Saturday, September 29, 2007

El respeto de Hamilton.



Hoy me apetece darme un baño de prosaísmo deportivo [algo que le sorprende siempre a mi amigo Higinio –‘madridita’ de pro– , allá en su idílica Mallorca –un saludo, colega–], y voy a ponerme algo juligan:
Entre mis defectos de uso está el de seguir con cierta frecuencia la Fórmula 1, asunto que debo anotarle sin sonrojo a Fernando Alonso, pues antes de él no tenía ni puta idea de este tipo de competiciones. Ahora gozo las carreras de los domingos y extiendo la hora de comer para poder degustarlas.
Esta pequeña manía, que se ha convertido en gusto, me ha llevado a leer todas las semanas los comentarios, las declaraciones y los datos técnicos que preceden y siguen a las carreras, de los que he sacado algunas conclusiones pequeñas que ando intentando extender a un trabajo poético.
Hasta hoy, nunca había hecho comentario alguno en mi diario sobre esta afición deportiva [ya que la guardaba como una de esas chispas sin importancia con las que pillas ánimo y relax], pero hace un ratito acabo de leer unas declaraciones de Hamilton en las que indica que él ‘se ha ganado más el respeto de todos’ que Fernando Alonso.
Los malos depredadores son así de imbéciles y de poco inteligentes: entienden que lo que tienen es por su solo trabajo y no dudan en echarse flores a sí mismos en la plaza del pueblo para intentar, de la forma más primaria, conseguir el aplauso y el empujón que necesitan para auparse con el éxito ridículo. Y no es que esto me importe ni me quite el sueño, que me trae al fresco, pero las palabras de Hamilton son demasiado parecidas a las palabras de tantos inútiles con sed de titulares [en cualquiera de los ámbitos de la vida], que me sirven perfectamente hoy para hacer un gráfico de la necedad humana.
El esquema es como sigue: un tipo con ciertos poderes genéticos [eso no es un valor, pues la genética es azarosa y no se trabaja] y sin formación general [toda su vida se ha dedicado el tal Hamilton a una absurda especialización que potencie su destacada genética] se sale de sus parámetros de conocimiento y busca alcanzar lo que teme no conseguir con sus capacidades mediante métodos de preclaro egocentrismo narciso. De ahí vienen esas estupideces de ‘soy el mejor’, ‘me apoyarán a mí porque soy más buena persona’, ‘todo el mundo me respeta’…
Pues yo no te respeto, Hamilton, que me pareces un niño mimado en fase de pataleta, un pagado de ti mismo y una nenita histérica… Fíjate, casi opino de ti lo mismo que de Jiménez Losantos, que ya es para nota.
Me encanta, en todo caso, que este zorolo con coche haya resucitado esa cosita de pérfida Albión que los curas salesianos nos enseñaron en el cole cuando Franco acababa de engancharse al Parkinson, porque eso hace que vuelva a pillar el tono de mis recuerdos.
A la mierda Hamilton… ¿El respeto…? … Será tonto.

(12:23 horas) Esta mañana he leído un ratito algo de obra de William Carlos Williams, el gran poeta crítico de la cultura norteamericana, y me he quedado algo frío. Es muy posible que todo sea debido a mi estado de ánimo hoy y a la resacota del malestar de ayer, por lo que he decidido aparcar su lectura para otro día mejor.
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Pregunto a la poesía:
1. ¿Por qué esa necesidad de seguir creando imágenes?, ¿no tenemos suficientes y sin digerir?
2. ¿Sería una solución descontextualizar todas las imágenes ya creadas y trabajar con esa salida de tono y color?
3. ¿Por qué no permanecer en lo hecho indagando en su calidad y en su estructura?
4. ¿Qué es poéticamente incorrecto?, ¿por qué?

Enuncio sin más una crisis poética amparada en el más vulgar prosaísmo y en la discapacidad de los ‘poetas’ vivos para leer, para aprender, para ser dignos tanto en sus palabras con en sus vidas… para escribir.
Siempre hubo tipos que se sirvieron de la poesía, pero generalmente aportaban formación y hasta carácter… ahora todo se viene resumiendo en una mierda pinchaíta en un palo, dinero sobre dinero y unas enormes ganas de verse en papel impreso y, así, conseguir estar.
Que los jodan.
(17:08 horas) Hay un nublado magnífico y me he calzado sobre el cuerpo, por primera vez este otoño, mi chaqueta kerouac [suelo ponerle nombres de escritores a mis prendas de vestir… es una gilipollez, pero me encanta]. Sentirla sobre la camisa me ha hecho percibir esa vivacidad que siempre viene del frío y que me pone los pelillos de punta. Corrí a gozarla en un paseo rápido y con su cosita de repentismo [nunca he contado que, cuando camino solo, suelo ir repentizando versos sobre lo que voy viendo o sintiendo, hasta el punto de que varias veces me he sorprendido –y me han sorprendido– haciéndolo en voz alta]… el de mi paseo de hoy era algo así: ‘Camino la ciudad sin esa cosa de absurdo caminante con destino, y miro lo que pasa, y tomo lo que miro, y lo dejo después, como una brasa que no puede quemar… y es que estoy vivo porque me eriza el viento, y siento sin sentir que es el aliento de la mujer pasada, la que ocupó el espacio con el que ahora sacio mi longitud entera… ¿Cómo sería?… y giro a la derecha siguiendo el acerado que marca la estrategia de los que aún no han pasado y van a ser del hueco que dejan estos pasos que soportan el peso de este cuerpo cansado… La plaza entre mis manos es como la mujer que debe suceder, un siempre todo y nada que duele en su verdad… y yo que me sujeto a la causa de la edad para no hacer locuras que terminen ahogándome en mil dudas…’ … y mis pasos llevaban ritmo de rap y hasta la música machacona de ese palo servia en mi cabeza para encotrar palabras… otros días me arranco con un tonillo Krahe y voy llenando de letras el camino, y me lo paso de puta madre y sonrío para mí… y si llega un buen descubrimiento, procuro sujetarlo en la memoria para ver si alcanza hasta el poema pendiente [casi siempre lo olvido].
Imagino que habrá más gente así, que no sea yo solo el que camina repentizando a ritmo de algún fraseo musical conocido.
Me da la impresión de que estoy como una puta cabra.
De FUMADORAS

INGLÉS AL DÍA: George Bush is a bad (wrong) clown

Friday, September 28, 2007

Derrotado y cautivo...


Es realmente fantástico que un poeta diga de sí mismo que es un francotirador [hoy lo he leído en una poética escrita por Manuel Rico], y es fantástico porque es una afirmación neta de lo que debe ser la poesía: cosa de francotiradores.
El problema particular es que Manuel Rico también es crítico [y de ‘Babeblia’, nada menos], y me resulta muy difícil poder conjugar en estas circunstancias el verbo ‘francotirar’ si no va unido al inescrutable verbo ‘francorrecoger’.
Hace demasiado tiempo que no trabajo sobre la figura del crítico, y mucho más del crítico metido a ser juez mediático y parte francotiradora. En este caso se da la circunstancia de que el crítico me gusta [con sus altibajos] y el poeta no me disgusta… ¿qué hacer, entonces?, ¿qué decir?
Ya está: que Manuel Rico me interesa como poeta y me interesa como lector que comparte sus lecturas.
Lo que más me molesta de todo esto es cómo noto en mi cuerpo y en mi cabeza que algo está cambiando, que he perdido acidez [y, por tanto, frescura], que ya ‘no soy aquél que suspira en las noches por tu amor…’ y que quizás esté entrando en una fase rem de criterio.
Por si acaso, salvando esta rara avis, dejo escrito que me dan muy mala espina los creadores que hacen crítica… y peor mala espina me dan los críticos que se atreven a crear.
Derrotado y cautivo, el poeta que no mereció jamás una nota breve en ‘El País’ huye sin temor hacia el norte.
Hasta la próxima, Manuel Rico, que siempre nos quedará París.
(18:55 horas) Acuso recibo de ‘tácito’, poemario del colega Eladio Orta editado en la malagueña Puerta del Mar. Gracias, amigo, por acordarte de mí. Pondré lectura a tu trabajo este fin de semana.
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La poesía es a veces una estrategia, otras veces es un respiro hacia adentro y la mayoría de las veces es nada que hacer.
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El bocata de calamares que me metí entre pecho y espalda a la hora de la comida me ha dejado grogui durante toda la tarde, mareado y con el estómago deshecho. Cuando esto me sucede, necesito tirarme a la calle para buscar en ella la forma de sentirme mejor, porque en la calle soy menos vulnerable que en la soledad. Y me he tirado.
(21:46 horas) Hay cierta pasión en el malestar que se acerca bastante a esa otra del amor encendido: no quieres estar con nadie más que con el objeto de tu amor, lo demás te molesta, te hurta una atención que debe estar centrada y nítida.
Cuando me siento mal, intento desde todos mis poros percibir que estoy vivo, intento buscarle la alegría al dolor porque sé desde hace mucho tiempo que es prueba irrefutable y absolutamente sensible de vida.

Salí a la calle y paseé mi mareíto entumido en la mirada a unas mujeres mayores que estaban limpiando la puerta principal de la iglesia de El Salvador como si fuera su casa [posiblemente lo sea, que la soledad es muy dura cuando no se ha aprendido a gestionarla] mientras en la puerta trasera dos gitanillas meaban sobre el granito agachadas y con las bragorrias en los pies [su madre, sanamente dejada, reía en el esquinazo del templo mientras observaba las dos imágenes de contraste]. Un ‘fiel’ de los de siempre recriminó a las crías y la madre le llamó borracho [quizás lo sea, no lo sé] mientras el tipo bajaba la vista al suelo y aceleraba el paso como en una huida Chabrol.
Estaba empezando a sentirme mejor y pillé despacito el camino de casa: dos turistas me miraron fijamente como si en mi rostro reconocieran a alguien –les sonreí levemente a modo de saludo–, la vieja rescocida de la placita nueva seguía en su ventana echando voces vacías e insatisfechas al mundo –el día menos pensado me armo de valor y le meo la puerta con la misma sonrisa que las gitanillas, y que conste que arriesgo, pues con estos relentes otoñales mi meona puede pillar algo de frío–, unos pijos viejos charlaban de caza junto a la cuestita que curva Colón en ángulo recto, una monería de unos ocho años lloraba en la acera por la regañina de un adulto joven que iba a su lado… y llegué a mi casa y me tumbé a mirar con encono ese techo blanco que tanto me gusta cuando estoy cansado… cené y como nuevo.
De FUMADORAS

INGLÉS AL DÍA: learning nude

Thursday, September 27, 2007

Las soledades que saben agradecer la compañía pequeñita.



