, muy amables, gracias, adiós” [estos tipos son educados de cojones… y de boquilla].
Yo me partía el culo mientras sorbía mi cafetín con hielo y pensé en comprarme un cinturón trenzado con la bandera de España y meterme el polo Lacoste por dentro de los pantalones.
La verdad es que una de las cosas peores que tiene el verano bejarano es esta avalancha de pijos insufribles que miran sobre el hombro y andan en el presupuesto de que todo es suyo hasta la justa caída del horizonte. Son plaga estos capullos de dientes blanqueados y flequillo en los ojos que juegan a hacer de menos a cualquiera que se roza con ellos. Y echo de menos al mejor Catulo para cantar sus bobadas y sus pijas mariconerías, para explicarles con palabras preclaras que existe la muerte y va a tocarles con su soplo un día, pero que también existe la dignidad del hombre, y el hambre y la sed… y que sus crucifijos de oro finísimo bailando en la pelambrera del pecho son la pura impudicia.
Terminé mi café e hice una gracia en voz alta porque me apetecía [quizás debiera haber intentado pagar también con mi Visa Oro el euro con veinte].
Luego baje al curro y sudé la gota gorda con un jodido cartelón que no se dejaba domar, y pensé en Cipri todo el rato, me acerqué hasta el tapicero a buscar unas sillas que le dejé hace un par de semanas para restaurar, y Cipri no se me iba de la cabeza, me reuní con un alcalde de la comarca para tratar asuntos profesionales, y Cipri seguía allí presente.
Y terminé el día entre melocotones fríos y sangría de La Casera, mirando el nublado hermoso que dejaba haces de luz en la Sierra de Francia y observando cómo se recogían los pájaros con el atardecer. Sansón [el perrito de Julia] estaba nervioso también por los dos perros pijos que han llegado a pasar sus vacaciones a Palomares, pero el no es como yo, él ladra como un poseso y mea todas las esquinas que se tercien para poner claras las cosas.

Thursday, July 24, 2008

Palabras para C.



El día después es de limones amargos y de cristales no consumados que se quedaron en arena por falta de la presión vital que cristaliza… y también de llorar juntos, abrazados y en silencio… pero ha de nacer en ti un salvaje que se atreva a correr desnudo bajo la lluvia nueva y no sepa temblar pensando en las victorias; un hombre nuevo, herido de vida y sin modales, que tenga en su experiencia un resto de utopía… un ser que haga temblar el futuro y enternecerse a las piedras, que no tema a la ebriedad ni le asuste el absurdo.
El día después es también de alamedas y noches, y habrá que hacer el rito de la nostalgia frente al fuego y dejar que las cenizas vuelen libres e intenten germinar un rododendro… pero habrá de nacer en ti un delirio infinito que nos lleve a la avena y al ciclo vertebral tan necesario… no desfallezcas entonces, pues en ti se contiene el rudimento que nos hará arquitrabe y horno otra vez, hombres en cada piedra colocada y en cada pan resuelto.
El día después te sigue despoblando de lo que más querías, pero también te ofrece la lucidez exacta de tu hermosa estatura y te troca en el mejor arquero para la batalla que está por venir… entonces sabrás que la semilla que germinó y se frustró sigue latiendo en el aire que respiras, en la calma del campo que te entra por los ojos, en la lluvia tranquila bajo los soportales… y sabrás que en ti nada se ha despoblado –ni en nosotros–, porque persiste un eco de aquella risa franca que te hizo perdurable.

Llevas sobre tu frente el soberbio candor de las ciudades como una eucaristía, y en tus ojos han de crecer los pastos más bellos de Occidente para cubrir el Sahara [será entonces la pradera infinita que soñaste], y habrá comida puesta a la hora precisa para quien la reclame [tú la habrás procurado con esa rabia nueva que te crece del centro], y encontrarás descanso de este tiempo de caries con su arisco veneno… No dudes, compañero, al echar cada paso, porque será común y compartido.

Wednesday, July 23, 2008

Una pregunta de Antonio Grande.


