Wednesday, April 18, 2007

Rectificar llena de aire fresco los pulmones.

A primera hora recibo mail de José Ángel Cilleruelo explicándome las razones de su silencio y el desencuentro que yo creí que existía entre nosotros [él no tiene constancia de la llegada de mis mensajes escritos y telefónicos con relación a los materiales creativos de Rafael Pérez Estrada que obran en mi poder]. El caso es que en su día yo me ofusqué por su falta de respuesta y despotriqué en una entrada de este diario contra él, circunstancia por la que le pido públicas disculpas, reconociendo mi impulsividad desatada y su buena voluntad en este asunto.
Reitero aquí mi absoluta admiración por la excelencia creativa de Rafael Pérez Estrada y mi voluntad de que todo el material que poseo de él sea de disponibilidad absoluta para ser mostrado de cualquier forma y en cualquier soporte, sin más interés por mi parte que el divulgativo, y aprecio también en lo que valen las palabras de afecto de José Ángel Cilleruelo y su disponibilidad.
Gracias, amigo, y pelillos a la mar.
Eso sí, queda pendiente una cita con café, copa y puro, que me hace mucha ilusión que nos veamos y charlemos.
(22:25 horas) Soy de cuando le pedí a Mateo el del Español una caña y me contestó: “sí, mi niño, ha ganao Ocaña”. Entonces jugábamos a basket en el patio porticado de los salesianos durante el fin de semana completo con paradiñas para comer y merendar; nos hicimos unas camisetas de tirantes en canalé de algodón con vivos rojos y con unas letras de badana cosidas que rezaban “BT” [Béjar Troters]. Yo calzaba unas botas de lona TAO mientras me moría por otras americanas que vendía en exclusiva El Campeón. Cuando quedábamos agotados de basket, practicábamos un deporte inventado al que llamábamos ‘golcan’ [apócope de ‘gol cansancio’], que consistía en jugar a fútbol a cámara lenta tumbados en el suelo mientras narrábamos la jugada. Era absolutamente relajante y a mí me encantaba hacer de portero y ensayar estiradas de más de un minuto para parar los lentos balones que me lanzaba Riobó.
¿Y de tapa, Mateo?… “Sí, mi niño, la etapa, la etapa”.
De Tontopoemas ©...

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