Expresé hace meses que no volvería a publicar ningún comentario anónimo, y voy a seguir con la norma, aunque sí diré que he recibido uno en el que se me ‘acusa’ de tener 'gran autoestima' [que es verdad] y de intentar dejarme “sobar el lomo” por Luis Alberto de Cuenca, circunstancia que está bastante fuera de la realidad [todo a partir de los últimos apuntes de mi cuaderno de notas publicados aquí hace unos días].
Pues sí, debo decir que Luis Alberto de Cuenca es mi amigo, un amigo del que siempre me he fiado por instinto y conocimiento y al que no busco sino como referencia, porque fue para mí referencia desde aquella inigualable “Caja de plata” [sobre todo su “Serie negra”] que me llevó al verso junto al “Duérmaste madre” de José Luis Majada... y debo decir que él siempre ha respondido a las claves de amistad con palabras verdaderas, con generosidad y con afecto, y es por eso que le envío mis libros cuando cuadra, porque me gusta que los lea y me diga [y en este caso, también lo hice porque Jesusote me lo pidió por teléfono... “me mandas tu libro y adjuntas uno para Luisal, que le voy a ver mañana”]... y no hay más... ni menos, claro... bueno, sí que hay, repetir de nuevo que Luis Alberto de Cuenca es mi amigo, un buen amigo que, siempre que le he hecho llegar algún libro [ya publicado, que jamás le he enviado inéditos], ha tenido la delicadeza de leerlo y comentarme su valoración sincera, circunstancia que no suele cumplirse con otras personas... y sí, ya sé que LA es del Madrid y yo del Barça, que su ideología no coincide con la mía en casi nada y que es un tipo influyente en demasiadas cosas, pero eso son minucias absurdas que no tienen ningún valor enfrentadas a la amistad que nos une desde hace muchos años.
Si lo que pretende sugerir ese anónimo es que busco lugarcito en algún premiete [me juré hace un par de años que no volvería a presentarme a ninguno], oportunidad de edición recomendada [ya solo me presto a la edición si algún amigo me lo pide] o ser reseñado en algún suplemento cultural [dejo que las reseñas lleguen solas, si llegan], pues se equivoca de medio a medio, porque dispongo de mecanismos para acceder a las tres opciones [que ya son muchos años en el ‘negocio’ de la ‘literhartura’], pero no tengo ningún interés en utilizarlos, entre otras cosas porque ya voy mayor, vivo en el culo del mundo y no me apetece más que hacer lo que me gusta, sin entrar en guerrillas por asomar la cabeza ni en asonadas... sé lo que soy y dónde estoy ubicado... y hasta puedo indicar con exactitud en qué liga podría jugar si me apeteciese sobar lomos y dejar que me los sobasen a mí, ya que todo está magníficamente estructurado por las mafias literarias... pero no va por ahí la cosa y me sobran [de nuevo] las ‘lecciones’ anónimas.
También me escribe el anónimo sobre su creencia de que yo era “un espíritu libre”... y ahí ya me descojono... ¿un espíritu libre?... ¿pero eso existe?... mira, campeón, padezco dos créditos gordos, una hipoteca, un par de leasing’s, cuatro empleados que necesitan cobrar cada fin de mes, una hija estudiando en Salamanca y un estado general de ‘a la cuarta pregunta’ que me borra cualquier ápice de sentimiento de libertad que se me venga al cráneo... así que no te desesperes por haber descubierto que no soy un espíritu libre, ya que nunca lo he sido ni podré serlo hasta la blanca calavera.
En resumen... tengo mucha autoestima, no tengo intención de presentarme a premio alguno, sea preasignado o medio justo; no voy a presentar ningún original a editorial alguna, ni con recomendación ni sin ella; no voy a rogar reseña alguna de lo mío y no soy un espíritu libre... ah, y LA es mi amigo, uno de mis buenos amigos... ¿vale? Solo quiero escribir lo que me apetezca y, eso sí, me encanta conocer la impresión de mis amigos sobre lo ya hecho.
Y me reitero en que no pienso publicar jamás comentarios anónimos en mi blog. El que quiera darme lecciones o tocarme los cojones, que me dé también su nombre y su filiación.
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