Tuesday, October 24, 2006

Aboul-Qacem Echebbi

Comienza la mañana de buenas maneras, con paquete de la pucelana Fundación Jorge Guillén conteniendo un sabroso volumen de Roberto Ruiz, «Ironías», filósofo emigrante por azares guerracivilinos a tierras americanas –me apetece un montón meterme en su lectura–... Y una sorpresota que viaja desde Jaén, la revista «Paraíso», en la que me complace encontrar en créditos al bueno de Juan Manuel Molina Damiani –tengo ganas de volver a contactar con este tipo especial y valiosísimo–, a Antonio Chicharro, al que conocí en la presentación de mi libro «Sesión continua» y me pareció hombre de fiar... y encontrarme con las ilustraciones deliciosas de mi Abraham Gragera... !Bien por los de Jaén!... Y, de remate, el bellísimo catálogo «Exposição das edições de biblofilia [Menú] cuadernos de poesía» enviado y dedicado por el mismísimo hermano conquense Juan Carlos Valera, una de las mentes más lúcidas, originales y atrevidas de nuestro tiempo. Me alegro de que mi Juan Carlitos favorito se pasee ufano por las calles de Coimbra o corra las «roads» lusas con su deportivo descapotable y su pañuelo de seda al viento.
Cómo quiero yo a este ángel libidinoso y perdulario.

(22:45 horas) Emocionado, porque no es para menos, llego a mi estudio después de recibir una larga llamada de Antonio Gutiérrez para decirme que se ha pasado la tarde riendo a mandíbula batiente con su relectura de mis antiguos «Angelitos negros», una edición de cuentos espasmódicos que realicé en 1997 junto a unos deliciosos dibujos de OPS.
Gracias, amigo, por darme ánimos en este tiempo torcido.
Besos.

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