Cuando Paquito Ortega me dijo que somos soledades que saben agradecer la compañía pequeñita, ya andaba el concierto Serrat&Sabina con el pirata cojo con pata de palo, con cara de malo… Yo me quedé pensando como colgado entre las palabras sentidas de mi amigo y la letra machacona de la canción… el pirata solo, con cara de malo, sin pata de palo… el pirata cojo, con cara de malo, con pata de solo… el pirata rojo, con cara de solo…
Me divertí como hacía meses, disfruté de mi gente especial, salté, grité, bailé y pillé cierto puntito entre cándido y salvaje… el pirata solo, con cara de raro.

Entre la multitud –que lo era– me topé con un poeta antiguo del que no pude recordar el nombre ni antes [ayer] ni ahora [iba con una moza que se empeñó enseguida en dejarme claro que era la directora de Tribuna… encantado, coño, encantado… y salí pitando, que me da canguelo todo lo que huele a prensa]; achuché a Paco Novelty y a su eternamente bella Marina [una dulzura mágica la de esa mujer], fumé justito junto a Jessica [la argentinita Yess de Paco Ortega que me dice bajito: ‘no bebás, nene’], reí a carcajadas con Ricardito Luis Moral [tocado con un sombrerito hongo de plástico y cantando a voz en grito todos los temas sabinos], me despanzurré de ver a Pedrito Cubino con carita de zurrasparse [las jodidas almejas, Pedrito, las jodidas almejas], gané un ratito Ana y hasta mereció la pena que perdiese la cartera para ver el contraste de su preocupación junto a esa soltura natural que siempre lleva y atrae, me emocioné mirando a mi Mª Ángeles disfrutar como una grupi [se lo merece mi reina, que lleva un tiempo de constantes desolaciones y ya era hora de ver su gozo aflorar por unas horas], encontré cierto azar inexplicable y solitario en mi Julia del alma [me preocupa un poquito verla en su faz cansada y no sé cómo armar una estrategia para que sea lo que siempre fue: la alegría exacta con vocación de eternidad], abracé a mi hijota y la noté vivísima y en el camino [sabe la libertad y la va gestionando… me gusta mi niña, me gusta mucho], abracé varias veces con auténtica fuerza a mi Paquito Ortega [acreedor cada día de mucho más afecto del que yo pueda darle], degusté a la Charito más social [‘el comodín de la llamada’, como la nombra Ricardo con esa hermosa retranca entre zamorana y vasca]… y bebí cervecita, y me comí un bocata, y conduje de noche… y fue todo un recuerdo hermosísimo para guardar entre gasas y seda.
Me gustó el espectáculo a pesar de que yo siempre fui de Lluis Llach y de Bob Dylan…


(17:19 horas) Veo con horror y con cierta extraña esperanza los sucesos que se desarrollan durante estos días en Birmania y no puedo por menos que recordar aquellos duros días del final de Salvador Allende y el principio del asesino Pinochet o las noches incendiarias con los colegas de Frente Sandinista que sobrevivían en la Salamanca estudiantil que yo gocé con 17 años… aquellos hombres tenían en su contra que en sus causas ponía pesas falsas la bicha norteamericana… en esto de Birmania, la verdad, no tengo ni puta idea en dónde se calzan los intereses… pero me aterra ver que el mundo sigue con sus horrores y me emociana que la gente siga sintiendo esa necesidad de conquistar la calle.
Hay un contraste en lo birmano que no existió en lo sudamericano, y no es otro que el poder religioso [la comunidad de monjes budistas] aquí se alía con el necesitado y allí se alió [salvando dignísimas individualidades] con el poder asesino y sojuzgador [la rijosa, piramidal e interesada iglesia católica oficialista].
De aquellos días me queda un rumor de música que toma rostro en Inti Illimani, Mercedes Sosa, Rosa León, Ana María Drak, Lluis Llach, Raimon, Pablo Guerrero, Luis Pastor, Luis Eduardo Aute, Paco Ibáñez, Víctor Jara, el Cuarteto Cedrón, José Afonso, Joaquín Carbonell… siempre mezcladas con aquella otra cosa más lúdica de Bob Dylan, Leonard Cohen, Credence Clearwater Revival, Rolling Stones, Donovan, Carole King…
De todos ellos tengo magníficos recuerdos intensísimos, tristes y alegres… a varios los he llegado a conocer en persona delante de unas copas, a algunos los he podido escuchar en vivo varias veces y a todos los oigo con una frecuencia casi maniática en mi estudio y en mi coche… con ellos recupero días de vino y rosas, amores perdidos y amores recuperados, noches de miedo militante y vietnamita, días de lucha y días de auténtica abulia…
Junto a ellos, que son el justo sonido de mis recuerdos, viven en la misma morada discográfica y afectiva Paolo Conte, Nicola Conte, Madeleine Peyroux, Paco Ortega, Carita Boronska, Jonathan Richman, Zizi Possi, Cássia Séller, Caetano Veloso, Yann Tiersen, Willy DeVille, Umebayashi Shigeru, Tracy Chapman, Manhattan Transfer, Tom Jobim, Toquinho, Vinicius de Morais, Toninho Horta, Skeeter Brandon, Sergio Cammariere, Sarah Vaughan, Ray Charles, Renato Carosone, Patricia Barber Companion, Paloma Berganza, Norah Jones, Mildred Bailey, Lhasa de Sela, John Lee Hooker, Jack Johnson, Fátima Guedes, Etta James, Djavan, Dayna Kurtz… todo un universo de sensaciones en el que crecer o, por lo menos, intentar sobrevivir.
De FUMADORAS

INGLÉS AL DÍA: Smoking he(she) undresses

Wednesday, September 26, 2007

Jo con la Huete...

Sé que pareceré un payasín y un gilipollas, pero no puedo resistirme a copiar aquí las palabras que hoy me dedica mi Isabelita Huete [http://isabelhuete.blogspot.com/], que son sencillamente palabras de amor, un amor especial y totalmente correspondido, un amor sin feromonas ni hostias, de los de verdad, de los que tienen vocación de eternidad. Querer como ella quiere es todo un homenaje a la amistad verdadera y al humanismo más chulo… yo intento alcanzarla, pero no sé si lo consigo. Va:
“L.F. Comendador, el "Comendatore"
Después de varios días sin escribir porque he estado metida en la tarea de diseñar y maquetar un catálogo de pinturas de José Mayoral (http://diogenesbitacora.blogspot.com/) para enviarlo a México, retomo el blog para hablar de alguien a quien tengo un enorme cariño, vamos, que lo adoro: Luis Felipe Comendador.
Conocí a Luisfe hace ya... como 10 u 11 años, quizá 12, que no es poco, en una reunión del Círculo de Bellas Artes convocada por Uberto Stabile (estupendo amigo, poeta y gestor cultural) para intentar abrir la convocatoria anual de editores alternativos e independientes que se celebraba en La Rabida (Huelva) a más editoriales que reunieran esas características. Nosotros, desde Diógenes Internacional Ediciones, asistimos porque vimos un artículo en la revista Ajoblanco que hacía referencia a esta convocatoria.
La convocatoria se abrió y ya va por la XII edición, bajo el nombre de EDITA, celebrándose ahora en Punta Umbría (Huelva). Creo que no he dejado ni un solo año de asistir porque, además de presentar las ediciones que hemos ido haciendo a lo largo de estos años y poder disfrutar de las que realizan otras editoriales alternativas y no tanto, es una manera de reencontrarnos con los amigos/as que durante el resto del año apenas podemos vernos, y entre ellos está Luisfe, que no siempre asiste, lo que alimenta las ganas de volver a verlo, y para mí es una fiesta cuando lo veo aparecer.
Luis Felipe me engancha por muchas cosas: su poesía (un lujo), su simpatía, su afectividad, su profesionalidad, su melancólica alegría, su honestidad, su lealtad, su creatividad, su capacidad de crítica y autocrítica, su sensibilidad... y un sin fin de cosas más, pero hay una que sobresale sobre todas o, quizá, sea un compendio de todas ellas y que yo creo haber percibido desde el mismo día que lo conocí: su gran humanidad. Y me voy a permitir mostrar una fotografía que él desconoce y que le hice en uno de esos encuentros de EDITA (creo que es de hace 2 o 3 años) en la que muestra su parte más humana, la de quien se deja abatir por el cansancio, o quizá el aburrimiento, y se sumerge en el sueño como un niño, ajeno al ruido circundante, inspirando esa ternura que a todos nos produce contemplar la felicidad de quien duerme. A mí me la inspiró y por eso me permití fotografiarle a traición, aunque siempre motivada por el cariño que le tengo.

