Sunday, February 21, 2010

Volví al collage... y una de Dioscorides.





He vuelto otra vez al collage, pero esta vez con referencias cercanas, con rostros habituales que intentan una retórica del espacio que ocupo... he buscado en cada retrato una deserción junto al hábito de estar, una mirada auténtica y escrutadora hacia lo que no es, un gesto que resuma el paradigma de la existencia individual y se una sin lazos a otros gestos... he buscado miradas de frente en casi todos los rostros [solamente seis retratos no miran al espectador, y se saltean en el conjunto con intención inquisitiva... una mirada anciana, dos miradas de mujer –una escrutando el horizonte y la otra como descabalgada–, una mirada desde la estabilidad, una mirada caída hacia el pensamiento y una mirada optimista desde el fracaso]... al conjunto armado con imágenes de ‘verdad’, se une un retrato aislado con disfraz, cuatro botes antiguos de Cola-Cao y una mosca... todo para decir dónde estoy, de dónde vengo, hacia dónde voy, de qué me rodeo y cómo se traduce mi supervivencia.
El trabajo ha sido algo tedioso, pues me ha llevado bastante tiempo escoger los retratos [casi todos han sido realizados por mí, aunque hay algunos de César Yuste y uno robado a Manuel Casadiego]. Una vez escogidos los rostros con sus gestos, he realizado un trabajo de dibujo con cada uno de ellos, cuarteando sus rostros hasta que han tomado un matiz de mancha nítida en grises planos y los he impreso sobre transparencias adhesivas. Como soporte he utilizado un cartoncillo en crudo de 100 x 70 cm.
En el proceso de selección de personajes he escogido siempre bajo tres criterios: cercanía o lejanía afectiva, nivel intelectual y estados sociales [el orden establecido, según estos criterios, ha consistido en saltear los personajes por luces y sombras focalizados desde mi punto de vista de observador]. Cada retrato es un mundo compendiado en mirada y gesto... y el conjunto se acerca bastante a mi percepción del mundo cercano y a mi visión universal del hombre.
Este collage es la primera prueba para una posible serie realizada al completo con rostros de personas conocidas por mí, que sean capaces de emitir un sentimiento propio [mío] a partir de la mezcla de sus expresiones... no sé si servirá para algo, pero a mí me hará gastar tiempo con intención de camino, y eso ya es mucho.
Emulando a ese programa de la tele que falsea con frecuencia la realidad [la peor realidad], quiero titular a esta serie “Collageros”.
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Y que vino a verme mi Cesarín acompañado de su santa [ayer ya hicieron previo de visita] y me regalaron una edición facsímil y molona de “Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos”, de Pedacio Dioscorides Anazarbeo y traducido del griego original por el doctor Andrés de Laguna en 1566, que me ha dejado contentino y escrutador.
Arranca el librote con una dedicatoria del traductor al ‘Illuftrifsimo Señor Rui Gomez de Sylua, Conde de Melito, y Camarero mayor del serenifimo Rey de Ingalaterra, Principe y Señor nueftro’, ... ahí va:

Siendo nacido en Grecia, y sustentado
De los Reyes d’AEgypto, vine al Latio,
Por fer tod’el Oriente ya occupado
De barbara canalla, y fatigado,
Sin poder esperar alli solatio.
Pero adonde pense yo hallar sosiego,
Hallè infernal discoerdia, y gran renzilla:
Vilo metido todo à sangre y fuego,
Y ansi propuse transferirme luego
Al sossegado Reyno de Castilla.
Allí pienso biuir, y hacer mi asiento,
Debaxo de la sombra y dulce amparo,
Del gran Philippo: el qual, segun yo siento,
Fue dado al mundo por luz y ornamento,
Por dechado Real, y espejo claro.
Mas por que no m’atreuo à ir sin guia,
Vn hombre preregrino à tant’Alteza,
Ni se con que occasion, ni porque via,
Es menester que vuestra Señoria,
Señor Rui Gomez, vse la grandeza.
Y pues por su valor y integridad
Adornada de singular prudencia,
Vino à tener tan grand’authoridad
Con la Real y Sacra Majestad,
Se dign’encaminarme à su Clementia.
Lo qual si hazeys, Castilla y Portugal
os haran gracias, como a Promotor,
Del que les lleua un muy gruesso caudal,
De quantas cosas criò el Celestial,
Para illustrar este mundo inferior.

Luego viene un soneto de Luis de la Cerda dedicado al traductor, que dice como sigue:

Tú, que ganando eterno nombre, et vida,
Spíritu gentil, claro, y divino,
Raro ingenio, excellente, peregrino,
Estraña habilidad, jamás oyda.

Por ti la Medicina al fin venida,
S’entiende, pues mostraste tal camino
Que te hará siepre de alabanças dino,
Y tu fama inmortal esclarecida.

Dioscorides se alegra, y justamente,
Que tu entre cien mil otros fuesses solo,
Quien mejor sus conceptos entendiste.

Gozate España, pues que al mundo diste
Otro nuevo Esculapio, y docto Apolo
Para remedio de la humana gente.

Y luego una colección de plantas, animales y venenos maravillosamente descritos y acompañados de magníficos dibujos para flipar.
Dejo un ejemplo extraído de la página 134 para que os hagáis una idea de mi entretenimiento:

Del defpojo de las ferpientes. Cap xvij

EL defpojo de las ferpientes cozido en vino, y inftilado dentro de los oydos que duelen, los sana. Tenido en la boca mitiga el dolor de los dientes. Mezclafe con las medicinas que clarifican la vifta, y principalmente aquel de la Biuora.

ANOTATION
TOdas las Serpientes, luego como viene la Primavera, pasando adrede por algun lugar afpero y muy eftrecho, se despojan defde los ojos hafta la cola, de su camisa, ò pellejo, quedando mejoradas y renouadas de otro mas delicado y mas luzio, que aquel primero. El despojo de la biuora puluerizado y aplicado con azeyte Laurino sobre la cabeza pelada, haze renacer los cabellos muy presto. El del Aspide, aplicado con miel, clarifica enormemente la vista.”.

Que majete mi Cesarín, coño.


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