Saturday, December 30, 2006

Ya soy yo, pero aún no me he enterado.


Conseguí salir de la vorágine a eso de las cuatro y media de la madrugada (habíamos librado cena de empresa en el campo de batalla más Cubino y la cosa se demoró hasta media hora después de que unos sicarietes con capucha ahorcaran a Sadam y a algunos de sus familiares y se olvidaran de poner a orear también a Bush y sus triperos). Me aburrí, claro, como siempre que salgo, y además comí más de la cuenta y bebí bastante más de lo que me permite mi lucidez.
De la noche piporra me quedaron los flashes de ese observador peliagudo en el que me he convertido con la jodida edad. Veamos:
• Loco cojo, al que ya daba por muerto, aireando su libertad invigilada entre un «dame un cigarro» y un «hijoputa que eres un hijoputa y te voy a rajar».
• Pijos viejos P. de T. a gran reserva la tirada, mamaos como perrillos gordos de mirada maricona y con sus hembras reproductoras hablando fino y devorando perrunillas gartis como con hambruna (me gustaría verlas follar por un agujerito... deben dar suelta a sus mil perversiones para luego ir a misa y confesarse con las piernas apretadas).
[Nota: el ofico de camarero/a es jodidamente cabrón... queda lo de poner veneno en las copas].
• Santi con su gente de tranqui... Cada día me cae mejor este tipo, de verdad, aunque entre juanes y sanjuanes me lo están dejando hecho un triste... otro más, que ya somos legión.
• Lo lúbrico se me vino de pronto a la mirada: Vestales entraditas en años buscando el roce con contoneos y ojitos de entrepierna a puro goteo... coño, que dejan a un hombre y ya están necesitando refregarse en otro como auténticas máquinas de humedad y humores (las prefiero a las pijas viejas, claro, coño, claro). Dan pavor... y vergüenza ajena.
• Y ron y tabaco y un canuto mal liado y ron y ron y ron y ron.
• Y el remate: pijos otra vez, ahora verdes y perfumados/as, oliendo a derecho navarro o a económicas Deusto, con sus nenas de misa y deseo para frustrarse –monas hasta la muerte / de la muerte–, auténtico teatro infantil a las cuatro de la madrugada con el único fin flotando de conseguir un roce de pecho virgen y casto con el que manchar la cama.
Un perico al que creía normal –de verlo a diario en horas lectivas– me mandó a la cama haciendo una suerte de kunfú etílico que me hizo sentir pena y ridículo. Lo dejé morir tranquilo mientras Sadam expiraba.
Vomité a las 5:45 a.m. y me quedé dormido como un angelito.
Una pena.
(11:13 horas) ¿Por qué hay que demostrar siempre la verdad mientras que la mentira se acepta clara en el imaginario de la gente?
Viene esta pregunta hecha y lanzada al aire con el fin de abrir una serie de consideraciones sobre la actividad en Béjar de las distintas sociedades encabezadas por Francisco Montero Moral –Paco Montero–, al que cuento entre mis amigos y con el que a veces tengo refriegas, coincidencias, divergencias, cabreos y risas. Y me jode un punto esa milonga agresiva que está creciendo contra su persona y sus cosas, favorecida por unos cuantos tipos sin reaños para poner sus nombres debajo de las palabras que acusan (a los que firman, mis mayores respetos en la coincidencia o en la discrepancia). En todo caso, por amistad y por cabreo quiero incluir estas palabras en mi diario no sin antes indicar que Paco es Paco y yo soy yo, cada uno en su individualidad y le pese a quien le pese.
Veamos pues:
1. Francisco Montero llega a Béjar en 2002 con un impresionante y brillante bagaje como abogado urbanista, gestor y promotor de obras, y lo hace apostando como inversor por el proyecto de la estación de esquí “Sierra de Béjar La Covatilla”, convirtiendo lo que llevaba casi todos los billetes del «fracaso» en una esperanza para la ciudad y su comarca, arrimando buenas cantidades económicas personales cuando la gestora acometía dificultades crediticias y de activo y mejorando a buen paso cada una de las dotaciones de ese espacio deportivo y de ocio (cada uno es muy libre de pensar sobre La Covatilla lo que mejor le perezca desde puntos ecológicos, económicos, turísticos y su puta madre, pero nadie puede negar que este proyecto partió del ayuntamiento de Béjar apoyado por una amplia mayoría de bejaranos y Paco salvó con su aportación económica lo que hoy es una realidad con futuro que emplea de forma directa a unas 90 personas).
2. En una de las reuniones de la gestora (Gecobesa), un miembro de la junta directiva propuso la compra por dicha sociedad de la finca “La Condesa” con el fin de construir en ella un camping que diera nuevas posibilidades al turismo en la zona, propuesta que cayó en saco roto, pero que Francisco Montero guardó con cuidado en su cartera de futuro.
En un breve plazo, Francisco Montero vio con claridad una opción de futuro y de negocio muy interesante y con muchos visos de realidad para nuestra comarca. Encargó un preproyecto y con él sondeó las diversas posibilidades de realización del mismo.
Vista la posibilidad que se abría ante sus ojos, comenzó un completo trabajo de consultas a todos los agentes económicos, políticos y sociales de la ciudad y su entorno –que llega hasta nuestros días–, decidiendo que su proyecto era posible y que iba a realizarlo con claridad y con todas los argumentos legales precisos –norma que siempre ha sido parte indispensable de su marca por lo que yo conozco y de lo que he sido testigo hasta la fecha–. Dio a conocer su proyecto en exposición pública, lo presentó a partidos, agrupaciones vecinales, empresarios y entidades financieras con el afán de recoger sugerencias, estudiarlas y adaptar el proyecto definitivo a las necesidades propias y a las ajenas.