Este ser tierno y grandullón (dejarse abrazar por él es una delicia) al que no puedo dejar de leer a diario en su magnífico blog, es capaz de compartir, sufriendo y/o alegrándonos con él, sus vivencias diarias mediante disertaciones tremendamente lúcidas ya sea sobre su vida familiar, sus amigos (qué emocionante respeto y cariño les tiene), sus vecinos de Béjar (ciudad en la que vive y revive), su trabajo editorial y de imprenta, los encuentros en bares con conocidos o no, o los chascarrillos y vaivenes políticos y sociales de una comunidad a la que no puede permanecer ajeno. A fuer de sensible es elegante en sus afectos y en sus desafectos, por eso no perdona el cutrerío ni las malas formas, y le duelen, y le dejan huella.
Me escribió ayer para decirme que ha incluido mi blog en su blog de blogs y, aparte de emocionarme con el detalle (soy una sensiblera de cuidado), me he sentido realmente honrada de que haya pensado en mí. Y si me he sentido así es porque sé que cuando hace estas cosas no es de forma gratuita, sino que pone en ello el corazón. Al presentar mi blog, dice, además, cosas bonitas de mí, de lo que hago y de lo que escribo, y también sé que si lo dice es porque lo siente, aunque yo, que tiendo a no dar importancia a lo bueno que se diga de mí porque siempre pienso que puedo hacer las cosas mejor (¡ese maldito perfeccionismo, princesa!), siento tremendo pudor ante sus palabras. Pero gracias por ellas, querido Luisfe, querido amigo, delicia de persona. (http://diariodeunsavonarola.blogspot.com/) Volver después de varios días para hablar de un buen amigo es gratificante y saber que está ahí, como toda esa buena gente que tengo el privilegio de conocer, te reconcilia con el mundo, y te hace olvidar las cargas de profundidad que a veces la vida nos lanza... y si no te las hace olvidar, te da fuerzas para hacerles frente, para mirarlas a la cara y demostrarles que no les tienes miedo. Los amigos, la buena gente, alimentan la vida. Son el azúcar de la vida.
Amistad y poesía.”
¿No es pa comérsela?, sobre todo si anotamos la suma de esa imagen divinamente robada… Nunca me había visto tan vulnerable.
Un beso, Isabel, y otro para mi Mayo. Mil gracias.
Y que esta tarde me voy a Salamanca con familia y colegas a escuchar a Sabina y a Serrat [también viene Paco Ortega, por si le interesa a alguna concejala bejarana].
De FUMADORAS

Tuesday, September 25, 2007

Piranésica bejarana.


No que voy a pillar mi café diario y me encuentro PdT tomado por el fresquito personal ‘Comarq IV’ metido en sus vinitos y tal [Pascual], y me digo: ‘Algo pasa y no puede ser malo’. Efectivamente, no era otra cosa que el Piranesi bejarano acababa de entrar en la capilla de los tomados por los cuarentaicinco. Me invitó al café [no era pa menos] y me dejó la tarde como simpática, por lo que se ha ganado la triste mofa que sigue [mofa a la edad, que no al tiralíneas molón que la lleva]

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ANTÚNEZ GASTA YA 45

Ya estás en el descenso, José Luis,
y no es cosa de broma, te lo juro,
pues de aquí hasta la muerte queda un duro
periplo para el bicho de hacer pis.

Otras cosas verás en esta merma
arrugarse ‘per se’, que Dios lo manda,
e igual que quien gatea al final anda,
verás perder la fuerza de tu esperma.

No temas tal fracaso de tu hacer
ni tiembles ante el no de tus potencias:
Enciérrate en las cartas y el anís

o busca en esos libros del saber
las más sofisticadas referencias
de fumarse el descenso con hachís.

Te lo dice el pringao Savonarola,
que nota que su cuerpo ya no mola.

[El estrambote hortera va por petición Ojeda... besos.]

¡Felicidades, campeón!

(21:28 horas) Esto de ponerse mayor es como una de esas hermosas merendolas de Nicanor Parra: acabas ya empezando y no ves más que el final aun en el acto de calzarte la servilleta alrededor del cuello.
Mi sensación cercana y directa conviene en que es la piel la primera que sufre la desventura: las heridas cierran, pero la piel no recupera el color de siempre, quedando marquitas de color canela que van configurando un mapa sobre el cuerpo… luego llegan los pequeños dolores sin importancia alguna [dolorcillos suaves de riñones, el pago del trabajo hecho con las rodillas, de vez en cuando un quiebro de la espalda… cositas nada más], luego el pelo comienza a blanquearse poco a poco, y el vellito del pecho se va nevando a ratos; y comienzan a caerse las más gloriosas estructuras que fueron mar abierto: las tetillas, el morcillón del vientre, las nalgas… y luego llegan esas historias circulares [en mi caso es cistitis, una cistitis crónica con la que ya convivo como con mis hijos: unos días mal, otros bien… pero siempre juntos].
Y lo peor, desde mi temprano punto de vista [digo temprano porque alumbrar los cincuenta me parece una vejez temprana, en sus mismos comienzos, por lo menos desde el punto apreciativo], lo peor, decía, es esa jodido sensación de oportunidad perdida [ese notar que ya no te acompañan las potencia y ello te imposibilita físicamente para un montón de asuntos que estaban en tu vida como norte probable], el conocer de cerca que ya no eres la ‘capacidad’, sino sus restos, que ya no queda atisbo de atractivo que no sea el venido de la palabra inteligente y acertada o del engaño…
Hacerse viejo es feo, de verdad, lo juro y lo prometo… feo porque contiene mil carencias y millones de imposibilidades, porque notas la pérdida en todos sus ramales, porque vas viendo con espantosa tranquilidad cómo la cabeza está mucho más allá que el cuerpo.
Pero existen maneras de solventar el asco, miles de ellas, y yo me las trabajo con auténtica pasión cada mañana… me rapto e imagino lo que podría ser sin ni siquiera plantearme que no será posible.
Me queda lo que me queda y lo aprovecho.
De FUMADORAS

Monday, September 24, 2007

Maite no conoce la poesía de Hank.



La ‘Confesión’ de Bukowski
“Esperando la muerte / como un gato / que va a saltar sobre / la cama // me da tanta pena / mi mujer / ella verá este / cuerpo / blanco / rígido / lo zarandeará una vez y luego / quizás / otra: // ‘!Hank!’ // Hank no / responderá. // No es mi muerte lo que / me preocupa, es mi mujer / que se quedará con este / montón de / nada. // Quiero que / sepa / sin embargo / que todas las noches / que he dormido a su lado / incluso las discusiones / más inútiles / siempre fueron / algo espléndido / y esas difíciles / palabras / que siempre temí / decir / pueden decirse / ahora: // Te amo.”.
Para Maite esta tapita con mis mejores deseos.

NOTA: Como la moza maneja el inglés, copio la versión original, para que no se pierda nada

CONFESSION

waiting for death
like a cat
that will jump on the
bed

I am so very sorry for
my wife

she will see this
stiff
white
body
shake it once, then
maybe
again

"Hank!"

Hank won't
answer.

it's not my death that
worries me, it's my wife
left with this
pile of
nothing.

I want to
let her know
though
that all the nights
sleeping
beside her

even the useless
arguments
were things
ever splendid

and the hard
words
I ever feared to
say
can now be
said:

I love
you.

De FUMADORAS

Saturday, September 22, 2007

"... aún no conoces años indiferentes".

En esta rueda de relecturas que he iniciado, me doy de frente con Miguel Suárez, un poeta que siempre olvido en el fondo de cualquier sitio y que termina apareciendo con esa “Perseverancia del desaparecido” que es marca en él.
Miguel es un poeta extraño que me gusta mucho, un ejemplar difícil de encontrar ya en este tiempo de prisas y reprises. Se mueve de otra forma, camina en otro tiempo [que no tiene por qué ser pasado… ni tampoco futuro], habla de otras verdades y de otras intenciones… No sé, pero me encanta [“… Erguido tú / surgido de entre las sombras / silba que aún no conoces / años indiferentes.”].
La última vez que coincidí con Miguel Suárez fue en uno de esos encuentros moguereños que tan bien organiza Antonio Orihuela. Miguel aparecía y desaparecía como el Guadiana, siempre con una copa en la mano. La última imagen que tengo grabada de aquel encuentro es a Miguel recogiendo monedas de los colegas para poder pillar billete hasta Pucela… se había fundido todo lo que llevaba más lo que le pagaron por su ponencia. Un tipo importante como pocos.

(11:25 horas) Hay una cirugía de papel [el maltratador de zenobias escribiría ‘cirujía’] totalmente capaz de arreglar el mundo o destruirlo [me refiero al mundo del hombre], y es que nos hemos empeñado como especie en ser incapaces de dejar que el mundo siga su curso hasta el final de los finales. Tenemos que firmarlo todo, poner nuestra huella dactilar en cada uno de los sucesos que nos pasan por encima y por debajo… y estamos convencidos de que podemos doblegar el decurso natural. Nuestra meta es matar las cosas para poseerlas ya muertas, destrozar las ideas para editarlas y venderlas… matarlo todo, todo, todo… que es la más preclara conclusión de victoria.
El hombre busca su autodestrucción porque la quiere, porque genéticamente la precisa en esa cosa tragicómica de que ‘cuando yo muera, todo morirá conmigo’. Tener con el fin de desposeer a los demás, destruir lo gozado para que otros no lo gocen, explotar lo descubierto para que el mundo se arruine pagando por ello.
Hace unos días leí la noticia de que se ha descubierto una vacuna contra el cáncer de útero y que estará disponible en las farmacias a un precio aproximado de 300 euros, conteniendo las tres dosis precisadas para hacerla efectiva. Es trágico el jodido clasismo del dinero, además de absolutamente inmoral: un gobierno se gasta el nisesabe en sus ejércitos y los dota de armamento carísimo [y absolutamente democrático, porque es capaz de matar a cualquiera con él, sea rico o pobre, guapo o feo] y, sin embargo, no atiende a estos gastos pequeños en términos comparativos para beneficiar a todos sus ciudadanos.
Que le den bien por el culo a los tanques molones Norteamericanos, a los Harrier humeantes de despegue vertical, al almacén de bombas de racimo y a su puta madre… y también a quienes los producen y a quienes los consumen con dinero público. Un pueblo sin armas bélicas y con armas gratis contra la enfermedad es un pueblo moderno y con valores tangibles.
El clasismo lo arma el dinero particular, pero tiene cojones que en estos tiempos que corren también lo alimente el dinero público: ponerle precio a una vacuna es dar derecho a la vida a una parte de la sociedad y negárselo asquerosamente a otra.
La solución es muy fácil: acabar con las multinacionales farmacéuticas y propiciar que la investigación y el desarrollo de medicamentos sea estrictamente público, de tal forma que los resultados obtenidos puedan ser gozados por toda la humanidad de forma gratuita y masiva… y menos bombas, y menos aviones, y menos submarinos atómicos… y menos lobos.
Con el hambre y la sed, pues más de lo mismo, coño.
•••
Y de repente me arranco con un poema que anda en la cabeza y tiene la voluntad de ser largo... y escribo de un tirón lo que sigue [el título lleva meses escrito, pero no emanaba el contenido]. Aún le faltan como mil versos... ya saldrán...:

