Friday, April 17, 2009

¿Unidad?... qué putada.


17 de abril de 2009
Me pregunta una coleguilla hermosa sobre cómo darle unidad a una colección de poemas, y publico mi respuesta por si le sirve a alguien o hay quien quiera sumar o restar algo a lo que le he escrito:

¿DARLE UNIDAD A UN POEMARIO?... qué putada.

Hay mil formas de ‘intentar’ darle unidad a un poemario, pero muchas son como esas balas de fogueo que ni matan, ni hieren... y a veces ni asustan. En fin.
La historia debe partir siempre del método de trabajo que se utilice, Veamos:
Si partes de una idea clara y bien definida [hablo de contenidos] y le buscas todos los flecos posibles, desarrollándolos, conseguirás que exista unidad de partida y apenas sea precisa otra preocupación que la de conseguir esos flecos con cierto enfoque. No hay problema de unidad.
Si partes de un planteamiento de forma, independientemente de que tus creaciones traten temas diversos y distintos [un sonetario, por ejemplo], tendrás también coseguida esa idea de unidad, que puede reforzarse más si acumulas contenidos afines en capítulos o apartados diferenciados.
Si tocas temas diversos con estilos diversos, lo mejor es buscar indicios que te lleven a una gradación en la colocación de los poemas dentro del poemario [indicios temporales, indicios de actitud en el poema, de ritmo, de intención], de tal forma que el poemario discurra de menos a más o de más a menos.
Si tienes una colección de poemas que responden a impulsos poéticos muy distintos, puedes trampear buscando unidad en los títulos de los mismos [yo lo hago a veces], haciendo que esos títulos sean partes de una unidad conocida [poner, por ejemplo, nombres de habitaciones de una casa –que es prosaico, pero funciona para que nos entendamos–... en la cocina, en el dormitorio, en el baño, en la sala de estar, en la terraza] y que esa unidad de títulos se resuma en el título general de la obra. Es un recurso fácil y truculento, pero a muchísimos autores les da un resultado magnífico, sobre todo si estás acertado en la elección del tema. Un buen conjunto de títulos de poemas y un buen título general son la mejor publicidad de tus creaciones... recuerdo ahora a uno de los autores que mejor titulas en poesía actualmente, Abraham Gragera [no perderse su poemario “Adiós a la época de los grandes caracteres”]
Otro recurso fácil es acompañar los textos con ilustraciones de un artista gráfico y que esas ilustraciones compongan la unidad [vamos, dejar el asunto de la unidad en manos de otro]... y el mismo caso es el de una buena maquetación en la que las decoraciones, el estudio de los blancos en página, la tipografía, los titulares, la compaginación... sugieran la unidad que no tienen los textos.
Y el recurso más fácil es subtitular el librito nuevo con el marbete de “OBRA REUNIDA [2003-2009]”, que ya indica que la unidad es solo temporal [de tiempo de creación].

En todo caso, y desde mi punto de vista, creo que, si se quiere dar unidad a un poemario, lo mejor –y lo más decente– es plantearse los próximos tiempos creativos personales como proyectos unitarios [puntos 1 y 2], y no dejarse llevar por la dispersión del puro impulso.
La unidad, por otra parte, no siempre es buena, pues al forzarla podemos hacer que una obra que nace con el sello de sobresaliente termine en pura mediocridad por ese intentar forzar el nexo de unión entre cada parte del trabajo creativo.
No es mejor un poemario por tener unidad que otro que, sin tenerla, es capaz de dejar destellos que hacen temblar al receptor [hay muchos ejemplos de ambas formas de presentar mundos poéticos].
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PARTE DEL DÍA PARA GUAPALUPE [DE ÍTACA A ITHACA]