Una de las personas más lúcidas que conozco [que está ideológicamente justo enfrente de mí, aunque eso no le resta nada al alto respeto y al aprecio que le guardo], Antonio Grande, me preguntó ayer en el tanatorio: “¿Felipe, cómo puede racionalizarse esto? Te lo pregunta a ti, a ver si desde otra sensibilidad hay respuestas que me sean útiles”. Y me dejó pensando toda la noche, enredando en su pregunta y en aquella otra que me espetó Cipriano a las siete de la tarde mientras nos abrazábamos: “Siempre he trabajado por los demás, Felipe… ¿por qué tiene que sucederme esto a mí?”.
Y llego sin más a la conclusión neta de que todo es cuestión de perspectivas y de valientes tomas de decisiones ante los hechos consumados.
Entiendo, amigo Antonio, que desde la mirada del creyente no amparado en esa fe de bueyes sin mirada lateral, estos sucesos trágicos, estos golpes durísimos aportan ‘dudas’, que conforman la mayor enfermedad de los creyentes. Una persona religiosa de medio tono que recibe un golpe como el de nuestro común amigo, termina sufriendo el doble por esa duda de Dios sumada al dolor insoportable [suele ser más fácil –no demasiado– aceptar la muerte trágica para quien en su ideario comprende el mundo en transformación entre el caos y el orden, para quien somete la vida y sus azares al uso racional, y no espera sino ‘hacer’ en vida porque entiende que la muerte es final y basta].
Desde mi sensibilidad, amigo Antonio, esta desaparición es una putada contra la que hay que luchar para que no se convierta en derrota, contra la que hay que utilizar el vitalismo más encendido para sobreponerse y volver al tajo de ‘hacer’ y al oficio de ‘seguir’. A esta jodida prueba hay que ponerle fuerza y proyectos nuevos e increíbles que colmen las vidas que nos rozan y aún están en proceso.
El problema, Antonio, no es tanto procesar el suceso como conjugar el verbo ‘continuar’ en parámetros absolutamente positivos y entusiastas. Hundirse en estas circunstancias resultaría ser un vencido, y ampararse en un Dios supondría una claudicación poco razonable. Quizás, Antonio, en este proceso de sobreponerse haga falta mucha adrenalina y algunos empujones exteriores, pero considero que es la mejor forma de salir adelante: tirarse al mundo de cabeza con todas las consecuencias y con el encono de los que todavía tienen algo que perder… pero también que ganar.
Sigo desolado con lo de Amable y no sé razonar ahora con la calma que pide el asunto. Imagino el dolor de Cipriano y Marisol y quedo absolutamente decaído.
No es justo, coño.

Tuesday, July 22, 2008

Es la hostia...

Es la hostia. Otra tragedia cercana que me llena de tristeza. Esta vez ha caído sobre la familia de mi amigo Cipriano, un tipo por el que siento un afecto especial [además de esa afinidad política que siempre nos unió y los duros días que compartimos juntos trabajando para esta ciudad]. Su hijo Amable, recién casado con una niña encantadora [hace apenas quince días], se ha dejado la vida en la carretera y se me ha puesto un nudo en la garganta que no acierto a desatar.
Y escribo desde la perplejidad de esos treinta años frustrados, desde la rabia que me produce la vorágine del tráfico [los hombres nos convertimos en otra cosa con un volante en nuestras manos], desde la perversidad que esconde la prisa cuando la vida pide lentitud y miradas. Y solo se me ocurre llorar y abrazar a mi amigo con la fuerza de un silencio capaz de decirlo todo, un silencio hecho de soledad ante lo inexorable y de dudas sobre todo lo que me rodea.
Y me vuelve al justo centro el miedo, ese miedo que me trajeron mis hijos desde el mismo día de su nacimiento, un miedo del que intento distraerme con cualquier cosa cuando salen de casa, un miedo que me come y ahora arde con una fuerza extraña y me eriza y me hace sentir una vitalidad que no tengo.
Solo puedo decirle a Cipriano y a su esposa que me tienen para lo que precisen, que será una sonrisa cuando proceda y un empujón de ánimo cuando se tercie, que los pienso porque me pongo en su lugar y tiemblo como un niño, porque intento indagar en la falta y me dan ganas de desaparecer o de comerme el mundo, que lo han hecho todo bien y deben sobreponerse para seguir apoyando a quienes lo necesitan como lo han hecho hasta ahora [la labor de esta familia con la comunidad saharaui es encomiable]… y que sigan en el tajo con el mismo entusiasmo que hasta el día de hoy, porque cada minuto de vida que le arreglen a alguien que lo necesita será también vida que sumar a la memoria de Amable.

