Ando entre célibe y mojino por el trabajo que se me ha acumulado [es decir, que paso más tiempo en soledad del acostumbrado y de vez en cuando me dan arrebatos en los que grito mecagoendioses y putamierdas o me carcajeo sobre la mesa grandona de la imprenta]... diseños de cajas jamoneras, libros [ahora mismo estoy metido en la maquetación de tres volúmenes distintos], carteles y folletos urgentes, movidas para una exposición en Ávila, corregir la última prueba de mi novela [ya están las galeradas en mi mano y no me concentro, coño], hacer las pruebas primeras con la plancha de textil nueva que hemos adquirido con el fin de pillar algo de pericia, atender a visitas de clientes en sábado [hoy van ya cuatro a esta hora y con dos me ha tocado tomar café] y escribir mi intervención en un par de actos para los que me he comprometido... una pasada, coleguitas.
Pero estoy animado, muy animado, porque parece que la nave vuelve a pillar velocidad, y tengo ganas de escribir, de echarle horas a las labores solidarias y a los proyectos nuevos, de tener actividad constante... mi mente vuelve a ser de invierno y va pillando ese estado prêt-à-porter que tanto me gusta, y vuelvo a sentirme algo poeta, porque afloran las flores secas del verano que me entraron por los ojos y quieren hacerse palabras... también tengo cierta angustia positiva [valga la contraposición de términos] en eso de hacer algo con mi vida, una angustia que se mezcla con ganas de hacer con urgencia, y me da que lo estoy consiguiendo, pues el sistema de becas solidarias va funcionando perfectamente y los resultados son inmediatos y visibles en los becados... eso era lo que quería, coño, eso, ver a gente salir del agujero con velocidad, con practicidad y con fuerza... ver que lo que hacemos aquí tiene eco inmediato en aquel allí tan complicado y difícil...
Así que estoy divinamente, acompañado del espíritu mágico de Juan Carlos Martínez Peña [varias coincidencias me tiene absorto... Juan Carlos nació en el mismo año que yo, en 1957 –tengo que enterarme de la fecha exacta-, enredó su vida más verdadera en los materiales menos nobles para buscarles una nobleza superior a la de los materiales nobles... el barro... los objetos descartados y encontrados... lo efímero; era tan par a Aníbal Núñez que me hace pensar en un algo pregeneracional que aún no concreto y sabía perfectamente que ser consiste en hacer y no en estar]... leo y releo sus palabras, me mareo en la danza de sus grafías, aspiro el olor de sus papeles y viajo en las manchas constantes de humedad y pintura que andan desperdigadas por sus documentos como una fauna antigua... y sueño que soy a la vez Carlos, Aníbal y yo mismo... y también Alberto... y me dejo llevar en trazos y en palabras hasta un gozo que casi se troca en físico... vamos, que me corro de gusto, coño.
Ser feliz simplemente consiste en sentirte capaz de difuminar la frontera entre lo tristemente real y lo gozosamente imaginario, en saber netamente que se puede intentar lo que apetezca e intentarlo... y no dejarse caer en una estética cerrada ni en una ideología predeterminada... crear ambas, si es preciso, en un instante, y caminarlas con actitud salvaje.
Ahora me voy a comer, que tengo un hambre feroz... luego vuelvo.
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INFORMES SBQ SOBRE GLORIA MEDALI Y MELANIE • BECAS SOLIDARIAS PERÚ
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