Monday, August 14, 2006

Gao Xingjian

Después de un montón de días llenos de trabajo y tensión, hoy hago puente y me siento como vacío. Al salir de casa me he dado una vuelta tranquila por Béjar para ver cómo actúa el nuevo plan circulatorio municipal y sólo me salen quejas que indican una tremenda falta de previsión y de diseño por parte de los munícipes. Lo peor es que han puesto en marcha su jodido experimento cuando más movimiento de personas y automóviles hay en la ciudad estrechísima, sin pensar en ningún momento en que las molestias que le procuran al autóctono y al foráneo son de cabreo absoluto.
Sólo se me ocurre que ante la previsión de una debacle electoral en la ciudad, el alcalde y su equipo están entonando un dramático canto de cisne que, para más inri, además de molesto, dejará las arcas vacías a los que vengan.

(11:07 horas) Veo en internet que David Torres se acuerda de mí en un artículo sobre la mano izquierda de la empresa Yanko para despedir a sus curritos que ha publicado «El Mundo». «Agradecido... y emocionado...» le envío un saludo al colega de la vega, al que prometo regalarle una edición antigua del diccionario VOX escolar cuando crucemos las miradas. Zenk.

(13:11 horas) Mañana celebraré con mi mujer y con mis hijos la friolera de 24 años de matrimonio, unos años magníficos, llenos de intensidad y de libertad, con tristezas y alegrías, pero siempre en una piña tranquila.
Y tengo claro que toda la armonía que he disfrutado durante estos años proviene de mi Mª Ángeles, tanquila y clara, sabiendo siempre dejarme espacio en el crecer individualmente y sonriendo ante cada una de mis boutades. Si de algo tengo por lo que felicitarme en la vida, es por haber encontrado los lazos con una mujer que desde el silencio sabe respetar la libertad sin gestos altisonantes. ¡Gracias por todo tu tiempo compartido conmigo, reina!
(22:34 horas) Hoy, cuando subía a Palomares a recoger a mi familia, me he encontrado con mi amigo Pepe Servando, su mujer y sus hijos. Encantadores. El día está colmado cuando se recupera una amistad de las buenas, de las de juventud, y se aprecia que todo va bien.

La tarde la he pasado pintando un homenaje a Alfred Hitchcock y he disfrutado como un enano manchándome de tinta china y viendo nacer lo que tenía en la cabezota metido como una espina. No me ha quedado mal del todo, coño.

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