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Me lo dije al levantarme, me lo dije... ‘no te levantes, coño, Felipón’... pero me levanté y me escogió la zíngara para sus desmesuras, y juro que era sábado, día de preguardar en el que los lunáticos se dedican a mirar lirios y los normales van al supermercado y luego se tumban. Mi libro de horas marcaba nítidamente en bastardilla “pintar y escribir”, pero los libros de horas no tienen poder alguno contra la zíngara, así que a joderse, que a las diez ya tenía visita nerviosa con memoria USB en la mano... “son solo cuatro cheques para imprimir en 100x45 centímetros y montarlos sobre cartón pluma o algo similar... los necesito ya, me harías un gran favor”... encendí el Mac grandón, conecté el USB y me descargué los cuatro documentos chequeros [que eran los premios para un certamen nacional de monólogos que se celebraba por la tarde]... los abrí, valoré a vuelapluma el tiempo que me llevaría y le dije al cliente que le llamaría en cuanto lo tuviera rematado. Se fue con sonrisa feliz sin saber que me había dejado un marrón antológico, pues los documentos venían enormes de memoria [había que optimizarlos] y el Mac no me daba opciones de impresión para el plotter, con lo que estaba obligado a realizar el trabajo desde un PC [debo explicar en este punto que no manejo el plotter y soy un analfabeto absoluto con los PC, a los que odio desde que vieron la luz mediática]. La zíngara es puta, lo juro. Así las cosas, con los morritos torcidos y ciscándome en todo, optimicé los documentos con una lentitud que me llenaba de adrenalina y me pase a pecear el asunto... todo un drama por donde pueda imaginarse... el plotter me lanzaba mensajes de ‘error en los cabezales’, ‘nivel de tinta negra muy bajo, cambiar cartucho’ [no había en almacén repuesto de cartucho en tinta negra] y tuve que tirar de imaginario para hacer caminar a la máquina con trampas infantiles... y el puto PC que no aceptaba los documentos por error de formato una vez, por tamaño excesivamente grande otra vez y quizás porque le metí un viaje con el puño que aún debe dolerle en el fondo de sus microprocesadores... pero salí con el invento y empezaron a aparecer las impresiones con una lentitud de bueyes... ¡puta tecnología Windows de mierda!... y a pegar sobre las bases rígidas [unos cartones perdidos en el fondo de almacén, que no había cartón pluma ni para pegar una mariquitita]... coloqué las impresiones sobre la mesona grande, las pareé con los cartones base y me fui a buscar el spray de adhesivo... estaba vacío el hijo de la gran puta y no había otro de repuesto... ¿sábéis lo que supone encontrar en Béjar un spray adhesivo de montaje?... si aquí no se encuentra ni azafrán, coño... así que salí a buscarme la vida por las tienditas bejaranas y conseguí que en In-Art me prestasen un spray de su uso personal, pero no me dio ni para media pegada de uno de los putos cheques monologueros, así que tuve que volver a salir a rastrear más adhesivo... por fin se me ocurrió llamar a librería Stvdio y, después de una larga pausa de búsqueda en almacén, me localizaron uno, de tamaño pequeñito, pero absolutamente válido... corrí a recogerlo y volví sin aire para rematar el pegado... flus-flis y hecho... cortar con cuchilla los bordes y llamar al cliente... y descansar, claro, pensando en que a eso de las 13:16 h. empezaba mi sábado... pues no, que ya he dicho que la zíngara es puta y consiguió que sonase el teléfono y yo lo cogiera... ‘Felipe, que tienes que subir a Candelario para hacer la foto de la candidatura socialista. Te esperamos ya en la puerta del ayuntamiento’... me cago e russss... monté rápidamente una lente segura en mi Nikon, pillé el coche y me subí a toda pastilla a Candelario... allí estaban todos esperándome... y de nuevo la zíngara... había dejado las baterías cargando en mi estudio y con las prisas había olvidado montarlas en la cámara... disculpas... risas nerviosas... y otro viaje a Béjar para recoger las baterías y volver a subir a Candelario... me puse realmente nervioso. Bajé a toda velocidad por las curvas candelarias y pillé en un suspiro las baterías para volver a tomar camino al feudo corito. Cola enorme en el semáforo de la Plaza de España [tuve que aguantar tres cambios de semáforo hasta poder salir] y la policía municipal que se pone detrás de mí justo al paso por la estación de autobuses... no hago caso a su presencia y acelero buscando la salida hacia Candelario... me siguen... y en la primera curva del camino encienden las sirenas y las luces y se ponen muy cerca de mi parachoques trasero... no hago caso y sigo mi marcha... cambian varias veces los sonidos de sirena y me acucian a que pare, que lo hago en la salida hacia El Navazo... me cago en la puta, con la prisa que tenía, con los socialistas coritos esperándome, con los nervios que llevo... y se baja Alfonso del coche patrulla... ‘Felipe, que tenemos orden del juez de buscarte para que te persones en los juzgados’... hostia, qué habré hecho, me dije... ‘no jodas, Alfonso, que tengo cosas urgentes que hacer’... ‘es que has tirado mal las papeletas electorales y se ha creado un problema muy grave... tienes que acompañarme’... ‘pero si en mi imprenta no se han hecho las papeletas... opté a ellas presentando presupuesto y se las dieron a otra imprenta que iba a menos de la mitad de precio, cosa que aún no puedo entender, pero eso es otro asunto’... ‘me dejas de piedra... entonces ¿quién las ha hecho?’... ‘yo qué sé, habrá sido Bretón o en la imprenta de Navacarros’... ‘pues investigaremos.... perdona por la persecución... el que lo haya hecho ha preparado un buen lío’... y volé hasta Candelario... hice las fotos con dos personas de falsete para cambiarles las caras en PSP y volví a dejar la cámara en la imprenta pensando, por fin, que llegaba mi ansiado sábado... qué va... la jodida zíngara seguía en sus trece, que mientras dejaba mi cámara sobre la mesa sonó el teléfono... ‘Pipeeee, que a las siete tienes que estar en el parque nuevo del río, que va toda la candidatura de Béjar para que hagas unas fotos’... y tiré al suelo las llaves de pura rabia, y se me jodió la del coche [aún no he encontrado la pila de botón que da energía para abrir las puertas a distancia]... y ya no sigo, porque el día tuvo desde una discusión por aparcamiento hasta un rozón en la aleta derecha trasera del coche por las putas prisas... y llegará el lunes, y toda mi gente entrará tranquilamente al trabajo después de descansar dos días, y tendremos que hacer un alzado cabrón, y me mirarán con recelo cuando diga que no puedo más y que voy a sentarme a descansar y a fumarme un cigarrito, y lo mismo hasta piensan que me escaqueo y que soy un caradura, y encima me cabrearé como una mona y no podrán entenderlo.
La culpa es mía, claro, por levantarme temprano y venir a mi oficina en sábado, por no saber decir que no a nada, por hacer las cosas que me piden con afán de cumplir y por no cobrar mi sueldo íntegro [y sin integrar] desde hace unos meses. Es la puta zíngara, que se junta con estos genes trazados para servir y no servirse, para estar siempre que se me necesita y aguantarme con lo que caiga.
Estoy cansado... muy cansado.
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