Sunday, May 9, 2010

Iron Man, Guille y yo...


Otra vez días blandos como bizcochos mojados, que se nos ha metido el tiempo en agua cuando ya había decidido aparcar la camiseta interior y los pantalones de pana, que hoy llueve como a charcos sobre esta ciudad estrecha y vaciada... y que anoche me fui con Guille a ver ‘Iron Man 2’ en sesión bruja [a las 11 de la noche] porque mi chico estaba loco por ver esa peli y no me quedó otra... y que fue toda una metáfora del mundo asistir a ese rollito Marvel con un Tony Stark premoribundo [pero no] a causa de las pilas de paladio que se metía entre pecho y espalda... y ese litro y medio diario de clorofila que había de beberse el superhierro para bajar sus índices de toxicidad...
Lo mejor, el binomio malobueno [Ivan Vanko] versus buenomalo [Tony Stark], que la peli deja esa cosita controvertida del héroe imperfecto y el antihéroe imperfecto también, junto a un malomalo comiquero [Justin Hammer] con fábrica molona de armas... el palillo constante en la boca de Ivan Vanko [todo un guiño inconsciente a lo español hecho por el mejor Mickey Rourke, que es el personaje más trabado de la cinta] y la periquita Black Widow, interpretada por una hierática Scarlett Johansson llena de sensualidad y erotismo en su figurita de botella ‘Vi de Gel’ de Gewürztraminer [recomiendo a los golosos la degustación de este vino del Penedés, que es uno de mis favoritos... tomadlo bien frío, porfa].
Éramos ocho personas en el cine: cuatro adultos, con un crío cada uno, salpicados por la sala... lo que viene a traducirse en cuatro raciones grandonas de palomitas y cuatro refrescos medianos de cola con pajita.
Del visionado me queda el poso de que mi hijo ha crecido y de que eso a mí me abre un poquito el campo cinematográfico, pasando del solo Pixar&Disney a otro tipo de raciones fílmicas en las que ya puedo soportar algunos minutos sin dejarme caer en el sueño y los ronquidos a la altura de los titulares... que hemos pasado del binomio malos&buenos al malosbuenos&buenosmalos, del dibujo de línea clara al efecto invernadero de todo lo megacatastrófico, del mundo de colores RGB nítidos contrastados al de los colores sesgados [tengo ya ganas de que mi hijo le pille el punto a las pelis con trama de grises... pero me temo que entonces no me necesitará para estar a su lado].
Y lo remejor de todo... pues la salida de ‘Multicines Béjar’ para pillar el coche [que tuve que dejarlo aparcado lejos por falta de huecos], que llovía a mares y nos echamos unas risinas haciendo de Iron Man bajo los goterones con las capuchas puestas.
Y, luego, que le expliqué a mi chico que el tal Iron era otra vez el jodido don Quijote de la Mancha, con su yelmo y todo, héroe y antihéroe, pero en versión más entretenida a la vista y al entendimiento infantil y juvenil, con sus mierdosos molinos/robot y su yelmo de turulato con ojos de luciérnagas, con sus tontos de misa alrededor [el poder, el Sanchete recibepalos, la Dulcineona –de neón, se entienda–], con sus consejas, con sus bálsamos fierabrases de paladio, con una luminosa Barataria yankee, con miles de palos dados por doquier, con las alegrías y las tristeza, con la ambición y la mirada terrible a la realidad, con la ironía y la locura... sobre todo la locura. Y que también le dije a mi rey chiquitillo que dije ‘Quijote’ por no decir otro de los miles y miles de tipos anteriores y posteriores a él, mejores y peores, más altos o más bajos, que siguen ese guión primario... luego imaginamos juntos que quizás un día se hablase en las universidades de todos los valores y contravalores de Iron Man, que se enseñase en las clases de Literatura y hasta en los más avanzados cursos de Filosofía, que fuese el parangón de todo y de todos, el ejemplo mejor de lo que somos o dejamos de ser y que un montón de tipos con gafas y culo gordo diesen la barrila por todo lo largo y ancho de este mundo con conferencias pesadísimas –bien pagadas– sobre los significados y las mingadas piporras de un hombre de hierro que quería salvar al mundo de la destrucción total... ‘Jo, papá... si nos mandasen estudiar Iron Man en el cole... sería rechulo’ –dijo mi Guille–... y yo le respondí que no sé cómo no se les ha ocurrido, coño. Lo mismo mejoraban los niveles de atención y, con ello, el aprendizaje.
