Thursday, October 22, 2009

Tennyson.




Siempre en camino, combatiendo a las noches con sus constelaciones y a las claras mañanas con una vela que desplegar al viento, sintiendo un hambre atroz que no es el hambre de los pobres de espíritu, buscando el mundo ignoto que te hará ser lo que has visto… y jamás detenerse, sabiendo que la chispa es el aire que entra y sale del cuerpo… y dejar en los hijos la frente del criterio mientras envejecemos, dejarles la medida anotada en el cartabón –pero no grabada a fuego–… y dejarnos llevar por el vigor que falte hasta donde la nave quiera sujetarnos.
Cargad, hambrientos de sueños, contra los días que restan… cabalgad vuestras monturas hasta agotarlas buscando el horizonte… que el polvo se zambulla en el aire siempre atrás, que no exista la palabra regreso en vuestro idioma ni podáis ver cómo crece el alerce que plantasteis un día…
Los rizos habrán de abandonar la calavera y no habrá mar de fondo entonces, ni besos atrevidos, ni siquiera un deseo que cumplir… entonces comprenderéis que no hay un dios posible aunque las plantas sigan arraigando en el muro de piedra, que no existe una muerte con después ni los grajos de invierno encuentran el fulgor en las ramás peladas de los castaños indios.
Todo será arrasado… el resto es mientras tanto.
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Me envía el amigo Victorino unas imágenes entrañables de su visita a Béjar junto a Fernando de la Flor y Manuel Ambrosio... también va una de mi viajecillo a Helmántica.






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