Tuesday, October 20, 2009

Otra vez como la tullidita...


Otra vez el renglón seguido de los riñones, la manta eléctrica jugando a ser compañera de sofá y de cama, el descojonarme de risa por los artilugios que tengo que inventarme para levantarme de cualquier sitio, la mano marcando siempre el dolor [como sujetándolo], la quejita en la boca [me encanta], los gayumbos subidos hasta la marca de las orejas… otra vez limitado porque el viernes me quedé congeladito en Salamanca, porque el sábado me descargué con Felipe todo el material que Marqués de Valero le entregó a SBQ [que era mucho y pesado, así como 16 cajas grandonas llenas de libros], porque el domingo trasegué a medio gas con Manolo Casadiego, Youssouph y Adrián algunos asuntos mercadilleros, porque el lunes me descargué por la mañana todos los restos del mercata solidario [con el agravante de que mi padre se ha ido de vacaciones y se ha llevado la llave de la puerta a pie de calle de mi local, con lo que me ha tocado bajar y subir tres tramos de escalera para las cargas y las descargas]… y hoy he tirado todo el día con la primera camada de calendarios 2010, un trabajo que me exige posturas constantes e inadecuadas para mi estatura.
Así que otra vez como la tullidita, con el mal del orfebre, en ángulo constante y, como digo, descojonadito de la risa… porque a mí este dolor de en medio me da la risa, una risa floja de cojo de atar.
Y que Malick –el hijo recuperado– me ha traído una mazorca de maíz desde Gambia con un rematito de cuentas de colores en el tronquete junto a la noticia de que empieza trabajar de nuevo en Aldeanueva del Camino, y que You parece que mañana también es posible que sea contratado para un nuevo curro, y que Guille me ha traído de Toledo un flamante mechero “Dora” de gasolina con una foto enorme de la ciudad alcázara, y que Felipe hoy ha estudiado un poquito [cosa de festejar], y que llueve a mares, como hacía meses, que se nos cae el cielo encima cada veinte minutos… y que eso me gusta mucho, coño.

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