Wednesday, June 30, 2010

Mareíta roja bejarana



Los disgustos deportivos de Cristiano Ronaldo son la alegría de España en estos días, que son días de fútbol, a falta de otras cosas que propicien sonrisas y ganas de celebrar. Vi el partido aguantando mi constante sensación de gafe y lo disfruté, como un montón de gente de mi pueblo, y salí a compartir la alegría [me hacen falta bañitos de sonrisas y euforia desde hace meses... aunque sean de fútbol] a la Plaza de España acompañado de mi vieja Nikon [llevaba un objetivo largo de poca luz, pero no importaba]... la plaza estaba cerrada por la poli y el personal se amontonaba en los alrededores mientras los coches pasaban pitando y ondeando banderas nacionales... y no sé de dónde salió el grito, pero de pronto sonó un ‘todos a El Regajo’, y la masa comenzó a moverse lentamente hacia esa zona bellísima de Béjar donde se dilucida desde hace muchos meses un asunto enconado entre un vecino y los jóvenes de la ciudad... y me animé a seguir a la masa con el fin de buscar alguna toma curiosa... el público estaba absolutamente feliz y sonaban algunas vuvucelas... intentando encontrar un buen lugar para tomar algunas fotos, me metí en una enorme charquera hasta las rodillas [no me importó, pues hacía calor y me sirvió de refresco] y me senté a observar la movida, que vino a durar algo menos de una hora... la verdad es que, mientras yo fui testigo, nadie se metió con nadie y todo parecía exactamente lo que era, un grupo de personas felices que celebraban un triunfo de su equipo y que, todo hay que decirlo, estaba lleno de curiosidad por lo que pudiera suceder [que no fue nada]... llegó enseguida la policía y todo acabó en una bajada bulliciosa a la ciudad, volviendo a ondear las banderas y dejando atrás el Club Regajo con su bola roja encendida.
Dado que algunas imágenes pudieran ser comprometedoras en ese enconado asunto al que me referí más arriba, he decidido poner manchetas en la cara de las personas que aparecen... si alguien desea que retire alguna de estas imágenes, solo tiene que decírmelo, aunque en ellas solo puede apreciarse tranquilidad y gente feliz.

* No admitiré comentarios referentes al asunto de El Regajo.



















Tuesday, June 29, 2010

Pescados muertos...