SOMEBODY’S DONE FOR
[La suerte está echada]

Buscar razones para darme un respiro
es al final el norte
que vengo persiguiendo
desde hace veinte años
sin saberlo

No me ayuda escribir
o si lo hace
no lo tengo muy claro
pero el resumen es
todo un tiempo perdido
en pasiones y ritos
que se deshacen solos
que me deshacen
con esa longitud del caracol
empeñado en un tallo que lo lleva a la muerte

Algunas veces deseé ser
y fui
por un instante
como el rayo lejano: rugí y brillé
como un murmullo
que se perdió enseguida
con una lluvia de otros

¿Por qué no me avisaron mis mayores?
¿Por qué no me dijeron
que todo se resume en pasar
sin demasiadas cargas
sin demasiado ruido
hasta borrarlo todo?

Yo pude percibirlo
en el relativismo de mi madre
zurciendo las rodillas en unos pantalones
bajo la parra verde
de aquel patio común
tan compartido por la luz y los charcos

También en las constantes ausencias
de mi padre

‘Hay que comer, hay que pagar, hay que comprarte ropa…’

pero no le hice caso a aquel instinto
que me decía: ¡Detente y mira!

Y ardí en las estructuras y con ellas naufragué
o no naufragué
que el náufrago mantiene siempre
un puntito de luz o una promesa
[la palabra ‘esperanza’ me da miedo]
mentí con la mentira más común
y eso no es grave
hasta que me mentí a mí mismo
y eso es lo peor que puede sucederle a un hombre

Mientras tanto
llovieron los septiembres

los pechos desnatados de mujeres lascivas
pusieron en mi cuerpo cuatro cruces:
el amor
el deseo
la pasión
y la carne
Qué mala solución para un muchacho atlético
cuatro cruces de hormonas desatadas
con las que malvivir
junto a ese absurdo miedo de la mirada franca

Me he reído de todo
al fin y al cabo
y no está mal
pero sin completarme
como se completaron los muertos
por la libertad o la justicia

(tampoco hay nada que merezca una vida
o una muerte a destiempo)

Y cayeron las ganas
como calló la utopía
y se perdió el significado de tantas palabras
que ahora solo aparecen
en los finos estratos
de lo que fue y se ha ido

[continuará] © Luis Felipe Comendador

•••

(13:45 horas) ¿Es posible perder lo que ya está perdido?
De FUMADORAS

Thursday, September 20, 2007

Busco divulgador escéptico.... pagaría bien.

A primera hora recibo paquetón del colega Hilario Jiménez Gómez con algunos de sus trabajos editados [enjundiosos a primera vista] y con un original que prometo mirar con ojos de atleta… Son parte del envío “Una grieta por donde entra la nieve” [antología realizada por el amigo Hilario sobre la obra del inefable Félix Grande], “Pablo Neruda. Un corazón que se desató en el viento” [magro volumen coordinado por mi amigo con un generoso número de aportaciones de interés], “Lorca y Alberti, dos poetas en un espejo (1924-1936)” [sesudo estudio con imágenes sorprendentes de los poetas guerreros] y “En un tirangulo de ausencias” [obra creativa de Hilario que leeré con detenimiento y con la mejor mirada poética que sé ponerle a mis amigos]. Mil gracias, chaval, por este material que me hará gastar horas con –como poco– sensación de provecho.
A la vez, y de las manos del mismo cartero, recibo el nº 100 de la revista italiana ‘L’Ortica’, con sus hermosos contenidos de siempre en un cuaderno admirable por su simplicidad: Un delicioso trabajo de Claudia Bartolotti sobre Wislawa Szymborska, una delicia sobre Dino Campana realizada por Prisco de Vivo y algunos poemas inéditos de Claudia Lotti y de Norberto Cordisco… Mil gracias a Davide Arganani y a su gente por acordarse de mí con la exacta frecuencia con la que editan su maravillosa ‘L’Ortica’.
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Los creyentes también son seres atormentados… mejor: todos los creyentes son seres atormentados.
De las religiones viene el culto al sufrimiento, tanto por lo hecho como por lo que se ha de hacer. Tal circunstancia va conformando seres en los que cabe el miedo a espuertas, el temor a paladas y la sensación de culpa a auténticas montoneras. Y su pasión es real [vista en su significado más sufriente] porque son predispuestos sicológicamente a ese estado de sitio… y todo porque hay una idea creacionista del mundo que resulta muy conveniente a ciertos bolsillos y a ciertas ambiciones de poder.
Se precisa en este tiempo un sólido ateísmo de combate liderado por escépticos sesudamente preparados para combatir con verdadero ardor esas patrañas que tienen una meta única y muy bien decorada con una apariencia de corte/porte ‘moral’: el poder sobre el mundo de los hombres.
Alguien debe desmontar desde la ciencia y con proposiciones triviales y entendibles esa farsa creacionista que ha conseguido aunar el saber científico con la milonga religiosa… y debe hacerse para expulsar el marbete de Dios de la cabeza de los hombres [por lo menos ese marbete de Dios grupal que adocena a muchos y da poder a unos pocos, que es el realmente dañino… no importa que se viva la espiritualidad en lo individual y se idee desde ahí como opción desiderativa de uno solo, que eso ayuda a elaborar pensamientos complejos que te han de llevar a conclusiones tan insospechadas como contradictorias]. Un buen divulgador escéptico puede ser el más valioso de los hombres para la Humanidad.
(22:41 horas) “La camarera del cine Doré / tiene unos ojos que quitan el hipo, / una sonrisa preciosa y un tipo / que aleja el sueño mejor que el café. / Lleva una trenza que verla da gloria / y al acercarse a servir la mesa / luce tan guapa como una princesa / y da una fiebre de amor transitoria. / Es tan bonita que quiero creer / que se ha escapado de algún fotograma / o de un cartel, y también que sin duda / sus dulces besos habrán de tener / todo el ardiente calor de una dama / de alguna vieja película muda.” [fue petición y transcribo el poema que el gran C M Aguirre dedicó a Tania Marot… y yo sigo necesitando mil libros nuevos de este poeta hiperclásico y polifacético, moderno y absolutamente alucinado, perdulario y feliz…]
De FUMADORAS

Wednesday, September 19, 2007

La felicidad de los tristes.


[Pensando en mi amigo Diego F. M.]
Decía don Gustavo Flaubert que la tristeza es un vicio, y tenía razón, sobre todo cuando se vive la tristeza como una estética llevada en los ojos. Yo conozco a demasiados ‘tristes’ [yo mismo ando esas trochas] y puedo aseverar que es un vicio peor que el del tabaco, aunque un vicio con alta consideración de belleza en nuestros cuerpos decadentes.
A la tristeza se puede llegar desde el dolor físico o psíquico [es la más trágica, aunque no la menos bella], desde el justo desencanto [es la tristeza más común de la mediana edad y suele ir unida a una notable capacidad de raciocinio] o desde el planteamiento filosófico del trasunto eterno de los principios, los tránsitos y los finales.
En el estado de tristeza, provenga de donde provenga, no se vive mal, pues es el territorio de los hermosos vencidos, un territorio en el que dejarse llevar sin entender más que la justa meta. Allí reina el hacer tranquilo [sin el estorbo del fracaso o del éxito], la armonía de gestos y palabras, la mirada como cansada pregunta que no espera respuestas, la simplicidad que da clarividencia sobre los asuntos del mundo y los hombres…
El triste sabe perfectamente que no va a ningún sitio que no sea la muerte, que es absolutamente vulnerable [pero no importa], que no sirve para nada la capacidad de hacer y deshacer porque todo está ya hecho y deshecho, que esperar es un magnífico estado de la carne que lleva, que el contraste es absolutamente necesario y que implica más dolor que placer en su resumen, que hay una nada que habitar y hay que hacerlo en simbiosis con el cero… y por ello goza de su tristeza, y por ello es poseedor de la capacidad de reír o de no hacerlo…
El triste que sonríe es, quizás, la más feliz criatura de la Tierra.

(17:28 horas) Hay una cosita Martín Garzo, ese ‘todos éramos náufragos en los confines del mundo’, que me gusta un montón [últimamente me tropiezo constantemente con naufragios: los restos del naufragio de Ricardo Franco, el naufragio de la derecha bejarana, dos o tres amigos náufragos que han llegado durante los últimos días a mis costas, el naufragio casi eterno de Youssouph y Malick con su incoherente ramadán, el naufragio de mi hija en eso de la Historia del Arte y el naufragio de sus profesores, el nebuloso naufragio de Magdalena y el triste naufragio de Ángel, el naufragio de la casa hasta que nos acostumbremos de nuevo a los horarios escolares, el naufragio de la imprenta en estos días de baja material, el naufragio de mi literatura pequeña –no escribo ni por prescripción médica–, el naufragio de muchas de mis amistades por falta de contacto y de tiempo… y este naufragio Martín Garzo de ahora mismo –un naufragio que aparece en la página 8 de su nueva novela “Mi querida Eva”.]. Digo que hay una cosita que me gusta en esto de los naufragios porque soy un apasionado de la derrota, pero de ese tipo de derrota que abriga un resquicio de esperanza y nos permite seguir tirando adelante como sea y aunque sea.
*[A lo que se ve hoy me ha salido el día de gustavos].

