Ya pasó un año desde el primer [y último] encuentro “Voces del Extremo” en Béjar, y todo ha reposado hasta el olvido, ya que, después de las torceduras políticas traídas y llevadas desde cierto resentimiento partidista encauzado hacia la pesca de votos en aguas revueltas, se hizo el silencio administrativo, el personal [el de uno por uno, que es el peor] y hasta el afectivo en algunos casos que me duelen como puñaladas... de aquello me quedaron algunas ideas muy claras sobre personas con nombres y apellidos [unos son poetas, otros son políticos, otros simplemente los consideraba amigos], y varias enseñanzas que me han hecho algo más solitario y me han llevado a buscar aislamientos diversos.
Ahora, pasado el tiempo preciso, es el momento de agradecer el apoyo que me han dado fundamentalmente a cuatro personas que tuvieron un ‘después’ digno y sobresaliente... Celestino Miguel, José Luis Morante, Ángela Asegurado y Mª Rosa... y sobran más palabras al respecto que no sean que los considero y los aprecio por su forma extraordinaria de comportamiento conmigo en todo momento [antes, durante y después de aquel encuentro fallido que me supuso recibir golpes hasta en el cielo de la boca].
Solo me queda explicar que, aunque parezca tonto, sé quiénes son mis amigos de verdad y quienes se aprovechan [se aprovecharon] de las circunstancias, sé a quién le importo y puedo enumerar uno por uno a los que me utilizaron [algunos de ellos se han hecho ya silencio absoluto... imagino que por vergüenza], dando cumplidos datos de sus beneficios [no hablo de dinero, por Dios...] y de sus respuestas ante las dificultades que sobrevinieron... también me queda como una herida abierta la falta de fidelidad y el que muchos se fueran de aquí sin despedirse ni agradecer con un simple mail el trabajo realizado, que fue duro, intenso y lleno de ganas.
Después de un año, con todo ya archivado, quiero simplemente decir que hay cosas que no olvido [tanto positivas como negativas], que sé quién soy, dónde estoy y con quién me mezclo... todo a pesar de que no lo parezca.
¡Maldito aniversario!
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