Pescados muertos, con los ojos abiertos, en el mercado de abajo... y cangrejos que mueven sus patas con cierto presentimiento de agua hirviendo... y que recuerdo a mi madre en los días de paella, haciendo aquella magia de lo rojo que me hacía llorar por los cangrejos... jamás pude comerlos, pero me encantaba verlos sobre el arroz amarillo... las gambas eran otra cosa, siempre han sido otra cosa... nunca sentí lástima por las gambas, ni por los langostinos... recuerdo que mis únicas oportunidades de comer gambas caían en la terraza del desaparecido bar Sol, cuando a mis padres se les ocurría que tomásemos juntos un piscolabis, que siempre venía acompañado por una ración de gambas al ajillo o por una de calamares a la romana... los langostinos eran de otro nivel y solo se podían comer en la bodas, justo antes del cochinillo asado... había mujeres que llevaban una bolsita y la llenaban de langostinos para llevarlos a casa y tener arreglada la comida del día siguiente... eso a mí me daba vergüenza [propia y ajena]... recuerdo las bodas de mi época de crío como algunos de los momentos más felices... estrenaba ropa, comía pastas de Cela y bebía Fanta de naranja sin que nadie me pusiera un tope [eso durante el ágape de dar la mano y decir ese ‘que seáis muy felices’], cenaba como un animalillo... ya digo, langostinos con mahonesa, ibéricos, cochinillo asado y postre... y de todo repetía, de todo... y del postre, más, pues siempre acababa comiéndome los dos míos y el de mi padre... y luego el baile... no había hora de acostarse en las bodas... no había que meterse en casa a las nueve, como el resto de los días... durante el baile, los críos jugábamos a pillarnos o a mirar cómo bailaban los adultos, que era chuli observar cómo se tramitaba un pasodoble o una yenka... y también cómo los hombres ponían sus manos en las cinturas de las mujeres, que era algo que no se veía en los días normales... y siempre había algún pariente que bebía de más y empezaba con aquellos gritos de ‘¡Vivan los novios!’, para terminar bailando en camiseta de tirantes, con una servilleta encajada en la cabeza por cuatro nudos y enzarzándose con alguno por haberle dicho alguna impertinencia a su señora... recuerdo que, después de algunas bodas, me pasaba dos o tres días con los labios irritados y rojos por beber las fantas a morrito, e incluso me entraban disfunciones leves de vientre que mi abuela arreglaba con pastillas ‘Laxen Busto’, si había retención, o con manzanillas de anís si me iba de bareta... pero estaba hablando de los cangrejos... mi madre compraba la pesca en la pescadería de Pepón y el hombrito, que era grandón, siempre me regalaba un cangrejo vivo que me daba metido en una bolsita... yo no lo quería, pero el Pepón se empeñaba y tenía que llevármelo... al llegar a casa, llenaba un barreñito de agua y metía al cangrejo dentro... y el pobre empezaba a soltar burbujitas, que yo creía que se ahogaba y lo sacaba rápido... hasta que llegaba el domingo y el pobre cangrejo ponía firma a la paella de mi madre... y a mí me daba penita del bicho, coño, y le decía a mi madre que el próximo cangrejo lo soltaríamos en El Canalizo... y mi madre me decía que sí, que no me preocupase... y yo no me preocupaba, claro, porque lo decía mi madre... aunque después de mucho tiempo me di cuenta de que mi madre no era muy fiable con sus promesas relacionadas con la comida... nunca toleré la cebolla ni el ajo [ni aún los tolero] y mi madre juraba y perjuraba que sus comidas no llevaban jamás alguno de esos ingredientes, pero yo estaba avezado en descubrirlos, sobre todo por el olfato, y me negaba a tomar esos alimentos... y mi madre insistía hasta la extenuación en asegurar que ‘ni cebolla, ni ajo, mi rey, palabrita del Niño Jesús’... pero yo se lo perdonaba siempre, como le perdonaba que, cuando quería despertarme de adolescente para ir al instituto, utilizaba el bote de laca para el pelo [yo odiaba ese olor, como odio las cremas]... me fumigaba y yo salía de la cama como si me llevasen los demonios y me metía en la ducha para quitarme aquel olor insoportable...
El pescadero siempre me hace un gesto casi imperceptible según dirija mi mirada a un pescado o a otro... y yo decido qué hay que comprar... pero siempre son peces muertos con los ojos abiertos como platos... cangrejos, no... cangrejos nunca compro.

NEBLINA


Acuarela realizada en el curso de paisaje de Vicenç Ballestar la semana pasada

Monday, June 28, 2010

Como los muros de Abancay...