(22:36 horas) Que fui con mi Felipón a ver el partido del Barça a PdT y tuvimos que salir hastiados [y antes de tiempo] de un mangurrián del Madrí que sólo sabía que dar voces y buscar enfretamiento. Esto es lo que me molesta de verdad del fútbol, los payasos que no saben disfrutar de la estética de la competición… por ellos soy antimadridista [pero no voceras]… Vamos, llevar a mi chavalote a disfrutar de un partido con unas cocacolas y tener que salir por pies por esa desgracia que se llama mala educación y grosería.
La estupidez no tiene fronteras.
*[Lo que le debe escocer en el culete al tal mininas es que ganamos por tres goles a cero… para que aprenda a comportarse delante de los niños, coño].
De FUMADORAS

Tuesday, September 18, 2007

Aventura casi metapoética...

“Mi amada es una rosa de marfil / y en ella encuentro yo más alegría / que en toda la febril filosofía / de mi azorada vida estudiantil. / Ningún libro que ponga yo en mi atril / se puede comparar a la poesía / de su triste mirar la lejanía / cuando llegan las lluvias en abril. / En vano gastaré mi juventud / si trato de buscar felicidad / en unos viejos textos en que nada, / ni siquiera las voces del Talmud, / se pueden comparar en majestad / al más leve suspiro de mi amada.” [‘Amor y la febril filosofía’ es un soneto de rechupete de C. M. Aguirre, un sonetote que pertenece a ese libro icono que lleva por título “La camarera del cine Doré”].

“Y fue mi pasión desmesurada tan patente / que de no cuidar mis gestos / y ocultar mi distinguida procedencia / me veré obligado a abandonar por tiempo indefinido // (qué pena cuando el amor no es / sino la continuación de una gran tristeza)” [‘Encuentro junto al piano’ es un poema clave –al menos para mí– del tristemente desaparecido Ricardo Franco en “Los restos del naufragio”].

… y salí a mancillar muchachas con los ojos, y en la hora del café se hizo la magia porque una camiseta grismarengo dejaba que entreviera el blanco de unos pechos distraídos… Mis ojos no cabían en sus cuencas de tal desaguisado en ese escote, miraba y al momento jugaba a distraer esa fijeza por no parecer el desgraciado que persigue mujeres con cierta extravagancia en sus hormonas. Bebí como si nada y miré como si todo, pues leer a Ricardo y a Carlitos no es terapia de líquenes ancianos ni flor para adornar sobre una mesa.
Bostezó la vestal y fue divino mirar su estiramiento. Se agachó a recoger no sé que objeto y fui depredador de su paisaje. Me miró descarada y retiré mis ojos hasta el café con hielo –el último licor que este unicornio ha de tomarse frío hasta otro agosto–. ‘Los restos del naufragio’ que ya soy encontraron abrigo imaginario en esos pechos pequeños, de ración, porque se dio ese azar tan imposible de que era un cuerpo añil de camarera [Carlitos y Ricardo poetizaron, aún antes del suceso, lo que había de sentir mi calavera].

(19:10 horas) He tirado la tarde en un jodido trabajo físico y me he reconvencido por enésima vez de que yo no he nacido para esto, y mira que mi padre contiene esa genética que viene del abuelo Saturnino de ser para el trabajo como un puñetero rabo de lagartija, pero yo debo haber salido recesivo al curro cansador y sudadero.
La verdad es que mi plan no era éste, coño, que yo pensaba que haciéndome empresario de las artes gráficas podría delegar tales funciones físicas en algún subalterno/compañero… pero mi mala suerte en lo referido a las dotes de mando –no sé mandar, que solo sé perdir por favor– y esa cosita gore de empresario de izquierdas enrollaíto con los trabajadores me hace subir a andiamos, colgarme de escaleras, tirar de los taladros, atornillar, sudar como un torero y quedar derrengado con dolor de riñones.
Mientras curraba, me acordaba de la piruleta azul agabachada, con su cutis de ‘hermosa’, con su pomporompón, con su sonrisa falsamente amable (cínica) y su rabia frondosa de obrerilla derechera. Me hubiera gustado verla guardar el equilibrio en la jodida escalera del siglo X sobre la que yo hacía magia… y, como en un ‘dejà vu’, me vi charlando con Fernande Cartón sobre el sol que doraba los membrillos [no los de Antonio López, sino los de Mateo Hernández] y la perplejidad de que al lado existieran seres amargos complicando la vida de la gente. Fernande, que era más lista que los ratones coloraos, me llevó a la verdad de que para dimensionar lo bello hace falta el contraste de lo feo y lo sucio… yo comprendí enseguida que hay que agradecer a los estúpidos y a los necios que hayan de sobrellevar su rijosa existencia para hacernos posible gozar de lo hermoso, de lo sencillo, de lo armónico.
Sí, esa casta de personas con impronta de llaga y con alma de puñal espaldero debe existir para nuestro justo gozo, para sentirnos sensibles a la vida y su visión más positivista… sin el tonto no existiría la razón del listo.
De FUMADORAS

Monday, September 17, 2007

Javier Rioyo me trae a Gabriel Ferrater.


Leí hace unos días una hermosa entrada de Javier Rioyo, en su blog, sobre el poeta Gabriel Ferrater, y de la lectura me pasé a buscar sus libros en mi biblioteca. Gabriel fue para mí siempre un referente vital y literario hasta el punto de que, durante un largo espacio de tiempo, su libro ‘Les dones i els dies’ [con una traducción chusquera al castellano de mi mano infame –venida de escuchar a Lluis Llach y a Raimon–] fue alimento constante a la vez que abono y riego para mis poemas. Su bravo y genial erotismo poético, su vida y su muerte buscada, sus pensamientos sobre el tiempo y los hombres me aportaron clarividencia y ganas de escribir. Es más, creo que cuando arranqué con la escritura de ‘Paraísos del suicida’ mi intención primera nadaba en la cosa de hacer un libro dedicado por entero a Gabriel Ferrater, aunque luego todo acabó en un homenaje más amplio a los poetas suicidas.
Junto a Gabriel Ferrater debo escribir también los nombres de Fonollosa [la luz de las tinieblas], Ginsberg, Catulo, Roger Wolfe [mi despertar a la poesía norteamericana], Luis García Montero [con quien descubrí una forma nueva de escribir poesía], Marina Svt., Frank o’Hara, Bukowski, Silvia Plath, Kerouac, Ferlinghetti, Pavese [el number one sobre los numbers ones], Pasolini [la caña total], Luis Alberto de Cuenca [le deberé siempre que escribiera ‘La caja de plata’ con su ‘Serie negra’], Ángel González [sin palabras], Jaime Gil de Biedma, Rafaelito Pérez Estrada [la sonrisa azul del ingenio], Eugenio Montale, Ricardo Franco [un monstruo poético que recuperar], Gabino Alejandro Carriedo… y con una cosita de después, debo también dejar en palabras a José Luis Morante [mi amigo más fuerte en la poesía y fuera de ella], Belén Artuñedo [musa siempre], Fermín Herrero, Karmelo Iribarren [el ingenio de la facilidad poética], Manolo Moya, Antonio Orihuela [la reivindicación tranquila], Uberto Stabile [el motor de casi todo], Ramón García Mateos, Joan Margarit [un maestro que descubrí ya tarde], Pepe Hierro, Ángel García López, Máximo Hernández Fernández, Ada Salas, Antonio Gutiérrez Turrión [mi mejor contracoversador literario], Abraham Gragera [el futuro poético perfecto], Alejandra Pizarnik [sin palabras], Manuel Lara, Norio, Juanjo Barral, Jesús Urceloy, David Torres, Jesús Hilario Tundidor, Juan López Carrillo, Jaime Siles, Paquito Castaño, Diego Fernández Magdaleno [inalcanzable y en la mano], Ángel Pasos, E. Muntanyola, Herme G. Donis [la bondad y el rigor poético], Claudio Rodríguez, David González… y así hasta acabar con Felipe Benítez Reyes [mi último arrepentimiento].
De todos he aprendido y con todos he estado de acuerdo y en desacuerdo, me han hecho pensar, sentir intensamente, cabrearme, reír, llorar y escribir. De ellos es la culpa de cada uno de mis versos y quizás sean todos suyos y no míos.
Gracias a Javier Rioyo he vuelto a releer la hermosa obra de Gabriel Ferrater y he desenterrado del polvo los libros de todos los amigos y poetas mentados para volver a leerlos con hambre… hasta recordar aquellos hermosos días de ‘La camarera del cine Doré’, del inefable y perdido C. M. Aguirre.
Gracias, Javier…. Mil gracias, amigos.
(18:10 horas) Si existiera un paraíso de las lorzas [alforzas en purismo] me encantaría vivir en él… y es que la lorza lleva como pasajeros a la sonrisa y al buen rollo.
•••
POEMA DE AMOR DESPUÉS DE LEER A GABRIEL FERRATER

Pensarla es un murmullo
tan parecido a penetrarla
–o aún mejor–
que decidí hace tiempo
dejarla expuesta
a cualquier otro hombre
para que por no ser
fuera tan mía
como esos pensamientos
de viejo desquiciado
que en la soledad sabe
dónde
cómo
con quién…

o verla respetable
esperar a unos críos
en un portal
o comprar las viandas
en la tienda de al lado

Es tan bella
que poseerla sería
como desposeerme
de su gracia

© LUIS FELIPE COMENDADOR 2007
De FUMADORAS

Sunday, September 16, 2007

La ventana de La Kika...