El proyecto fue tomando forma y se fue adaptando a cada una de las consideraciones que marcaban las instituciones, hasta el punto de ser aprobado en su día con todos los parabienes por la Junta de Castilla y León, encontrándose a esta fecha en su primera fase de construcción.
Huelga decir que la compra de parcelas se hizo con el conocimiento de causa de los vendedores a precios bastante superiores a los establecidos por el mercado.
3. Paralelamente a este proyecto, Francisco Montero crea junto a Juan José Hontiveros (Pepe Hontiveros para los amigos) la sociedad Valdepalacios, S.L. con el fin de dotar a la comarca y a la ciudad de nuevos servicios hosteleros a la vez que realizar construcciones para viviendas de calidad en el centro de Béjar (para hacer negocio, por supuesto, claro, coño... igual que el tendero de la esquina o el aparejador de al lado). Dicha empresa ya ha rematado y abierto al día de hoy una cafetería restaurante en la Plaza de la Piedad –Piel de Toro– con nueve puestos fijos de trabajo, ha construido y apoyado la financiación de la nueva ubicación de una imprenta (la mía... y nadie piense mal, que yo pago cada una de mis deudas y si no lo hago me embargará Caja Duero, y a mucha honra) y está a punto de terminar un grupo de apartamentos de lujo en el mismo edificio, una construcción realizada en materiales de primera calidad y adaptada perfectamente al entorno en el que se ubica –Esta construcción reta la comparación cualitativa con cualquiera otra realizada en Béjar durante los últimos 100 años–. En la misma tónica, se han realizado unos apartamentos en Bohoyo y se está rematando un hotel de cinco estrellas en la misma población; se está remodelando un hotel en El Barco de Ávila –conformarán la ya denominada “Cadena Real” con los establecimientos Real de Bohoyo, Real de Barco y Real de Béjar–, y se acometerá en breve la construcción de viviendas de Rincón de Olivillas, en la que se construirá con las mejores calidades y diseños–. Este proyecto se ha presentado a las diversas instituciones y se adapta a la legalidad requerida según las opiniones de los técnicos institucionales –la culpa será de ellos si se equivocan, no del colega Paco–, pues es norma de Francisco Montero cumplir la ley sin consideraciones de economía o de adaptaciones normativas (hagan la prueba quienes quieran o puedan y comprobarán que Paco mandará adaptar siempre sus proyectos a la norma).
4. Paralelamente a su actividad como empresario, Francisco Montero toma parte activa en diversos foros ciudadanos, en fundaciones como Premysa y en diversos proyectos culturales y sociales del entorno, tanto en calidad de socio económico como de mecenas.
5. Al amor de su actividad empresarial ya se han creado en la zona más de 100 empleos directos en los apartados de construcción y servicios, manteniendo unas nóminas sobre el nivel general de la ciudad –compárense los sueldos de sus empleados en hostelería con los del resto de nuestro ámbito territorial–, y mantiene una alta proporción de puestos de trabajo indirectos en diversos campos en los que realiza subcontratas con empresas de la zona o requiere los servicios de otras, dándose la circunstancia de que es uno de los más importantes clientes de empresas bejaranas y de la comarca en las especialidades más dispares –materiales de construcción, piedra, madera, arquitectura, gestión, artes gráficas, electricidad… y un largo etc.–. Y hay que tener en cuenta que al amor de su impulso, y por sinergia, están surgiendo nuevas pequeñas empresas en distintos campos.
6. El resumen es que desde que la mano empresaria de Francisco Montero ha acariciado nuestra ciudad, un montón de personas han encontrado trabajo estable, un buen número de empresas han visto incrementadas sus cuentas de resultados y se han consolidado nuevas propuestas empresariales en la ciudad. A ello hay que sumar un nuevo estilo de hacer las cosas basado en la calidad –no se entra en este punto a valorar el subjetivismo estético del que mira, pero se afirma taxativamente que nunca se ha trabajado en Béjar con materiales de tan alta calidad.
Y todo se ha realizado con claridad meridiana, intentando convocar voluntades y cumpliendo la ley rigurosamente.
Se puede afirmar, por tanto, que la entrada en Béjar de las empresas de Francisco Montero ha traído posibilidades de riqueza, un optimismo de valor real y unas perspectivas de futuro muy importantes e interesantes.
También está claro que en cualquier actividad del calado de la que se está comentando tendrán que existir descontentos y personas con recelos, pero a ellos es a los que Francisco Montero busca “siempre” para conversar, para escuchar sus dudas y propuestas y para buscar, desde planteamientos de razón y siempre con criterios de legalidad, puntos intermedios de acuerdo a los que adaptarse para no crear tensiones.
¿Qué es lo que está mal?
[Nota de libros recibidos: «Las últimas palabras del soldado Crombez» de Laberinto del Viento, un precioso proyecto minimalista del colega Jesús Zomeño. «Fotografía, humor y Andalucía» de la Asociación Itimad. «Palabras de amor» de la colección Rumayquiya en su número 3. El nº 1 de la revista «Aldaba» de Itimad (estos tres últimos títulos vienen del colega sevillano Agustín Pérez González) y «Subhuti (fragmentos de una vida)» de Jesús Aller en una magnífica edición de Llibros del pexe].

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