Como los muros de Abancay, ensamblados en seco en un ardor ciclópeo, o la ‘Neue Sachlichkeit’ [esa objetividad divina y dadaísta de George Grosz... y Otto Dix]... ejemplos de la corrupción de sistemas que dejan huellas tan nítidas como el retrato de la perodista Sylvia von Harden con las medias arrugadas y caídas a media pierna, con la mirada flaca y el justo don de la estupidez en su boca pintada de rouge, embutida en un vestido rojo de mantel italiano... ¿qué pensaría la muchacha con gato de Balthus de esa Sylvia hecha pura realidad y absoluto modelo de su tiempo?... como el ‘Sueño y mentira de Franco’, del Picasso de guerra, o los ‘Ojos en el calor’ de Jackson Pollock... ¿qué pensaría de ellos la mujer desnuda del ‘Nunca más’ de Gauguin?...
El mundo son los labios pintados por Man Ray, pero también los happenings de Kaprow o las líneas tiradas de Mondrian... y también es la costra acumulada en un cuerpo agotado de un lugar sin agua... ¿Arte o vida?... yo qué sé...
Mientras Alemania va ganando a Inglaterra por dos a uno en el minuto 62 del partido de octavos de final del Mundial de Fútbol 2010 [tengo abierta una ventanita de internet con el marcador], yo miro libros de Arte pensando en todos los hombres que fueron coetáneos de quienes se pasaron la vida en la maleza de dejar huellas netas en el tiempo... y leo a Irina Razamfimbelo... ‘Madagascar aguantaría cien mil crisis como la de Europa’... pues claro que sí, claro, Irina... los europeos somos una pandilla de imbéciles, además de poco solidarios y desconsiderados con quienes viven mucho peor que nosotros... fíjate, andamos aguantando que los países europeos más ricos [sus gobernantes y, sobre todo, sus mandatarios financieros] nos llamen PIGS [cerdos], sí, PIGS [Portugal+Italia+Grecia+Spain], todo a pesar de que se están aprovechando de cantidades ingentes de nuestro dinero público... PIGS e imbéciles, Irina... y, además, unos ‘sinsubstancia’ incapaces de levantar la voz y quejosos de la situación a la que nos están llevando [solo quejosos]... en Madagascar murieron más de 40.000 malgaches por conseguir una independencia de los franceses que les llevó a pasar hambre y miseria... ¿de quién nos tenemos que independizar nosotros, los PIGS?, ¿de quién y cómo?... Alemania ya gana cuatro a uno a los ingleses [minuto 74]... y eso es lo que importa ahora, ganar guerras de imbéciles, breves guerras mediáticas y absurdas, y sacar a orear las banderas para lucir la patria como una vengancita ridícula a los ojos del mundo.
Últimamente no sé de lo que escribo, me disperso y presiento que mis palabras bracean como ahogadas... y el caso es que tengo muchas cosas que decir, pero no hay orden en mi cabezota y me disperso...
Muchachas paseando de camino a las fuentes cuando va atardeciendo, nubes negras que fraguan la tormenta siguiente agarradas al monte, un pasamanos triste por el último muerto [murió en la cama y de viejo... no es un tiempo propicio para héroes], la ropa en el balcón y caen algunas gotas [hay que correr a retirarla]...
Como ‘El abrazo’, de Schiele, con el sexo medio tapado por la sábana y la mano femenina separando su índice [el más bello gesto de placer que recuerdo en la pintura que conozco, esa mano posada sobre una espalda masculina], como aquella estructura de ‘Voilà la fille née sans mere’ de Picabia o, simplemente, como la ‘Fachada del café De Unie’ que Oud dibujó a tinta china una tarde del año 1925 para hacernos entender que también hay una racionalidad plástica...
En fin, el mundo.

Saturday, June 26, 2010

Ese espíritu nacional de hoy en mi barrio



Es el fútbol una épica capaz, entre otras cosas, de conseguir que los chinos se forren de vender banderas nacionales y de que mi barrio amanezca salpicado de esas enseñas patrias en un ondeo que no tiene parecido en otras fechas y con otras disciplinas [solo el Corpus es capaz de un despliegue patrio parecido... y eso dice bastante del lugar y sus gentes]... y sé que todo esto da para una reflexión larga y tendida [que hoy no me apetece]... quizás sea mejor que me quede en un apotegma chascarrillero que escribí hace tiempo: ‘vistas las banderillas, que me aparten las banderas’.


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Miro la tele y me espanto de la figura social y mediática que representan la mayoría de los periodistas, tanto en las tertulias en las que participan como en sus labores informativas, ya sean de noticias políticas, económicas, sociales o deportivas... el primer golpe de vista y oído les delata en una toma de partido [subjetividad] que casi siempre es la que le conviene al medio del que cobran... el segundo golpe llega cuando, después de exponer sus ‘opiniones’ bien almohadilladas entre la información, se ponen dignos para defender taxativamente su intocabilidad, indicando que ellos son el medio, cuando todos vemos con claridad meridiana que son exactamente los protagonistas... y luego está ese descaro, esa posesión del medio que les lleva a decir sandeces como la que escuché el jueves en la narración de un partido de la Copa de Mundo de Fútbol por ‘Cuatro’... el cámara estaba enfocando una hermosa luna llena sobre el estadio de fútbol y el afamado comentarista deportivo español dijo... ‘ahí tienen la luna de Sudáfrica, que no sé si es luna nueva o luna llena, porque a uno no le pagan para eso...’... Evidente.


