“Del Alacran Terreftre Cap. XI.
El Alacran terreftre majado anfi crudo, y puefto, fe buelue remedio de las heridas que el mefmo hizo. Comefe tambien affado à efte effecto.
ANNOTATION
Mvcho deuemos à la Naturaleza, pues ya que para mas adornar el mundo con tanta variedad de animales, quifo produzir algunos virulentos, y perniciofos al hombre: juntamente con ellos, y en ellos mefmos, nos dio el remedio y la medicina. De los Alacranes ay dos principales efpecies: conuiene à faber, una de los Marinos, y otra de los Terreftres: auque añade la tercera de los Aéreos Paufanias. El qual affirma, que vio algunos Alacranes con alas. Pare ordinariamente la hembra del Alacran onze gufanillos à manera de hueuos: de los quales (fegun cuentan algunos) fe come luego los diez, dexando el mas robufto y dieftro de todos, para perpetuar el linage: el qual defpues, en reconpenfa de tan fingular beneficio, accordandofe mas de la injuria y muerte de fus hermanos, que de la gratia propia, como criatura ingratifima, confpira conts fu propia madre, y la mata. Hieren fiempre al traues con la cola los alacranes, y efprimen en la herida cierto veneno blanco, el qual mezclado y encendido con la fangre, fe efparfe por todo el cuerpo, y fi no le atajan, dentro de tres dias defpacha. Hiere à muchos animalejos el Alacran, empero à ninguno offende de los que carecen de fangre. Dize Plinio, que ninguna donzella herida de Alacran efcapa. Es mas fiero y peligrofo aquel Alacran, que tiene la cola diftinta con fiete ñudos, que no los otros. La mayor parte la tiene folamente partida en feys. las abejas no pican jamas à perfona, que herida fuere del Alacran: el qual refufcita defpues de muerto (fegun Plinio lo affirma) fi le tocan con el eleboro blanco. Media drama de la ceniza del Alacran quemado, dada a beuer con el cozimiento de la rayz del hinojo, admirablemente deshaze la piedra de la vexiga, y de los riñones. El azeyte de Alacranes affegura, fortiffica, y preferua, contra la peftilentia, y contra qualquier veneno, à los que fe untaren con el los pulfos, y el coraçon. Aplicado à los riñones, deshaze la piedra d’ellos: y puefto sobre la vedija, ò echado por el caño con alguna xeringa, defmenuza la que en la vexiga se engendra. Trahe Mefue dos maneras de componer efte azeyte.”.
Absolutamente primoroso este capítulo, del que me quedo con eso de “... si no le atajan, en tres días despacha”, refiriéndose a la muerte por envenenamiento.
Me recordaba hace un par de días Antonio que este libro nos lo recomendó encarecidamente a ambos, una noche de copas del pasado verano, el amigo y cantor Alberto Pérez.
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