Lluvia otra vez, amiga Gu, lluvia y cafetillo al lado de Carlitos y Mercedes en el Cubino [dice Carlos que vendrás contaminada de los USA y que le da miedo]... y una sensación flup cuando me enteré esta mañana de que Hacienda aplaza en doce meses los impagos desde hace una semana, por orden del gobierno, sin enviarte esos cabrones acuses de recibo que tanta tensión ponen y tantas ganitas de hacer quitan. Algo es algo, hermosa... y que me embucé la gabardina Burb. del ochenta [hacía más de un año que la pobre soportaba la cruz de la percha] y me tiré a la calle para ver cómo estaban tendidas las aceras... estaban como siempre y como yo, irregulares, macadas, viejas... pero me gustan tanto...
A media mañana me ilusioné con cierta propuesta de exposición y luego me vine arriba porque mi You ya tiene otra vez trabajito para unos meses [nos ha costado, ¿eh?]... comí macarrones al timbal, que se hacen con leche, carne y quesito [de rechupete, chica] y me metí pal cuerpo una siestota de cuarto de hora en el sofá mientras escuchaba las noticias [hace años que escucho mientras sesteo, y no está mal].
Al llegar a la imprenta, por la tarde, tenía un fax de Gerardo con el saldo de SBQ [quitando los gastos estamos en 5.046, 05 euros, que no está nada mal] y me vine más arriba, pero me puse a poner cintas negras a unos gorros de rafia y no fui capaz de colocar una en su jodido sitio, así que dimití para pillar ‘vacaciones Santillana” durante un par de horas y dibujar un nuevo tratado de urbanismo con el que deleitarte cuando vengas.
Espero tus noticias desde Ithaca como si fueran flores, así que haz un huequito y escríbeme impresiones de esa tierra, esa gente y esos edificios.
Venga.

DE GUAPALUPE [DE ITHACA A ÍTACA]

Las señoritas de Avigon se habían escapado del MOMA y corrían desnudas por el parque.
Gisnberg declamaba junto al lago del Teatro Delacorte ante las atónitas miradas de
su auditorio. Las más atentas, las ardillas.
Las mademoiselles llegaron hasta el poeta y éste gritó socorro mujeres a mí no, por
favor. Yo hubiera querido ayudarlo, consolarle, decirle que tal vez las chicas no
pretendían nada malo, pero mi reflejo en el lago me pareció algo femenino y me
callé. Le hubiera hablado de un amigo poeta que le adora allende los mares, pero no
me atreví.
Pronto llegó la noche y las damiselas debieron sentir frío por lo que decidieron
retornar a su tela, mirando hacia su pequeño mundo con esos ojos penetrantes.
Ginsberg se fue a vivir la noche, que en Nueva York es amplia.
Yo me recogí en mi apartamento a ver si le inspiraba algo a Billy Wilder.

NOTAS
1. NO SÉ PONER COMILLAS NI DOS PUNTOS
2. LAS FOTOS SON DEL WALDORF ASTORIA Y DEL CENTRAL PARK
3. EL MOMA ESTA EN UN COSTADO DEL CENTRAL PARK
4. EL LAGO LLAMADO DEL TEATRO DELACORTE TIENE UN ESCENARIO Y UNAS GRADAS.





ITHACA EN SERIO

Me metí en un mega autobús todo lujo por el módico precio de 75 $. No los hay más
baratos ni peores. Cuando llegué a Íthaca ya era de noche.
Íthaca se encuentra a unas 300 millas al Norte de Nueva York, en el mismo estado.
Ciudad universitaria, con unos 30.000 habitantes, de los cuales la mitad son
estudiantes. La Universidad Cornell ocupa un hermoso campus que recuerda mucho a
Oxford. La gente vive en casas como las que salen en las películas, chalets de
madera extedidos por hectáreas y hectáreas, sin principio ni final. No hay tiendas
ni cafés, no digamos ya bares de los de tomarse una caña, eso ni saben lo que es. La
gente compra en centros comerciales que están donde estén, el caso es que hay que
coger el coche parta todo. No pasean, no charlan, no salen. Cuando salen es solo
para ir al centro comercial o para hacer footing. Se nota la crisis, todo está muy
barato y hay ofertas al 50% y más. Hay ciervos y ardillas que se dejan ver pero no
fotografiar. Mucha cascada, mucho robledal y mucha agua. Muy bonito, algo triste, un
horror para nuestro carácter mediterráneo. Algo bueno: te atienden con mucha
amabilidad, cuando no te están vendiendo algo simplemente no te hablan.

CONTINUARÁ SI PUEDO...

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