No he olvidado aún que hace unas semanas, en un acto público al que asistí, uno de los intervinientes dijo que iba a recitar un poema de Neruda con unos versos cambiados por él para que el poema se adaptase al acto. Flipé entonces y sigo flipando ahora.
Dijo Arturo sonriendo esta mañana: “Acabo de leer que los zapateros remendones no se jubilarán hasta los sesenta y nueve... tarde les va a llegar el número”.
Cuanto antes termines tu trabajo, antes pillarás el descanso que deseas... mejor aún, antes comenzarás con el trabajo que te está esperando en los mostradores [ser jefe es una mierda].
Van a tener que hacer cigarros con alcohol para que no los llenen de impuestos [la realidad no aguanta la diferencia].
Cuando oigo “tú y yo somos...”, siempre digo: “mejor habla solo de ti”.
Hay un deporte químico que espanta... y otro económico que es paradigma de todo lo inmoral.
“Un niño que nace en España no puede ser español si su madre es inmigrante” [Intereconomía].
“Esperemos a que gobierne Rajoy para que imponga la pena de muerte a mayores de tres años” [La Cuatro. Dicho con ironía].
“Yo tengo una fe como un caballo” [un vecino de mi suegro... ya hace tiempo, pero lo recuerdo ahora].
“No digas ‘nuestro alcalde’, coño, di ‘mi alcalde’, que yo no le soporto ni le he votado” [en el café].
Dije buenas tardes seguido del nombre de la persona a la que me dirigía... él no respondió y me miró con verdadero odio... aún no ha aprendido que los enemigos también deben ser educados [es domingo, 7:12 p.m.].
“Papá, esa señora ha dicho que pinta mejor que tú”... “claro, hijo, eso lo dice porque no expone”.
“Esa gente solo tira con pólvora ajena, cuidado con ellos”... “Sí, pero me han llenado esto de gente, aunque, la verdad, ninguno ha consumido”.
Son las tres de la tarde y estoy sentado solo frente a un café con leche... y me acuerdo de Paquito, qué buen tipo... los buenos nunca tienen suerte.
Siempre duele que te digan una verdad, pero duele más que tú respondas con otra.
En la medida en que cumples años, vas perdiendo la emoción por los compromisos, pues son agotadores.
El mejor amigo es aquel que nunca te molesta.
Ya ni en mi bar de siempre me dan cambio... dicen que el cambio es solo para los clientes. Creo que voy a cambiar de bar [un viernes. 6:44 de la tarde. Quería cambiar treinta euros sueltos en billetes de diez].
Me llama Luis Alberto. Le envié mi novela y adjunté un ejemplar de “Dientes de leche”... me dijo que el poemario le parece magnífico... de la novela no dijo nada más que le sonaba el comienzo de algún relato corto mío publicado hace unos años... está claro que debo centrarme en la poesía.
Me llama Antonio Martínez i Ferrer, al que le regalé en Logroño un ejemplar de “Dientes de leche”. Me da pudor repetir sus palabras, que resumiré en que mi poesía le gusta. Es un gran tipo y me ha ofrecido su casa [una obra de arte que construye día a día con trocitos de cerámica] para cuando quiera viajar a tierras valencianas. Sé que su ofrecimiento es sincero.
Hoy me han ofrecido poder mostrar mi pequeña colección de arte, y me hace mucha ilusión que mi gente pueda ver todos los tesoros que guardo en armarios y anaqueles. Estoy seguro de que será una sorpresa para muchos... a ver si concretamos y lo hacemos posible.
Ahora fumar sí que es un lujo... quizás el único que puedo permitirme.
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