Monday, August 24, 2009
Revisando textos...
Gracias a mi amigo enfadado con el mundo, he vuelto a revisar algunos textos del anarquismo filosófico [es curioso que varios de esos textos los pillé en Mérida cuando fui a presentar “El gato solo quería a Harry” en la feria del libro de aquella ciudad… olvidado entonces por la clase política, que andaba atendiendo a un escritor de derechas, me acurruqué entre los brazos de mis dos antonios –Gómez y Orihuela– y me dediqué a mirar y a adquirir títulos del puestecito librero anarquista… allí pillé algunas cosas de Godwin, otras de Herbert Spencer y un librito interesantísimo de Proudhon sobre la filosofía de la miseria]. Como digo, hoy he repasado subrayados que en su día hice en esos textos y, por qué no decirlo, estoy muy de acuerdo con bastantes ideas que he extraído de ellos [quede claro que todo este batiburrillo viene dado por mi empecinamiento en armarme una idea que me sirva sobre la individualidad]. Veamos algunas de esas ideas:
• El Estado carece de legitimidad moral ante el individuo.
• Se puede aceptar al Estado como mal necesario.
• El Estado en su esencia impide la mejora del pensamiento.
• Hay que creer en la capacidad de perfeccionarse del ser humano.
• El control de hombre por el hombre resulta intolerable.
• La maldad procede de condiciones sociales corruptas.
• Cada hombre debe ser juzgado por sus propios méritos.
• El individuo es creador de ‘valor’ y, por tanto, puede hacer uso de su autodeterminación con libertad.
• La democracia es eficiente siempre que se respeten las decisiones de las minorías.
• Cada individuo debe conocer las necesidades de sus cercanos y ayudarles a solventarlas sin pedir nada a cambio.
• Se respetará el juicio privado siempre que no amenace la seguridad común ni la libertad del otro.
• La censura evita el conocimiento de la verdad.
• La propiedad debe existir para el que más la necesite [esta frase la tengo anotada al margen con una letra ilegible… ¿qué cojones pensaría yo cuando la leí?].
• La autoeducación es el mejor principio para crear un hombre humanista.
• Debemos oponernos radicalmente a cualquier tipo de autoridad.
• El mejor gobierno es el que menos interviene en la vida de los individuos.
• El Estado jamás debe intervenir en la educación.
• No hay que eliminar al Estado, sino que hay que actuar siempre según nos indique nuestro propio juicio, permitiendo a los demás individuos que también actúen de la misma forma.
• El individuo debe ser optimista en su desarrollo intelectual.
• La educación debe ser laica y científica.
En verdad, no sé si todo esto me lleva a algún lugar mágico o al puro desastre de lo utópico. Sé que mis pensamientos se acercan mucho a los de los autores citados, sé que la actual dirección del mundo hace imposible el poder conformar una sociedad en la que el individuo sea respetado como tal en toda su extensión, pero también sé que si mi mente me indica que ése es el camino más correcto, debo seguirlo hasta donde aguante [en pensamientos, en valores y en hechos]. Buscar mi libertad como individuo, gritar las corruptelas sociales como pueda, respetar el juicio de los demás con un espíritu crítico, mostrarme optimista en mis elucubraciones para intentar llevarlas a la práctica, intentar conocer las necesidades perentorias de quienes me rodean para intentar echar una mano, pasar del Estado en todas sus formas de alienación [y de los colectivos alienantes] y denunciar su intervencionismo constante, evitar en lo posible el ‘control del hombre sobre el hombre’… si aprendo a vibrar en esas cuerdas y logro vibrar en ellas, sé que lo que me resta de vida será magnífico y me sentiré colmado.
En ello andamos, ¿no?
••••
SIN DESPERDICIO ESTE ARTÍCULO DE PÉREZ REVERTE
PERMITIDME TUTEAROS, IMBÉCILES
Por Arturo Pérez Reverte [en "XL Semanal"]
Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda.Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros -aquí matizaré ministros y ministras- de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros -el tuteo es deliberado- a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico».
O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p'alante.
Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado.*
*Enlace a este artículo artículo
http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_firma=5150&id_edicion=2687
Labels:
ARTURO PÉREZ REVERTE
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment