Ayer
Me toca boda, que se casan Javilín y la almendrerilla, dos históricos oenegeros bejaranos a los que conocí de chiquitillos [a Javi le medio enseñé a jugar a basket, y lo hizo con verdadero provecho... convirtiéndose en el jugador que mejor sacaba partido a la salida al contrataque a partir de mi ‘palanca’, un lanzamiento curvo y largo que aprendí de Arvydas Sabonis y que me salía magnífico... y a Raquel me la trajo Juanito en una de sus locuras extraordinarias relacionadas con la cooperación internacional] y a los que he visto crecer, mezclarse y quererse durante una buena pila de años, y estoy realmente feliz de ver cómo el lazo que fue creciendo bien cerquita de mí se va cerrando con esa cosa maravillosa que se ve en los ojos de quienes aman... así que otra vez al rito bejarano de la boda [la última a la que asistí fue a la de You y Sandrita... que me ha dejado a una nieta putativa hermosa y sonriente, mi Aisha].
Las bodas bejaranas son todo un acontecimiento festivo con un grueso trazo económico que viene dejando a dos velas a los invitados, pero es la costumbre y parece que hay que seguirla, sobre todo si quienes se desposan son amigos de verdad y gente a la que quieres desde hace muchos años [todo a pesar de que no están los tiempos para dispendios]... se come, se ríe, se bebe y se baila hasta el agotamiento.
Y eso, que son las cuatro de la tarde ahora mismito y me voy de boda a un pueblito cercano con cierta intención estética, que me llevo mi cámara y quiero buscarle las cosquillas al asunto con cierto punto ‘Lomo’ [que el programita que me ha facilitado Hugo para jugar a las fotos de cuando chico me tiene flipao].
Hoy
Pasé el trago con verdadero gozo, pues estar entre mis amigos de siempre y recuperar a algunos a los que hacía un montón de años que no veía, es una verdadera gozada... eso sin contar la felicidad de Raquelilla y Javi y el gracejo constante de Mario inaugurándose como suegro [es un tipo al que cada día aprecio más por su naturalidad ante cualquier circunstancia].
Viaje hasta Navamorales acompañado de Juanito y la niña Alquitara, que iba de puntita en blanco para ocasión, y nada más entrar al pueblo vimos la algarabía bodera de los acontecimientos tradicionales en los pueblos de por aquí... un montón de gente agrupada en casa de la novia y la familia del novio caminando en procesión hasta ella... encuentro de los novios y recorrido simpatiquísimo –y lleno de anécdotas– hasta la entrada de la iglesia en la plaza del pueblo –el frío era grande y todos llevábamos caritas de invierno, pero colmadas todas de esa alegría lógica del momento–. Yo aproveché para ir tomando unas fotos con encuadres raros con la intención de lomografiarlas y para reírme un montón según me iba encontrando con los múltiples colegas que asistieron. Cuando llegaron los novios a la iglesia aproveché a escaparme un ratillo por el pueblo para buscar imágenes –los no miseros somos así... y hay bastantes, je, que el pueblo se llenó de paseantes y el bar se puso a tope–. Realicé unas tomas chulas y luego me acerqué hasta el bar del pueblo, donde me pusieron un café de puchero delicioso –hacía años que no pillaba un café tan rico– y vi cómo mi Aisha merendaba su potito como una fiera –come mi chica como una búfala, que así la llama mi You cuando la ve comer–... y corriendo a ver la salidita de los novios... tracas, fuegos artificiales, arroz, papelitos de colores y abrazos por doquier... y de allí hasta Béjar para comer y beber a lo grande, para reírnos juntos en la mesa de amigos y pasarlo estupendamente, que Mario se portó ofreciendo un banquete lleno de sorpresas y de manjares deliciosos... y que me retiré pronto porque me conozco y estas salidas de mi normalidad me tienen luego un par de semanas destrozado.
Fue un día realmente magnífico.
Felicidades a Raquel y Javi... y mis mejores deseos para su futuro.
EXPERIMENTO 'LOMO'
EXPERIMENTO 'LOMO'
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