Y que nos fuimos comiendo en el coche los restos de las palomitas cinéfilas mientras el agua nos hacía parecer pequeños nemos entre las luces mortecinas de las farolas bejaranas.

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Yo qué sé... que se me ocurra de pronto la palabra ‘páncreas’ y a su alrededor crezcan ‘dicotiledónea’, ‘mortero’, ‘plenilunio’ o ‘garfio’... o que simplemente aparezcan las frases deshilachadas para expresar lo que hay o no hay, lo que tengo o lo que nunca podré tener.
Hacer es completarse poquito a poco, pero también lo es deshacer.
Algunos días me gusta imaginar que me escribe un editor de enjundia y me ofrece publicar este diario desde su punto cero... otros días como algo frugal a la hora del almuerzo y luego vegeto como un geranio viejo de balcón... y no creo que se equivocase el tipo invirtiendo en mis palabras [eso pienso algunas tardes en las que no tengo abuela], aunque es muy posible que sí se equivocase y todo fuera un mal negocio... también me da por echarle vueltas a que no tengo demasiado que envidiar a muchos escritores coronados de enjundia... pero, claro, no he mamado las pollas que otros maman con auténtico deleite... me queda que estuve al borde del Nacional de Poesía junto al bueno de Margarit y que me quedé en accésit del Alberti porque se presentó la Peri Rossi con cierta cosa turbia de la que hoy ya puedo hacer, como poco, el simple comentario que acabo de hacer... pero todo para casi nada... unas pelas que se gastaron en dos deudas pendientes y nada más... es cierto que en algunos círculos siento el respeto de mis colegas y en otros círculos cierta pasión por echarme marbetes de escritor aislado, irreverente, contracultural, sin tradición posible, picaflor... y eso me gusta, pues me indica cierta temperatura por lo escrito... y que me quedo con lo hecho... una revista literaria de números negativos que llegó a salir reseñada en toda la prensa nacional [‘El Sornabique’] y otra de reseñas literarias y de vida escasa [‘Señales de humo’], tres colecciones de edición literaria con ‘lf ediciones’, hasta conseguir 178 títulos [‘Libros del consuelo’, ‘El árbol espiral’ y ‘La viuda alegre’]... quince poemarios, dos aforísticas, dos novelas y un libro de cuentos cortos... todos de obra propia... tocar la miel de Visor y DVD poesía [siempre me quedó la cosita de no haber publicado en Hiperión]... algunos premios interesantes que me animaron mucho y la participación en un florerito de antologías poéticas con poca o nula trascendencia... y la edición durante casi siete años de un semanario loco que algún día tendrá que ser revisado para encajar algunas historias en su justo centro... pero, sobre todo, la cantidad de personas entrañables con las que me he rozado y aún me rozo [aunque sea leyendo sus cositas postmortem]... Juan Hernández Heras, Claudio Rodríguez, Luis Alberto de Cuenca, José Luis Morante, Joan Margarit, Pepe Hierro, Ángel González, Antonio Carvajal, Ángel García López, Abraham Gragera, Andrés Neuman, Santiago Gómez Valverde, Paco Ortega, Lorena Pajares, Felipe Benítez Reyes, Jesús Munárriz, Antonio Colinas, Manuel Moya, Jorge Riechmann, Antonio Gómez, Antonio Orihuela, Uberto Stabile, Javier Lostalé, Ada Salas, Belén Artuñedo, Herme G. Donis, Marisol Huerta, Juanjo Barral, Josetxo y Luis, T. S. Norio, Javier Bauluz, Juan Cameron, Youssouph y Malick, Sonia Luz Carrillo, Armando Rosas Payolano, Mayca y Reyes, Miguel Aguilar Carrillo, Miguel y Javi Sánchez Paso, Juan Carlos Reche, Jesús Urceloy, Concha Bueno, Jesús Vázquez, Ana María Matute, Ramón García Mateos, Fernando y Fabio de la Flor, Ben Clark, Pepe Murciego, Paca Aguirre, Carlos Martínez Aguirre, José María Cumbreño, Alberto Hernández, Bernier, Alberto Pérez, Luis Eduardo Aute, Alejandra Botto... voy a buscar en mi agenda por orden alfabético, que la cabeza me falla... Alicia