Existen dos formas de plantearse la vida: buscando hasta el límite e intentando llegar a los seres y a las cosas aunque nos parezcan inaccesibles, o dejando que todo lo que suceda pase azarosamente por nosotros o no lo haga.
En ambos planteamientos –por búsqueda o por azar– podemos llegar a una vida colmada, pero en el primero pende sobre nuestras cabezas el fracaso, mientras que en el segundo planteamiento a lo peor que se puede llegar es a tener una vida anodina.
Decidir que se quieren correr riesgos es el punto de inflexión entre vivir con intensidad o vivir circunstancialmente.
¿Cuál de las dos opciones es la más práctica? Yo creo que la segunda... pero también es la más triste.
(22:01 horas) Acabo de leer una mail de Mar Gómez, una poeta a la que he olvidado sin querer y a la que pido disculpas. Me escribe desde Lisboa y me propone volver al activismo cultural en edición bilingüe, y me parece estupendo por ella y por el momento en que me encuentro. Le he contestado que me apetece y le he dado unas pistas para comenzar a currar... A ver si hay suerte y salimos con el empeño, Mar, y nos quitamos ambos la espinita que nos molesta [un besote].

Y después del mail, llamo a mi José Luis Morante para felicitarle por la presentación en Madrid de «Arquitecturas de la memoria», la antología de poemas de Joan Margarit editada por José Luis y puesta en papel por Cátedra. Le he notado feliz y relajado, y esa circunstancia me ha puesto a mí también muy feliz. Tenemos que hacer algo importante pronto y juntos. ¡¡¡José Luis!!!... ¡¡¡Pronto y juntos!!!
No comments:
Post a Comment