Wednesday, June 13, 2007

Estar viejo no es serlo.

Conocí hace unos días la nueva Sodoma que se hace y deshace en las noches de los fines de semana de la movida nocturna juvenil. Bares de copas que tanto me recuerdan a aquel ‘Gato negro’ bejarano que significaba lo prohibido. A aquel garito, sobre el que ahora se asienta mi imprenta, asistían tipos más bien maduros, hombres hechos y derechos, para tomarse copas y rozarse con las mujeres más atrevidas de aquellos años. Era una Sodoma con carácter y con su pequeño lumpen de pelo en pecho y fajas con ballenas… Ahora, esa Sodoma ha perdido carácter y edad, a la vez que vergüenza y clase: una miscelánea de chiquillos mataditos a pajas, dandy’s con orejas de soplillo, mochulelitos imberbes con la hora fijada en el reloj de casa, muchachinas de teta novicia y entreta forzada, putichildrens con braguinas de tirilla encajada y pintadas como cuadros de don Vicente Van Gog, colegialas con principios de furor uterino, pastilleros ocasionales [si es que les llega la paga semanal]… todos bebedores de garrafón… deprisa, deprisa, deprisa… buscando dónde colocarla o cómo pillarla. Criaturas todas con las feromonas chorreando.
No me gustó, pues presentí que el amor que llega como una necesidad y un miedo ya no existe para ellos, que no existe el guardar para dar luego, ese juego tan lúbrico y tan largo que va formando el gozo hasta la carne.
Ahora la carne se expone, se pasea, se muestra sin recato ni vergüenza… por tanto, sin misterio.
Quizás vaya mayor y mi mirada compendie ya cierto retraso generacional, pero sé que no soy pacato, que me gusta mirar a las mujeres y lo hago con verdadero deleite, que no me asusto del sexo propio ni del ajeno, que disfruto con ciertas nuevas tendencias y me gusta divertirme, que suelo estar en la onda y tengo amigos bien jóvenes con los que me entiendo de fábula. Quizás es que no sepa gestionar mis canas, ni este dolor endémico en los jodidos riñones, que me detuve ya en un tiempo reseco de miradas y tactos para gozar a solas, en un tiempo en el que la política tenía nidos vírgenes y hombres justos, en el que la moda era una [o dos], en el que se hablaba de la utopía como del futuro que había que hacer entre todos.
Debo ser muy mayor a pesar de haberme declarado en rebeldía religiosa con una apostasía, a pesar de que me denominan ‘poeta oculto’ en unos lares, en otros soy un ‘poeta del realismo sucio’, en otros me califican como ‘poeta de bar y carretera’ , en otros un ‘newbeat’… y no soy nada de eso y todo a la vez, porque me tengo por modernamente vivo y algo tocado por un no sé qué de las nuevas vanguardias… mantengo mi melena a pesar de los cincuenta que están cayendo, mi barba desastrada, mi jopo de hace años y un estilo entre grung de medio pelo y progre con sandalias… salgo a beber a veces y voy a los conciertos de blues y jazz que molan, tengo amigos del arte más en boga ahora mismo y una obra de Montoya sobre el computador.
Sí, estoy viejo y me fumo mis canutos. Estoy viejo y me bebo de vez en cuando un Habana con Cola. Estoy viejo y escribo poemas que los chicos entienden sin problema. Estoy viejo, joder, porque me quedo absorto con la nueva Sodoma de parque infantil guarro, de excesos de boquilla, de carne sin recato puesta como a orear.
Estoy viejo, la hostia.
De Tontopoemas ©...

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