Saturday, August 4, 2007

Es tu carne la que yo llevo....

[“Entré en una avalancha,/ cubrió mi alma / y duermo bajo una colina de oro / cuando no soy el jorobado que ves. / Tú, que quieres aprender a vencer el dolor, / debes aprender a servirme bien. / Golpeas mi costado sin querer / mientras buscas tu oro. / Aquí, el lisiado al que vistes y alimentas / no pide tu compañía. / No en el centro, en el centro del mundo. / Cuando estoy en este pedestal / tus leyes no me obligan / a arrodillarme grotesco y desnudo, / tú no me subiste aquí. / Yo mismo soy el pedestal de esta horrible joroba que miras… y miras…. y miras… / He empezado a anhelarte, yo, que nada necesito. / He empezado a esperarte, yo, que gobierno los siete mares… / y dices que te has alejado de mí, / pero yo te siento, te siento cuando respiras… / No te pongas esos harapos por mí, / sé que no eres pobre. / No me ames con tanto ardor cuando conoces todas tus dudas. / Este es tu mundo, amor mío,/ es tu carne la que yo llevo.”]
Este poema de Leonard Cohen [‘Avalancha’] es un compendio de lo que siento como ‘amor’… y nunca sabría decirlo mejor. En él están las miradas pares y encontradas, la pasión, las dudas de dos eternos desconocidos condenados a ser la misma carne sin saberlo, pero queriéndolo con ardor… La contradicción mueve el mundo.
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La plaza se abrió como una mujer dispuesta, mostrando el rojo encendido y húmedo del centro, ese rojo que es olor ácido y calor lento, como una vulva de Giorgio Baffo empeñada en ser el paraíso por un instante, una vulva buscando ser completada, penetrada… En su jugo nadé toda la noche, pues estaba habitada por esos seres únicos que atienden al ardor como a una música que envenena y persigue.
Y fuimos uno y únicos en ese mundo oscuro de deseos y blues, en esa ‘colina de oro’ en la que cada mundo era parte de todos. Y yo fui el jorobado al que mirabas desesperadamente, del que te alejabas para volver despacio mientras yo presentía otros nombres tumbados en mi extraña memoria.
Bebí. ¿A qué mentir? Bebí con esa sed con la que busco espectros, cuerpos que ya son otros, pero que fueron yo en pedestales perdidos…


MUJER SENTADA ENTRE UNA MULTITUD
[CON EL PELO RECOGIDO]

Como un Satán la trajo José Antonio [no se sabe de dónde] para desatar las tentaciones del anciano hedonista. Compendiaba posturas que fueron norte y vida en un tiempo pasado [también parte del sueño], miradas voluptuosas que están en quien recibe… y una piel decorada de versos por hacer.
Cuando la vi, quedé cegado al instante por un flash que aún mantiene una dosis brutal de fotofobia.
¡¡¡Era mi B!!!
La B de mi relato onírico, esa mujer a la que no supe poner nombre jamás y que existía solo en mi cabeza… exactamente, definitivamente.
Y estaba allí, en la Plaza de Toros, con la mirada lánguida, como desocupada de todo el decorado que la hacía invisible, del brazo de ese JASP perdulario de noches [no del mío]. Era mi B, esa B a la que intenté dar vida y movimiento en “El tipo de las cuatro”… exacta, par, perfecta.
A veces la cabeza contiene lo que existe sin saberlo siquiera.
La miré hasta el descaro [sé que JASP me perdona].
¡¡¡Enhorabuena, tío, enhorabuena!!!

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Y, para colmo, los hermanos ‘Travellin’ [‘Travellin Brothers’] de auténtica lujuria, con sus ratitos funk y sus cositas boggie, con un blues potentísimo, limpito, de morirse; con cierta vocación gurruchaguera y un puntito Van Morrison que quedaba de muerte en su estética ‘Blas’ de camiseta vasca. Todo lo hicieron bien y me quedó un regusto de Menphys bejarano que voy a alimentar con palabras un día.
Cayeron cuatro copas [dos por la chica JASP y dos por los blueseros bilbaínos] y un camión de Chester.

A pesar del doble trabajo de atención, atiné a percibir a dos Carbó bailando como en sus buenos tiempos [Tierry y Patrie (Tierrí y Patrí)], a esa diseñadora de remix Modigliani & Van Gog que firma sus ‘CG’ sobre cuerpos de muerte [Concha García], al navarro adoptado con coleta y de blanco, a los clones sin pelo con su ‘pásame algo’, a Cesarín soltero [me regaló dos libros de puta madre: ‘Pese al paso del tiempo’, de Yolanda Herranz, y el gigante catálogo de arte ‘Comer o no comer’. Mil gracias, colega], a Segade y señora de justos figurantes, a un Fabián hierático, a la tropa PSOE con señoras y todo [Juan Tomás se ha soltado y está de puta madre], a JASP algo más fuerte [cocidos madrileños non son para finuras], a ‘La Mamma’ de justa permanente y risueña del todo, a Javito en vigilia, a Tonetti sin santa, a Malick con sueñito [‘yo me voy a bajar a Béjar, papá, que soy cansadito’], a Marín con su cosa de poeta concreto, a Julito juntero con señora de siempre, a Joselín/josegym sin su exacta catana, a Gerardo y Elena bailando sin querer en un tiempo 70, a la perica landria que padece de éxtasis, al virtual Antúnez [cada vez más señor… quizás hasta insumiso] en roja camiseta, a Albertito y señora abrazados de veras [me encantó verlos de tal guisa]… y todo sin siquiera darme cuenta, a rabillo de ojo…

Y llegaron los ‘Ten Year After’ para seguir la fiesta… Un beso a Marinella Corradini y un abrazo a Mabel ‘Ladyblues’ [ambas foteras… y rebuenas]… Y otras copas, y otros Chester, y a mover la cabeza con un sonido guay y esa música entera que tienen los pericos que pasan de cincuenta. Sobresalientes, tíos… y Miguel en su estrella [me saludó y sentí que ya vuelve a estar cerca].
Después de lo ‘tenyear’ vino un descanso largo y reposé en barrera.
Carvin Jones remató a lo ‘total’. ¡Bandera!… Equilibrista, showman, malabarista y músico para gozar… enlazó su concierto como en un solo tema hasta agotar al público de puro gozo… y, luego, como remate y resta, llegó Luisito ‘Fu’ con sus marías ciertas para dejar perplejo a este rufián de letras… Está como un chaval y eso me dejó en vela.

LA MUJER QUE LLEGÓ DE LA LLUVIA

María me miró fijamente, muy de cerca, y no sé qué me dijo –yo estaba ya en la trena de los ‘havanasietes’–. Y me abrazó a lo bestia besando mis mofletes [a mí, que soy triatleta]… ‘Te he escrito muchas veces… te leo y me fascinas… tú no sabes quién soy… pero yo te conozco y te quiero hace tiempo…’. Estaba alucinado en la misma medida que perdía el equilibrio. Y otro abrazo, y más besos, y miradas profundas a mis ojos de noche…
Huí como esas aves que perciben su jaula aunque no la conozcan, pero me quedó viva su mirada agresiva, su volcarse hacia fuera, su sonrisa de bruja, su potencia divina de poner en mi ‘Fu’ [Luisito] sonrisas y palmeras.
Buen fichaje, colega.
Habrá que ir a Sanjenjo para comer vieiras.

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Y a dormir la moneta con cara de zangolo, con sensanción de esteta, con calidad de hombre… y con esa cosita de que Miguel lo ha hecho mejor…. Y lo que queda.
De LECTORAS

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