Wednesday, October 25, 2006

Hồ Xuân Hương


Noticias de Belén acompañadas de «La risa de Dios», una deliciosa edición de Eduardo Fraile sobre la obra de Pedro Casariego Córdoba con vuelco al galo de Belencita... Para no perdérselo.
Y el día, de perros en lo meteorológico y de gatos en las tripas, con ganas de chillar hasta hartarme o de arañarme la cara. No funciono bien y apenas me entiendo con mis amigos –y es que no me entiendo a mí mismo–. Por tanto, vuelta al encierro, a no hablar, a no comunicarme, a fumar Chester como un imbécil y a deteriorarme en la incapacidad poética que ya es algo endémico en mi cabeza y en mis manos. Todo es confusión a la hora de buscar a las jodidas palabras que se esconden y percibo el mundo cercano lleno de una hostilidad incómoda... me siento amenazado por algo que no sé definir, pero que me ataca con saña.
La solución es no hacer nada, dejarme pasar y soñar con esa soledad a la que siempre he nombrado como felicidad, soledad en un lugar alto, verde, casí sin gente, con lluvia constante y con mis libros y mi computadora en perfecto estado de revista. Sé que nunca lo lograré, pero me gusta soñarlo, soñarme en ese espacio ficticio en el que sólo soy yo y lo demás no importa.
Me duele que no me entiendan las personas a las que quiero, pero quizás por eso las quiero, porque no me entienden ni podrán hacerlo nunca.
(22:29 horas) Quiero a rabiar a mi hija Mª Ángeles, que es exactamente igual que yo, por su voluntad de salir adelante y superar la derrota con ánimo y sonrisas. Reconozco que me ha dado las mayores desilusiones –desilusiones parciales y, si lo miro bien, pequeñas–, pero me encanta cómo aprende cada día a remontar y cómo busca principios donde se alumbran los finales. Es una buena chica, inteligente, rebelde y poco a poco se le van aclarando las ideas. Me siento muy orgulloso de ser su padre y le agradezco profundamente la sensibilidad que me ofrece como hija... y todo a pesar de los malos ratos vividos juntos o por separado.

Y a otra cosa... La enseñanza, coño, la enseñanza. Acabo de dejar a mi Felipe colgado –a trancas y barrancas, él es mucho de eso– del libro de Tecnología... Hace un par de horas andábamos leyendo juntos la materia de la que se examinará mañana, que ocupa los metales, la metalurgia con su siderurgia, las aleaciones, los altos hornos, las herramientas para hierros y aceros, la ductilidad y la maleabilidad... eso hoy... Y ayer, los movimientos migratorios, la mortalidad y la natalidad, la morbilidad y el crecimiento demográfico... !!!La polla!!!... Si yo lo único que quiero es que sepa pensar, que valore de forma autocrítica cada uno de sus actos, que aprenda lo que es la libertad, la justicia y la tolerancia... ¿a qué tanto tornillo verraquero, tanto formón y tanta viga en «H»?, ¿A qué tanta mingada para ingenieros o sociólogos?... si mi chaval no atina aún a poner bien las tildes o a diferenciar entre «haber» y «a ver»... ¿Es bruto?... No, es un pobre desgraciado al que le ha caído encima un sistema educativo infame y sin fines humanistas... sólo conocimientos... conocimientos absurdos que nunca llegarán a formarle como persona. Es todo una puta mierda.

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