Sunday, March 4, 2007

La luna se asombró de vernos.


Anoche, después de la debacle del Barça [qué cabreo], me subí con mis chicos a Llano Alto para disfrutar del eclipse de luna. Íbamos cargados con la cámara de fotos y unos prismáticos del abuelo. Durante el corto viaje, Felipe iba dando la barrila con sus historias de miedo para aterrorizar a Guillermo, que lloriqueaba con sus “papá, dile a Felipe que se calle…”. Y yo con esos “me cago en la puta, no vuelvo a llevaros a ningún sitio, coño”.
El ambiente se calmó cuando tuvimos que detenernos en la subida de El Castañar porque la poli andaba intentando pillar costo entre los coches de los jovencitos que subían a ver el evento natural [a los que se quedaban abajo porque el espectáculo les tocaba los cojones, en el Regajo, nadie les quitaba las jodidas litronas… la vida].
Llegamos al paraje y todo estaba negro como boca de lobo. Muchos coches aparcados y un par de grupos mirando con telescopios [saludé en alto, pero nadie contestó… se están acabando las maneras].

La luna estaba en ese momento como un globo de color rosa oscuro, impresionante de bonita. Pillé mi cámara con la intención de hacer unas fotos y, como por arte de magia, bajó una niebla espesa que nos dejó sin espectáculo [sólo pude pillar una toma borrosa que conservo].
Sin luna que ver, Felipe volvió a sus horrores de campamento de verano y Guille se agarraba a mí como a un clavo ardierdo. Dimos un paseo por lo oscuro neblinoso y nos volvimos a casa, pues empezaba a hacer un biruji que dejaba fríos los bajos.
Guille se durmió por el camino.

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RECREACIONES CON HURTOS DE PAPEL (4)
Entre las oscuras profecías de Isaac Bickerstaff* figuraba una particularmente cruel en la que aseguraba que la muerte de Henri James sucedería durante el año 1916, pero no pesaba su crueldad sobre la desaparición de tal genio de la literatura norteamericana, sino en que apuntaba que a la justa hora de su muerte un inédito George Bush estaría jugando con una planta de gordolobo en los extensos campos de Dallas.
Tal circunstancia marcaría un terrible futuro para el mundo hasta que se extinguieran sus generaciones.
Isaac murió en 1729 siendo Richard Steele y en 1745 siendo Jonathan Swift .
Ni Nostradamus.
*(Personaje inventado por J. Swift para molestar a Partridge, del que tomó pseudónimo R. Steele).
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(18:06 horas) Este tiempo es para que lo conquisten trovadores y bufones, tipos con la sonrisa puesta sin medir su fracaso [el de la sonrisa y el propio] que canten y digan, que denuncien con tranquilidad y sin sombras y se queden tan panchos.
Trovadores y bufones para ponerle música y letra a este absurdo tiempo desafinado.
¿Qué no lograrán nada…? Ya lo sé, y qué importa. Sólo con existir y hacer volar palabras y sones ya suman más que cualquier cuenta de resultados de un banco internacional… Ben Harper, Jack Johnson, Jonathan Richman, la Peyroux, Lasha de Sela… o Michel Houellebecq, Javier Marías, Roger Wolfe… Trovadores y bufones para escuchar y leer, para sentir que aún hay esperanza, aunque sea por dentro.
(22:22 horas) Hacer los deberes con Felipe me saca de quicio. No sé cómo conseguir que me siga con atención… la verdad es que no sé cómo conseguir que me siga con atención para nada. Esto me mete con sacacorchos en la cabeza una sensación de incapacidad que no sé soportar, me saca de mis casilla y me hace elevar la voz y decir burradas. El caso es que el jodido chaval es muy vivo, pero no quiere entender que hay que repartir el tiempo y que hay un orden para cada tramo de ese tiempo repartido. Va a su puta bola y descabala hasta al lucero del alba si se lo propone. ¿Cómo será su futuro? Me preocupa seriamente, porque sé que le van a hacer daño –ya se lo están haciendo.
Qué mala edad la de la preadolescencia, rebosando de humores por todos los poros… Le quiero al chaval, pero no se deja.

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RECREACIONES CON HURTOS DE PAPEL (5)
Isabetta* viajó hace un par de meses hasta Bagdag acompañada de Boccaccio con la clara misión de moderar la ira hacia sus hermanos, asesinos de su amante.
Al llegar la pareja a la grosera terminal de arena, dirigida por militares norteamericanos, fueron cacheados con rigor y malas formas –los norteamericanos siempre dieron ejemplo de malas formas allá donde pusieron sus pies bien calzados–. Mientras les cacheaban, un teniente irakí revolvía en sus maletas con desgana… hasta que encontró un enorme vaso cerrado herméticamente conteniendo una cabeza con gesto dulce… El teniente gritó despavorido y se armó un generoso revuelo que permitió que Isabetta y Boccaccio se perdieran entre la multitud.
Hoy, Isabetta, de vuelta a Italia, ríe por haber perdido dos veces a su amante, una en la celosa ira de sus hermanos y otra en la terminal de entrada del aeropuerto de Bagdag.
Boccaccio me contó ayer que su locura es dulce… y hasta feliz.
* (Isabetta es un delicado personaje del "Decamerón")
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De Tontopoemas ©...

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