Me gustó ver ayer, a las mismitas puertas de agosto, que la llama 15M sigue viva –y bien viva– logrando reunir a unas 30.000 personas en la manifestación de Madrid contra todos los pronósticos y contra todos los elementos [siempre se ha dicho que la actividad social reivindicativa no debe hacerse en los meses de julio y agosto por la escasa convocatoria que produce en esos meses]. Debo decir que llevaba unas semanas muy triste porque venía notando que el movimiento se estaba agotando en Béjar y porque no he visto nunca en las asambleas convocadas a todas esas personas que, de forma particular y después de haberme manifestado solo en la Plaza de España, me expresaron personalmente que estarían en el movimiento porque compartían sus reivindicaciones... y es que me joden mucho esos olvidos que probablemente proceden de un simple ‘quedar bien’... y es que el mundo funciona así, en una especie de jijijijajaja constante lleno de falta de voluntad y de implicación real. El personal todavía no le ha tomado el pulso al gran fracaso y sigue esperando a que pase la tormenta para continuar con el tren de vida de hace tres o cuatro años. No existe aún conciencia de final y, por tanto, no hay ambición de cambio... solo palabritas y a tomar cañas en terraza abierta... en fin, que hay lo que hay y tenemos exactamente lo que nos merecemos.
Por lo que se refiere al movimiento en Béjar, creo que estamos cometiendo el error de quedarnos en lo particular, en lo cercano, en lo pequeñito... queremos poner soluciones pequeñas al sistema local cuando el asunto es otro y de mucho mayor calado: argumentar unas bases reales que propicien un cambio de sistema radical sin perderse en lo insignificante. Intentar ponerle parches a un sistema que no funciona lleva solo a alargar su existencia, y eso es lo peor que puede sucedernos. Así las cosas, yo propongo que nos olvidemos definitivamente de lo cercano [sé que es difícil hacerlo] y nos centremos en un debate de ideas en línea con las grandes propuestas del movimiento a nivel nacional, que analicemos una por unas esas propuestas e intentemos sumarles elementos que les proporcionen solidez... y publicitarles constantemente, hasta que se vayan imbricando en el pensamiento natural de los ciudadanos y las tomen como reivindicaciones viables y necesarias... entrar en lucha con la administración pequeña para intentar corregirla es una batalla absolutamente perdida de antemano, una batalla que nos puede llevar al hastío y al silencio absoluto de las tontas refriegas de pueblo... debemos ser ambiciosos en nuestras reivindicaciones y, con ello, ser capaces de saltar por encima de las pequeñas rencillas locales cargadas de memos intereses para que se nos vaya uniendo gente nueva sin ese temor a la represalia de lo cercano.
Hay que animarse y salir a la calle, hay que estar presente en esas asambleas libres que se convocan todos los viernes a las ocho de la tarde en el parque municipal y hay que hablar, debatir, expresar el fracaso de cada uno y de todos para intentar poner freno... y hay que sumar voluntades, muchas, todas.
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