Thursday, April 21, 2011

La antimateria y un muerto reciente.



18 de abril.

Hoy enterraban a un conocido y me tocó ir al pasamanos. Mi costumbre en estos casos es fumarme un cigarrito fuera de la iglesia mientras se desarrolla la misa y luego pasar a dar el cabezazo de rigor, pero hoy estaba el colega Francisco y echamos una parlaeta para comer el tiempo... ‘Felipe, ayer me enteré por la tele de que en la última misión tripulada al espacio se ha ido a buscar la antimateria... que parece que tiene que ver con una nueva posibilidad de viajar a velocidades vertiginosas y con otro concepto del viaje muy distinto al que conocemos... ¿Habías oído hablar de ello?’. Yo sonreí, aunque no demasiado, pues llevo unos días como enfadado con el mundo y, a mayores, me tiene jodido el puñetero pinzamiento del ciático... y le dije que sí que había leído algo al respecto, pero que no lo recuerdo bien... y que lo que a mí realmente me interesa es el crecimiento común y por igual, no estas zoroladas científicas que terminan sonrojando al hombre desde la inversión que suponen y los fines que persiguen [que fundamentalmente son bélicos]... que a mí me gustaría que el hombre se centrase antes en solventar asuntos para los que realmente tiene capacidad y dejarse de inversiones bestiales en zarandajas para un futuro que no parece de todos... solventar el hambre, la sed, las enfermedades epidémicas para las que ya hay fármacos fiables de los que solo se beneficia el primer mundo... acabar con los sátrapas y darle un giro al sistema que nos trae como imbéciles. Sería fundamental poner al día el uso generalizado y global de todos los avances obtenidos y hacerlo bien, de tal forma que cada novedad de uso vaya acompañada de un trabajo que asegure que tal avance es enriquecedor y no destructivo [pienso en los medicamentos capaces de alargar el tiempo de vida, pero sin acompañarse de calidad de la misma... así, tal avance deja de serlo]... y Francisco insistía... ‘He indagado en el asunto y es interesantísimo, Felipe, de verdad’... pero yo me mantenía en mis trece, en que el avance necesario es el de la igualdad, el de acabar con la miseria y la pobreza, con la enfermedad y con el hambre... y que acabó la misa... y que no me apeteció entrar a hacer el teatro de siempre y me volví a mi curro sin pasamanos y sin dar el cabezazo tradicional, porque no me gusta, porque no le encuentro el aquél a estas manías tradicionales que te dejan marcado si no las cumples... el tipo muerto, allí, frente al altar del legionario... y Francisco pensando en la antimateria... y yo pensando en que mañana hay que pagar a Hacienda una pasta gansa, lo que no me cabrea mucho más que el pensar en el para qué lo pago, si al final toda esa pasta va a ir a financiar todo el gorroneo capitalista o para dar subvenciones a fondo perdido a colectivos que son la pura vergüenza del sistema... qué mal carácter tengo, coño.

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