Tuesday, March 23, 2010

A mí me gusta ser cada mañana...




Si a mí lo que verdaderamente me interesa es tener amigos grandes y cuidarlos... y tener tiempo de soledad... ¿a qué me desdoblo y me abro?... si no quiero que me sigan, ni siquiera que me conozcan... ¿por qué recibo y cuido... por qué me expreso en público y enseño cada una de mis vísceras?...
En principio, porque lo necesito hacer para vaciarme mejor y presentirme... y en final, pues quizás porque me da la gana.
No sé lo que hago mal, aunque deben ser demasiadas cosas, porque la vida se me tuerce en cada esquina y a cada paso dado lo persigue un silencio o esas constantes debacles pequeñas que son como alfileres.
Que yo quiero crear, pensar, hacer, reírme con los míos y gozarlos... que yo quiero tener lo justo para una comida y una cena diarias [también para unos cigarros] y pasear mirando el suelo o con la cabeza alta [que eso le da igual a lo mirado].
La mierda es que la puta hipocresía lo ha tomado todo, desde los gestos hasta las palabras, y ahoga y seca las ganas de cualquiera.
A mí me gusta ser cada mañana, levantarme y mirarme en el espejo con los ojos absortos, darle normalidad a mis dolores fijos y meterme en la ducha como un gato obligado... me gusta vestirme despacio y siempre busco en el armario mis camisas más viejas, pues son más yo que otras, las chaquetas rozadas y los pantalones que han tomado mi molde como suyo... luego, desayunar junto a mi chico leche fría y galletas... a mí me gusta ser el que conduce cantando a voces hasta la puerta del colegio mientras Guille me dice que baje la voz para que no me oigan sus coleguillas, el que llega al trabajo y se toma un café con los amigos justo antes de empezar las tareas diarias, el que se va de bancos como primer asunto y se cisca en sus muertos mirando siempre a cámara, el que dice ironías en el curro para calmar tensiones, el que se encierra a solas con sus maquetaciones y se estresa bastante si le cortan el ritmo... me gusta ser el que vuelve a casa a la una para hacer la comida mientras en la tele ponen la serie de Urkel, el que hace las camas como gateando y se asoma a la ventana para ver llover, el que sirve la sopa caliente en los platos y llama a Guillermo a voces para hacer la manduca... me gusta ser el que se queda roque viendo el telediario [diez minutos] y luego se despierta sobresaltado pensando que ya se pasó la hora del cole [me sucede cada día] y el que vuelve a cantar a voces camino de las clases de la tarde... me gusta ser el que presiente cómo se acaba la jornada de trabajo y se acerca la hora de la cena, el que vuelve a su estudio para intentar palabras, o unos versos, o un dibujo... el que se queda a oscuras y respira profundo, como un oso fumero y castigado... el que se hace ilusiones y el que intenta, el que se comunica con los ojos y a veces decide no comunicarse, el que se pone blandino y comparte un porrito si se tercia, el que imagina un mundo diferente, un mundo con iguales que se aprecian y se ayudan, el que queda agotado cuando el día ya no puede más y vuelve en coche a casa a tirar la basura, el que juega con Guille a pisotones, a los charcos, a mirar las piedras... me gusta ser esto que soy a pesar de vosotros, incluso a pesar de mí... y tengo tanto que decir, que busco horas perdidas para ganarme la vida con decencia, eso que solo consiste en ser sincero con uno mismo y hacer lo que me plazca.
Hace un par de días leí en público y me sentí estupendamente... y aún hay quien busca mis palabras porque son mías y las presienten suyas [el mes que viene voy a leer a Cambrils]... y eso me encanta.

* Las fotos son de mi amigo Lobo [un placer, compañero].





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