Foto de la entrada al colegio electoral en el que ayer estuve de presidente de mesa. |
Ayer, para mi mal, tuve que prestar servicios democráticos al país porque el azar me puso como presidente de mesa en uno de los colegios electorales bejaranos [¿justo castigo a mi manifestación única por una democracia real y a mis deseos de la posibilidad de otro mayo?]. El caso es que me levanté a las 7:30 horas a.m., me duché, hice un desayuno frugal y me dirigí con los papeles en los que se me nombraba presidente de mesa hasta el lugar de convocatoria. Allí me encontré con un montón de personas con caritas de carneros degollaos (los elegidos por el azar informático para desarrollar las labores de mesa electoral) y con otros tipos sonrientes que llevaban colgajos partideros con los que se identificaban como interventores y apoderados de cada uno de sus partidos en el proceso.
La primera fue en la frente... un tipo me preguntó que yo de qué iba, le expliqué que de presidente de la mesa 33A y me hizo entrega de una caja enorme llena de materiales, entre los que había montones de documentos para rellenar por triplicado con todos los datos del proceso electoral... tomé la caja, le pregunté al tipo que qué hacía con ella y me contestó que no era problema suyo... puta madre.
Con la caja, y con cara de gaznápiro, miré a los que serían mis dos compañeros de mesa [un chico jovencito, hijo de un amigo, y una chica de mi edad a la que solo conocía de vista] y les pregunté que si sabían qué teníamos que hacer, a lo que ambos me contestaron con ese gesto español tan característico del ‘ni idea’... y así nos quedamos en la mesa electoral hasta que llego un jovencillo a decirnos que él era el enlace con el Estado y que si teníamos alguna pregunta que hacerle... yo le hice mil, pero terminó explicándome que a él le habían dado una carpeta con instrucciones esa misma mañana y que no sabía mucho más que yo, así que me inventé la mesa como pude, ayudado –que todo hay que decirlo– por un interventor del Partido Popular, que parecía que era la única persona allí que sabía de qué iba la vaina... y pusimos en marcha el turno de votaciones, dando salida al día más berlanguiano que he pasado en mi vida.
Como soy ‘trelerele’, me tomé el cargo con sorna y me dediqué a llenar la jornada electoral de ironías, a conversar amigablemente con todos los votantes que llegaban a mi mesa y a decir bien alto el nombre del votante y la palabra ‘¡¡¡VOTAAAA!!!’ mientras metían sus papeletas en la urna... por allí pasó el primero de todos Félix Valle [UR] para saludar a la mesa con un ‘que sos salga bien todo’, luego un Alejo Riñones [PP] pletórico que se sabía alcalde y que dijo en alto: ‘cómo me alegra verte aquí, Felipe, que siempre me das suerte’ [debo explicar en este punto que en las últimas elecciones en las que estuve de mesa, Alejo sacó su primera mayoría absoluta]... y así hasta que llegó a votar el exministro Jesús Caldera con una recua ingente de periodistas (?) que me permitió decir en público: “por favor, que se retiren un poquito los ‘peperiodistas’ para facilitar el voto a los ciudadanos” [Jesús Caldera me dijo mientras votaba... ‘luego nos vemos, Felipe’, pero hasta ahora]... y el día siguió lento y tedioso con una nube de hombres y mujeres del PP vigilando cada uno de mis movimientos como si fuera un violador de leyes y otros del PSOE e IU que me miraban con cara de amiguetes y no hacían mucho más para sacarme del lío en el que estaba metido.
A eso de las cuatro pude salir veinte minutos para comer algo y hacer un pis a toda velocidad y me volví al lío, donde me esperaba la primera tristeza del día... llegó un porte de Cruz Roja lleno de abuelitos en fase REM (por no decir otra cosa) y me los fueron acercando poco a poco a la mesa en sus sillas de ruedas... yo paré unos minutos para hacer una consulta y me dirigí a un par de personas encargadas del proceso y a un policía que andaba por allí de turno... ‘mirad, estas personas que llegan a votar ahora con Cruz Roja tienen pinta de traer votos prestados, pues creo que no están en condiciones de decidir su voto, es por ello que quiero preguntaros si debo parar la votación y tomar medidas al respecto’... me miraron los tres con cara de asombro y uno de ellos me dijo: ‘como presidente de mesa puedes parar perfectamente la votación y llamar al juez para que valore la situación de esos votantes, pero el juez tardará en venir y darte una solución, y ese tiempo tienes luego que aumentarlo al final de la sesión, con lo que todo se retrasará un montón. Además, cuando llegue el juez va a decirte que si los familiares no han inhabilitado a esa persona para el voto, pues que él no lo va a hacer... tú decides, pero solo vas a conseguir que esto se alargue hasta el infinito, porque es un autobús entero’... y seguí el consejo cerrando los ojos a esos votos claramente prestados y con la sensación de estar haciéndolo todo mal.
