Monday, March 26, 2007

La vida es como vomitar e irse de bareta.

Sigue mi Felipe en plan pimporro, con la tripa dolorida y con el camino abierto a cualquier servicio que se preste. A mí me tiene destrozado, sin dormir y sin poder reposar.
A primera hora lo llevé a casa de los abuelos para poder ir a trabajar [mejor haberme quedado en casa]. Llamé a eso de las diez para ver cómo andaba el chaval… “Oye, este niño vomita y se va de bareta”. Claro, coño, si no vomitase y no se fuese de bareta estaría en el colegio dándole toda la guerra del mundo al profe de música, al de dibujo y a la de tecnología… “Ya, pero vomita y se va de bareta”… Que sí, que ya lo sé, que es normal estar así cuando se tiene una gastroenteritis de caballo… “pero hay que ir al médico con él, que vomita y se va…” … Vale, déjalo estar, que se tranquilice y vea un ratillo la tele sentado en el sillón, que ya estuvimos ayer en urgencias y nos dijeron que es cuestión de un par de días, agua con limón y una dieta blanda.
A la media hora me llama mi Mª Ángeles: “Felipe, llama al médico para que te den hora, que he llamado a casa de los abuelos y dicen que el niño vomita y se va de bareta”… Joder, que es normal, que ya nos lo dijo el médico de urgencias… “tú llama para pedir hora y aunque sea dejo las clases para ir con él”… ¡Me cago en todo!…
Llamé al centro de salud como 27 veces y nadie me cogió el teléfono… me cabreé como nunca y, en un arrebato, pillé el Korando y me puse en el centro de salud en dos minutos… La cola era jodidamente moscovita… media hora esperando para lo del número y se me coló una señora jubilada… con el cabreo que llevaba, agarré a la jubilada por el abrigo y la puse sin más al final de la fila [todavía me miró mal y farfulló no sé qué sobre la educación]. Cuando me tocó el turno, el funcionario, muy amable, habló con el médico y me dijo que recibiría al niño ya.
Me bajé a buscarlo a casa de los abuelos y le puse el abrigo mientras me decían: “el niño vomita y se va de bareta”. Vale, bien, venga.
Ya en el consultorio, nos recibieron de inmediato:
Médico: ¿La cartilla?
Yo: Se me ha olvidado.
Médico: No importa.
Yo: Perdone.
Médico: ¿Nombre del chaval?
Yo: Luis Felipe Comendador García
Médico: ¿Está seguro de que el chaval me tiene como médico de cabecera?
Yo: Sí, nos enviaron una carta indicándonoslo hace un par de meses.
Médico: Bien, bien, bien… y ¿qué te pasa, majo?
Yo: Vómitos, fiebre, mareos, diarrea…
Médico: ¿Cuántos días?
Yo: desde el viernes
Médico: Es una gastroenteritis. Nada, un par de días y tan fresco.
Yo: Fuimos ayer a urgencias y…
Médico: Ya… Bien, que se tome un par de litros diarios de agua con estos sobres que le indico en la receta y una dieta blanda según el papel que le adjunto hasta que se le pasen los síntomas.
Yo: Gracias.
Médico: Nada, hombre. Que se mejore.
Yo: Gracias.
Felipe: Gracias.
Médico: Hala.
Y nos fuimos a recoger a Guille, que salía del cole, a comprar el pan y un kilo de limones… y a casa… Hice un agua de limón con azúcar y sal para Felipe [Guille dijo que también quería… Venga, otro vaso para ti], un gallo con cebollita templadito, sopa de cocido y salchichas… y comimos los tres como tres almas en pena. Luego, hice las camas [4], fregué los cacharros y me senté a cagarme en todos los símbolos del mundo hasta que llegó madre.
Agotado y sin trabajar.
No me jodas… que vomita y se va de bareta… pues normal, coño, normal.
•••
Tengo que hacer una muerte
antes de desayunar,
porque por no tener suerte
tengo que ir a trabajar.
•••
(22:39 horas) Nunca mejor un pueblo como el nuestro para buscar reveses de mil tramas, cervantes fallecidos, curas clásicos, coimas venidas de Indias, mayordomos, tirillas de cartón, moritas bizcas, alcaldes de recebo, brujas lánguidas, caraculos con traje, cacatúas, mojicones de letra con patatas, jardineros letrados, vivastodo, leguaraces ricinos, ministrados, cocoricós de barra, camelletes, chinos de gato y soja, lameculos, cantautores con mitra, verduleros, horteras de Ribera, pieldetoros, santas que vieron Virgen, muertos cándidos, negros senegaleses, cojitrancos, lazarillos sin Tormes, vendehilos, periodistas sin VOX, cagamandurrias, velocistas bicíclopes, cetrinos, projudíos católicos, santones de taberna, carniceros, amantes de impostura contrastada, hijos propredilectos, beatas de desguace y lavapiés, mentirosos sin mácula, filfones, defraudadores tiesos, cachopanes, tontosdelculo a ratos, buena gente, filósofos de calle, pintorzuelos, casineros de sábado y julepe, bancarios estirados con Yllera, capitanes que un día fueron a Rusia, viudas galgas, ladronzuelos, gitanos de anteayer con mono y todo, actores de películas cagonas, truhanes musitarras, tenderillos, revenidos a más por no ser menos… todo un elenco chulo de novela o de obra de teatro en dos mil actos. Me gusta, en fin, mi pueblo con sus tipos diarios, entrañables, malos y buenos todos, tristes de ver a veces… y otras para partirse de una risa tan blanca como un día de nieve de hace años.
Vivo entre ellos… soy cada uno y soy todos.
De Tontopoemas ©...


* "¿Dónde se habrá metido esta mujer?" de Javier Krahe.

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