Una curiosa característica, profundamente arraigada a la vida, consiste en que los seres vivos siempre procesamos intentando obtener ventaja sobre los demás, y el hombre también, cómo no, y más... basta hacer memoria para que todos tengamos el recuerdo de haber deseado ser invisibles, tener rayos X en la mirada, averiguar lo que está pensando el de enfrente o conocer el futuro... ventaja sobre los demás que supondría éxito, poder, riqueza...
Los seres vivos, competitivos siempre y en continua evolución, procuran dominar para no desaparecer, prefiriendo siempre que sea el de al lado el que desaparezca o, en el mejor de los casos, el que esté sometido a nuestro dictado.
Cuando todo se cuenta en parámetros fantásticos [en el mar de esos deseos increíbles de los que he hablado antes... invisibilidad, adelantamiento al tiempo, penetración en las mentes ajenas...], parece que uno está hablando tonterías y que su discurso debe archivarse en la carpeta de los visionarios, los paraimbéciles y los orates... pero si manejamos términos con menos dosis de fantasía en nuestro discurso, es probable que la mirada que nos escruta cambie el sarcasmo por el puro interés.
Puestos en ello, podríamos decir, sin temor a equivocarnos y sin que nadie se sonría con malicia ante nuestras palabras, que existen ondas electromagnéticas que viajan desde un emisor hasta un receptor siendo en todo su trámite invisibles al ojo humano, y que por ellas se emite y se recibe información exacta que es volcada por sistemas humanos a parámetros reconocibles... hablo de las ondas de radio [de baja frecuencia] y de los rayos X [de alta frecuencia], por lo que creo que se puede afirmar que existen probadamente la invisibilidad y la imperceptibilidad con relación a los sentidos humanos, y no estaría diciendo ninguna tontería [como todo es relativo y todo se relativiza para ser entendido mejor, el hombre necesita siempre aceptar una verdad como punto de partida, aunque sea una verdad no verdadera y desde ella intentar desarrollar sus capacidades cognitivas]. Si pensamos que las ondas electromagnéticas se descubrieron en el siglo XIX, podríamos colegir que están aún en sus primeros pasos de uso, desarrollo y disfrute humano y que aún queda en el campo de la especulación [pero con altas posibilidades de ser descubiertas] ondas que viajen a mayor velocidad que la luz y que en su día puedan servir, conocidas y bien desarrolladas en tecnología, para la comunicación directa entre hombres situados en puntos muy alejados entre sí [eso colmaría la fantasía del telépata o del lector de pensamientos]. No parece imposible si miramos la evolución geométrica del pensamiento científico y del desarrollo de las tecnologías humanas en los últimos siglos y en las últimos años.
Se me ocurre también que cualquier niño siempre ha especulado con viajar en el tiempo como opción lúdica de una tarde de verano, y que los adultos siempre vemos en estas historias cierto toque de aquellas novelas de Julio Verne que leíamos en los estíos sin clases, cuando apenas había televisores en los hogares... ¿locos todos?... pues no... el hombre ya viaja en el tiempo, aunque está en la prehistoria de esos viajes y va apretando el nudo a velocidad de vértigo... pongámonos en la piel de un tipo del siglo XIX ubicado en el centro de Sevilla y hagámosle desplazarse con los medios de la época hasta un punto de Barcelona... un caballo medio, al trote, con sus descansos, por caminos de tierra, tardaría en hacer los mil kilómetros entre veinte y veinticinco días, mientras que un tipo del siglo XX puede estar en Barcelona en una hora y media de avión o en un día si viaja con su automóvil... a lo que se ve, en cien años el hombre ha sido capaz de adelantarse al tiempo mediante la tecnología... sí, adelantarse al tiempo, pues el tipo del siglo XX tiene entre diecinueve y veinticuatro días de adelanto sobre el del siglo XIX, días en los que cambia su vida y su futuro gracias a la intervención de la tecnología... si pasamos de nuevo de la realidad a la especulación, la tendencia camina por el asunto de estrechar esas franjas de tiempo de desplazamiento hasta el justo punto del instante... y después de eso, quizás hasta a restarle tiempo al tiempo.
Y en ese juego de obtener ventaja sobre el otro, el mundo del hombre se desarrolla en diversas especialidades a pasos agigantados, pasos que van interviniendo poco a poco en las sociedades, de tal forma que, cuando el que es capaz de encontrar una ventaja nueva y empieza a explotarla, las ventajas anteriores pasan a ser de uso público y común [no sin su cuota de mercado, claro], lo que supone [a mí se me da de lujo suponer] que mientras que estamos en una fase tecnológica social extendida, ya hay diversas fases muy avanzadas y desarrolladas de las que se están beneficiando quienes las dominan... de ahí los mieditis reales [siempre deben ser reales, por si las moscas] a los oscuros proyectos de los ejércitos del mundo y las multinacionales farmacéuticas y no farmacéuticas, las paraoias con proyectos como el Haarp, el Disclosure, el Blue Beam o el Andrómeda; la Trilateral, la Operación Buitre, el Grupo de Bilderberg... y otros montones de historias de carácter conspiratorio... todos, reales o imaginarios, siempre con el fin de obtener ventaja sobre los demás hombres y los demás seres vivos, provengan de donde provengan.
Una cosa es clara, el futuro siempre ha estado aquí y seríamos tontos si no nos diéramos cuenta de ello, pero como todo en el mundo de los hombres, los hay que tienen más y mejor futuro que los demás, por lo que a lo mejor no sería una tontería pensar que en los próximos decenios habría que variar los conceptos democráticos para aplicarlos fundamentalmente a los derechos de uso y disfrute de los desarrollos tecnológicos sin que en ello tenga que mediar la gran empresa privada con su eterno marbete de obtener crasos beneficios y que, así, pasemos de estos periodos oscurantistas llenos de sombras y conspiraciones por el jodido dinero, a un mundo global tecnificado con razón y sin dobleces, en el que todos los hombres disfrutasen al unísono de las nuevas ventajas, a la vez que el entorno [nuestro planeta] se beneficiaría de esa falta de interés crematístico que lo destruye.
Yo estoy convencido de que el Hombre tiene adelantados bastantes pasos científicos a los conocidos por el común de la gente, pasos que se guardan en las cajas de los poderosos para someternos a una explotación muy bien pensada [hasta que todo el mundo no tenga en su casa un vídeo VHS, no sacamos la tecnología de grabación digital... hasta que todos los hogares no tengan su aparato de grabación digital, no sacaremos los sistemas de comunicación integrados en la biotecnología... y así hasta el infinito para exprimir a los tontos parias de la Tierra]...
Lo sigo diciendo y lo repetiré hasta que me agote: este mundo del hombre está pidiendo a gritos una nueva revolución social capaz de cambiar las bases y los parámetros de las actuales sociedades humanas, un nuevo sistema donde la razón y la lógica sean la justa moneda de cambio para el tiempo futuro... y quizás sea preciso que desaparezcan todas las estructuras conocidas y que la competencia feroz y la acumulación terminen siendo los pecados mortales más castigados.
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