Cuando ya todos tomamos confianza por el roce constante, llegaron las camareras de un restaurante aledaño cargadas con enormes tortillas de patata y platos de jamón y lomo ibérico que habían encargado los interventores del PP... resultaba verdaderamente grotesco ver cómo corrían la tortilla y el jamón mientras los votantes hacían cola para emitir su voto y cómo se pronunciaban sus nombres con la boca llena y se apuntaba en las actas con los dedos manchados de aceite (en todo caso, había que comer algo, claro, pues no se podía salir de allí).
Y terminó la jornada de votación 'democrática' no sin un par de pequeños incidentes [un tipo entró en la cabina para votar y le pillamos cambiando las papeletas y mezclándolas... y otro –uno que se presentaba por la listas del PP y estaba acreditado como interventor, creo que el tipo es tenista de postín– intentó cambiar de mesa, saltándose la ley por sus fueros, para poder votar antes e irse a Madrid a celebrar la victoria con Gallardón, pero le paramos los pies y el juez tomó la justa decisión que marcaba la ley [no sé si el tipo se aguantó a votar, pues al ser interventor debía votar justo a la hora de cerrar la mesa, o se fue sin votar a Madrid para los fastos, y tampoco me importa]... y dije en alto lo de ‘¡Mesa cerrada, nadie puede votar ya!’... y empezó el baile... abrimos los votos por correo y votamos los miembros de la mesa para comenzar el escrutinio en presencia de miembros del PP, PSOE e IU... aquello fue la repanocha y mi perorata fue como sigue: “PP, PP, PP, PP, PP, PP, PP, PP, insulto a Alejo, PP, PP, PP, PP, voto en blanco, PP, PP, PP, PSOE, PP, PP, PP, IU, PP, PP, PP, PP, PP, PP, PSOE, voto en blanco, PP, PP, PP, PP, PP, PSOE...”, y los del PP se reían según iban oyendo mis lecturas de voto y hacían algún que otro comentario irónico [uno me dijo: 'no sabes lo bien que suenan las siglas PP salidas de tus labios'], hasta que una de las interventoras de ese partido dijo en alto algo así como: ‘ahora ya nos van a poder regalar trajes a todos, jajajaja’, y me puse serio, cagándome previamente en la puta, para recordar en voz alta que estábamos en proceso de escrutinio y que no iba a permitir ninguna salida de tono y menos de ese calado... y acabé agotado y cabreadísimo dirigiéndome hasta los juzgados bejaranos con todo el papeleo electoral para que me diesen el certificado de entrega y poder irme a dormir a mi casa.
Como experiencia democrática, todo lo que me sucedió deja mucho que desear por parte de la administración responsable... total falta de información y asesoramiento, abandono práctico de los miembros de mesa en manos de los interventores de partidos, indudables faltas a la ley de protección de datos y a la vigilancia de la capacidad para el uso libre del voto de muchos votantes, explotación fuera de la ley actual de los trabajadores [62 euros, con descuentos en renta, por más de 16 horas 'seguidas' de curro obligado bajo multa grande, en festivo y hasta con ‘nocturnidad’... y sin comida ni bebida proporcionada por quien te obliga]... todo un dechado de virtudes administrativas.
Cuando todo acabó, felicité personalmente a las personas del PP que aún quedaban por allí, reconociendo su triunfo sin paliativos, pero, sobre todo, reconociendo el trabajo previo a las elecciones y la total implicación en el proceso... no debo ocultar que es admirable cómo los interventores y apoderados del PP se conocen la ley electoral de cabo a rabo, están constantemente vigilando las mesas de votación en grupos de tres y llevan todos planillas precisas con información previa y con diagramas y listas sobre las que van apuntando notarialmente cada una de las cosas que suceden en las mesas, aunque sean minucias... todo queda anotado por ellos... y eso no se lo he visto hacer a ninguno de los otros partidos, es decir, por resumir, ayer parecía que los únicos que se tomaban en serio este proceso electoral eran los miembros activos del PP, y eso mereció mi sincera felicitación a pesar de la decepción, la desolación y el cabreo que llevaba por dentro.
Hoy no tengo fuerzas para hacer otro tipo de análisis, ni fuerzas ni ganas, que no sea el que he contado y que resumo: un cero patatero para quien está detrás de la organización de estos comicios [por lo menos en el colegio electoral en el que yo estuve], otro cero redondo como un donuts para los interventores y apoderados que no conocen sus funciones y para los que no saben guardar las formas... y una felicitación admirada [pese a todo] a la preparación previa de todo el equipo del PP que hizo el seguimiento activo de estas elecciones en mi demarcación [estoy seguro de que fruto de ese trabajo sacaron bastantes votos más de los que habrían sacado si hubieran hecho lo mismo que los demás partidos].
Estoy ahora muy triste porque la gente a la que quiero está triste, porque España es más que nunca un predio de la derecha que puede convertirse pronto en un jodido coto de caza y pesca, porque se han llevado el gato al agua quienes menos lo merecen y porque esto es un gran paso atrás del que no sé cómo saldremos.
Y no me vale eso de que triunfó la democracia, porque una democracia viciada en todos sus mimbres jamás puede triunfar... pero el ciudadano es lo que quiere... y como yo soy un papanatas, según Alfonso Rojo, pues eso.
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