Menos mal que hoy mi Mª Ángeles se presentó a los postres con unos bartolillos de sorpresa, esos fritos rellenos de crema que siempre compraba yo en la panadería de la Casa de Las Conchas cuando era estudiante universitario, esos bartolillos que hacía ya la friolera de veinte años que entraban por mis ojos y por mi boca. Para comérmela a ella junto a los bartolillos.
Sé que en este diario apenas hablo de mi Mª Ángeles, y lo hago a conciencia y en conciencia, porque el amor sólo me gusta darlo y recibirlo. Hoy haré una excepción brevísima para decir que existo por ella, por su forma hermosa de saber dejarme espacio y estar siempre a mi lado, por su entrega constante. Mª Ángeles es mi gran amor, un amor con vocación de eternidad. Si alguien fuera capaz de sentir envidia de mí, seguro que sería por la mujer que hace el camino a mi lado.
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De Tontopoemas ©... |
* "Canto de Ossanha" de Vinicius de Moraes.
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