Saturday, January 31, 2009

Avar & Cia.


31 de enero de 2009
Mientras el guineano [G. Conakry] Aboubacar Sylla le hacía el contrapunto al cubanito Andy Sierra en la percusión y todos cantaban a coro “África, je t’aime...”, yo andaba escribiendo en el reverso de mi ‘fila 0’ tonterías como “Fidel castra” o “Avar & Cia”. A mi lado estaban Manolillo Ambrosio con su Nuria [como una virgen blanca de porcelana, todo magia en los ojos...], Joselín y Mariaje, Albertito y mis cuatro gracias PdT de nocturno bailongo. No voy a negar que ya llevaba cuatro copazos este cuerpo de cabaret y que la cabeza andaba por su cuentecita en aquel tam-tam.
Sin más, como algo consensuado hace ya tiempo, Miguel puso en la barra ocho chupitos de aguardiente y brindamos emocionados por don Alberto Segade, que ayer tomó descanso de la vida. Fue un trago corto e intenso mientras mirábamos a su esquina de siempre en La Alquitara. Nos dejó un tipo íntegro, mordaz, acojonante... ese amigo mayor imprescindible que enseñaba al hablar todo su mundo, un hombre de garantía, un humanista impresionante, un sabio renacentista y un auténtico inquieto.
Quedó nuestro homenaje entre la música.
Entonces terminó la fiesta y empezó la melopea, el rollito confesional con su cosilla entre nosomosnada y vamosarreglarelmundo. Manolo, que es un tipo molón con ideales casi intactos, andaba empeñado en no entender que nuestra opción [la de Miguel, Juanito y yo mismo] no saliera con dos cojones a tomar la calle [la niña de porcelana, su chica CCOO, moderaba con sentencias preclaras nuestra charla monólogo... que uno siempre se habla a sí mismo]. Yo expresaba ese quedarse sin aire que me ha dado la experiencia, ese andar todo el día buscándome enemigos justo entre los de cerca, el quedar sin resuello de las horas políticas o el andar agotado de lidiar con la gente... y Manolo insistía en su afán ‘integrista’ del que aún tiene esperanza, insistía en su firme voluntad de cambiar el mundo casa por casa, calle por calle, acera por acera, se cabreaba a veces y decía con rabia que no se debe estar en los cuarteles de invierno, que hay que echar a la chusma de cada plataforma de poder, que hay que recuperar el espacio con garantía para nuestros hijos... y yo le respondía con absurdas definiciones de un individualismo sólido lanzado hacia los otros, le hablaba de conseguir sistemas, de perpetrar a solas las bases de lo nuevo, de ser siempre en lo oscuro, de estar sin que te sientan...
Algo perjudicados –eran las 4:30 de la madrugada– salimos a la lluvia para tomarle el pulso a todas las palabras. Nos abrazamos. Nos despedimos. Seguía igual el mundo.
Ya en casa, me desarmé en segundos y me tiré a la cama... una hora enterita me pasé dándole hermosas vueltas a las palabras de Manolo y Nuria... una hora enterita pensando en cómo puedo comprometerme sin que me afecte el mundo, en cómo puedo hacer que mi razón convoque y llegue, en cómo debo ser, en cómo debo estar... justo antes de dormirme me afirmé en mis principios, en este seguir siendo en espacios vacíos sin esperar que asomen resultados, sin creer, sin atarme más que a mí mismo.
A las 9:30 ya estaba duchado y dispuesto a desaparecer, como cada día, como cada noche. Fui a ver a Guillermo jugar a basket, tomé un café con Malick y luego otro con Manolillo y Nuria, que pasaron a despedirse... y ando aquí, como un sapo en el barro buscando el mimetismo.
Ahora voy a pensar un ratito en don Alberto.

