Monday, January 29, 2007

El equilibrio es una fantasía del desasosiego.


Ya he leído el libro «Las cinco abejas. Béjar en el siglo XX», de Jesús López Santamaría, y debo decir que de toda la literatura histórica que hay sobre la ciudad tratando el mentado siglo, éste quizás sea el trabajo más aceptable si obviamos el tratamiento a la última decena del siglo. Una cosa me ha molestado –mejor decir que me ha jodido–, y es que no se ha tenido en cuenta como fuente a mi «Béjar Información» para datar esos años, mientras que se extraen datos del monocolorista «Plaza Mayor» para apoyar esas fechas –mala visión de la jugada por parte del autor al no enfrentar datos.
«Béjar Información» fue un semanario plural, una tribuna libre y una mirada distinta y veraz –si es que la veracidad existe– de todo el tiempo que cubrió con sus noticias y sus opiniones. Dio voz a un montón de silenciados de cualquier color político y clase social, mostró opiniones crudas y muchas veces encontradas, habló de una historia de Béjar distinta y muy distante de la percibida como oficial, propuso proyectos que llegaron a realizarse –mal, como no podía ser de otra manera– y otros que se quedaron esperando a la mirada de algún estudioso postrero. También creó polémicas impensables en otros medios y destapó asuntos sucios y limpios con documentación y justificaciones. Su muerte fue descanso para los que lo alimentábamos con nuestro trabajo diario y con nuestro dinero [dejo aquí un cariñoso y admirado recuerdo a César Yuste Prieto], pero también vacío, un vacío que no sé si han llegado a sentirlo más de dos personas de esta ciudad.
En su agonía nos abrió los ojos para que viéramos netamente quiénes nos sobaban la espalda mientras nos clavaban puñales... y cambió nuestras vidas y bastantes de nuestras costumbres... incluso aclaró con nitidez cuál era nuestro verdadero círculo de amigos y enemigos.
A pesar de ser yo la persona que lo sostuvo hasta el final, no sin grandes sacrificios personales, y sólo apoyado por el bueno de César, no me sonroja decir bien alto que fue un buen semanario, distinto, imaginativo, divertido y libre... como tampoco me sonrojo si digo que nunca se le ha reconocido en su hermoso valor ni como documento fedatario de un tiempo ni como fuente de apoyo para determinarlo [excepcionalmente lo ha hecho alguna vez Antonio Gutiérrez Turrión. Gracias por ello].
Me consuela tener la certeza de que el tiempo pondrá a «Béjar Información» donde se merece y que algún día dará luz sobre esta etapa oscura de Béjar a algún estudioso con ganas y con sentido común.
A veces echo de menos esas páginas en blanco que había que llenar como fuera antes de irse a dormir... y se llenaban con dos cojones. Y durante seis años y medio sin faltar una sola semana.

(21:27 horas) Vengo de aprender con Guillermo unas frases para la clase de mañana, pues van a representar un cuento en el que cada niño tiene tres o cuatro frases. Me encanta mi Guillermo cuando hace esfuerzos mentales. Es blanco como la misma nieve y se pone de un precioso color rosado mientras se le encienden las orejillas y repite: «Quédate con tu ciudad, que yo me quedo con mi campo», o mejor: «queeeedateee con tu ciudaaaaad, que yoooo me queeeedo con mi caaaaampo». Le beso fuerte mientras sigue con su perorata repetitiva. De pronto, sin saber por qué, me dice: «Papá... esto no es importante, ¿verdad?». Y yo le digo que efectivamente no es importante, que lo verdaderamente importante es que estemos juntos poniéndonos rosaditos y con las orejas rojotas. Entonces me da un beso y me prueba... «papá, ¿vemos juntos unos dibujinos?». Vale, le contesto, pero dime por última vez eso de la ciudad. Y me lo dice deprisa mientras pilla el mando de la tele.
Felipe es otra cosa ya, medio andando por su cuenta y con la espada de Damocles de un tiempo que no está hecho para adolescentes bailando sobre su cabeza. Hoy le han echado de clase por enredar con un colega... y yo le quiero más cada día y temo más por su futuro.
No sé.

No comments:

Post a Comment