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Las cajas de ahorros españolas ya han pillado 13.000 millones de euros de los fondos gubernamentales FROB [fondos públicos que proceden del bolsillo de todos los españoles] para concentrarse como entidades más fuertes... esa disposición de dinero público les lleva de cabeza a realizar una cantidad muy importante de despidos y prejubilaciones [más dinero de los ciudadanos], así como a cerrar un número importante de sucursales... en el fondo puede verse con claridad un movimiento para dar entrada a capital privado y que paulatinamente lleguen a ser entidades totalmente privadas... otro tropezón grave del sistema en el que nuestro país perderá control sobre el dinero... y todo pagado con nuestros eurillos comunes.
¿No sería mejor una potente banca pública formada por la unión de todas las cajas en un banco público potente y poderoso que, sin afán de lucro, trabaje con fines éticos, sociales y participativos?
Siguen desmontando el estado del bienestar y la democracia, sin que movamos ni un dedo y con el dinero de todos... una vergüenza.


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¿Por qué cuando un científico español descubre un nuevo camino en la lucha contra el cáncer, un escritor español es reconocido por su trabajo literario, un artista español expone en New York con éxito y reconocimiento, un pianista español da un concierto magistral en París, un agricultor español consigue una hermosa cosecha de lechugas... no se ponen banderas españolas en todos los balcones?


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¿Estamos, quizás, en el momento de auge del oblomovismo social?... todos perezosos, inadaptados, nihilistas [del no hacer nada, no de la destrucción de lo social, claro], vacíos, ajenos a lo que sucede, sin ganas de hacer y sin capacidad alguna para tomar decisiones.
Oblómov, por lo menos, tenía una lujosa bata de estar en casa que no se quitaba nunca.


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Estamos asistiendo al proceso de independencia del capital sobre los estados... y lo peor es esta independencia se está financiando con dinero público.
Las banderas ya solo sirven para celebrar las victorias futboleras y para demostrarle al clero que seguimos en el absurdo del ‘totus tuus’.


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El neoliberalismo hace unos años se conformaba con atacar a Latinoamérica... ahora ha subido de nivel... nos toca a nosotros... y lo tenemos ganado por no haber intervenido a tiempo en sus desmanes y no haber sido solidarios con los hermanos latinos.
Con la banderas también se enjugan las lágrimas.


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¿No será que los más acérrimos defensores de las banderas son los que más dinero acumulan y los que menos pagan al estado... los beneficios empresariales en España durante los últimos años han crecido un 73%, mientras que los costes laborales de esas empresas solo subieron un 3,7%?


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Banderas para ganar las guerras, para cubrir a los muertos egregios, para aglutinarse de forma irreflexiva y enfrentarse de la misma manera... banderas para ser quemadas en acto de protesta o para ser izadas frente a los héroes... los piratas también tienen bandera.


VERSOS SENCILLOS

José Martí


Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.
Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.
Temblé una vez –en la reja,
A la entrada de la viña.—
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: --cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.



Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro, --es
Que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.
Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano osada
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla, y muere.
Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.
Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto,--
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.


Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y es
Un abanico de plumas.
Mi verso es como un puñal
Que por el puño echa flor:
Mi verso es un surtidor
Que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.


