Tuesday, December 28, 2010

El año está de sprint...

Con mi encantadora sobrinilla Estela.

El año termina acelerando con sucesos constantes que lo contrastan todo, reencuentros y despedidas, sorpresas y agriones... todo empezó el día veinticuatro con el horno jodido y la lavadora haciendo extraños ruidos en el previo al centrifugado... luego mi padre fue a arreglar un enchufe y, al martillear la pared, se le cayó encima un cuadro de Alberto Hernández [el de mayor tamaño que tengo en casa, un cuadro hermoso con armazón de hierro que posiblemente supere los setenta kilos de peso] con el resultado de un hombro dolorido y la mano magullada [no cuento que el cuadro se ha destrozado y me ha dejado como huérfano... pero no de padre, porque no atinó a darle en la cabeza a mi querido progenitor]... Reynaldo Lugo que se presentó como si nada con su segunda novela y me ha dejado boquiabierto con una historia que perfectamente podría fajarse en un premio de los gordos y ganarlo [una grata sorpresa que también me deja algo de pelusa por el buen hacer literario de este cubano amigo]... y mi sobrinilla Estela que vino de UK y solo he podido verla diez minutos para que me dejase un montón de material collagero que me ha traído de la Albión pérfida y despedirnos [por lo menos nos hicimos una foto juntos, que no teníamos]... y Diego F Magdaleno que me llamó para decirme que mañana vendrá a visitarme para ver mi expo y pillar algún cuadro... y mi Morantón, que me llamó para contarme que le gusta mucho mis “Dientes de leche”... y la inspectora de trabajo R. P., que me llamó para pasarme inspección telefónica [?] y me dio un buen repaso [que me dejó sin comer de la mala hostia que me puso el asunto]...
Lo dicho, que el año está de sprint y ya me está acojonando. Gracias a Valpurgis que voy siendo un tipo mayorzote y sé consumir con paciencia mis dosis de calma... que al final todo son cosas menores comparadas con la inexorabilidad cabrona que pende sobre nuestras cabezas.

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