TOCA NINO ROTTA
a mi amigo Cipriano González

Como no sé partir
he de prepararlo todo
para aguantar el tiempo
que me queda:

El geranio agotado
en su argolla
asomándose al mundo
desde el balcón de casa
soñando ser parterre.

La postal de Coímbra
remozando la sala.

El valor en la percha
del armario empotrado
con su funda de plástico.

La pluma Parker
seca
sin tinta ni palabras.

Los hijos
a su suerte.

La decepción doblada
sobre el galán de noche
por si me hiciera falta.

La noche y sus traiciones
pintada de farolas
para que haya penumbra.

El sexo en una mano
tatuando lo que reste.

Como no sé partir
aprenderé a esperar
dando siempre la espalda.

Monday, July 21, 2008

Se me va la pelota.


Después de la mañana trabajando de un tirón en la revista de fiestas de Ledrada, llegué a casa y caí en picado… todo empezó a dar vueltas a mi alrededor y apenas podía sostenerme de pie… y siguieron vómitos y un agotamiento que me dejó tirado en el sofá hasta pasadas las siete de la tarde. Y todo debido a los pocos excesos que me permito: un sábado de boda y un domingo con comida y cena familiar. El cuerpo avisa.
A eso de las nueve me vine arriba y, ayudado por un par de piezas de fruta fresquita, he podido medio arrastrarme hasta esta necesidad de contar mis días que me puede con una fuerza explosiva.
Hoy solo diré que sentirme mal también consigue hacerme sentir bien, porque adoro el contraste y soy consciente de que solo en él puedo sentir el pulso de los días.
Mañana quizás pueda extenderme algo más, que ahora se me va la pelota.

Sunday, July 20, 2008

La bella Dámaris y el Epitalamio de Catulo.

Mi decisión de asistir a una boda, después del ni se sabe sin hacerlo, fue traída por la memoria del desaparecido tío Maxi [del que mantengo un recuerdo nítido y gozoso], por la hermosa presencia de la tía Dámaris [recuerdo ahora su animada presencia en la operación de mi padre, su hermano] y por ese cariño especial que le tengo a Marito, a Óscar y a la familia de Carmen y Alfonso. Sentí muy adentro que debía asistir al teatro nupcial, y lo hice sin plantearme ni una sola de las preguntas que siempre me planteo en estas situaciones [preguntas que me llevan a esconderme y desaparecer].
La verdad es que me sentí alejado del bullicio y la fiesta –no comparto desde hace demasiados años estos fastos de la desmesurada apariencia que se venden en un escaparate de tradición y extraña costumbre–, pero jugué a observar y terminé divirtiéndome en términos de experiencia casi poética.
La novia estaba absolutamente bella, deliciosa, totalmente apetecible [Dámaris es un lujo total en la sonrisa y la mirada, y empuja sin quererlo a la poesía libidinosa más intensa], conformaba en mi cabeza la imagen nítida del Epitalamio de Catulo:

“¿Qué dios es más digno de ser invocado por los amantes amados? ¿A quién, entre los habitantes del cielo, honrarán más los mortales? ¡Oh Himeneo Himen, oh Himen Himeneo!
A ti invoca el padre tembloroso para los suyos, por ti las doncellas desatan los pliegues de su cintura, a ti, con medroso y ávido oído, acecha el nuevo esposo.
Eres tú el que en manos del fogoso joven entregas a la muchacha en flor, arrebatada del regazo de su madre, oh Himeneo Himen, oh Himen Himeneo.
Sin ti no puede lograr, Venus, intimidad alguna que apruebe el honor; puede, si tú lo quieres. ¿Qué dios osaría compararse con el nuestro?...
Y tú, novia, cuando te pida tus favores tu esposo, guárdate de negárselos, no sea que los busque en otro sitio. ¡Io, Himen Himeneo, ¡o! ¡Io, Himen Himeneo! Ahí tienes la casa, cuán poderosa y feliz, de tu marido; permite que esté a tu servicio ¡Io, Himen Himeneo, ¡o! ¡Io, Himen Himeneo!
Hasta el día en que la canosa vejez, moviendo su temblorosa frente, diga siempre sí a todos. ¡Io, Himen Himeneo, ¡o! ¡Io, Himen Himeneo!”.