Cuando era un crío feliz de ocho o nueve años, vivía con mis padres en una vieja casona de la Puerta de Ávila bejarana [Puerta Lavilla] junto a cinco familias reunidas en torno a un corralón con parra. Entre los vecinos había un matrimonio de ancianitos, La Kika y El Moreno, que mantenían una hermosa relación con mis padres, ya que mi madre les echaba una mano con la comida, con las compras e incluso con la enfermedad.
La Kika, que era muy bajita y lucía una corta melena plateada, solía pasar muchos ratos en mi casa, charlando con mi madre, mientras El Moreno andaba en sus labores de recoger leña con un burro y venderla por ahí.
Un día de anotar, mi padre se presentó con un hermoso televisor Telefunken junto a don Alfonso del Amo [al que llamábamos ‘El Máquinas’], que hizo una complicada instalación de la antena necesaria para recibir la señal de voz e imagen.
Con la tele instalada, la casa tomó un puntito de modernidad que se rizaba en un contraste casi afroamericano.
El caso es que, con la presencia de la tele, se multiplicaron las visitas de La Kika, que se quedaba extasiada ante las imágenes y perdía constantemente el hilo de las conversaciones con mi madre.
Un día de verano notamos que La Kika se tornaba triste y empezaba a derramar unas sentidísimas lágrimas. Mi madre, muy atenta siempre, le preguntó: ‘¿Le pasa algo, señora Kika?’… y ella, entre sollozos, muy apurada, le contestó: ‘¡Ay!, Carmen, que El Moreno se ha ido de amanecida al monte a hacer cisco… con el buen día que prometía… y fíjate ahora… mira por la ventana… nunca había visto en mi vida una nevada igual… ¿cómo va a volver mi hombre, cómo va a volver…?’. Mi madre se arrancó con una sonora carcajada que no pudo parar en unos minutos, mientras La Kika lloraba entre apenada y perpleja…
Para La Kika, el televisor era una ventana más de la casa [aquel día ponían, para su mala suerte, 'Cuento de Navidad'].
Hoy, al igual que aquella mujer menuda y viejita, un ingente número de personas viven con la percepción de una realidad que solo existe como virtualidad mediática. Con ella se mueven masas, se controlan y modifican opiniones, se obtinen beneficios infinitos, se quitan y se ponen gobiernos…
Nunca el mundo estuvo tan mediatizado ni el hombre fue tan vulnerable en el uso de sus capacidades. Se nos ha abierto ante los ojos un mundo de mentira y eso nos ha provocado un shock que no tiene al día de hoy un solucionario viable [mientras se encuentra y se adapta ese solucionario, montones de tipos con espíritu depredador aprovechan las circunstancias y trafican con la candidez humana para llenar sus bolsillos sin remordimiento alguno].
Desde las grandes multinacionales hasta las ONG’s aprovechan ese tirón del ‘lo dice en el periódico, en la tele, en internet… luego será verdad´ para arrimar el ascua a su sardina… y luego sucede que los periódicos, la tele e internet vuelven a decirnos que se hundió un emporio y todos los pequeños inversores se quedaron al verlas venir o que todo el dinero que ingresamos para apadrinar a un negrito camerunés [ese puñetero dinero lavaconciencias] se lo está gastando un hijo de la gran puta en las Islas Vírgenes… y también nos lo creemos, por supuesto.
La candidez tiene difíciles soluciones si no pasa por el cedazo de una formación racional de las personas. Lo medios nos bombardean con información constante y es responsabilidad del sistema educativo [repito: del sistema educativo] enraizar criterios de búsqueda, selección y elección en el colectivo de chavales en vía de formación. No tiene valor alguno la acumulación de conocimientos, ya que todo el material está siempre a mano con una facilidad pasmosa… El valor real es saber decidir sobre el uso de toda esa información y aprender a manejarla con coherencia y con criterio. Que no es mejor quien acumula más datos… el mejor es el que sabe buscarlos, encontrarlos y utilizarlos.
La Kika duerme en paz desde hace un montón de años, pero su cándido analfabetismo se ha multiplicado de forma geométrica y con un serio agravante: La Kika reconocía ante cualquiera que no sabía leer ni escribir y los nuevos analfabetos son incapaces hasta de imaginar su analfabetismo.
Así las cosas…

(17:04 horas) Me prestó Antonio G. Turrión el poemario ‘Como otros tienen una patria’, del colega Ramón García Mateos, y lo he disfrutado con la sensación de reencontrarme con el amigo de siempre, ése que siempre me recibe con los brazos abiertos. Ramón sigue en el tono que yo conocía, en la voz precisa y en el verso bien trabado y perfectamente musicado [es un valor que nunca le ha abandonado en su poesía]. Dejo aquí ‘Son de tiempo’ como una brújula con la que aprender a volver a los lugares que dejamos: “Ay, dejarse morir contra la tarde / en la Plaza Mayor de Salamanca / cuando doran los ojos la memoria / y el aire lo dibujan los vencejos./ Ay, sentir el susurro del poniente / recamado de luz y sol de piedra / una tarde de junio y fuente clara / mientras huyen las horas: son del tiempo. / Dejar que todo pase en esta dicha / que invade irremediable cada instante / de eternidad y piedra que me asombra. / Si vivir es camino hacia la muerte, / quiero quedarme aquí, contra la tarde, / esperando ser solo luz del alba.”
De FUMADORAS

Saturday, September 15, 2007

Hados, coño, échennos ustedes una manita.

Hay un estupidario de andar por casa que manejamos todos con harta frecuencia. De él salen los absurdos, las palabras perdidas, las oraciones mal trabadas y las opiniones y los asertos más peregrinos… y con él nos batimos el cobre social, un cobre sin demasiado interés, pues solo sabe de la vocación que consiste en hacer de la estupidez individual una estupidez de todos.
La voz social necesita portavoces para que no hablemos todos a la vez [aunque sean portavoces de la estupidez], y la portavocía implica únicamente llevar a palabras comunes los sentimientos compartidos [eso si la portavocía responde a su definición correcta]. Mi reflexión sobre este asunto quiere acercar la idea de que en democracia nada es lo que debiera ser ni hay solucionarios positivos que acerquen ese ‘ser’ a lo que ‘debiera ser’.
Veamos el aspecto de la pirámide democrática:
1. La voz del pueblo [hasta la estúpida] se resume tan solo en el acto del voto, un voto que se da siempre a una colección de cartas marcadas [es patente que no puedes votar a una opción poniendo condiciones particulares, como también lo es que no puedes votar a nombres específicos y tachar otros… ni cambiar el orden de las listas presentadas]. A lo que se ve, ya estamos ante una voz tapada, la del pueblo llano, representada en cada uno de sus individuos. Queda aquí la dolosa percepción de que los planteamientos de todos han sido usurpados por los cuatro o cinco hacedores de programas y por los dos o tres configuradores de listas.
2. Del voto dado o prestado se extrae [mediante una extraña matemática] el porcentaje de ‘representación’ que van a tener esas cartas marcadas que antes mencioné, que no serán otra cosa que la ‘voz del pueblo’, que a su vez implica la toma de decisiones sin consultar, el poder de poner y quitar, el gustosito gargajo de disparar con pólvora ajena [estoy hablando de pelas, ¿eh?], la percepción apropiada de dedicir qué está bien y qué está mal… y hasta la lujuria de poder insultar, difamar o maldecir bajo la intocabilidad de la púrpura [esto en nombre de todos, siempre en nombre de todos]. Y lo mejor es que para este pan no se necesitan valores demostrados, títulos ni reconocimientos… basta con ser apuntado en listas [los valores para estar en ellas pasan desde la justa idoneidad hasta saber mamar una polla a tiempo, que existen ejemplos hasta en la superdemocrática Norteamérica] por uno de esos tipos que deciden ‘en nombre de todos’ para ser acreedor de la tíara [del obstruso poder]. Bien por la democracia otra vez, ¿no?
3. Ya con la matemática resuelta, la voz de todos pasa legalmente a resumirse en la voz de unos cuantos que ya no consultarán con el pueblo hasta las siguientes elecciones… y esos cuantos escojen a otros pocos [por el mismo sistema justísimo –incluyendo idoneidad y mamada–] para que los representen a ellos en otras más altas instituciones… y así hasta el infinito, que en este caso termina en el absurdo de ser el ‘uno’. Si tenemos suerte de que el ‘uno’ sea medio guay, pues de puta madre; pero si nos cae un rescocido al uso aznaro, pues que solo nos queda rascarnos y esperar [a los que sobrevivan].

Y todo con el catón de la estupidez en la mano, siguiéndolo a machamartillo, imponiéndolo a saco y aprovechando cada una de sus esquinas.
Si alguien propone algo interesante, es tonto; si alguno echa una mano reflexiva, es gilipollas; si uno se implica de buena fe, es tachado y pisado con la peor mala leche.
Así que pido a los hados que propicien el cambio de este sistema tan ‘funcional’ y ‘representativo’ por otro que sepa poner a cada uno en su justo lugar, un sistema que propicie que sus líderes sean un compendio de valores y no un compendio de contravalores [como sucede ahora].
Hados, coño, échennos ustedes una manita.
(21:52 horas) No me gusta la vejez. Es fea.
De FUMADORAS

Friday, September 14, 2007

El terror de las mujeres infelices.