Clouds in the painting

Don Hamilton


Nikolay Dubovskoy


André Louis Derain


Rockwell Kent





Molto Piu Avanti Ancora!
  • El mundo miserable es un estrado
  • donde todo es estólido y fingido,
  • donde cada anfitrión guarda escondido
  • su verdadero ser, tras el tocado:
  • No digas tu verdad ni al más amado,
  • no demuestres temor ni al más temido,
  • no creas que jamás te hayan querido
  • por más besos de amor que te hayan dado.
  • Mira cómo la nieve se deslíe
  • sin que apostrofe al sol su labio yerto,
  • cómo ansía las nubes el desierto
  • sin que a ninguno su ansiedad confíe...
  • ¡Trema como el infierno, pero ríe!
  • ¡Vive la vida plena, pero muerto!
Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte




Aubrey Phillips


Onofrio Pacenza


Nicanor Piñole


Clara Gangutia



Rob Gonsalves


Benito Manuel de Agüero


Domenikos Theotokopoulos, El Greco




André Derain


  • Nubes que en blanco celaje
    bordáis el manto del cielo,
    cual aves que alzan el vuelo
    sobre el inmenso paisaje,

    decidme si en vuestro viaje
    lejos, muy lejos de aquí,
    llegasteis a verla, y si
    respondéis a mi querella,
    si estaba pensando en mí,
    como estoy pensando en ella.
Jose Gautier Benitez



Andrew Wyeth


Ferdinand Hodler


Armando Aguiar


John Atkinson Grimshaw


Ambera Wellmann


  • Morder el amarillo. Apachurrar el rojo hasta el chorizo, verlo salir como húmedo reptil.
  • Embarrarse del verde espinacoso la camisa. Hundir los dedos en el blanco para sentir su crema adentro de las uñas.
  • Embadurnar el lienzo con un azul espeso, gordo, regio; hacer puré violeta en un bote de plástico.
  • Manchar con el naranja esa esquina inviolable; ver escurrir las gotas del negro sobre el piso. Dar un brochazo hiriente pero suave sobre la superficie tensa.
  • Deslizar el deseo con un pincel delgado. Escuchar el chasquido íntimo del agua cuando se mezcla con la pintura; mover con un palo el fondo de la lata.
  • Rascar la arena seca, hacerla repetir su sonido rasposo con la espátula.
  • Buscar el punto pegajoso del marrón y pellizcarlo. Pintar con la garganta y la rodilla, con el bazo y el páncreas y la lengua y las palmas abiertas.
  • Después, sentarse a oír a Mozart.
Carmen Villorio


Nicolas de Staël


Paul Klee


Oswaldo Guayasamin



Avigdor Arikha


Albert Bierstadt

  • Y en el preciso instante del orgasmo intraterreno,
  • los cirros y los cúmulos, los estratos y nimbos se estremecen,
  • entremolan, estallan
  • y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo.

  • Benedetti


Winslow Homer


Ken Howard


Graeme Stephens



Claude Monet


Camille Pissarro


Vermeer



Nevada de los cielos, pareciste
la luna trastornada en primavera.
Vi una vez, no sé dónde, una pradera
así, blanca cual tú te apareciste.
En un sueño más sueño aún,
volviste
de nuevo a mí como la mensajera
del último blancor que el alma espera...
Me desperté dos veces, triste y triste.
No sé si desvelada va o dormida
mi esperanza contigo.

Sobrepasa
unas veces, con luz, tu mismo albor,
cuando estoy más despierto que en la vida...
Ya veces es como que me traspasa
la negra sombra de un almendro en flor...


Juan Ramón Jimenez, Nubes



Gustave Courbet


Salvador Dali


Toni Grote


DANIEL GRAVES


Vincent Van Gogh


René François Ghislain Magritte


Miró Mainou


Jules Dupré


Joseph Mallord William Turner


DANIEL GRAVES


John Singer Sargent


John Constable


Gustave Courbet




DANIEL GRAVES


George Inness



  • Cuanto más alto se sube,
  • tanto menos se entendía,
  • que es la tenebrosa nube
  • que a la noche esclarecía;
  • por eso quien la sabía
  • queda siempre no sabiendo,
  • toda ciencia trascendiendo.

(San Juan de la Cruz)



Frederic Edwin Church


Frantisek Kupka


Emil Nolde


Emil Hansen, (Emil Nolde)


Caspar David FRIEDRICH

Afuera clareaba


(Y el corazón con nubes llovió hielo en sus venas


Porque la vida es una fiera tan glotona


Que en pleno vuelo le devora las tripas al deseo)


De Tomás Segovia



Daniel Graves

Ambera Wellmann

Monet

Emil Nolde

Antón Goyanes



Ambera Wellmann


Salvador Dalí


Hiro Yamagata


René François Ghislain Magritte



Joaquin Sorolla y Bastida




Eduardo Vicente


Vincent Van Gogh



Jacek Yerka


------------------------------------------------





-----------------------------------------------------------------------------------------------------