¿Cuántas veces te tenderá el mundo su alfombra de pétalos, como hoy, Dámaris? Si lo hace, deberás aprovecharlo y tomar en tus manos delicadas la manzana que aroma los lugares donde tu cuerpo ocupe el lugar del aire. Ama y déjate amar con abandono entonces.
Ayer, la caracola agotó sus sonidos en la sonrisa plena de tu padre y el orgullo era el más delicado contrapunto en sus ojos; la concha sobre la que Venus apoyara sus pies hace una eternidad, fue ayer el apoyo mejor para tu madre, que lucía bellísima en su atavío y en su cuerpo; la magia se detuvo sin más en los ojos de tu abuela, que solo tú habitabas como una flor de octubre… todos éramos para ti en esas horas, para mirarte, para saberte feliz y colmada mientras perdías tu mirada en los ojos seguros de Gonzalo…
Entonces presentí que hay algo que nos ha unido siempre, aunque apenas nos veamos por la calle y casi no crucemos palabras, y el tío Mario, sin más, refrendó la presencia de tu abuelo con sus mismas formas y sus mismísimos guiños pícaros… fue entonces cuando desde las mesas se levantaban las voces de los jóvenes con alegres arengas, cuando te levantabas con tus brazos abiertos como para volar entre los mirtos y entre los robles [yo me sentía aislado, a pesar de la hermosa presencia de mis padres y de mi hermana, de toda mi familia agrupada alrededor de la sombra de tu vestido de virgen talámica]. Sí, fue entonces cuando supe que los vínculos prestan seguridad y posibilidad de apoyo, que los ritos más patéticos terminan convocando a una fuerza que empuja hacia donde haga falta…
Te vi hermosa, Dámaris, y me sentí muy bien mirándote.
Me encantó acompañarte, te lo juro.












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Antes fue acompañar a mi hija en su última aventura de trabajo [ejercía de azafata en un stand de la Feria Provincial de Turismo que este año se concelebra en Candelario]. La dejé en su lugar con la justa seguridad que siempre me deja su sonrisa franca y visité el recinto con cierta curiosidad. De pronto me encontré con un espacio dedicado a las avez rapaces de la zona en el que se mostraban varios ejemplares muy cuidados de águilas, halcones, buhos, buitres, cernícalos… y me puse a hacer fotos como un gansote [que adjunto en esta entrada], y me quedé alelado mirando aquellos ojos depredadores que me miraban fijamente.
No salió el día malo del todo.





Thursday, July 17, 2008

Aires de blues.

Lectura poética en la Fundación Juan Ramón Jiménez (Moguer). Foto de Antonio Orihuela.

Aires de blues van calentando el ambiente y me veo mayor y distante de demasiadas cosas. Ya no soy lo que era, aunque noto en la lengua que soy lo que fui, y las piernas se mueven al ritmo de la música negra como por ciencia infusa, y siento serpientes adentro [unas que me devoran y otras que me mudan la piel], y comulgo cerveza por salir del calor de alguna forma, y río como un chiquillo, y me alimento de chirimoyas, y siento que aún algo late por mi cuerpo…
El mar es ahora la hierba verde que piso y debo mirar el sudor de la gente que se aburre en sus sarcófagos con piscina y mesita de jardín, y luego tirar por la borda la costumbre y buscar un crepúsculo rojizo donde hacerme manzana o pervertido.
Si manzana, enrojecer al sol y buscar el mordisco de una boca encendida.
Si pervertido, indagar mi desnudo y alumbrar con mi semen otro cuerpo, y salvarlo del tedio con el émbolo crema y la herida manando.
Soy memoria de pájaros, aunque quise ser tranvía o trasatlántico; soy galaxia pequeña, aunque quise tan solo penetrar poco a poco –despacito– en los muslos que agotan; soy sandalias y hormigas, aunque deseé ser crótalo entre las almenas de carne; soy ensayo constante, pero intenté ser médula tras unos senos de hembra; soy residuo inconcreto, y también el delirio completo de lo tenso.
Suena el blues y mi cuerpo acompaña hasta la hartura.