El alma trémula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver
La bailarina española.
Han hecho bien en quitar
El banderón de la acera;
Porque si está la bandera,
No sé, yo no puedo entrar.
Ya llega la bailarina:
Soberbia y pálida llega:
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.
Lleva un sombrero torero
Y una capa carmesí:
¡Lo mismo que un alelí!
Que se pusiese un sombrero!
Se ve, de paso, la ceja,
Ceja de mora traidora:
Y la mirada, de mora:
Y como nieve la oreja.
Preludian, bajan la luz,
Y sale en bata y mantón,
La virgen de la Asunción
Bailando un baile andaluz.
Alza, retando, la frente;
Crúzase al hombre la manta:
En arco el brazo levanta:
Mueve despacio el pie ardiente.
Repica con los tacones
El tablado zalamera,
Como si la tabla fuera
Tablado de corazones.
Y va el convite creciendo
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos rojos
Se va en el aire meciendo.
Súbito, de un salto arranca:
Húrtase, se quiebra, gira:
Abre en dos la cachemira,
Ofrece la bata blanca.
El cuerpo cede y ondea;
La boca abierta provoca;
Es un rosa la boca:
Lentamente taconea.
Recoge, de un débil giro,
El manto de flecos rojos:
Se va, cerrando los ojos,
Se va, como en un suspiro...
Baila muy bien la española;
Es blanco y rojo el mantón:
¡Vuelve, fosca a su rincón,
El alma trémula y sola!


Yo tengo un paje muy fiel
Que me cuida y que me gruñe,
Y al salir, me limpia y bruñe
Mi corona de laurel.
Yo tengo un paje ejemplar
Que no come, que no duerme,
Y que se acurruca a verme
Trabajar, y sollozar.
Salgo, y el vil se desliza
Y en mi bolsillo aparece;
Vuelvo, y el terco me ofrece
Una taza de ceniza.
Si duermo, al rayar el día
Se sienta junto a mi cama:
Si escribo, sangre derrama
Mi paje en la escribanía.
Mi paje, hombre de respeto,
Al andar castañetea:
Hiela mi paje, y chispea:
Mi paje es un esqueleto.


Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
Más ágil por la flor nueva,
No dice, como antes, "tumba":
"Eva" dice: todo es "Eva".
Bajo, en lo oscuro, al temido
Raudal de la catarata:
¡Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata!
Miro, ceñudo, la agreste
Pompa del monte irritado;
¡Y en el alma azul celeste
Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.
La serpiente del jardín
Silva, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Me tiende, trinando, el ala.
¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!


Estoy en el baile extraño
De polaina y casaquín
Que dan, del año hacia el fin,
Los cazadores del año.
Una duquesa violeta
Va con un frac colorado:
Marca un vizconde pintado
El tiempo en la pandereta.
Y pasan las chupas rojas;
Pasan los tules de fuego,
Como delante de un ciego
Pasan volando las hojas.


Sueño con claustros de mármol
Donde en silencio divino
Los héroes, de pie, reposan:
¡De noche, a la luz del alma,
Hablo con ellos: de noche!
Están en fila: paseo
Entre las filas: las manos
De piedra les beso: abren
Los ojos de piedra: mueven
Los labios de piedra: tiemblan
Las barbas de piedra: empuñan
La espada de piedra: lloran:
¡Vibra la espada en la vaina!:
Mudo, les beso la mano.
Hablo con ellos, de noche!
Están en fila: paseo
Entre las filas: lloroso
Me abrazo a un mármol: "Oh mármol,
Dicen que beben tus hijos
Su propia sangre en las copas
Venenosas de sus dueños!
Que hablan la lengua podrida
De sus rufianes! que comen
Juntos el pan del oprobio,
En la mesa ensangrentada!!
Que pierden en lengua inútil
El último fuego!: ¡dicen,
Oh mármol, mármol dormido,
Que ya se ha muerto tu raza!"
Échame en tierra de un bote
El héroe que abrazo: me ase
Del cuello: barre la tierra
Con mi cabeza: levanta
El brazo, ¡el brazo le luce
Lo mismo que un sol!: resuena
La piedra: buscan el cinto
Las manos blancas: del soclo
Saltan los hombres de mármol!


Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.
Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.
Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi ardor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.


Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
En cuanto me agobia el alma.
Tú, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
Te arrastras, pálido y duro,
Mi amoroso compañero.
Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.
Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti te desvía
De tu dichosa armonía
Y natural mansedumbre;
Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo,
Blanco allá como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor más que tú fuerte.
¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca deja?
¡Verso, nos hablan de un Dios
A donde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!