Sunday, December 12, 2010

Ese conocimiento tácito del propio ridículo.


Cantaba, cantaba terriblemente y miraba al techo raso mientras lo hacía. No tenía pudor, ese conocimiento tácito del propio ridículo... y no hubiera sucedido nada si aquel canto hubiera sido para sí, pero era para otros, y eso no se perdona... y salí a la calle como quien entra en un paraíso, con los oídos lavados y cierta sensación de lástima. ‘Lástima no’, me dije, y decidí acodarme en una esquina de la placita con un cigarro... y pensé, pensé como estrujándome.
Sí, claro, la madurez consiste en tomar las riendas de tu desinhibición, pero también en aprender a no exponerse hasta el ridículo para no sufrir golpes innecesarios... ¿qué lleva al pudor?... ¿y a no sentirlo?... y así me quedé hasta la última bocanada del Chester carísimo que me estaba fumando.
Luego pensé que escribir es realmente obsceno, y lo es porque el escritor suele desnudarse ante los ojos de todos sin el pudor preciso... pero no, me dije, es mucho más obsceno escribir ocultando o escribir mintiendo, escribir sobre lo que no eres para querer aparecer como quisieras que te vieran los demás... bah.. realmente me sentía harto, quizás por el cansancio de la cena de empresa a la que había asistido anoche o porque acababa de estar cerca de algunas personas con las que no tengo nada de feeling, que eso me deja desgastado y ratón. Decidí entonces volver a apartarme del mundo por un rato y me encerré en mi espacio pequeño para revisar los asuntos SBQ... todo marcha a pasos lentos y conseguir personas que quieran becar a algún niño, cada día me cuesta más trabajo. No está el mundo en estos días para solidaridades y hay momentos en los que me siento agotado para llevarlo todo al día y, además, tener que andar convenciendo al personal de que preste su apoyo. Sé a ciencia cierta que este trabajo es el más importante que he hecho y haré en mi vida, por eso busco aire donde entiendo que puede haberlo y ando constantemente buscando formas nuevas para obtener fondos. Las pasadas semanas me di una paliza temeraria para completar la solicitud de un proyecto de “Mejora de la salud sexual y reproductiva en la población del distrito de Moche” con el fin de presentarlo en plazo [fue el día 7 y pudimos llegar a tiempo] a la Consejería de Interior y Justicia de la Junta de Castilla y León, todo con la ayuda inestimable de la Fundación Premysa [gracias a Sonia desde aquí por su constante interés] y de mi gente SBQ Perú, a los que hice trabajar a marchas forzadas para tenerlo todo más o menos atado... y junto a ello esa sensación de quedarme sin aire al pensar que llevo muchos días sin hacer fluir la información a los patrocinadores de las becas que ya tenemos en marcha [les pido disculpas a todos y a cada uno, pero no sé desdoblarme más]... y ahora mismo acabo de dejar sobre mi mesa la preparación de otro proyecto que quiero presentar el día 30 de diciembre a la Junta de Extremadura para ver si puedo darle marcha de nuevo al Centro de Acogida Infantil de Alto Moche. Y la verdad es que tengo pocas esperanzas, pues no creo mucho [por no decir que no creo nada] en las ayudas institucionales, pero la crisis nos ha pegado duro y no sé cómo conseguir nuevos fondos, y por eso lo voy a intentar como sea, pues es un trabajo que ya está en marcha, cerrado en muchos aspectos y que solo precisa de la inyección económica que lo complete. Quienes colaboraban de forma entusiasmada hasta hace unos meses, han visto caer sus negocios de forma alarmante y ya solo pueden ayudar con ánimos y buenas palabras... en fin, que estoy en ello, intentando buscarle las vueltas para que no llegue la desilusión y mucho menos el fracaso. Sí estoy ilusionado con mi exposición, pues veo que puede alumbrar algún ingreso que se materializará en algunas nuevas becas a los chiquillos peruanos, esas becas que están consiguiendo que mi gente en Perú no se desanime en su trabajo duro de voluntariado.
Vista la situación, mi obligación es volver a intentar tocar vuestra sensibilidad y pedir vuestra ayuda, sea como sea, recordando que tenemos abierto el proyecto de “1 LIBRO 1 EURO”, por el que podéis conseguir libros de segunda mano a un euro en la recepción de mi imprenta [también recogemos todos vuestros libros viejos para sumarlos al proyecto]; que tenemos material navideño con muy buena pinta para decorar vuestras casas y cada objeto lo vendemos a un euro [podéis verlo en la imprenta cuando os apetezca]; que tenemos huchas en La Alquitara, Piel de Toro, Notesalves y 12&23 en las que podéis depositar un pequeño donativo, y que está abierta durante todo el mes de diciembre en Notesalves una exposición en la que los frutos de la venta de obra irán a becar a niños peruanos que lo necesitan... y también, por supuesto, podéis becar a un niño por un año con 180 euros que podéis dividir en cantidades mensuales en vuestro banco. Ahora no se me ocurre mucho más que no sea explicar que tenemos actualmente a 32 niños informados y pendientes de algún financiador.
Sigue sonando en mi cabeza esa voz aflautada que a veces se va de tono y a veces pierde el ritmo, y pienso que hasta quedaría bien si desde su mediocridad se dedicase a la causa de los necesitados y se obviase el jodido yoísmo que tan mal nos trae y tan mal nos lleva.
Voy a seguir un rato con mis papelotes, con las justificaciones, con las descripciones de zona y gentes, con los análisis de necesidades, las partes y las contrapartes, los presupuestos de ejecución, la identificación del proyecto y sus aspectos significativos, los indicadores objetivamente verificables, los costes, los gastos, la sostenibilidad, los factores medioambientales y tecnológicos, el plan de continuidad y todas esas patochadas administrativas que se requieren para que una administración decida si ayuda o no ayuda, si colabora o no colabora, si el que lo necesita es fiable en su necesidad porque está bien descrita o no merece apoyo porque quien describió no supo hacerlo correctamente... me gustaría que todos estos tipos que viven de la política y de la administración bajasen un solo día al fondo del pantano y vieran lo que allí sucede... entonces no necesitarían descripción alguna para entender. En fin, que hay que hacerlo... pues lo hago.

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