Saturday, June 19, 2010

Esplín




Volver a las persianas, con su cárcel de luz, después del temporal, es un pequeño alivio que me deja el cuerpo laxo... la semana fue realmente terrible, con todo en contra, como si hubiera caído en un mal fario o se hubiesen confabulado los astros en una línea oscura para dejarme absorto, derrotado y agotadísimo... todo me salió fatal esta semana para quedarme entre el vértigo y un esplín [spleen] indescriptible que me deja sensaciones físicas extrañas... primero fue la revista de blues, todo un fracaso que multiplicó el tiempo de acabado por diez [cometí errores intolerables], le siguió el cartel de los arcos de San Juanito y rematé con un menú en el que faltó una erre en lo más importante: el nombre de la niña comulganta... y no era poco el marrón como para tener que soportar uno de los trámites de curro que peor llevo: el diseño con seguimiento y corrección ‘magistral’ por parte de un cliente... y es un buen cliente, una ‘gran cuenta’ –que se dice en el argot diseñero–... y lo voy a contar para que se entienda mejor lo de mi vértigo y mi esplín...
El tipo, bien majo, que todo hay que decirlo, me convocó a una reunión en su despacho con el fin de concretar el diseño para vender una línea completa de sus productos en las mejores condiciones... hablamos exactamente durante cuatro horas y media en una suerte de tormenta de ideas en la que yo soltaba propuestas y él las aceptaba o las descartaba... así iba concretando en mi bloc de notas sus necesidades, sus gustos, su percepción de lo que debiera suponer una salida al mercado en clave de calidad y de competitividad positiva con sus competidores... cuando todo parecía desordenado y caótico, le pedí unos minutos para recapitular y hacerme una composición de lugar con todo lo que habíamos hablado hasta ese momento... y le hice la pregunta clave: ‘¿lo que quieres es exactamente diferenciarte?’... y me contestó taxativamente que sí... y arranqué con mi argumento... ‘veamos... si tus competidores, que presentan un producto de auténtica calidad, se muestran al consumidor en colores muy precisos [negro, granate, verde y oro], y todos manejan esos tonos como identificativos de calidad y producto... un magnífico punto de diferenciación sería eliminar esas gamas cromáticas de nuestros diseños e irnos a tonos del otro extremo... a mí se me ocurre el blanco... un color que sugiere limpieza e impecabilidad... estoy viendo ya tu producto presentado sobre una gran superficie blanca, con pocos elementos gráficos de contraste, todo desde una idea minimalista que deje al ojo del consumidor una idea nítida y patente de quién eres y lo que le ofreces... una sola imagen del producto en tamaño pequeño y tu imagen corporativa bastante más grande, todo sobre un blanco impoluto y extensísimo... y así venderemos no solo el contenido de cada envase, sino que venderemos marca, tu marca...’... el tipo flipaba y asentía con la cabeza a cada una de mis palabras, hasta que atinó a decir ‘eso es exactamente lo que quiero, exactamente eso’... y yo continué... 'y se me ocurre también añadirle al envase dos toques distintivos que no usa nadie en el sector en el que trabajas: un papel encerado interior que sirva de envoltorio al producto y lleve tu logo repetido en un gris muy leve sobre fondo blanco y una cubierta deslizante, con el diseño de packaging exterior de una caja de cerillas, realizada en cartulina metálica aluminio de Antalis con tu firma en negro en el centro y el tipo de producto que contiene el envase en un gris al 50% de negro... algo simple y absolutamente elegante, algo que va a llamar la atención a primera vista y va a dejar tu marca en expectativa, pues no figurará tu logo, sino que solamente irá tu firma, indicando que estás tan seguro de que tu producto es el mejor, que lo avalas con tu nombre y con tu rúbrica’... seguía flipando el colega, oye... así que me dijo que trabajase en el tema, pues en unos días debía presentar prototipos a un gran cliente de cara a venderle una importante cantidad de producto en las próximas navidades, y que con esos prototipos se harían las fotos de catálogo de ese cliente si todo resultaba de su agrado.
Así que me volví a mi estudio para trabajar los diseños previos a los prototipos... una verdadera paliza de desarrollos de packaging en medidas diversas y presentaciones de los distintos productos en envase... a los dos días ya tenía preparadas las primeras pruebas físicas y volví a ver a mi cliente... todo le encantó y tan solo me pidió que las imágenes de su producto las hiciese un poquito más grandes [no me pareció una buena idea, pues con ese dimensionado de imágenes se perdía el impacto de los diseños, pero lo hice y le envié pruebas nuevas vía mail]. Al día siguiente recibí llamada del cliente [una hora larga al teléfono] en la que me explicó que había enseñado los diseños a algunas personas de la empresa y que me iba a relatar las sugerencias que había recibido y que le parecían acertadas... ‘hay que hacer las imágenes del producto aún más grandes, aunque queden sangradas en el envase, hay que sumar otra imagen -que te enviaré en un ratito- en un tamaño similar al del producto, hay que poner un texto explicativo debajo del producto, hay que poner un texto que te enviaré en seis idiomas con sus banderitas correspondientes en un lateral del envase, hay que poner una imagen en gris que te enviaré luego en el otro lateral del envase y allí mismo un texto que también te enviaré sobre el proceso de elaboración junto a nuestra dirección y los datos fiscales, así como la composición de los productos... también me gustaría que el interior del envase completo lleve en gris el logo igual que en el papel encerado, y en la faja exterior de papel metálico pones el logo junto a mi firma -algo más grande- y la imagen del producto perdiéndose por un lateral... y creo que todo queda así perfecto’... me vine abajo, coño, entre el colega y sus 'asesores' de la empresa habían destrozado absolutamente mi idea de trabajo y la habían llevado a un absurdo deprimente... me callé [mientras pensaba en que mi vida es una puta mierda], me quedé toda la noche trabajando en el destrozo de mis primeros diseños y la destrucción absoluta de una idea que me parecía brillante, hice las impresiones correspondientes, monté las impresiones sobre los prototipos de packaging ya troquelados y entregué el trabajo con absoluta sensación de fracaso y con la falta de concentración que me llevó a cometer los fallos ya comentados en los otros trabajos de imprenta en los que andaba metido...
Así es un poco mi vida en general y mi trabajo en particular... un desastre autodestructivo que me deja agotado y sin ganitas. Eso sí, el cliente tiene exactamente lo que quiere tener... y lo peor es que luego cuenta por ahí con orgullo que el diseño fue una idea mía... joder, lo que me faltaba.
Así que esta mañana he decidido relajarme y me he puesto a trabajar sobre la madera de un pallet con gomas Milán... no sé a qué hora encontraré el relax... os dejo unas fotos del asunto. Ya os enseñaré cómo acabo este armatoste... si es que lo acabo










18:17 horas.
Vuelta de tuerca al pallet... he comenzado a dibujar sobre él unos pájaros y no sé hasta dónde me llevará el asunto... seguiré mostrándolo.









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