Thursday, April 12, 2007

La autoridad en el principio de todos los finales.

Admiro de los sacerdotes ese extraordinario poder de convicción con el que hacen tragarse a la plebe sus increíbles historias… Un tipo que resucita o que anda sobre las aguas o que multiplica panes y peces o que hace andar a un impedido… Y el Cielo, el jodido Cielo con sus parcelas para bondadosos, para fieles, para vírgenes, para castos, para caritativos… Es admirable que estos tipos hayan hecho profesión de la fe, de la necesidad del personal y de la buena voluntad del gentío. Un diez para ellos por ganarse la vida desde ese misterio que, si no da risa, da auténtico pavor.
Y luego, en el siguiente punto de mi lista de tipos para admirar, están los amantes de la autoridad [los que disfrutan sometiéndose a ella y los que la llevan como un arma con la que asestar palos]. Sumisos unos y bien estiraditos los otros, cagones los primeros e hijoputas los otros… Me admiro ante ellos, y son tantos.
De Tontopoemas ©...

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