Viaje a Helmántica con asuntos administrativos que solucionar… prisa, calor sofocante, un par de colas enormes y tiempo en el medio para pensar o detenerme en los hermosos ‘zamoranos’ que se agarraban a mis ojos como lapas visuales.
Helmántica estaba hoy como gastada, con cierta cosita de resaca de ayer, llena de garitos pequeños y postizos que daban nota de la fiesta nocturna. No me gusta así Salamanca, porque olía a vómitos por el centro y a fracaso por los barrios [me hice así como dos largos caminando por la ciudad, ya que las dos instituciones que visité eran casi extremos geográficos sobre el plano.
Mientras caminaba la Gran Vía, se me vino a la cabeza ese rol malvado que juegan algunas mujeres cuando pasan de los cuarenta y han perdido la gana del roce suave para cambiarla por el reino del voceo y la mala uva. Su mal es que se abandonan, entre otras cosas, porque no sienten ya su atractivo como causa de dominación y se tiran a la piscina de la verdulería y el mal carácter, y no entienden que esa edad es mágica [cualquiera lo es] si se sabe llevar con naturalidad y con guiños a lo bueno que nos proporciona la vida.
La carnalidad en esas edades puede hacerte un ser sonriente o el ser humano más desgraciado del mundo; es por ello que hay que cuidarse y cuidarla con auténtico empeño, sin dejar que lo que antes era magia se convierta ahora en aburrida costumbre.
Esa tipología de mujeres hastiadas de su vida es una terrible rémora para el que la padece, pues su pasión es joder por joder, fastidiar, molestar, verlo todo desde su lado más torcido y retorcido. Son especialistas en hacer infeliz a cualquiera que las roce y de completarse ellas mismas como la esencia de la exacta infelicidad… En casa son totalitarias aunque se sienten esclavas, en un trabajo son implacables y se sienten poco valoradas, en un puesto administrativo son la más alta negación del no… y en la calle son como los pipos de esas aceitunas gordas que ponen en los bares [los pisas y te hacen daño, aunque la cosa no va a más].
No es misoginia, lo juro, que podría hablar en términos parecidos de las diversas castas de hombres infelices y jodidamente puñeteros, pero hoy me ha dado por aquí gracias a una mujer que esperó junto a mí a que cambiase el color del semáforo que da entrada a la salmantina Plaza de la Constitución y que cumplía todas las premisas expuestas.
Me dio rabia sentir su infelicidad con tanta intensidad… le hubiera dicho algo y hasta habría hecho el esfuerzo de levantarla en volandas y darle un abrazo buscando su reacción… pero nuestro mundo de apariencia no permite esas salidas de tono… y así nos va.
De FUMADORAS

Thursday, September 13, 2007

Respuesta diarística a unas declaraciones públicas de doña Purificación Pozo

A primera hora me llama mi madre para contarme que ‘doña’ Purificación Pozo ha mencionado mi nombre por la radio para criticar las fiestas de Béjar, indicando que Paco Ortega es amigo del ‘socialista’ Luis Felipe Comendador con no sé qué espurias intenciones [o sí que lo sé]. Puntualizo a la ‘doña’ y le ruego que no vuelva a nombrarme en público.
1. Paco Ortega es mi amigo, sí, claro, desde luego. Y le quiero un montón. ¿Algún problema? Yo nunca he hablado por la radio ni de usted ni de sus amigos [si es que los tiene] y menos para criticar a otros.
2. Paco Ortega no llega a Béjar para hacer las fiestas de los socialistas [como usted dice], haga memoria o busque en sus archivos o pregúntele al colega Luis Francisco Martín, que es mil veces más elegante que usted [recuerdo que hace un año y medio tuvimos una reunión distendida –con copita– en mi local de la calle Colón (a la que asistieron el mentado Paco Ortega, Luis Francisco Martín y el entonces y ahora periodista de ‘Tribuna de Salamanca’ y director de la radio municipal –siento no recordar ahora su nombre–, que puede darle razón de lo que digo). Esa reunión partió de una contratación de actividades que hizo el ayuntamiento del Partido Popular con la empresa de mi amigo Paco Ortega, contratación de la que, me consta, quedaron ustedes muy satisfechos. Así pues, no viene Paco Ortega de mi mano, porque ya conocía bien el terreno cuando ustedes gobernaban… pero si ser amigo mío es un lunar, tendrá que dejar de serlo, ¿no?
3. Verá, no soy socialista desde hace 13 años, por lo menos de carnet, y mis postulados y pensamientos son privados mientras yo no los haga públicos. Le ruego, por tanto, que no ose definirme en los medios desde su representación pública [en privado puede hacer lo que le salga de sus afrancesados y teatreros riñones, que me trae al fresco] o tendré que tomar medidas por los daños colaterales que usted pueda procurarle a mi persona y a mi empresa [mantengo con mucho esfuerzo 7 puestos directos de trabajo en Béjar, cosa que quizás usted no haga ni en mil años de vida].
4. Como nota final, alegrarme de que las fiestas organizadas por el equipo de gobierno actual hayan salido estupendamente, y alegrarme más porque entre medias ha estado un gran amigo mío… igual que les sucedió a ustedes cuando contrataron sus servicios…. Si lo hizo bien antes, con ustedes, y lo ha hecho bien ahora, ¿cuál es el problema?
* [Versión rectificada. Que tiene razón mi anónimo amigo sobre lo sicialiano]

Wednesday, September 12, 2007

Cuando llega septiembre [vintage naked]


* [Foto robada por Concha durante el Festival de Blues... ¡brujilla!]
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Cuando llega septiembre me entra una euforia chiquitita que se lleva de pronto, como el simún, el placer de las chanclas, el sudor sobaquero y la estival estética de llevar las camisas por fuera del pantalón. Mi cuerpo empieza a pedir el jerselino y mis pies demandan calcetines… junto a ese vestuario viene también la gana de escribir y el rumor de cistitis se va haciendo más cierto.
Ya no sirven las sábanas como ayuda nocturna contra los relentes para tapar el cuerpo desnudo… ahora empieza el ciclo del pijama [primero el de tela de algodón y luego el antilujuria esquijama –que lo mismo viene de ‘pijama de esquimal’– de rizo], el rito de las mantas [en octubre con una y en noviembre con dos], que no soy tipo de edredones modernos.
En cuanto a las posiciones, pasaré del estiramiento pleno veraniego a la posición fetal de oso en invierno, ésa en la que me recojo para sujetar el calor corporal y sentirme carne apretada.
Sé que lo que pierdo de mirada lasciva con la llegada de septiembre, lo gano en pensamiento lúbrico… que no sé qué es mejor, si imaginar sobre lo mostrado o imaginar sobre lo tapado.
En fin, que va entrando ya mi tiempo preferido… y cambiaré los cafés con hielo por esa cosa calentita del corto de café con leche, y volveré a mis horarios normales, comiendo a solas con mi Guille y charlando de nuestras vidas cruzadas inexorablemente y de nuestras generaciones [la suya de Shin Chan y la mía de la familia Trapisonda], haciendo macarrones con tomate a vuelapluma, corriendo a la una menos cinco para recogerle en el cole y echándole una mano con los deberes de mates o los de Lengua [la tabla de multiplicar ha pillado cojera con la Play Station y los baños de verano]. Otra vez la vida de familia dividida por los horarios, los documentales de Odisea o Canal Historia, los baños de la noche con sus ‘¡Papaaaaá, lávame la cabeza!’, ‘¡Papaaaá, tráeme las zapatillas!’ y los cuentines a la hora de dormir, y los besotes de buenas noches… Todo será otra vez como antes, aunque tampoco volverá a ser como antes.
Cuando me detengo en estas cosas, me veo mayor [pero no arrepentido]… y también me veo cierto punto entre pirata y canallita cuando muevo la lista de mis preferencias cincuentonas. Veamos:
1. Querer a mi Mª Ángeles sobre todas las cosas.
2. Disfrutar de mis hijos en ese juego de ser y hecerse/deshacerse.
3. Leer diarios de tipos que escribieron su vida sin pensar en epatar, con sentimiento sincero y lúcido.
4. Imaginar mujeres en posturas dispares [este apartado es solo físico].
5. Imaginar sentimientos de mujer en distintas circunstancias vitales y darles forma en el papel [siempre acabamos en sexo o en muerte].
6. Fumar indefectiblemente dos paquetes diarios de Chester.
7. Tomar café a las 9,30 horas y a las 15:00 horas.
8. Escribir este diario hablado/mudo con la dedicación mínima de dos horas diarias [es obligación que me impuse hace ya muchos años].
9. Pintar mujeres desnudas con la mirada triste.
10. Coleccionar imágenes de mujeres fumando, de mujeres leyendo, de mujeres besando…
11. Beber tres Cocacolas diarias como mínimo.
12. Leer poesía y cabrearme.
13. No leer prosa si no es imprescindible.
14. Cultivar la amistad de los que me caen bien.
15. Tunear ‘Los cipreses creen en Dios’ [ya me quedan solo 346 páginas].
16. Mirar a las mujeres maduras e imaginar su desnudo como un ejercicio plástico [es complicado, pues las formas no terminan siendo lo que parecen, lo que hace el trabajo muy similar al estudio de un green golfero]. Oye, y lo que me gustan esas mujeres cercanas a mi edad como material incendiario [tenía razón Joan Margarit cuando me dijo que el deseo real va parejo a la edad]. Vamos, que no hay comparación con las jovencitas.
17. Intentar poemas a partir de microrrelatos previos que llegan de esos ejercicios de menudeo ‘vintage naked’.
18. … y otras cosas que no cuento.
De FUMADORAS

Tuesday, September 11, 2007

Aves que migran.



Esta mañana tuve una de esas salidas de trabajo que empiezan sin ganas y terminan dejándole a uno lleno de euforia. La misión encomendada por mi cliente consistía en realizar unas tomas fotográficas de un listado de lugares bejaranos que me había proporcionado previamente. Como digo, salí sin demasiadas ganas con mi cámara al hombro, hasta que llegué a la puerta del pico de nuestra muralla en la que me di de golpe con una imagen espectacular y absolutamente plástica [mi abulia y las pocas ganas de cargar con peso –soy un zorolo para estas cosas– hizo que solo sacase montado el objetivo 35-70 mm., lo que me hurtó de hacer unas fotografías de detalle muy prometedoras]: Diré cientos de golondrinas por no parecer exagerado, pero es muy probable que fueran miles las que se reunían en el tendido eléctrico de baja tensión ubicado de forma espectacular en aquella zona [un tendido que vuela desde la mentada Puerta del Pico –donde existe una torre eléctrica–, discurre por todo el valle, atraviesa la carretera general y muere en la siguiente torre eléctrica, que se encuentra en la falda del monte de El Castañar]. A mis palmadas, todas las golondrinas levataban el vuelo y volvía como una nube a ocupar su alineamiento bellísimo en los cables.
Me senté a disfrutar del espectáculo durante más de media hora.