Wednesday, July 16, 2008

You se emancipó.

Que un hijo se emancipe, como andan los tiempos y los martinsas, ya es para nota; pero si el hijo te llegó hace tres años en patera desde Senegal con lo puesto, que era bien poquito, sin papeles y sin conocer el idioma… es ya para cumlaudearse. Bien, pues ayer comenzó mi Youssouph su trabajo como recepcionista trilingüe en un hotel de tres estrellas, con contrato legal e indefinido y en las mismas condiciones que un español al uso. Su primera posta fue de turno de noche y yo me presenté con mi cámara para captar el hermoso momento de verle con la dignidad que el hombre le debe siempre al hombre, feliz en su puesto de trabajo y lleno de orgullo.
Me lo habría comido a besos, coño.
Mil gracias a los propietarios y al gerente del hotel por haber sabido valorar a mi chico [que es un campeón con voluntad y empuje] sin pararse a mirar razones fuera de la idoneidad profesional. Sé que no les defraudará.
Aquí quisiera hacer un apunte sobre mi amigo Pepe Honti, pues gracias a él se solucionan asuntos tan bonitos como el de mi You. Pepe es la imaginación con zapatos y tiene el olfato necesario y los recursos más peregrinos para sacar a sus amigos –entre los que me cuento– de múltiples atolladeros. Pepe no es hostelero –es un tipo de imprenta y, sobre todas las cosas, un enorme comercial y un excelente relaciones públicas–, y me temo que en el asunto en el que anda ahora metido [la Hospedería Real de Béjar] tendrá que pasar duros tragos y algún que otro quebradero de cabeza. Solo quiero decirle que estaré de su lado siempre como él lo está del mío, aunque tenga que hablar claro alguna vez y eso moleste... y me da en la nariz que habré de hacerlo.
Mil gracias por tu afecto constante, amigo. Recibe el mío.



¡Coño!, y que me río yo solito de la suerte que acompaña al empeño por conseguir algo, de la buena estrella que se suma a las ganas, de la luz que va junto a la perseverancia. Ya sabía hace unos cuantos años que no podría arreglar el mundo, y es por ello que dimití de tal pretensión; pero hoy estoy convencido de que se puede luchar por arreglar un poquito la vida de quien tienes al lado, y eso termina sumando… y hasta llega a ponerte cierto puntito de euforia en la frente. Y brindo con mi Coke por Juanito y por mí mismo, por haber sido empecinados en conseguir algo que no alumbraba apenas posibilidad, por habernos atrevido a ser hombres entre los hombres y habernos peleado con instituciones y personas hasta conseguir justicia humanista para un par de africanos que nos llegaron con sus derechos limitados por razones de nacimiento. Y también sé que si hemos conseguido sacar adelante a You y a Malick con éxito, podremos atacar los nuevos proyectos que tenemos en mente sin temor alguno [las volveremos a pasar putas, pero es parte del juego]. Y sé que contaremos con todos vosotros con el mismo ánimo con que lo habéis hecho durante estos años [una sonrisa nos bastará a veces… un empujón algunos días… y quizás una mirada exterior que consiga centrarnos], y lo haréis porque os va a seguir saliendo del cuerpo, porque va a apeteceros sin que nadie os obligue a nada.
Ya tenemos en marcha tres proyectos absolutamente locos en los que vamos a trabajar lo que se tercie: la Escuela Kante en Senegal para cien niños, la Escuela Sisabo en Gambia para cien niños y el Centro de Acogida Infantil para Madres Trabajadoras en Perú. Tres proyectos para los que vamos a necesitar unos recursos que resultan irrisorios en Europa [los tres proyectos pueden realizarse con una cantidad aproximada de 45.000 euros] y que conseguirán aportar una fundamental impronta contra la inmigración y la despoblación de esas zonas desfavorecidas.
Vamos a conseguirlo como sea… es fácil, coño.

Tuesday, July 15, 2008

Mi nuevo librito nuevo.