Mariño, Amalia Bautista, Antonio Gamoneda, Antonio Llamas, Antonio Manilla, Antonio Reseco, Antonio Sánchez Zamarreño, Antonio Vega, Aníbal Lozano, Carlos Lencero, Carlos Marzal, Celestino Miguel, José Cereijo, David González, David Torres, Diego Jesús Jiménez, Diego Mesa, Eduardo Fraile, Eduardo Moga, Eladio Orta, Elías Moro, Emilio Pascual, Enrique Cabezón, Eva Vaz, Ezequías Blanco, Diego Fernández Magdaleno, Fermín Herrero, Fernando Beltrán, Félix Grande, Gonzalo Alonso Bartol, Gonzalo Escarpa, Hilario Camacho, Ignacio Sanz, Isabel Huete, Juan López Carrillo, Isla Correyero, Jacob Lorenzo, Javier Lentini, Jesús Hilario Tundidor, Jesús Málaga, Jesús Márquez, Jesús Zomeño, Josep Mª Rodríguez, José Antonio Sáinz, Pepe García Pérez, José Luis Puerto, José Luna Borge, Juan Carlos Valera, Lara Cantizani, Luis Pastor, Marino González, José Mayoral, Máximo Hernández, Nati de la Puerta, Paco Castaño, Paulina Cervero, Pérez Azaústre, Rafael Inglada, Rafael Pérez Estrada, Sara Montiel, Sergio Gaspar, Tomás Sánchez Santiago, Toño Barral... entre otros muchos que se me olvidan ahora... estos tipos sí qué son un hermoso bagaje que llevarse a esa isla pendiente donde el horizonte es siempre un más acá... son mi privilegio mayor y mi mejor viaje por el Hombre.
Y, luego, mis libros de leer... ando ahora enfrascado con ‘Ética y estética’ de Eugenio Trías [del que me encanta ese comienzo suyo realizando su ‘poética’ filosófica], con ‘Noches de papel en blanco’ [en el que todo está subrayado y anotado... un libro de verdadero disfrute] de Roger Wolfe, con ‘Tres epitafios y un legado’ de Belén Artuñedo, con ‘Límites y progresiones’ de José Mª Cumbreño [emotivo sobre todas las cosas, pues estoy en sus páginas en diversas ocasiones], con ‘Atravesando la noche’ de Karmelo Iribarren [impactos directos muy convenientes para el común de los mortales y un libro iniciático para quienes nunca leyeron poesía], con ‘Afuera canta un mirlo’ de Roger Wolfe, con ‘Menú del día’ de Vicente Llorente, con ‘ABRXIA 365’ de Ricardo Moreno Mira [una rareza que aún estoy procesando], con ‘Quién no necesita algo en qué apoyarse’ de Roger Wolfe, con ‘Gasolina’ de Gregory Corso, con ‘Napoleón en Santa Helena y otros cuentos’ de Jonathan Allen, con ‘Delirio del desarraigo’ de Juan José Cantón y Cantón... y terminando ‘Diarios de las estrellas’ de Stanislaw Lem [una verdadera maravilla que me regaló el colega Urce]... siempre como una barataria mi escritorio para agotar esta inconstancia endémica que es como una enfermedad, pues salto de unos libros a otros como un mandril, hago cocktail constante de palabras ajenas y lo entrecruzo todo con escritura y dibujos temblorosos... siempre he leído así y así seguiré leyendo hasta que desaparezca.
Ya no sé de qué hablaba hoy... en fin... sí, coño, de ese pequeño sentimiento de fracaso que a veces me llega a partir de lo escrito porque me falta seguridad, una seguridad que tiene más que ver con el otro que conmigo, una seguridad que tiene que ver con el reconocimiento y la aceptación del otro... porque yo me autoacepto y me reconozco... y también me considero [sería un imbécil si dijera lo contrario], me ubico entre los demás escritores que conozco, me sitúo sin generosidad, pero también sin vergüenza alguna... era eso de lo que estaba hablando.
Ayer ganó el Barça y tiene más cerca que nunca la Liga 2010, y hoy ha quedado segundo Fernando Alonso en Montmeló y el Barça de basket está ganando la Euroliga en el tercer cuarto... oye, que no se puede pedir más si eres,. como yo, un culé y un seguidor de medio tono de Fernandito... así que habrá que conformarse con esas alegrías y dejar que el tiempo se coma al tiempo envueltito en tempura y con un buen aceite hirviendo... y que me voy a dormir, que estoy pillándome un catarro fuerte y mi cuerpo pide camita.

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