Thursday, April 29, 2010

Algunos día me cabreo con lo que leo

Arantza Quiroga, la periquita profascista y oputarra que preside el parlamento vasco [todo un culo lavado de la política española], dijo hace unos días en un acto público que los parientes de las víctimas del franquismo sentimos odio y se lo intentamos pasar a las nuevas generaciones [no sé si se refería a las del PP, aunque me da que ya lo llevan en su código genético marcado a fuego] y, además, nos llamó ‘frustrados’ por hacer una defensa constante de ese derecho natural a encontrar y dar tierra a nuestros muertos. Me gustaría conocer su pasado y el de sus ancestros y compararlo con el mío y el de los míos, de dónde le viene la pasta que disfruta [me temo que en algún punto proceda de la humillación de muchos y hasta del sacrificio de más de una vida obrera].
Y sé que hay que guardar las formas y que hay que ser condescendiente, que hay que tomar la decisión de acabar con tensiones ancestrales y argumentar mundos nuevos... pero reclamo un punto de partida en el que el respeto a quienes sufrieron durante muchos años el sometimiento de un régimen sanguinario se patentice en hechos y palabras [sobre todo si las palabras salen de las bocas de las crías ideológicas y reales de aquellos fascistas que hicieron del terror causa diaria]... me parece que los familiares de los asesinados por el franquismo solo queremos recoger a nuestros cadáveres familiares y darles una sepultura digna, y que ‘individuas’ como la mentada AQ guarden cumplido silencio [aunque por dentro sepan que llevan ochenta años frotándose las manos y riéndose a mandíbula batiente de nosotros]... solo un gesto de silencio respetuoso para dejarnos terminar este asqueroso asunto con la gravedad que merece.
Y que siga en ese fragor de nasciturus y condones, en su cosita de misas con velo y curas de espaldas y en su negociete de cobrar sus buenas pelas del monedero común... eso me trae al fresco... pero que no se ampare en que su voz se escucha y se extiende debido al cargo que ocupa para agredirnos con tanta saña.

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