Hoy me tocó recorrido fotero por los pueblitos que conforman la Mancomunidad Ruta de La Plata y pasé un calor de chumberas y melocotones maduros. Seguía en mi memoria el recuerdo del viaje y me puse como lánguido entre las curvas cerradas y el cielo de topacio. Solo una culebrota Rhinechis scalaris, atravesando la calzada perseguida por una hermosa rapaz, me sacó de la cosa piporra [tengo la suerte de vivir en una tierra de naturaleza hermosísima y vivaz]. En fin, que me hice las fotos políticas encargadas para una próxima feria de turismo y volví sudando como un Mambrú mientras escuchaba en la radio el soplamocos de Martinsa al sistema periódico bancario [ladrones que roban a ladrones mientras juegan a hacer caer la economía del país para que los pequeños empresarios las pasemos aún más putas… solo falta que el abuelillo Estado les ponga pelas sobre el mantel para que sigan comiendo como pantagrueles].
Y luego me llamó mi Felipón para decirme que había salido en la revista ‘Micasa’ como retocador de retratos foteros [se equivocaron ahí, pues la obra es una pintura realizada en tinta china sobre cartón, pero no importa]. Y que me vine aquí, a mi estudio, buscando soledad, y me encontré con las buenas palabras de Antonio Gutiérrez Turrión merodeando por ni ‘nuevo librito nuevo’ [me encantan los símiles taurinos, coño].
En fin, que no pasa nada si a mí no me pasa nada… o algo parecido.

Monday, July 14, 2008

Un viaje con hijos a la playa.

Es difícil recuperarse de un viaje con hijos a la playa si a la vez has tenido que asisitir a un encuentro sobre poesía y capitalismo, si acaba de salir tu nuevo libro, si llevas como encargo intentar cobrarle una factura gorda a la Diputación de Huelva, si tienes que abrazar a un buen florero de amigos a los que hace un montón de tiempo que no ves [y conocer a otros nuevos que prometen], si debes entregar un curro dos días tarde y además va de pena o si te meas encima porque un tipo tenía prisa y empujó la puerta del servicio con ímpetu y te golpea cuando andabas en lo más potente del chorro [no le sumo a esto que vinieron Urceloy y Sol –y no tenía ni idea–, que me llamó Belén y no estaba o que Lorenita andaba necesitando miradas y palabras de sosiego]… y más si me lo pasé de puta madre y conocí a Omar Pimienta [mexmen] y pude saludar a Caraoscura y a su virgen de danza indú sensual y molona, si me abracé fuerte a Antonio R. Caballero [raza pura rasgando la guitarra] y besé sin pudor a Laura Garrido [voz de agua completa], si me fundí a las barbas de mi Antonio Gómez [que se ha puesto un pendiente en la oreja y es un poema vivo con objeto], si pude rememorar los días facoceros con los hermosos vencidos de ‘Poesía Itinerante’, si achuché de refilón a Eladio Orta o a Diego Mesa y felicité a Antonio Crespo por su inédito Port Bou, si volví a emocionarme con los versos de veras de Pura López Cortés, si me tomé un café rápido con Danielito Macías y charlé tranqui con Balbina Prior, si caí en los brazos de Santiago G. Valverde y su Hanna, si recuperé la mejor sonrisa de Uberto Stabile y vi de lejos al gran padre blanco Antonio Orihuela… y mucho más si cuento que estuve con mis chicos viendo a fondo el monasterio de La Rábida, curioseando en el cartón-piedra de la cosa carabelera colombina, que hubo ‘yacuchi’ y tetas gordas desparramadas por la playa de Mazagón, baile en el faro bien entrada la noche, gambitas, cante ‘jondo’, algunos saltos de ola y muchas garzas y muchas gaviotas y muchas cigüeñas… y helados, y coquinas, y un hombre araña que me tiró los tejos, y acedías, y chocos… y cientos de kjilómetros con una calorina descuajeringante.
Y al final fui a Morille con la lengua fuera… llegué tarde. Allí estaban las tulliditas con sus muletas, don Frenandote R. De la Flor [y otra vez Antonio Gómez –poema ubicuo–], Ben Clark, Ediciones Transhumantes, Victorino [el fotero guay]… y mucha gente guapa, coño.
Ahora peno junto a mi monedero vacío y sonrío como un crío chico mirando mi nuevo librito delicioso [gracias, amigo Fabio]. Y me quiero dormir… pero no puedo.