(22:15 horas) El colega Pedro Ojeda me habla de la verdad como ‘el revés del revés’, mientras Pablo F. Magdaleno anota con acierto la incontestable ‘verdad’ de la fumadora del día… y la fumadora es la verdad del revés, y Pedro es el revés de lo que la verdad enrevesa [léase su blog para percartarse –http://laacequia.blogspot.com/–, que es de alto interés en muchos sentidos], y Pablo no tiene verdades a medias con las que darse un revés [todas son enteras… y léase también su hermoso blog –http://lablogse.blogspot.com/–, que es molón].
El caso de los casos es que escribo porque me aburro y me aburro porque escribo, que siendo lo mismo… es igual.
Y entre medias intento ser James Boswell, pero no llego a su habilidad para el detalle, ni a su tiempo para la escritura, ni a su manejo de la observación puntual y exacta… y luego intento ser Cesare Pavese, pero no logro llegarle ni a la altura de su mortecino betún… y decido ser Alejandra Pizarnik, pero no he aprendido a sentir sufriendo ni a sufrir sintiendo… Mi ventaja es que yo estoy muriendo y ellos ya son la muerte espartana… mi mal es que tengo tres hijos reales, dos postizos y cinco imaginarios, una mujer que me quiere y a la que adoro, unos yayos suegreros de final de copa en el tramo de penaltis, una empresa que va y no va [según el día], siete seguridades sociales y siete sueldos [que pagar, claro], un problema de adolescencia y varios de juventud, mil deudas y un payaso que me llama para recordármelas… Así no es capaz de escribir ni su puta madre… o sí.
De FUMADORAS

Monday, September 10, 2007

El reves de la trama

Hoy me ha entrado como una morriñita canalla y el café me ha parecido como aguado sin tener a Paco Ortega enfrente y sonriendo.
El tipo es un auténtico campeón de lo cercano, de saber acompañar siendo. Y yo ahora entiendo perfectamente que su éxito es ése: saber escuchar, sonreír, hablar quedito, insuflar emoción en cada pequeña cosa y anotar siempre positividad.
Y siento la necesidad de ponerme a escribir algo para Paco, lo que sea.
(17,37 horas) ¿Pienso porque existo o existo porque pienso? Quizás en esta pregunta se encuentre el filo que vierte hacia dos hermosos abismos en los que no queremos caer: el del pensamiento a partir de la existencia o el de la existencia como causa voluminosa y viva del pensamiento. En el primer supuesto es necesario un ente creador de la existencia, mientras que en el segundo es el propio sujeto el que crea su condición existencial. Yo me quedo indudablemente con la segunda opción a sabiendas de que nado en un mar de incertidumbre.
Existo porque pienso, creo porque pienso y el mundo a mi alrededor existe porque soy capaz de pensarlo… También me gusta de esta elección la potencialidad que contiene en la decisión de desexistir, ese ‘yo me hago y, por tanto, yo puedo deshacerme’ que pone un hierro candente sobre mi paso, y lo hace arriesgado y bello. Dependo de mí, huyo de mí, me acerco a mí o reniego de mí.
No es necesaria la idea de Dios si no considero esa necesidad en la carrera de hacerme, porque mi decisión es la que modula, la que eleva, la que es susceptible de desaparecer o desaparecerme.
La verdad es justo el revés de la trama.
De FUMADORAS

Sunday, September 9, 2007

El delicioso estado de ataraxia.


En la búsqueda de la ataraxia [es el agua en la que intento nadar desde hace unos diez años] encuentro dificultades que no sé solventar; y lo que más me fastidia es que esas dificultades emergen siempre de los asuntos cercanos y pequeños, ya que en los grandes temas sí que soy capaz de encender la serenidad de ánimo. Todo ello hace que no sea un escéptico al uso [que en rasgos generales sí que lo soy], pues sumo pasión cuando alguna circunstancia mínima y casi inexistente me tuerce los postulados ideales a los que quiero agarrarme: Soy, entonces, un escéptico pasional lleno de guiños hedonistas.
Analizando el estado de mi serenidad, concluyo que viene de mi convicción absoluta de que nada es importante [todo relativizado en el tiempo, claro, por el momento y el estado de ánimo]: No es importante ganar dinero como no es importante no ganarlo. No es importante trabajar y no hacerlo. No es importante amar como no amar. No es importante la vida en sociedad como tampoco lo es la soledad completa. No es importante ser y tampoco lo es no ser… pero el valor de la ‘importancia’ es absolutamente subjetivo en todos los casos apuntados y en los suspendidos por los puntos ortográficos. Es decir: está de puta madre ganar dinero o dejar de ganarlo, pero no es importante; Es magnífico tener un buen/mal trabajo y no tenerlo, pero no es importante; es una suerte poder amar y hasta no amar, pero no es importante; es conveniente la soledad y también el bullicio compartido, pero no es importante; es una suerte ser y no ser, pero no es importante…
La calidad de la ataraxia, por tanto, está en llevar con tranquilidad [serenidad] lo que te llega por azar, por trabajo o por búsqueda e intentar sostenerlo sin cerrar la mano, igual que se sostiene un insecto y se le deja caminar, detenerse o alzar el vuelo… tal forma de ver la vida procura una suerte de armonía que resulta gozosa en extremo: tener la vida en la mano y dejarla discurrir a su libertad sin hacer un solo gesto para atraparla, no darle el valor de posesión a lo que toma tu mano, pero sentirse poseedor de lo profundo despreciando sin gestos lo circunstancial.
Vamos, que basta con vivir conociendo el valor de lo potencial y conformarse con lo que termina siendo suceso: Sabes tu capacidad de ser, estar y hacer, pero no fuerzas las situaciones.
Otro claro parámetro que me acerca a la ataraxia [y que me resulta muy difícil de llevar a la práctica] consiste en no tomar decisiones de valor, en no enjuiciar los sucesos, a las cosas o a las personas, dejando que ellos/ellas sean productoras de su imagen y de su consecuencia, de su éxito o de su fracaso, de tal forma que el resultado me llegue ya elaborado, salvándome así del duro curro de la formación de criterios que no me interesan más que como hechos cerrados. De esta forma, en la línea de estos usos, consigo tiempo para enredar en lo que me interesa de verdad y, en consecuencia, extiendo mi tiempo en los caminos interesantes [interesantes para mí, claro].
(17:10 horas) Por estas fechas siempre me da un ataque de incienso que presenta síntomas preclaros: ganas de escribir contra la curia, recuerdo de mi odio cerval a iridólogos, homeópatas, sanadores, naturistas, ufólogos, exotéricos, espiritistas, horoscoperos, psicólogos, santos, milagreros, ouijases, cartománticos, quirománticos… y republicanos estadounidenses. No es grave, pero sí que resulta molesto cuando los males se manifiestan con el roce diario de la gente que cae en parte de los supuestos que alcanzan dicho mal de incienso.
Me produce prurito, por ejemplo, la corrobla de peticionarios doblemoralinos que acuden a la Virgen santa con sus ‘concédeme, sálvame, enriquéceme…’, los pirulis que ponen su mano para que les adivinen el futuro, los que toman potingues sin depósito sanitario recetados por un carnicerito [eso era antes, que ahora es el doctor Ramírez, que lo pone en un título justo detrás de la silla de su despacho] que chapurrea sobre las energías y los oligoelementos, los que no salen de casa porque hay un alineamiento [yo lo llamaría alienamiento] de planetas, los que dejan que les soben un supuesto bulto del brazo para salir de su estreñimiento, los que intentan hablar con el espíritu de don Comín, los jocosamente abducidos por una nave de Raticulín, los que alquilan su futuro en un test de Rochard, los que miran al cielo [Cielo] esperando que lluevan panes con euros dentro, los que toman en ayunas sirope de aloe vera, los que se dejan mirar el iris de sus ojos para que les vean el estado de las témporas… y otras mil aleluyas que me llenan de molestos picores que siempre se convierten en dinero robado o en poder gilipollas.
Hoy ya llevo diez cafés para ver si me olvido y me pongo a trabar un relato mediocre o un poema absolutamente circunstancial.
Lo peor es que este mal endémico del incienso es imposible de erradicar.
Quizás la muerte…

(22:02 horas) La tarde fue aburrida en parte, pues no he sido capaz de escribir nada interesante en dos horas de intento. Desesperado recogí a mi Guillermo y nos subimos hasta la Fuente del Lobo para hacer desde allí unas fotos de Béjar con mi nuevo objetivo de 300 mm.
Mientras hacía las otos recibí llamadita de Jesús Márquez: ‘tío, ¿me puedes acercar hasta la estación de autobuses, que parece que va a llover y llevo la guitarra…?’. Nos montamos Guillito y yo en el coche justo cuando caían las primeras gotas y sonaban algunos truenos a lo lejos.
Pillamos a Jesús y a su encantadora niña de porcelana y nos llegamos hasta la estación.
La despedida fue apresurada y me quedé algo triste, porque me vino un presententimiento extraño de final que aún no he sido capaz de descifrar.
Mis amigos partieron camino de Madrid y Guillermo y yo salimos a septiembre sin más, a un septiembre que nos cambiará los horarios y el humor, que volverá a unirnos en las comidas y en las cenas, que hara posible, por fin y de nuevo, esa soledad que tanto añoro durante los veranos.
También me escribieron Manuel Moya y Felipe Benítez Reyes, ambos cercanos, entrañables, amigos [os aprecio un montón, tíos].
De FUMADORAS