Monday, July 23, 2007

La decadente belleza preserrana.


Dio el día para una excursión de trabajo a Ledrada y un paso fugaz por el Guijuelo rasgado y mojado por la sorprendente lluvia juliana que nos visitó hoy… Todo un retrato de la decadencia unida a las mejores opciones de negocio de la zona, contrastes por doquier y un no sé qué de no haber sabido crecer a la par del dinero: casas divinamente abandonadas junto a instalaciones de nuevo corte medieval, bello paisaje preserrano junto al exabrupto de las cárnicas… y la deliciosa ruina del ‘Cinema’ ledradense con su letrero orlado por una hermosa hilera de nidos de golondrina [les hirondels] contrastando con la Plaza Mayor de estética Diputación granítica postgirón. Un pueblo rico con unas pobres ruinas de corte histérico decadente [si tuviera dinero compraría ese edificio sólo para mirarlo]. Mi sensación fue de absoluto deseo por poseer ese silencio y esa estética, de quererme quedar a pesar del jamón y sus hedores, de ser en ese espacio hasta lograr abandonarme.
Comenzó el cielo a soltar su cortinita de agua justo cuando anotaba en mi cabeza el decorado e intentaba plasmar aquella imagen con mi Nikon… corrí a refugiarme junto a una de las oficinas bancarias [hay tres en la placita] y descubrí, mirando una tras otra, que todas estaban cerradas con un aviso en sus cristales: “Vuelvo enseguida”… Un pueblo rico de España que mantiene la sana costumbre de cerrar sus oficinas bancarias a la hora del bocata… Pensé: ‘quiero vivir aquí’.
Al asombro siguieron las gestiones de negocios… gente amable, sesión fotográfica con las damas de las próximas fiestas [empingorotadas como ninfas, pintaditas, con la permanente aún caliente a pesar del fresquillo del día y del viento airado, monísimas por juventud y sugerentes por el tiempo que corre], reunión con el alcalde [amable en grado sumo] y sesión fotográfica incluida con toma tras despacho ceminonónico y recién barnizado, algún que otro cigarrito a hurtadillas y viaje hasta Guijuelo por el asfalto gris salpicado de cárnicas semimonumentales.

En Guijuelo lo mismo, aunque algo más cosmopolita… parecidos contrastes, parecido dinero y exacta decadencia como una nueva estética paralela al exótico mundo ibérico de la pata negra.
Detuvimos el coche y Ricardo se acercó a visitar a un cliente mientras yo deshacía ese vicio de mirar preguntando. Sin más, entre la lluvia, me impactó un edificio de piedra y galerías con la misma ruina que el ‘Cinema’ de Ledrada. Lo miré mansamente [tal como caía la lluvia] y sentí una especie de “…hay esperanza” que me trajo la labrada herrería.
De vuelta a Béjar escampó, como en la vida… y una llamada envuelta en risas de mi Paquito Ortega me puso en el camino de la realidad de mentira, ésa edificada de amigos que esconden el paisaje.
De Tontopoemas ©...

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