Densas, las anacondas aprietan a sus presas hasta que les quitan el aire, y no hay lugar a la esperanza, porque nunca les enseñaron a esos ofidios la palabra “mañana” si no era para sí... y entre los juncos se ahogan los adioses expirados... francamente podría haber sobrevivido la fiera que resbala comiéndose una pierna o un brazo de su víctima, pero lo pide todo y en su ley es lo justo. La debilidad siempre ha de pagar su deuda con el destino a un precio superior al del arrojo, ya que el predador siempre juega a todo o nada... en fin... y que se desplomó de pronto el cielo entero en una tormenta bestial con aguacero y aparato eléctrico... y me dio por imaginarme en invierno, despojado de todo este sudor acumulado por ese calor raro que ha puesto aquí su casa de verano... y a la par que el chubasco, el alma achubascada y el cuerpo con latidos de algo que se viene perdiendo sin saber qué es la pérdida... luego escampó y quedaron algunos locales bajos inundados y ese olor vivo a ozono de los días de lluvia inesperada... y me acerqué un momentito a la inauguración de la muestra pictórica del amigo Arruabarrena... presentaciones altamente matéricas, propuestas decorativas basadas en el destello, juegos submarinos y un cuadro absolutamente sobresaliente que enseguida me recordó a Turner, un cuadro distinto a todos los demás que allí se mostraban... y que los aminoraba por su luz y su tenue voltaje... deseé en ese instante que ese cuadro ocupase en soledad una pared entera y amplia, que no tuviera al lado otros que despistasen la mirada, que no hubiese más luz que una luz dirigida a su contenido delicioso y sugerente... y se lo dije a Arru... ‘este cuadro es el que más me gusta, amigo, aunque no sé por qué, pues mi criterio es puramente intuitivo’... y noté que el amigo se alegraba, y me alegré por ello... luego me vine al encierro cotidiano de escribir y me sentí en el círculo de humo como un hamster nervioso e inseguro... siempre vueltas a la misma noria, a las mismas razones y a los mismos absurdos... para ser hay que estar decidido a ‘ser’, y esperar con paciencia a que el tiempo propicie... no es bueno adelantar el curso de las cosas si ves nítidamente que las condiciones pueden mejorar y tienes el recurso inteligente de esperar a que el medio sea el correcto...
Todo los días algo comienza y algo acaba, aunque queda la esperanza de que nada empiece o acabe del todo.
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Ya en hoy, devino el día lento y sin labor apenas, y me dejé llevar hasta este medio no hacer nada en el que estoy. Ando ahora tranquilo por el curro [va mejor] y mi mente entresaca algunas ganas pérfidas de hacer poesía, pero hay asuntos raros que me dispersan y me separan de esas ganas de creación latentes... entonces me dejo un rato a la escritura automática como buscando olvido o calma o pérdida parcial de la memoria cercana... todo es simplemente esto de aquí, las raíces impúdicas que buscan ser caballos, la sumisión de mí hacia mí, el engaño brutal que es voraz y me arruga... todo cubierto de este musgo local imperceptible que te hace sentir quieto, estático, en letargo... todo es esto de aquí que construye el silencio como un cuarto vacío en el que nada podrá desatarse, ni siquiera el incendio nutrido por un rayo... todo es la asfixia constante que te lleva a decir ‘ese perro’, ‘esa casa’... todo es pura intención y costumbre, equilibrio aburrido y madejas tiradas... y no hay nada que limpie este vaho que se hinca en los ojos, nada que dé esperanza o que aleje el fragor de impostura que arde... todo es caja cerrada, mezquindad, caudal hecho y dirigido... todo es simple y complejo, igual que una semilla o una tarde sin nubes...
Me arracimo en la silla y recuesto en las manos un libro de poemas de Jaime Gil de Biedma... duermo versos y bebo de una lata caliente su líquido asqueroso... no pasan los minutos, no acaba el día, coño, no estoy en esta hora para ser o dejarme... tiemblo en la decisión de cerrar estos ojos que son como persianas antiguas y pesadas.
No me va mal afuera... por dentro estoy deshecho.
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