El día, que empezó siendo una cosita de nada, terminó convertido en una miqueta de res gracias al alegrón Barça, trastabillado por la intervención anterior de los mocitos de escuadra en la concentración catalana de los indignados [ejemplo indiscutible de lo que es el sistema hoy y ahora... el fútbol devorando –por decisión política– la necesidad de expresión y de salidas sociales viables... la repanocha de los ‘papanatas’].
La cosa es que disfruté y me emocioné con mi Barça [que empieza a ser ejemplo de muchas cosas en un campo absurdo en el que todo son malos ejemplos] y con su propuesta deportiva. No niego que lo que más me gusta de este equipo es su conocimiento tácito de que son voz oída y su decisión determinada de convertirse en ejemplo dentro y fuera de los terrenos de juego... los chicos que ayer pudieron ver el partido, no olvidarán que, además del magnífico juego desarrollado, hubo un cúmulo de gestos positivos que contenían una forma mejor de trasladar lo deportivo a lo social, de educar al seguidor en que es más importante saber ser hombre antes que deportista competitivo... ellos saben perfectamente que son modelo para muchos muchachos y yo les agradezco encarecidamente que encarnen el mejor de los modelos posibles [a pesar de que sus circunstancias particulares, económicas y de éxito lo hacen muy díficil]... así, no siento tanta emoción por el fabuloso resultado de ayer como por la forma en que se envolvió todo, desde el principio hasta el final... juego limpio y elegante por parte de los dos equipos, actitud magnífica después del resultado por parte de los dos equipos y un claro mensaje al mundo de cómo deben hacerse las cosas en el deporte [quede este mensaje para ejemplo de todas esas actitudes chulescas, agresivas, negativas y empeñadas en la distorsión que tan acostumbrados estamos a ver en el mundo del fútbol]... me gustaría que el ejemplo cundiera y de aquí naciera un extraordinario punto de partida para lo que venga.
Cuando acabó el partido, me fui con Guillermo a fotografiar la celebración del triunfo en la Plaza de España de Béjar... la verdad es que éramos cuatro gatos ruidosos [aquí la mayoría es del Madrid] que disfrutamos una hora de alegría para quitar la tensión de esas otras jodidas cosas diarias. Debo decir en este punto que los aficionados deben empezar a empaparse del espíritu del equipo y dejar ya de una vez sus mensajes a la contra [los gestos y los gritos contra Mourinho, Cristiano Ronaldo y el Madrid] para centrarse en disfrutar de lo conseguido de la forma más sana y positiva posible. Anoche había antimadridismo en la plaza, y eso no me gustó [todo a pesar de que el madridismo lo propicia a cada minuto... y el barcelonismo de calle también].
Hicimos algunas tomas curiosas, porque las circunstancias no propiciaban mucho más [lluvia, viento, noche cerrada...], y nos volvimos a casa con una sonrisota de oreja a oreja por la alegría de saber a nuestro equipo de siempre en lo más alto.
Hoy, sin esa tensión deportiva ya, felicito desde aquí con un abrazo muy fuerte a todos los culés y también les envío un abrazo del mismo calado a todos mis amigos merengues, que son muchos y bien majetes. Otro día será el triunfo para sus colores y entonces me gustará también sentir su calor y su afecto... y, cómo no, tener un sentido recuerdo para todos los ‘indignados’ de Cataluña... estoy con vosotros.
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